jueves, 25 de agosto de 2016

EL SUPUESTO "MILAGRO" DE LUJÁN




El providencial suceso del río Luján


El día 21 de marzo de 1630, llegaban al puerto de Buenos Aires, a bordo del patache “San Andrés”, navío a cargo del maestre portugués Andrea Juan, dos pequeñas representaciones escultóricas de carácter religioso, modeladas en terracota, procedentes del Brasil (de Pernambuco, según algunos, o del Vale do Paraíba, según otros) destinadas al estanciero portugués Antonio Farías de Sáa, establecido en Sumampa, Santiago del Estero, quien había encargado el envío de una imagen de la Pura y Limpia Concepción.

Ese cargamento es demorado en la aduana porteña porque incluía buena cantidad de otras “mercaderías de comiso”, no declaradas debidamente y expuestas a requisa y remate.




Por razones de amistad, o negocios compartidos, interviene para afrontar los trámites y gastos pertinentes un conocido personaje que, desde su llegada a estas tierras, procedente de las Islas Canarias, se había dedicado a los negocios relacionados con la exportación de productos nativos e importación de artículos de ultramar, incluido el tráfico negrero, de acuerdo a bando o contra bando.
Bernabé González Filiano Oramas (n.1585 – f.1645) aunque “pesquizado” y preso en la cárcel pública del Cabildo por alguno de esos hechos, supo mantener fluidos contactos y relaciones con importantes funcionarios reales, logrando, al cabo de un tiempo amasar una sólida fortuna y poseer solares urbanos, chacras, estancias y esclavos aptos para todo servicio.[1]


Allanadas las trabas legales impuestas por los oficiales de la Real Hacienda y alistadas las carretas necesarias para encaminar el cargamento hacia la provincia de Santiago del Estero, la caravana se puso en marcha siguiendo la traza de los carromatos, de las tropillas, de las arrias de mulas, rebaños o cabalgaduras que se dirigían a Córdoba y Cuyo, serpenteando entre pozos, pantanos y médanos, vadeando ríos, atravesando arroyos o bordeando rudos pajonales.

Francisco Ayerza - Asado y mate - Ca.1890 - Colección César Gottahttps://cienciahoy.org.ar/el-gaucho-en-la-fotografia-decimononica-argentina/


Al segundo día de marcha, en inmediaciones de un paso que cruzaba el río Luján [2] (al noroeste de la actual ciudad de Pilar, en la localidad de Villa Rosa) hicieron noche las carretas que, a la mañana siguiente, según cuenta la tradición, una vez uncidas las yuntas de bueyes, éstos no pudieron mover uno de aquellos carromatos para continuar viaje, hasta que se dejó en tierra el cajón que contenía la imagen de la Pura y Limpia Concepción, por lo que a Sumampa llegó, eso sí, la otra imagen (denominada Madre de Dios) obra más pequeña (20 cm) que fue entronizada en el oratorio del aludido hacendado portugués bajo la advocación de Ntra. Señora de la Consolación.



Se ha determinado que el citado suceso ocurrió en la estancia que había sido propiedad de don Tomás Rosendo (fallecido en 1621) natural de Valladolid, casado con doña Francisca de Trigueros Enciso, nieta del capitán Juan Fernández Enciso, uno de los primeros pobladores de Buenos Aires, ya que participó de la fundación de Garay en 1580 y bisnieta del Gobernador del Paraguay, Domingo Martínez de Irala. Tuvieron un solo hijo: Diego Rosendo y Trigueros. [3]

Pero he aquí que, en ese tiempo, la estancia en cuestión estaba gestionada por el segundo esposo de la viuda de Rosendo, que no era otro que el aludido contrabandista y terrateniente canario Bernabé González Filiano Oramas, el mismo que con su intermediación había logrado la restitución de los bienes decomisados y que habiéndose casado el 15-I-1622 con la mencionada viuda, también quedó a cargo de numerosos bienes heredados de los padres de ésta, Diego de Trigueros Caro (1559-1623) andaluz de Carmona (Sevilla) y Felipa Fernández de Enciso Irala (¿?–1630) nativa de Asunción del Paraguay, los cuales habían llegado a Buenos Aires en la última década del siglo XVI.
La cuestión es que la referida y pequeña imagen de 38 cm, modelada en arcilla cocida (terracota) y de ovalado rostro moreno, quedó al borde del camino, en la ranchería de la actual familia Oramas, ya sea como consecuencia del providencial “empacamiento boyuno”, como dice Ibarguren, ya con motivo o en ocasión de un transacción mercantil, de un ajuste de cuentas o de un trato amistoso, pero esto último nunca pudo saberse; hasta Sumampa llegó la versión del milagroso suceso que explicaba el motivo de la sustitución.


¿Podría suponerse que esa familia observara una ferviente devoción por la referida ad-vocación mariana y afincada en la soledad pampeana, a unas quince leguas de Buenos Aires, haya decidido retener la imagen para satisfacer sus inquietudes religiosas?   

El fundador de la familia en estas tierras, Diego de Trigueros Caro, desempeñó diversos cargos pú- blicos; Procurador General del Cabildo (en 1608, 1613, 1618 y 1619), Regidor ordinario (1615), Alcalde de la Hermandad (1614 y 1619), Mayordomo del Hospital (1617) y Alcalde perpetuo de 2º voto – equivalente a juez ordinario de primera instancia – desde 1619 hasta 1623, en que el cabildante dejó de existir, habiéndose contradicho, en su momento, este nombramiento por una cuestión de detalle: "no sabía leer y escribir (firmaba no obstante) y no era benemérito para dicho oficio", al mismo tiempo, se ocupaba de las negociaciones propias de la actividad mercantil clandestina, esclavos y mercaderías de ultramar cons-tituyeron la base de su fortuna. No obstante haber sido procesado y encarcelado tres años, durante el gobierno de Hernandarias, recuperó su libertad no bien éste fue substituido por Góngora, continuando en el ejercicio de sus funciones en el honorable ayuntamiento local hasta su muerte. [4]

Hombre de su tiempo, dice Ibarguren, supo conciliar los negocios de la tierra con los del cielo; por eso, el 1-XI-1602, junto con el Teniente de Gobernador Francisco de Salas, con el Capitán y futuro cronista Ruy Díaz de Guzmán y con Antonio Bermúdez, aportaron los fondos pecuniarios y fundaron la Cofradía y Hermandad de Nuestra Señora de la Limpia Concepción, para beneficio y sufragio de las almas de los instituyentes cuando ellas fueran a expiar sus pecados al purgatorio, para lo cual rezaríanse misas y responsos cantados, año tras año, por las ánimas pecadoras de los cofrades y de su parentela difunta, dejándose expresa constancia que las cuatro sepulturas donde irían a desintegrarse "ellos y sus mujeres e hijos y legítimos ascendientes y descendientes ….. han de correr como corre la Iglesia, pegados a la propia peana del altar de Nuestra Señora de la Limpia Concepción", y allí, desde octubre de 1623, han de haber quedado sus cenizas desparramadas bajo las losas del piso de la Iglesia de San Francisco, donde, como sabemos, fundó aquella cape- llanía. [5]

Consta que cuando murieron Felipa Fernández de Enciso, viuda de Trigueros  (1630) y su hija Francisca de Trigueros Enciso (1649) también sepultaron sus cadáveres en la iglesia del Convento de San Francisco en el enterratorio familiar, excavado al pie del altar de la Virgen de la Limpia Concepción.

Filiano Oramas murió en 1645 y bajo disposición testamentaría del 18-1-1645 el causante ordenaba que se enterrara su cadáver amortajado con el hábito seráfico, en la iglesia de San Francisco, en el nicho de su familia, bajo la peana del altar de Nuestra Señora de la Limpia Concepción lo cual revela, como bien apunta Ibarguren, que en aquel tiempo también se podían cometer delitos fiscales reiterados, sin mengua de una sincera devoción religiosa, sistemáticamente practicada y públicamente conocida. [6]



REPRODUCCIÓN DEL ANTIGUO CURSO DEL RÍO LUJÁN Y PARTE DE LAS SUERTES DE ESTANCIA ADJUDICADAS POR JUAN DE GARAY EN 1580

Juan M. Vigo  –  Rev. Todo es Historia Nº 44  –  Diciembre 1970
(Para mayor referencia se indican algunas de las actuales localidades de la zona)


En ese campo del obstinamiento boyuno, que corresponde a la suerte de estancia con la que Garay hizo merced, el 24 de octubre de 1580, al poblador Alonso Parejo [7] también quedó un joven esclavo, adoctrinado y bautizado como Manuel, originario, tal vez, de la antigua y extensa región de Guinea, territorio costero del Atlántico situado al sur del gran desierto, o según otros, del archipiélago de Cabo Verde, que era en realidad un centro portugués dedicado a la trata de esclavos, desde donde habría sido llevado a Brasil y de allí transportado al país en el mismo viaje del patache mencionado, al servicio del maestre Andrea Juan y como en este caso se descarta la intermediación de un hecho prodigioso, es de suponer, más bien, un acuerdo de partes por el cual pasó a integrar la servidumbre doméstica de la familia Filiano Oramas.


De este segundo matrimonio vinieron al mundo cuatro hijos: tres mujeres y un varón: Juan, Isabel, Basilia y Magdalena.

Diego Rosendo y Trigueros, hijo del primer matrimonio, una vez licenciado en cánones y teología, fue ordenado sacerdote por el obispo Cristóbal de la Mancha y Velazco en 1648, ejerciendo durante varios años en la pequeña, endeble y desvencijada primera Iglesia Mayor o Catedral de Buenos Aires, pasando luego a Corrientes y Santa Fe, donde murió en 1680, dejando como herederos de la estancia aludida a sus hermanos los Oramas, aunque desde muchos años antes de su muerte, Juan de Oramas y Trigueros ya administraba los bienes como apoderado de aquel.
El “maestro Juan de Oramas” también se desempeñó, al igual que su medio hermano, como eclesiástico de la Catedral de Buenos Aires por espacio de muchísimos años, hasta su defunción en 1706.

Archivo General de la Nación - Colección Witcomb 

Como consecuencia de la paulatina difusión de ese hecho providencial, la contada gente del lugar, incrementada menguadamente con la de los aledaños comenzaron a frecuentar la ranchería de la hacienda mencionada para rezar y suplicar los favores divinos ante la venerada imagen, que iba adquiriendo fama de milagrosa, por lo cual se consideró conveniente levantar un rústico oratorio de adobe y paja, que fue atendido durante el transcurso de unos cuarenta años por el piadoso negro Manuel quien, además, recaudaba y atesoraba las modestas limosnas de aquellos primeros devotos peregrinos.
 
La profesión eclesiástica de los hermanos Rosendo Trigueros y Oramas Trigueros se tradujo, con el correr de los años, en un notorio desinterés por las cuestiones del campo, de sus precarias instalaciones y, conse-cuentemente, del oratorio y de la actitud religiosa que se exteriorizaba en ese entorno de pampa agreste y desolada, sin que exista constancia que evidencie la intención de alguno de ellos de formalizar oficialmente dicho culto.

ORIGEN MILAGROSO DE NTRA. SRA. DE LUJÁN EN 1630
ÓLEO DE AUGUSTO BALLERINI (1895)
MUSEO NACIONAL DE BELLAS ARTES
(BS. AIRES - ARGENTINA)
- Que en 1630 la imagen tenga los colores argentinos es otra licencia pictórica-

Es entonces, durante el año 1671, cuando la señora Ana de Matos y Encinas, viuda de Sequeira, con la intención de glorificar la reverenciada imagen, enaltecer las prácticas de los promesantes y facilitar alguna comodidad a los piadosos visitantes, adquiere la propiedad de la misma en no menos de doscientos pesos a Juan Oramas, Cura Rector de la Catedral de Buenos  Aires, para emplazarla en su estancia, situada 5 leguas río arriba (unos 30 km) del campo donde tuvo lugar el aludido empecinamiento bovino.

Según una antigua tradición, en la primera noche posterior al traslado, la reverenciada imagen volvió por sus propios medios (traslocación) al oratorio de los Oramas, por lo que su propietaria dispuso un nuevo acarreo hacia su estancia. Sin embargo, otra vez, la escultura volvió a su anterior residencia, junto a su incondicional esclavo africano.

Preocupada por la reiterada fuga, doña Ana de Matos, intuyendo algo sobrenatural, recurre al Obispo Fray Cristóbal de la Mancha y Velazco y también al Gobernador don José Martínez de Salazar (el Virreinato del Río de la Plata, recién sería creado en 1776) quienes sin poner en duda la intervención divina en esos episodios e interpretando que no debían separar la reverenciada imagen de su único y exclusivo esclavo, deciden ocuparse del tercer traslado organizando, hacia fines de aquel año de 1671, una comitiva integrada por gente principal y representativa de Buenos Aires, como así también hombres y mujeres del común, entre ellos estaba, esta vez, el negro Manuel, todos los cuales, en procesión, llevando en andas la aludida imagen, cubrieron el trayecto en dos jornadas de peregrinación y oraciones a campo traviesa, marcha que culminó solemnemente con la celebración de misas y otras ceremonias, quedando oficialmente reconocido dicho culto poco más de cuarenta años después de su inicio.[8]

Pero el traspaso de Manuel tuvo complicadas derivaciones, los Oramas desconocieron su autoproclamada condición de esclavo único y exclusivo de la glorificada estatuaria y no habiendo realizado la señora Ana Matos propuesta alguna para su adquisición, exigieron que se presentara a prestar servicios en las propiedades de la familia, promoviendo las actuaciones judiciales pertinentes, hasta que en 1674 dicha estanciera se avino a pagar cien pesos por los gastos del litigio y se compró al esclavo Manuel en doscientos cincuenta pesos, recaudados mediante colecta pública [9], viviendo en esa estancia hasta su muerte en el año 1686, a los ochenta años de edad aproximadamente.

En octubre de 1682 la acaudalada estanciera otorga “todo el sitio que necesitare para la fábrica de su Capilla, con más una cuadra sitio en contorno de ella; y asimismo le hago donación de un cuarto de legua de tierras de mi estancia de frente sobre el río Lujan de la otra banda y ha de comenzar Río abajo, cinco cuadras distante del monte de árboles frutales que tengo en dicha estancia, y este cuarto de legua de frente ha de tener todo el fondeo que tienen las demás tierras de mi estancia, para hacer las sementeras y lo demás que fuere útil para la conservación y aumento de este Santuario”. [10]

Es decir que, en terrenos donados por la devota mujer se construyó la capilla y muchos años después la actual Basílica, pero a cinco leguas del lugar donde, según la creencia, aquellas carretas no pudieron vadear el men-cionado río.

Doña Ana de Matos dejó de existir en el mes de enero de 1698, habiendo superado los ochenta años de edad y por su expresa voluntad, sus restos fueron enterrados junto a los de Sequeira (fallecido en 1643) en la Iglesia del Seráfico Patriarca San Francisco. [11]
En el testamento consta que poseía una chacra en Monte Grande, dos estancias sobre ambas márgenes del río Luján y otras dos en el Salto del río de los Arrecifes heredadas de su esposo, declarando además varios esclavos y la casa de sus padres en la ciudad.

En 1712 Agustín Díaz Altamirano compra a Gregorio de Matos el resto de las tierras de Luján heredadas de su madre y en 1742 Magdalena Gómez viuda de Díaz Altamirano dispone testamentariamente que su herederos procedan a la subdivisión de los solares necesarios para la formación de un pueblo aledaño a la capilla,  iniciándose así el proceso de fraccionamiento de las tierras y paulatinamente su crecimiento poblacional, que se consolidaría con el reconocimiento como Villa de Luján en 1755 y con la instalación y funcionamiento de su propio cabildo de justicia y regimiento desde 1756. [12]

Basílica de Luján en construcción - ca.1915 - Archivo Gral. de la Nación
https://www.facebook.com/ArchivoGeneraldelaNacionArgentina/posts/3393394727352386



Pareciera que los bóvidos tienen una especial percepción para estos asuntos. A continuación una brevísima síntesis de varios casos tomados al azar.

Sea como fuere (apariciones a pastorcillos, campesinos o toros) lo cierto es que se calcula que actualmente sólo en España hay alrededor de veintidós mil advocaciones marianas distintas con sus correspondientes santuarios, capillas, ermitas, basílicas, catedrales… y más de cincuenta mil imágenes.                                                (José Luis Rodríguez Plasencia)





Casatejadamunicipio de la Provincia de Cáceres
Comunidad Autónoma de Extremadura

http://www.palimpalem.com/5/Casatejada/


"Ocurrió que portando una imagen de la Virgen, una carreta de bueyes que se dirigía a Toledo procedente de Valencia, paró a descansar en su largo camino, pernoctando sus conductores a la orilla de la laguna de Manjavacas. A la mañana siguiente, ya repuestas las fuerzas que roba el camino y estando todo dispuesto para cubrir una nueva etapa, la carreta no podía moverse de su sitio. Los carreteros apaleaban, sin piedad a los animales en un intento fallido de hacerles dar un paso. Todo inútil, porque ni estos ni otros bueyes que uncieron, por considerar que estarían cansados los primeros, pudieron mover ni un palmo al carruaje: sólo les fue posible, cuando hubieron bajado la imagen.”
http://roble.pntic.mec.es/amarti12/manjavac.htm#Origen



En Iglesuela del Cid, localidad de la provincia de Teruel, en la comunidad de Aragón (460 habitantes) se guarda en la parroquia una imagen románica de la Virgen del siglo XIII, que antaño se guardaba en la ermita. La leyenda dice que en el lugar llamado “Castillo del Cid”, unos toros que estaban arando se detuvieron y se arrodillaron: bajo el arado encontraron la imagen de la Virgen con el Niño, y la marca del arado haciendo una muesca en la cara del Niño Jesús. El primer fin de semana de septiembre, los vecinos de La Iglesuela suben en romería acompañando a la Virgen sobre una carreta tirada por dos bueyes y en el santuario dedican a María una danza que llaman “de gitanas y pastoras”.
http://www.carifilii.es/articulo.asp?idarticulo=310



En los albores del siglo XV, un cazador de Villamanrique, que se encontraba en La Rocina en su jornada de caza, se sorprendió por la insistencia de los perros, que arañaban sin cesar con sus patas el tronco de un árbol centenario y en un hueco vio, atemorizado, una pequeña escultura, una imagen que al dorso tenía escrito “María de los Remedios me llamo” y poniéndose en camino, fue a dar cuenta del suceso al pueblo de Almonte, que estaba más cerca y al que, según el uso y el aprovechamiento, pertenecía aquel sitio.
Como ambos pueblos se atribuían el derecho a poseerla, la cuestión se resolvió, según la costumbre, unciendo en unas carretas dos yuntas de bueyes, para que, por su fuerza, decidieran dónde habría de permanecer la imagen.
Los bueyes, medidas como estaban sus fuerzas, no lograron avanzar en ninguna dirección, siendo incapaces de mover las carretas. Este hecho se interpretó como sentencia y así continuó, en una pequeña ermita, en el sitio donde fue hallada. 
http://www.barnabitas.org/NTRA%20SRA%20DEL%20ROCIO.html


Valle de San Millán. Monasterios de Suso (arriba) y Yuso (abajo)
Autor:
Rafael Nieto - https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Sanmillan.012.jpg

En la Comunidad autónoma de La Rioja (España) en el valle del río Cárdenas, se encuentra la pequeña población de San Millán de la Cogolla y un conjunto monumental de dos monasterios dedicados a Aemilianus, Emiliano o Millán, ubicados en un relieve montañoso de exuberante vegetación, entre la cual se destaca un cerro cuyo perfil se asemeja a un monje vestido con cuculla, capa que cubría el cuerpo y la cabeza.
Emiliano llevó durante muchos años una vida ascética en las cuevas de esa serranía y cobró fama de santidad, murió en el año 574, con 101 años de edad y fue enterrado en el suelo del oratorio excavado en una de ellas, lugar donde se erigiría el Monasterio de Suso (del latín sursum: arriba).
A mediados del S XI el rey de Navarra, García Sánchez III mandó construir en Nájera el Monasterio de Santa María la Real y le pareció conveniente transportar las reliquias del santo a dicha iglesia.
“La Crónica Najerense cuenta que, una vez cargados los restos de San Millán en un carruaje tirado por bueyes. Cuando la comitiva había bajado al valle, los animales se pararon y no hubo fuerza humana que los hiciera avanzar ni retroceder. El rey entendió que era un aviso del cielo y decidió construir un monasterio en el lugar en el que se habían detenido los bueyes: El Monasterio de San Millán de Yuso (del latín dearsum: abajo)."
Consagrado el convento en 1067, los restos de San Millán fueron trasladados a su emplazamiento definitivo.

Carmen Baena Yerón: San Millán de la Cogolla - Monasterios de Suso y Yuso
http://www.arquivoltas.com/17-La%20Rioja/01-SanMillan.htm
http://www.romanicoaragones.com/



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[1] - Los Antepasados: A lo largo y más allá de la Historia Argentina, Ibarguren Aguirre, Carlos Federico (Trabajo inédito) Tomo XI - Los Trigueros 
[2] - Actual Ruta Nacional Nº 8. 
[3] - Raúl A. Molina: Miembro de Número de la Academia Nacional de Historia – Conferencia del 31/10/1967
http://platdig.unlu.edu.ar/1/archivos/_183/CONFERENCIA%20DEL%20ACADEMICO%20DE%20NUMERO_1.doc
[4] - Carlos Federico Ibarguren Aguirre: Los Antepasados (Trabajo inédito) Tomo XI: Los Trigueros 
http://genealogiafamiliar.com/getperson.php?personID=I46212&tree=BVCZ
[5] - Carlos Federico Ibarguren Aguirre: Los Antepasados (Trabajo inédito) Tomo XI Los Trigueros – http://www.genealogiafamiliar.net/getperson.php?personID=I46212&tree=BVCZ#sthash.V6KsWUNX.dpuf
[6] - Carlos Ibarguren (h): González Filiano - Revista del Inst. Arg. de Ciencias Genealógicas Nº 17 – Bs. Aires – 1977 
[7] - Raúl A. Molina: Miembro de Número de la Academia Nacional de Historia – Conferencia del 31/10/1967
http://platdig.unlu.edu.ar/1/archivos/_183/CONFERENCIA%20DEL%20ACADEMICO%20DE%20NUMERO_1.doc
[8] - Fabián C. Flores: Investigador Adjunto de Carrera de CONICET - Investigador y docente de la Universidad Nacional de Luján, Argentina: Luján como hierópolis: del relato espacial al lugar religioso - Revista Universitaria de Geografía vol.21 no.1 Bahía Blanca – 2012 – 
http://www.scielo.org.ar/scielo.php?pid=S1852-42652012000100007&script=sci_arttext
[9] - Caiella Jorge Antonio: Monografía - http://www.monografias.com/trabajos61/lujan-argentina/lujan- argentina.shtml
[10] - Carlos Miguel Buela: María de Luján – El misterio de la mujer que espera – Institute of the Incarnate Word Inc. – New York – USA - http://books.google.com.ar/
[11] - Obviamente no era la actual Basílica ubicada en el ahora casco histórico de la ciudad de Buenos Aires, en el tradicional barrio de Monserrat, aquella fue erigida con materiales poco consistentes, paredes con ladrillos de adobe y techos de palmas y tejas. La obra definitiva comenzó en 1731, soportando varias remodelaciones y reconstrucciones. 
[12] - Fabián C. Flores: Obra citada

martes, 23 de agosto de 2016

GAUCHO....... SEGUNDA PARTE





LA PAMPA DE TRES FRONTERAS




1. El origen del gauchaje



El fecundo mestizaje fue una de las derivaciones fundamentales de la conquista; desde que los españoles irrumpen en el Perú no sólo exigieron cuanto oro y cuanta plata tenían los nativos, sino que aspiraron de inmediato a vivir como señores, bien servidos por las numerosas indias; “... en lo que es costumbres y vida moral y civil, más corruptos fueron a una mano los soldados y vecinos españoles en aquellos tiempos que los indios gentiles, por muy distraídos que fuesen; porque, dejando aparte todo lo que es hurtar y robar y hacer agravios e injurias, o el jurar, blasfemar, renegar, los homicidios, aun entre sí mismos, y otros muchos males, en lo que toca a la deshonestidad, iba tan roto el negocio, que desde el capitán hasta el mismo soldado vivían miserablemente, cual con cinco, cual con diez, cual con doce mancebas y todas gentiles, y todas ellas quitadas, o de sus padres, que las tenían doncellas para casar, o de sus maridos; y por quitar escrupulillos, las hacían baptizar sin catecismo ni prevención alguna, y acabado el baptismo, las hacían volver a sus casas y pecados, y las que poco antes fueron mancebas gentiles, el mismo día del baptismo se hacían mancebas baptizadas y cristianas[1].

Bajaron los conquistadores por los caminos del Inca hacia los valles del noroeste argentino al mismo tiempo que otros remontaban el Paraná, allá por el 1536 y los cinco mil mozos y doncellas de la tierra que había en Asunción del Paraguay cuando aquellos buscaron establecerse nuevamente en la desembocadura del río de la Plata (1580) son la prueba más concluyente - dice Salas - de este tumultuoso y libérrimo crecimiento de la población.
“Hay muchos mestizos y españoles casados, aunque son muchos más los mestizos que están por casar y las mozas mestizas no tienen cuento. A los mozos que tienen ya edad de ponerse la espada, llaman mancebos de garrote, porque como no hay espadas, traen unos varapalos terribles como medias lanzas. Son muy buenos hombres de a caballo y de pie, porque sin calzeta ni zapato los crían que son unos robles. Diestros de sus garrotes, lindos arcabuceros por cabo yngeniosos y curiosos y osados. En la guerra y aún en la paz...” [2]

Araweté, pueblo tupí-guaraní
Foto:
Eduardo Viveiros de Castro
https://img.socioambiental.org/v/publico/arawete/


Por su parte, Irala atribuía dicha situación a esa "antigua y vieja costumbre", reconociendo oficialmente tres hijos y seis hijas de siete indias distintas, muchachas que se casaron con oficiales del ejército y, una de ellas, Úrsula, con el capitán Alonso Riquelme de Guzmán, sobrino de Alvar Núñez, de cuya unión nació Ruy Díaz de Guzmán, que con el tiempo sería nuestro primer historiador rioplatense.

Así describía el clérigo Centenera las relaciones interétnicas imperantes en la Asunción de ese tiempo :
Martín del Barco Centenera (~1535~1601) : La Argentina: poema histórico 
Facsímil de la primera edición de Lisboa,por Pedro Crasbeeck - 1602
Biblioteca Virtual Cervantes - http://www.cervantesvirtual.com

Otros documentos de esa época permiten inferir como se va formando la idiosincrasia del elemento humano, nacido en el suelo americano, desde los tiempos de la conquista y colonización en esta parte del continente, “... va por capitan para hazer población juan de garay ... lleva nueve españoles, setenta y cinco arcabuces, cinquenta y cinco caballos y los mancevos hordinariamente son buenos arcabuceros en poco tiempo que lo usan y gente de caballos...[3]
Por su número, por su capacidad para adaptarse a las exigencias del rústico medio, por su baquía y destreza en el manejo de animales y armas, pronto generaron - como dice Salas - la desconfianza de algunos funcionarios reales y personalidades eclesiásticas, apegados todos a las formalidades de la época, porque vieron despuntar en aquellos vasallos un cierto carácter alborotador, orgulloso y temerario.

Prácticamente dos siglos después, Azara llegaría a decir que estos mestizos tienen sobre los europeos y criollos (“hijos nacidos en el país de padre y madre españoles”) alguna superioridad por su talla, elegancia de formas, talento, sagacidad y actividad, por lo que dice sospechar que la mezcla mejora la casta y, por lo tanto, “que la raza europea mejora a la larga unida a la americana.”[4]

Es evidente que el término castellano “mestizo” (del latín misticius, de mixtus, compuesto por mezcla) que no quiere decir otra cosa que hijo de padres de distinto origen étnico, en especial de padre europeo y madre india, tenía connotaciones peyorativas en Paraguay, porque como dice un antiguo escrito de Ortiz de Vergara, citado por Salas, “no conviene llamarles mestizos, sino del nombre que ellos se precian, que es montañeses...”.[5]


Mapa Jesuítico de Paraguay - 1732 - Francisco Retz S.J.  (fragmento)

Refiriéndose a las “cibdades” del Paraguay y Río de la Plata dice fray Reginaldo de Lizárraga alrededor del año 1590, “la mayor y más principal se llama Asumption, cabeza de aquel reino, con mucha gente, los más allí nacidos, mestizos y mestizas; los españoles meros son pocos... El capitán Juan de Garay, viviendo en la Asumption, donde era vecino, en cabildo pidió le diesen algunos mestizos, allá llamados montañeses, y pocos españoles, que él quería aventurarse é irse el río abajo con ellos...” pero con respecto a la personalidad de esos mozos formula más adelante un juicio sumamente adverso:

“Castigaron los viejos conquistadores y criaron en mucha policía á los montañeses y á los meros españoles, como á ellos los criaron sus padres. Ningún muchacho había de hablar, ni cubrir cabeza, ni sentarse delante de los viejos, aunque tuviesen barbas, ni los viejos al más estirado llamaban sino tú, cuando mucho un vos muy largo. A los montañeses enseñaban primero á leer, escribir y contar; luego les daban oficio, y á lo que más se inclinan es á herreros, y son primísimos oficiales; son grandes arcabuceros, flecheros y nadadores, recios hombres á caballo; andando en la guerra, luego quitan las calzas y zapatos y desnudan los brazos; ya han perdido esta policía, muertos los viejos, y son la gente más mentirosa del mundo, y como un hombre no tracte verdad, no le pidan honra.”[6]


Manuscrito atribuido a
Ruy Díaz de Guzmán (1612)
Real Academia de la Historia
bibliotecadigital.rah.es/
La defensa de aquellos hombres de origen heterogéneo es asumida por Ruy Díaz de Guzmán, el primer cronista rioplatense, mestizo asunceño, nieto de Irala, soldado bisoño en distintas campañas, participó con Hernando de Lerma en la fundación de Salta, residió en Buenos Aires poco después de su repoblación, llegó a ser teniente de gobernador en el Guayrá, contador real en Santiago del Estero y alcalde de primer voto en su ciudad natal, habiendo escrito hacia el año de 1612:

Son comúnmente buenos soldados, y de gran valor y ánimo inclinados á la guerra, diestros en el manejo de toda especie de armas, y con especialidad en la escopeta, tanto que cuando salen á sus jornadas, se mantienen con la caza que hacen con ella, y es común en aquella jente matar al vuelo á bala rasa las aves que van por el aire, y no tenerse por buen soldado el que con una bala no se lleva una paloma, ó un gorrión: son comunmente buenos ginetes de á caballo de ámbas sillas, de modo que no hay quien no sepa domar un potro, adiestrarle con curiosidad para la jineta y brida; y sobre todo son muy obedientes y leales servidores de S.M.” [7]



Estas circunstancias no eran exclusivas del Paraguay, en la región del Tucumán el poblamiento de la tierra fue una prolongación del mestizaje peruano y chileno. Francisco de Aguirre, “la primera lanza de Chile”, a la sazón gobernador de esa extensa región, preso y engrillado por orden el Santo Oficio de la Inquisición, fue sentenciado en 1569 a retractarse públicamente, en forma vergonzosa y degradante, durante la celebración de misa en la Iglesia Mayor de Santiago del Estero, siempre parado, con una vela encendida en la mano y en el momento de las ofrendas con clara dicción, en alta voz “...é poniendo la mano derecha sobre esta cruz e crucifijo é sobre los sagrados Evangelios...”, confesar y abjurar de una quincena de manifestaciones, “algunas heréticas, otras erróneas, otras escandalosas y mal sonantes”, entre ellas, haber dicho en cierta oportunidad que "se hace más servicio a Dios en hacer mestizos que el pecado que en ello se hace", jactándose de haber contribuido a aumentar la población del territorio indiano. [8]

En una carta del año 1607, el gobernador del Tucumán Alonso de Ribera, se refiere a los pobladores de su jurisdicción, diciendo que además de los vecinos españoles que vivían de sus granjerías y de los mercaderes, también pobres y de poco caudal:
“El tercero genero de gente en esta Provincia son algunos criollos sueltos, pobres y holgazanes, porque sus padres no les dejaron de comer, no les enseñaron a trabajar ni ellos se aplican a ello y junto con esto muchos mestizos que son de la propia calidad.” [9]
Como en todos los rincones de América, consta que desde los primeros tiempos, “... en el sacar serbicio los encomenderos an tenido deshorden y mediante ella los pueblos de sus encomiendas eftan disipados y sin aber en algunos dellos muchachos ni chinas por haberlos sacado para serbicio personal ... y porque estoy informado que algunos pobleros con poco temor de Dios y gran cargo de sus conciencias en los pueblos de indios que tienen a su cargo amançeban publicamente con indias doncellas y solteras forçandolas para ello y haciendo otros insultos y bellaquerias ...[10]
Situación que sigue preocupando a Hernandarias en 1603, pues los encomenderos, sus hijos, vecinos o soldados, suelen convivir con las nativas, por lo que ordena y manda cesen en esa conducta escandalosa y de público pecado, señalando además que “hay gran desorden en todo este gobierno de sacar indias de unas partes y otras y no vuelven jamás a sus tierras.” [11]
A ello debe agregarse, de acuerdo a lo preceptuado en las Ordenanzas de Juan Ramírez de Velazco, “que algunos delinquentes despues de aber cometido grabes delitos se absentan y esconden en los pueblos de indios o eftancias y mediante efto quedan sin castigo...

Mujer Guaraní-Kaiowá hilando algodón
.....................Foto: Egon Shaden, 1949.....................
https://pib.socioambiental.org/pt/povo/guarani-kaiowa

Esos factores de carácter exógeno indudablemente originan un creciente entrelazamiento racial y un proceso de transculturación o intercambio, modificador de la especificidad cultural de ambos grupos, del cual emerge una nueva realidad compuesta de antiguos y nuevos valores, mitos, elementos materiales, actitudes o comportamientos, heterogeneidad que extiende su influencia a “las propias ciudades españolas, que nunca fueron tales en cuanto a la pureza de sus costumbres”, como dice Salas y que constituirá la base del “criollaje” en la sociedad nacional. “Los pueblos indígenas sufrieron el exterminio y una deculturación compulsiva, pero la cultura dominante no podía salir indemne de semejante choque. Nace así una cultura mestiza, que amalgama sangres y cosmovisiones catalizando una nueva realidad, otro tipo social.” [12]

Contrariando expresas disposiciones vigentes, era común el traslado de familias o comunidades nativas, afincándolas donde fuere necesario para satisfacer las necesidades de los nuevos habitantes y esos nativos, en el área bonaerense, eran de procedencia guaraní o del noroeste del territorio patrio, sumamente útiles en virtud de sus ancestrales hábitos de labradores sedentarios, hábiles ya en el manejo de manadas, tropillas, rodeos y tropas, los cuales permanecían en la ciudad o su periferia, no obstante que Hernandarias informara al Rey, en 1618, que había ordenado volvieran a sus tierras los indios del Paraguay, como asímismo los de la región del Tucumán que estaban en poder de los encomenderos del puerto de Buenos Aires. [13]

También decía aquel funcionario estar informado “que de la gobernación de tucuman y otras partes se bienen á las Cibdades defta algunos indios e indias y eftos tales se andan hechos vagamundos sin querer serbir a nadie...” y que otros “muchos de los indios deftas prouincias se absentan de sus pueblos por no tener en ellos bastantemente el sustento necesario de lo cual redunda hacerse cimarrones ...”, situación que en pocas palabras revela, además, una de las fases de la destribalización indígena, la que se produce por dispersión de los miembros de esas comunidades como una experiencia meramente individual, quienes, aunque no se acerquen a las estancias, caseríos o ciudades en busca de una utópica asimilación, entrarán en contacto interétnico con otros grupos o individuos que permanecen aislados o que también se desvincularon de su anterior hábitat, nativo o foráneo.
Es de señalar que esa vasta región denominada entonces Provincia del Tucumán, Juríes y Diaguitas, se extendía desde la ciudad de Córdoba hasta el actual Departamento de Tarija (Bolivia) inclusive, cuya capital original fue Santiago del Estero, comprendiendo, por lo tanto, todo el territorio del noroeste argentino, área donde predominaban en esos tiempos las lenguas quechua y aymara, origen de muchos vocablos camperos, algunos de los cuales se utilizan actualmente (por ejemplo: pampa, chacra, cancha, guasca, guacho, chúcaro, etc.)


Provincia del Tucumán, Juríes y Diaguitas
Capital: Santiago del Estero
Mapa Jesuítico de 1732 - Francisco Retz S.J.  (fragmento)

Con respecto a la participación aborigen en la ciudad de Buenos Aires y su campaña, es suficientemente explícito el comentario que se hizo al respecto en 1675, “yndios no ay otros naturales que los pampas ó serranos que sobre ser en corto numero a sido y es gente indomitta e imtratable cuyo servisio y asistensia al español le es de mas perjuisio que utilidad ... el servisio de estos miserables vesinos tienen mas seguro es el Yndio Domestico que baja de las provinsias de arriba que a cresido salario le sustenta...” [14]

Cabe señalar que  los llamados "pampas" no eran otros que los descendientes de los originarios y antiguos querandies, que dado su escaso número, ante la invasión alóctona, habían optado por retirarse tierra adentro, mientras que "serranos" fue la denominación que los españoles de aquel tiempo dieron a los guénaken o puelches, provenientes del norte de la Patagonia, que se habían acercado a las serranías situadas al suroeste de la actual provincia de Buenos Aires.
Estos pueblos, a su vez, precedieron a los que, lenta e imperceptiblemente se fueron infiltrando en las centurias siguientes procedentes de la cordillera nevada, sedentarios en Chile, nómadas en las pampas, étnicamente andinos, de estirpe mapuche, que también recibieron el apelativo de "pampas", vocablo que hace referencia a las inmensas llanuras que estos pueblos tuvieron como habitat en distintas épocas, pero que nada define desde el punto de vista etnográfico.

Revelador del proceso bidireccional o de intercambio que Colombres denomina transculturación, es el siguiente párrafo de la relación efectuada en 1611 por Marín Negrón: “Ay grandísima multitud de yeguas y cavallos silvestres con que han dado ocasion a los yndios andar a cavallo y estan ya tan diestros que no les da cuydado silla ni aparejo ..... Ay en esta Governacion generalmente en hombres y mugeres un vicio abominable y sucio que es tomar algunas veces en el dia la yerba con gran cantidad de agua caliente para hacer vomitos con grandisimo daño de lo espiritual y temporal por que quita totalmente la frequencia del SSantisino Sacramento y hace a los hombres holgaçanes que es la total ruyna de la tierra y como es tan general temo que no se podra quitar si Dios no lo ace.” [15]



Vemos pues como, desde su origen, cuando las ciudades no eran más que desperdigados villorrios, comienzan a configurarse los lineamientos socioculturales de un nuevo y por entonces innominado tipo humano de características y costumbres peculiares que seguirá las huellas de los équidos y bóvidos dispersos en la amplitud inconmensurable de la estepa herbácea.
Esas vaquerías, con ganado arisco, indócil y bravío, de la llamada raza ibérica, en sus variantes andaluza y portuguesa, cuyos representantes actuales serían los animales de lidia - por supuesto que más perfeccionados [16] - conllevaban un cierto riesgo, además por la cantidad de animales a cazar debía recurrirse a indios amigos o sometidos, como así también a gente osada, baquiana en correrías y cacerías en parajes ignotos y que con motivo de esas actividades y/o de su condición marginal de mestizos pobres y desarraigados de su núcleo familiar, se fueron dispersando por las llanuras. En julio de 1617, Hernandarias dio cuenta de la existencia de “mozos perdidos”, es decir criollos o mestizos adaptados para sobrellevar una vida errante y pastoril, fuera de los límites asignados a chacras y estancias:

He puesto orden en las vaquerias de las que vivía mucha gente perdida que tenían librado su sustento en el campo... atenderan por el hambre y necesidad a hacer chacaras y servir poniendose a oficio a que he forzado y obligado a muchos mozos perdidos ...[17]
“Mientras se va confundiendo en el conglomerado nacional, el indígena mostrará siempre, por más que trate de evitarlo, aspectos valiosos de su cultura, que se difundirán entre otros sectores populares. En un principio éstos serán conscientes de su procedencia, pero luego la irán olvidando, sumergiendo ese bagaje al inconsciente colectivo. Así seguirán usando términos indígenas y practicando algunas de sus costumbres, con las lógicas transformaciones del caso, pero desconociendo por lo general su origen. Es lo que se dio en llamar restcultura o cultura residual.” [18]
Muchas palabras ya habían sido trasladadas por los españoles desde América Central, procedentes de la gran familia arawak o arahuaca, fundamentalmente de los aborígenes antillanos propagadores del lenguaje denominado tayno (ej.: ají, batata, bohío, cacique, canoa, hamaca, huracán, jagüel, macana, maíz, sabana, seibo, etc.) como consecuencia de los primeros contactos de los conquistadores en el nuevo mundo.De esta manera y parafraseando a Canals Frau, podría decirse que como las palabras no viajan solas, ni las impele el viento, sino solamente la interacción humana, es decir el contacto físico y cultural, la vinculación con nativos desarraigados del área quechuaparlante explicaría la vigencia en el habla cotidiana de las pampas, con mayor o menor pureza, de numerosas voces o expresiones de ese origen y aún en espacios geográficos que no observan continuidad territorial con el área original de difusión y donde, por lo tanto, no se supone que existiera aquel sustrato. Con la paulatina desaparición del elemento aborigen, por exterminio o mestización, la población resultante, denominada “criolla”, ocupará en la producción el lugar dejado por la consunción de aquel, contribuyendo a la extendida propagación de la que llamaron lengua general y sus formas dialectales. [19]

En 1676 se hace mención de las muchas personas que, contraviniendo autos y bandos del gobierno, entraban a las campañas y tierras realengas para reunir ganado o hacer matanzas, sebo y grasa, “vezinos y mosos sueltos que biven de granjerias del canpo.[20]es decir que, además de algunos individuos avencidados, había otros que, no se sabiéndose bien donde moraban, aparecen como “sueltos”, es decir dispersos o disgregados, no contenidos por grupo familiar alguno, que se sustentaban en forma habitual de las ganancias producidas por esos productos.

Entre otros antecedentes conviene destacar un documento por el cual se pide “Prohiva La Continuaçion q. Tienen los negros y mulatos Libres Yndios mestisos Y mozos q. no Son acçioneros ni ttienen der.o a los ganados, En hazer ttan repettidas mattanzas del ganado, Bacuno en todos Los meses del año...[21]
En este mismo sentido se advierte que “muchos Vezinos de ella sacan Lizen.as y se las dan a mulatos Libres mestizos advenedisos y otros Jeneros de Gente q. Con poco Temor de Dios del Vien Unibersal de esta Republica sin atender a la neçesidad que padeze Hazen destrossos en los Ganados ...[22]
En otra oportunidad se insiste sobre “Las matanzas de ganados Bacunos que con tanta Continuazion Se Estan haziendo por Yndios mulatos Y mestisos Y forasteros ...[23] Consta que los cabildantes, en múltiples reuniones celebradas en la Sala Capitular, expresaron su preocupación “respecto del clamor ynsesante que ay de los exsesos que se cometen en los pagos desta Jurisdicion con los muchos bagamundos y forasteros que ay en ellos.[24]



Esta situación no era, por supuesto, privativa de aquella aldeana Buenos Aires; en la no menos indiana ciudad de Corrientes supo decirse, muy pocos años después de su fundación en 1588, “En esta çiudad ay algunos guerfanos queno tienen padre y estan sin dotrina ni oficio yseban haçiendo hombres[25], en tanto que tiempo más tarde ya se aseguraba que en esta rrep.ca avia muchos mosos haraganes que andavan haciendo muchos daños asi en los Campos como en las chaCras.[26] Siendo también demostrativo de tal situación, otro documento originado en ese ayuntamiento “en que se trato la dispusision de una baqueria p.a el sustento de los pobres... mandamos se haga lista de algunos mosos bagabundos p.a aiudar a dicho baqueo y del ganado se les page su trabajo ...[27]

Es evidente el generalizado incumplimiento de las disposiciones que restringían las vaquerías sólo a quienes tuviesen título de "accionero", porque se reiteran año tras año, incluso con el objeto de asegurar el abasto de carne a la ciudad de Buenos Aires, se hará mención del “gran dezorden que Causan los que llaman changadorez quienez Con El pretezto de Conprar A los vesinos Asendados, para Aser Matanzas, Asi para Cueros, Como Para grasendaz urtan y rroban A los dhos. criadorez dexando Perder la carne maz rrica que Se pudiera Aprobechar para la manuntension En las canpañaz; de forma que Se allan los rodeos de dhos. Asendados tan Atenuados y disminuidos ...", por lo que se suplica al Gobernador se sirva “romper bando” prohibiendo a quienes no tienen crías de ganado, “personaz que llaman changadorez”, sacrificar animales para aquel fin, imponiéndoseles las penas de decomiso del ganado, cueros, sebo y/o grasa que se encontrare en su poder y de “prision de Sus personaz y de deztierro Al Presidio y Plasa de montevideo ... ", sugiriendo que de dicho bando se saquen copias para que los Alcaldes y Jueces de la campaña los distribuyan “en los parajez maz publicos y los fixen en las capillas de suz Partidos para que llegue A notisia de todos y ninguno Alegue ynoransia ..." [28]


En estos “mosos sueltos”, “bagamundos”, “forasteros” y “changadores”, especie de peones eventuales, es decir temporales o transitorios, que ocasionalmente trabajaban por cuenta propia o de terceros, realizando tareas usuales, comunes y habituales en el ámbito rural, como era la de carnear ganado (comprado, ajeno o mostrenco) para vender la corambre, se encuentran remotas mani-festaciones de tipo gauchesco en las pampas de Buenos Aires, cuyo origen, como estamos viendo, se remonta a los primeros tiempos del proceso de colonización y mestizaje, extendiéndose desde principios del siglo XVIII, cuando en las cuchillas de la banda oriental del Uruguay, detrás de las vacadas cimarronas, se despliegan las tropas de matarifes santafecinos, santiagueños y correntinos, los que - junto con los guaraníes que recogían ganado para sus pueblos misioneros - fueron los primeros en vaquear por los campos de aquel territorio prácticamente despoblado, denun- ciándose la presencia de cientos de ellos hacia 1710, muchos de los cuales, solapadamente, proveían de corambre a los portugueses asentados en Colonia y a los navíos que se acercaban al “paraje q. llaman del Montevideo” y al puerto natural de “Maldonado en dha. tierra firme”, los que deben considerarse con-tinuadores, a su vez, de aquellos “mozos perdidos” que, según Hernandarias, vivían de las vaquerías y “tenían librado su sustento en el campo”, nada menos que cien años antes.





[1] - Relación anónima: Alberto M. Salas: Crónica florida del mestizaje de las Indias - Ed. Losada - Bs.As. 1960
[2] - Relación de Juan de Rivadeneyra transcripta por Manuel Peña Villamil : La Asunción en el proceso fundacional del río de la Plata (Siglo XVI) : VI Congreso Internacional de Historia de América - Academia Nacional de la Historia - Bs.As. - 1982
[3] - Carta del factor Pedro Dorantes al Rey - 1573 en Manuel M. Cervera : Historia de la Ciudad y Provincia de Santa Fe – Ed. La Unión - S.Fe - 1907
[4] - Félix de Azara: Viajes por la América Meridional : Ed. El Elefante blanco – Bs.As. - 1998
[5] - Alberto M. Salas : Crónica florida del mestizaje de las Indias - Ed. Losada - Bs.As. - 1960
[6] - Fray Reginaldo de Lizárraga: Descripción breve de toda la tierra del Perú, Tucumán, Río de la Plata y Chile (1591?) - Librería La Facultad - Bs.As. - 1916
[7] - Ruy Díaz de Guzmán : La Argentina : Los Fundadores : CEAL - Bs.As. - 1979 - La equitación criolla, de origen netamente español, ha derivado de dos famosas escuelas (por eso se dice "de ambas sillas"): el estilo de "la jineta", introducido por los bereberes y el de "la brida", diferentes en cuanto a las respectivas piezas del jaez y forma de cabalgar, adaptados a las condiciones topográficas o ambientales del medio. - Justo P. Sáenz (h): Equitación gaucha - Ed. Emecé - Bs.As. - 1997
[8] - Angel Rosenblat: Roberto Levillier: Historia Argentina - Ed.Plaza & Janes – 1968– Antonio Zynny: Historia de los Gobernadores de las Prov. Argentinas - Ed. Hyspamérica - Bs. As. – 1987 
[9] - Según transcripción de Emilio A. Coni : El gaucho - Ed. Solar / Hachette - Bs. As. - 1969
[10] - Ordenanzas de Ramírez de Velazco del 1º de enero de 1597, en Manuel M. Cervera: Historia de la ciudad y provincia de Santa Fe - Ed. La Unión - Sta.Fe - 1907
[11] - Ordenanzas de Hernandarias del 29 de noviembre de 1603 en obra precitada
[12] - Adolfo Colombres : La colonización cultural de la América indígena: Edic. Sol - Bs.As. - 1991
[13] - Carta de Hernandarias al Rey del 13 de mayo de 1618, extractada en obra precitada.
[14] - Memorial de Bernardo Gayosso del 18/10/1675: Acuerd. Ext. Cabildo de Bs.As. - Arch. Gral. Nación – Bs. As- 1916
[15] - Memoria de las Poblaciones y Provincias destas Governaciones del Paraguay y Rio de la Plata de los yndios cristianos e ynfieles de que se tiene noticia en ellas y de los sacerdotes que estan ocupados en las doctrinas. Gobernador Diego Marín Negrón - Bs.As. - 1611 (Transcripta en la precitada obra de Manuel Cervera)
[16] - Horacio C. E. Giberti: Historia económica de la ganadería argentina - Ed. Hyspamérica - 1970
[17] - Emilio A. Coni : El gaucho - Ed. Solar / Hachette - Bs. As. - 1969
[18] - Adolfo Colombres: La colonización cultural de la América indígena : Edic. del Sol - Bs.As. - 1991
[19] - Jorge R. Alderetes: El quichua de Santiago del Estero - 
http: //webs.satlink.com/usuarios/r/rory/main.htm
[20] - Acuerdos del Extinguido Cabildo de Bs.Aires: Acta del 7-set.-1676 - Archivo Gral. de la Nación - Bs.As. - 1916
[21] - Idem: Acta del 10 de abril de 1698
[22] - Idem: Petición del Procurador  General, Cap. Diego Rodríguez, del 22 de abril de 1694.
[23] - Idem: Acta del 24 de setiembre de 1700
[24] - Idem: Acta del 26 de febrero de 1735
[25] - Actas capitulares de Corrientes: 28 - abril - 1597: Acad. Nac. de la Historia - Guillermo Kraft Ltda - Bs.As. - 1941
[26] - Actas capitulares de Corrientes: 20 - julio - 1637: Acad. Nac. de la Historia - Guillermo Kraft Ltda - Bs.As. - 1941
[27] - Actas capitulares de Corrientes: 14 – nov. - 1663: Acad. Nac. de la Historia - Guillermo Kraft Ltda - Bs.As. - 1941
[28] -  Acuerdos del Extinguido Cabildo de Bs. Aires: Acta del 16 de setiembre de 1748



Banda Oriental del Uruguay
Montevideo y Colonia do Sacramento
Mapa Jesuítico de 1732 - Francisco Retz S.J.  (fragmento)




2. La dispersión del gauchaje

La banda oriental del río Uruguay fue poblada más tardíamente que la occidental debido a la escasa proyección territorial de aquellos españoles fundadores que, sin aportes inmigratorios importantes provenientes de la vieja Europa y con reducida absorción de los nativos del litoral fluvial rioplatense, escasamente tuvieron gente, elementos y recursos más que para apuntalar los pobres villorrios de Buenos Aires, Santa Fe y Corrientes, que evolucionaron vegetativamente a partir de unos pocos centenares de habitantes. Solamente los misioneros jesuitas iniciaron, desde Asunción, un acelerado y progresivo proceso de evangelización, poblamiento e introducción de ganados mayores y menores en las altas cuencas del Paraná y del Uruguay, siendo este el origen de los vacunos que posteriormente se difundieron hacia el norte del Río Negro, en el territorio oriental, hasta el oeste de Río Grande de San Pedro, en las colonias portuguesas del Brasil, mientras que en el sudoeste uruguayo se reproducían libremente los bovinos implantados, desde Santa Fe, por Hernandarias en 1611 y 1617, constando que a fines de ese siglo XVII se avistaba cierta cantidad de ganado hasta en la costa llamada de Maldonado.

Después del efímero asentamiento transitorio de una parte de la marinería de la flotilla de Gaboto en 1527, la segunda ocupación precaria del actual territorio uruguayo se debe al aporte circunstancial de la gente y naves que deja en ese mismo surgidero Diego García de Moguer (1528) antes de remontar el Paraná y a su regreso, antes de volver a España.
Doce años más tarde el capitán Juan Romero, despachado por Alvar Núñez, con orden de “asentar puerto y pueblo” no atina a permanecer en el sitio más de tres meses, acosado por los charrúas, las inclemencias estacionales y la desalentadora carencia del prometido apoyo de Asunción.
En julio de 1577 se frustra, una vez más, la generalizada inquietud de poblar una o ambas márgenes del Plata para allanar las dificultades de avituallamiento y carenaje que frecuentemente se presentaban a la navegación ultramarina en la embocadura de los grandes cursos fluviales del litoral sudamericano o a la salida de ellos, antes de retomar el rumbo transoceánico, cuando después de tres años se decide desamparar definitivamente el pueblo de San Salvador, fundado a orillas del río homónimo, por Juan Ortiz de Zárate y permanentemente asediado por los entonces beligerantes charrúas.
También fueron de existencia muy fugaz las reducciones franciscanas de San Francisco de Olivares de los Charrúas y San Juan de Céspedes de los Chanaes, asentadas en la desembocadura del río Negro en 1625. 
Recien hacia 1664 el gobierno de Buenos Aires y los religiosos dominicos logran arraigar la primera población, persistente aún, en la Banda Oriental, la reducción de indios chanaes y charrúas Santo Domingo de Soriano que albergaba más de 400 almas y que se afincaría definitivamente a orillas del río Negro, a corta distancia de su confluencia con el río Uruguay.

En la segunda mitad del del siglo XVII el vacío demográfico era poco menos que total al oriente del bajo Paraná, el espacio correntino no sobrepasaba la cuenca palustre del Iberá y el río Santa Lucía, los santafecinos sólo se extendían hasta los campos inmediatos a la Bajada del Paraná (actual ciudad de ese nombre) en tanto que las estancias bonaerenses cubrían en forma discontinuada unas 60 leguas con frente al Paraná-Plata y no más de 12 a 14 leguas de profundidad; mientras tanto, al este del río Uruguay solo existía la modesta reducción mencionada en último término; “las inmensas praderas restantes fueron, cuanto más, tierras transitadas pero no ocupadas”, asegurándose que la primera expedición terrestre fue la de Hernandarias en 1607, que partiendo de Santa Fe con sólo 70 hombres llegó a la boca del Santa Lucía, en proximidades de la bahía de Montevideo (sitio que recién comenzaría a ser escasamente poblado a partir de 1726).   

Solamente la fundación portuguesa de la Nova Colonia do Sacramento en 1680, producto de la proclividad expansionista de ese reino, altera el desolado panorama de la incuria hispana en sus dominios rioplatenses, planteándose el secular y cruento conflicto durante el cual fue menester sitiar y tomar dicha plaza en cinco oportunidades, hasta su recuperación definitiva en 1777, como consecuencia de las concesiones diplomáticas de España que siempre concluían con la devolución de este enclave a la corona de Portugal. [1]


COLONIA DO SACRAMENTO
Foto: Gary & Ro
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Antes de seguir, recuérdese lo que dije sobre el particular concepto que los hacendados, por lo tanto cabildantes, tenían sobre la propiedad en común del ganado alzado y cimarrón de las pampas de Buenos Aires. Los animales procreados en la banda oriental del río Uruguay no eran descendientes de los que huyeron de su efectiva posesión, pero igualmente se consideraban con derecho a ellos, porque pastaban y se multiplicaban en un territorio comprendido dentro de la gobernación del Río de la Plata, claro que en este caso el cabildo concedía graciosas y especiales permisiones a algunos ganaderos de Santa Fe, cuyos antepasados habían participado de la primera introducción de bovinos en el suroeste de ese territorio y no estaba en condiciones de negárselas a los curas de las misiones jesuíticas, que fueron los que ingresaron ganado en la parte norte.

No ignoraban los habitantes de Buenos Aires, Santa Fe y Corrientes la existencia de vacunos cimarrones en las campañas uruguayas, pero parece ser que sí desconocieron la asombrosa riqueza pecuaria que en ellas se apacentaba hasta 1680, año en el cual sitiaron y tomaron por primera vez a la recientemente fundada fortaleza, cuando fue preciso abastecer de carne a la tropa y a los miles de indios de las misiones guaraníticas concentrados para desalojar a los portugueses, lo que se desprende de la carta de 1682 despachada al Rey, desde Santa Fe de la Vera Cruz, por el jefe de la fuerza, el Maestre de Campo don Antonio de Vera Mujica donde destaca que “ ... esta Todo lleno y ocupado de ganado Bacuno en cantidad de Muchos Millones ...” y, al año siguiente, también el gobernador de Buenos Aires afirmaba que hay “infinito ganado” en las riberas del Santa Lucia.

Debe tenerse en cuenta que para una operación de esta naturaleza, con gran cantidad de animales bravíos o montaraces, se requería una importante inversión inicial en jornaleros, avíos y vituallas, ya que, “para recoger en las Campañas de la otra banda y Conducir a esta parte la porcion de quarenta a Cinquenta mill Cavezas de ganado bacuno...se nesesitan indispensablemente de ciento y Cinquenta peones practicos en estas faenas mill y Seiscientos Cavallos diez canoas i treinta peones naturales de la Ciudad de Santa fee por ser Unicamente los que son a proposito para los pazos de los rios... y ser prezisos tres meses para la recoxida Un mes para ponerse Sobre el Uruguay mes i medio para pasarlo i un mes para llegar al Parana y otro para pasarlo ocupando los dos pazos que ai en dho. rio”.[2] Por esa razón, en caso de interrupción o impedimento en el desarrollo de dichas faenas, crecida importante del caudal de los grandes ríos por ejemplo, quedaban en aquellas campañas decenas de hombres más o menos abandonados a su suerte.

A mediados de 1720 se había planteado recurrir en queja ante el Gobernador “por las continuas tropas de numerosa Jente que de la Ciudad de santa fee entran a Baquear a las campañas de la otra banda de este rio”, acaudilladas por personajes principales de aquella población, según consta[3], e integradas por más de quinientos “hombres de la Vesindad compuestos de Españoles mulatos e indios”, prevenidos para reunir el ganado disperso, “quienes con el pretexto de q. ofresen algun donatibo para la mantencion de los fuertes y Ciudad” efectúan la extracción de cueros, sebo, grasa y centenas de miles de reses en pie para su comercio con “las provincias de arriva"[4], razón por la cual, a pesar de los exagerados datos que se aportan a continuación, no parece atinado hacer recaer únicamente en los pobres “changadores” la responsabilidad por la depredación de las “pocas bacas que oy existen en tan cortos campos en comparazion de los de estas campañas”, situación que debe atribuirse a las sucesivas extralimitaciones y a los continuados excesos cometidos con motivo y en ocasión de emprendimientos legalmente autorizados, en principio por única vez o por una cantidad determinada de animales, a personas de cierto predicamento social, como los Sargentos Mayores Andrés López Pintado y Antonio Márquez Montiel quienes operan mediante un acuerdo que “Yntitulan o llaman de parseria[5]...Y que aviendo destruido y robado de Ganados con estos destrozos todas las campañas del Parana Se aya estendido Su Codisia y maldad a ir a destruir y robar las del Uruguai de donde han sacado estos dos hombres Solos mas de Seisientas mill Vacas Cada año porque es de advertir que Sobre ser tan considerable las porsiones de Cevos y grasa q. Sacan Y todo el año y años enteros estan acarreando para Transportar Y poner aquí dosientas mill Vacas que sacan aqui aogan en los rios Caudalosos que tienen que pasar quatrocientas mill quanto menos.[6]

Por otra parte, las “doctrinas de los Padres de la comp.a de Jhs. tienen pleyto pendiente” con las ciudades de Buenos Aires y Santa Fe, por la posesión de los ganados que pastan en aquellos campos; además, sendos autos del Gobernador prohibían “que ninguna persona ... por tiempo de quatro años ... Salga a Baquear a la Otra banda del rio Uruguay y negro”, excepto los referidos jesuitas, siempre que “hagan las recoxidas de ganado con toda moderacion y tan Solamente de Los que nesesitaren para su alimento presiso,[7] habiéndose iniciado distintas tratativas, sin mayores resultados, para alcanzar una efectiva concordia “entre esta Ciudad, aquella y los indios tapes de las Doctrinas”, para convenir los cupos que cada parte podría arriar, sólo para el sustento de las respectivas poblaciones, pero los capitulares porteños decían que “la experiencia a manifestado la ninguna utilidad q. de ella Se a seguido a esta Ciudad" porque acusaban que la de Santa Fe “a conseguido sacar algunas tropas y estas transportandolas a las provincias de arriva”, mientras que los curas doctrineros “lo han executado con mayor exseso por la inmediazion a las campañas y sin los estorbos de los Rios y por las grandes providencias q. tienen para hacer estas faenas”.[8]

Ruinas Jesuíticas de San Miguel Arcángel - Rio Grande do Sul - Brasil
.......... Autor: Leandro Kibisz         
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Ruinas-saomiguel1.jpg

Es en virtud de dicha prohibición que, si bien no se interrumpen, al menos disminuyen las matanzas y formación de rodeos para el acopio de sus productos o la comercialización de reses en pie con las ciudades del interior, por tal causa, se hace referencia en el seno del Cabildo de Buenos Aires a la permanecia en aquellos parajes de muchos jornaleros con cavallada y aperos, ya que “en la otra Vanda de Este Rio se albergan muchos peones bagamundos que biven a su antoxo los cuales no podran dexar de ser perjudiciales a los ganados de que se avian de mantener precisam.te y que para Vestirse y los demas menesteres no pudiendo travaxar para el avasto de esta Ciu.d es de creer lo aran para el de la Colonia del Sacram.to resguardados de los indios Guenoas donde se dize aver españoles Cassados a su usanza y demas que en el se deduze ...[9]

También preocupaban a los integrantes de esa corporación porteña, los “ynfinitos forasteros de toda la provincia y fuera de ella pues se allan puntanos Mendozinos Salteños Cordovezes Santafecinos Correntinos y paraguayos, siendo los menos, o la menor partte Vecinos de esta Ciudad gentte Vagamunda y ociosa ... sin Justicia sujecion ni temor respecto de no averla y averse esperimentado Varios delitos teniendo por refugio la Colonia y muchos ladrosisios de Cavallos q. se allan Vendidos a los Portugueses”, oponiéndose a la permanencia de aquellos que se habían establecido definitivamente “pues ay hombres poblados en ellas q. pasaron de peones Conchavados y Ya son dueños de haçiendas y pretenden serlo de aquellos Campos”. [10]

En el informe presentado por el vecino y regidor del ayuntamiento de Buenos Aires Sebastián Delgado, comisionado al efecto para encabezar una partida de inspección en los parajes de Montevideo y Maldonado, este manifiesta que encontró los despojos recientes de mucha torada muerta y en otro sitio vestigios de una matanza anterior, no pudiendo hacer otras observaciones por la presencia amenazante de nativos minuanes que prestan su apoyo a los portugueses de Colonia "pues estos los tienen tan cohechados con las Continuas dadivas de Vaieta Sombreros espadas Virretes tabaco y aguardiente con que continuamente los regalan para que les sirvan de frente a estorvar el reconocimiento de las partidas... pues no son estos indios los que a los Portugueses hacen los cueros por ser una Jente sumam.te aragana y Vagamunda segun lo que yo reconoci y las noticias que de ellos tengo ni tampoco los hacen los dhos. Portugueses por ser gente inabil para esto y Solo lo consiguen por medio de los naturales destas Provincias que por la Crecida paga se agregan a la dha. Colonia... Consiguen el asilo y amparo de los dhos. indios pues al menor rumor que se apresta destacam.to para evitarlo se refugian y amparan de ellos y sus toldos... pues a ellos se acogen muchas personas xptianas de todas estas Provincias que quieren bivir sin Dios sin Rey i sin Ley considerandolos por esta razon cueba de maldades y que se deben estinguir de alli... dhos. indios Juzgandose ellos tan Soberanos y dueños de los ganados que solo el que les contribuie logra sus Efectos como tambien dudo que qualquier descam.to corto q. se embie a alguna dilig.a considero que no pasara si no hace alguna contribucion Como asi me sucedio a mi con el dho. estacamento...".
En el mismo acto se presentan en la sala de acuerdos Gerónimo de Escobar y Dionisio Chiclana, que habiendo contraído la obligación de proveer de grasa y sebo a la ciudad, dan cuenta de las dificultades que tienen para poder cumplir ese trato, "porque los indios barbaros Guinoas se an arrimado a los Parages donde trabaxabamos y son tantas y tales las extorciones que padecemos con su Vecindad que nos an obligado a retirarnos por no poder Sufrir su tan pesada Carga de Tributos como nos imponen pues no ai Caudales que puedan tolerar la continua contribucion de yerva y tavaco ademas de los rovos de Cavallos y embarazos que nos hacen pues estan tan atrevidos y desvergonsados..." [11] 


Iglesia Matriz de Montevideo
Adolfo  D´Hastrel       (ca. 1840)
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De los párrafos precedentes se infiere que fueron paisanos mestizos de nuestro interior, “prácticos del país”, diestros para rodear, enlazar, pialar, bolear, desjarretar, carnear, cuerear, domar, arrear, etc., los que adoptan un estilo de vida errante, ecuestre y transhumante, que paulatinamente los fue alejando de las aún incipientes poblaciones, llevándolos incluso a convivir con los aborígenes, seguramente mediante algún menudo trueque de los productos mencionados. Puede conjeturarse también que los bravos nativos ya no lo eran tanto, se conformaban con amedrentar y cobrar peaje a criollos y españoles, en tanto que estos ya habían perdido la furia conquistadora de sus antepasados, eran apoltronados estancieros citadinos; si por el noreste de Buenos Aires no dominaban totalmente la margen oriental del Plata, por el sur y el oeste no traspasaban las orillas del Salado bonaerense.

Aceleradamente se fue extinguiendo el ganado cimarrón del suroeste uruguayo, área de influencia de la reducción de Santo Domingo Soriano, de la Colonia del Sacramento y de la “nueba poblasion de S. Phelipe de Montevideo”, mientras que al norte, en el vasto rincón delimitado por los ríos Uruguay y Negro los pueblos de las misiones sostenían firmemente su derecho a vaquear, como lo prueba un documento donde consta que “a la otra vanda de el Rio negro”, donde “havia en dho Paraje suficiente Ganado ... no fue posible poner en execucion dha cojida” porque los misioneros jesuitas habían alistado “como tres cientos Indios armados para defensa de el ganado...” [12]


“... los Yndios Ynfieles auxiliados de Ynfinitos peones españoles que avitan aquellos Cpos. Y aun viben entre los Yndios dando cargas de Cueros a los dhos. Portugueses ... muchos españoles de los q. avitaban en dha. otra vanda Se han Ydo arrimando a dho. Río grande  y entre las personas que se an pasado á avitar en el Rio grande es uno Roque de Soria Criollo de esta Ciu.d quien disen esta casado con una Portuguesa en dho. Paraje y otro moso Santiageño llamado Balthasar y otro llamado Dionisio que fue Cavalleriso del Cap.n Juan de Illescas y que de diez que pasaron el dho. Rio grande Volbieron dos el uno llamado Areco Y el otro no se supo su nombre y estubieron en la reducion y en las demas estancias de aquel Campo recojiendo mosos Vagamundos a quienes Ynsitaron se fuesen con ellos a dho. Rio grande Y entre Los que llevaron fue d.n fernando Bermudes Vezino de esta Ciudad quien avia algunos años asistia en la Colonia aviendo abandonado Las obligaciones de su ser Y familia, Y la junta de esta Segunda Jentte fue en el Rio de Santa Lucia desde donde venian a las estancias, donde hurtaron muchos Cavallos con que hisieron Su viaje a dho. Rio grande donde se mantienen Cojiendo Vacas Y vendiendo a los Portugueses porq. se dise que por cada Una les pagan Una moneda de oro portuguesa ...” [13]






[1] - Erich L.W.Edgar Poenitz: Poblamiento y urbanización en el área oriental del Virreinato del Plata: VI Congreso Internacional de Historia de América – Academia Nacional de la Historia – Bs.As. - 1982
     - Homero Martínez Montero : Poblamiento de la Banda Oriental – VI Congr. Internac. de Historia de América – Academia Nacional de la Historia – Bs.As. - 1982
[2] - Acuerdos del Extinguido Cabildo de Bs.Aires : Acta del 31-enero-1719 - Archivo Gral. de la Nación - Bs.As. - 1927
[3] - Se menciona la presencia de tropas de Antonio Machuca, en compañía o "parsería" con Roque de Herrera, otras de Francisco Caravallo, del Sgto. Mayor Francisco Xavier de Echagüe y Andía, Alonso de los Reyes, Tomás de Noceda, como así también de Fernando Valdez, del Capitán Juan de San Martín, Juan de Illescas, Gerónimo de Escobar y Dionisio Chiclana, vecinos, éstos últimos, de la ciudad de Buenos Aires. Actas de julio, agosto y setiembre de 1720
[4] - Idem: Acta del 12 de agosto de 1720
[5] - Aparcería: Contrato entre dos o más personas para distribuirse por partes iguales, o en el porcentaje convenido, las utilidades de un negocio o explotación rural. Por extensión se denomina “aparcero” al socio, compañero o amigo.
[6] - Idem: Carta de Antonio de Vera, datada en Santa Fe, referente a las recogidas de ganado vacuno en los campos del Uruguay - Julio 16 de 1720 - Acuerdos del Ext. Cabildo de Bs. As.
[7] - Idem : Autos del Gobernador de fechas 19/8 y 15/10 de 1720
[8] - Idem : Acta del 24 de marzo de 1722
[9] - Idem : Acta del 27 de enero de 1721
[10] - Acta del 3 de febrero de 1721 - Acuerdos del Ext. Cabildo de Bs. As.- Arch. Gral. Nación -Bs.As. - 1927
[11] - Informe de Sebastián Delgado acerca de la comisión que desempeñó en la Banda Oriental y Memorial de Gerónimo de Escobar y Dionisio Chiclana. Acta del 4 de junio de 1721
[12] - Carta de Juan de Rocha sobre recogidas de ganado en la Banda Oriental - 1º de diciembre de 1730  - Acuerdos del Extinguido Cabildo de Bs. As. - Arch. Gral. de la Nación - Bs. As. - 1928
[13] - Acuerdos del Ext.Cabildo de Bs.As.: Acta del 13 de nov. de 1723 - Arch. Gral. Nación -Bs.As.-1928





Sarandí - Cerro Largo - Uruguay
Autor: Eduardo Amorim
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En 1743 se manifestó en el Cabildo de Buenos Aires “no aver ya ganados cimarrones en la otra banda de este rio”, sin embargo, como apunta Coni, esta declaración sólo es razonablemente aceptable para aquella región más conocida, pues es indudable que el ganado silvestre se había corrido más al noreste hacia la costa atlántica y las nacientes del río Negro, tierras que todavía pertenecían a la corona de España pero sobre las que se hacía sentir el expansionismo luso-brasileño detrás de las vacadas chúcaras que pacían en esa región.[1]

Supeditado el precio de la corambre a los avatares de la política internacional de España y/o Portugal en general y al real ordenamiento del comercio con las colonias, en particular, así el ganado era cíclicamente evaluado con el mayor desprecio y abandono o estimado y disputado con empeño, en tanto arrimaran en menor o mayor cantidad los navíos ultramarinos, dando lugar en este caso a una depredación implacable de animales alzados y cimarrones.

En tiempos de guerra los portugueses efectuaban entradas en los dominios de España con partidas combinadas de tropa y paisanos para posicionarse en el terreno, recoger por mano propia la mayor cantidad de ganado en pie o extraer cantidades considerables de carne salada, sebo, grasa y cueros e introducir en trueque con aquellos arrieros, matarifes o cuereadores desperdigados, sus mercancías primarias de uso y consumo; procurando además hostilizar las posesiones, puestos y estancias de propiedad enemiga, es decir de súbditos españoles, vecinos de Montevideo, Santa Fe o Buenos Aires. En tiempos de paz hacían lo mismo, solapadamente protegían el contrabando, las entradas, corridas y arreadas.

A la zaga del ganado chúcaro también se había extendido el paisanaje cimarrón por los campos baldíos y despoblados, como se ha visto en páginas anteriores, hombres de a caballo de todas las provincias situadas de este lado del Uruguay, indios tapes desarraigados de los pueblos misioneros, soldados portugueses y españoles desertores de las campañas militares sobre la Colonia y la región fronteriza disputada por ambos reinos, frecuentada también por pandillas de los temidos “paulistas”, de funestas reminiscencias como “gente muy belicosa y diestros en las armas porque los más viven de maloquear y hacer guerra” [2], transitada igualmente por mestizos de toda laya y aborígenes que en pequeñas partidas se acercaban al ganado doméstico de las pocas, pero extensas, estancias orientales; como consecuencia de esa extracción de ganados se alegaba entonces “que los vendedores seran los bagamundos y gentes de otras provincias que avitan aquellos parajes”, “los changadores - apunta, a su vez, Oyarvide - nombre que se dan a las gentes que se emplean en estas faenas de matanza de reses ... hacen sus cueros y tratan con los portugueses del Río Grande, que se los compran a cambio de bebidas, tabaco negro y algunas ropas ...[3]

Para saber hasta que punto esa “masa ígnara”, como se la denominaría en los círculos más ilustrados, de “burdas expresiones” y “pringosa chocarrería”, “parásito que vivía de la naturaleza sin fecundarla con su esfuerzo”, sería la causa única y raíz de todos los males que acusaban las campañas, pobladas de osados “ladrones, vagabundos y contraventores de los bandos”, es preciso aludir a las proposiciones elevadas por los hacendados de Buenos Aires y Montevideo en 1794, donde se explayan sobre las necesidades de promover la industria de la salazón de carnes y el comercio exterior, como única forma de generar puestos de trabajo y ocupación permanente.

Gaucho y su china - Foto F. Ayerza
Archivo Gral. de la Nación - Colección Witcomb
























Pero ese mismo escrito deja traslucir también sus mezquinas intenciones, pues para reivindicar la calidad de propietarios exclusivos del ganado, al que no llaman cimarrón ni mostrenco, ocultan la verdadera naturaleza del presunto derecho que alegan, además, sin proponérselo, demuestran la desidia con que atendían los rodeos, resultando evidente que aquellos patricios estancieros eran los que en mayor medida contribuían, en forma manifiesta o clandestina, a la destrucción de ese recurso natural: (Según copia transliteral efectuada por la fuente que se cita)

“Por último, Excelentísimo señor, debemos hacer presente a V.E. que hay ciertos parajes, así en esta banda como en la otra de este río, donde se acumulan muchos millares de ganados vacunos, que por no poderlos sujetar a rodeo y ponerles su marca cada dueño, se llaman orejanos o alzados; de modo que aunque se conoce que los de esta banda (que por lo regular se hallan a la parte del sud) son pertenecientes a todos estos estancieros en común, también es evidente que pertenecen a los de aquella todos los que se hallan de esta clase en los parajes más remotos, sin que se pueda distinguir a que individuos correspondan en particular, pues estos extravíos los motivan varias causas generales e imposible de poderlas remediar, como son la falta de aguadas y pastos que dimanan de una seca general, también por las correrías que se hacen en las mismas estancias para las matanzas, en cuyos casos se extravían y después procrean a largas distancias, sin haber arbitrio para marcarlos.
Por esta imposibilidad, y sin embargo de saberse con evidencia que pertenecen a todos los hacendados en común, ha estado en práctica de muchos años a esta parte, que el que ha querido con licencia o sin ella, ha usado de los tales ganados aprovechándose de la corambre que han producido, como si fuera único y legítimo dueño y lo que es más sin tener ni aun remoto derecho a ellos por no ser hacendados, causando con estas matanzas clandestinas los mayores desórdenes en la campaña, no sólo por matar las vacas, sino por la pérdida total de las carnes, sebo, grasa, y todo lo demás que produce cada cabeza de ganado a reserva de la piel, que es lo que sólo aprovechan en tales ocasiones.
Así como hay ganados orejanos o alzados, que no tienen conocido dueño por hallarse sin marcas en terrenos realengos y desiertos, hay también otros de la misma clase que tienen dueños conocidos, como son los que existen en las haciendas opulentas, que por no tener los dueños suficientes esclavos o no hallar peones que conchavar en los tiempos de yerra, se quedan muchos sin la marca y no por esto pierden el derecho que tienen a los tales ganados y usan de ellos como legítimos dueños, y por estar en su propio terreno les acredita la voz pública la posesión que gozan.” [4]


No obstante lo expresado en esa “sumisa representación”, con fines “tan útiles al estado y al Real servicio de S.M.”, en un informe anónimo, encontrado en la colección de documentos del canónigo Dr. Saturnino Segurola, se dijo que en las estancias de Montevideo pertenecientes a los ganaderos menos pudientes “todas marcan sus ganados, capan los toros para novillos, porque de este modo les da mas utilidades vendidos para los mataderos y salazones de carnes y dan grasa y sebo, al paso que el toro no da mas que el cuero; ellos tienen todo el ganado de rodeo y manso; pero de los ricos ninguno herra; tienen terrenos de 80 y 100 leguas de distancia, como la estancia de Alceyvar (sic), la Mariscala, y otras que ocupan más terreno que un reino de Europa.
Estos campos de varios cientos de leguas cuadradas de supericie, habrían de provocar dos graves consecuencias: impedir la población de aquellas campañas durante años, permitir que los portugueses entrasen para efectuar matanzas o arreos de ganado y, gradualmente, asentarse sobre el antiguo territorio de la corona de Castilla.

Mercado de Montevideo
Barthelemy Lauvergne (1836)
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Diego de Alvear, en su Diario y refiriéndose a la banda oriental, dijo: “Se halla poblada de multitud de grandes Estancias de la propiedad de los particulares de Buenos Aires y Montevideo. La extensión de cada una es diferente; las más comunes tienen de 4 a 6 leguas de frente y tanto o poco más de fondo, pero las hay también mayores de 8, 10 y hasta 15 y 20 leguas, como las de Alzaibar, Viana, Aguirre, García y otros sujetos que adquirieron derecho a tan vasto territorio, denunciándolos como baldíos”.
Lo cierto es que quien capa y yerra son únicamente los pobres y los ricos si no lo hacen, fácil es de penetrar los fines y los motivos”, explicándose en el mencionado escrito que la atención de los propietarios de grandes extensiones estaba puesta preferentemente en las “avenidas y entradas” que hacían los ganados orejanos de las sierras, los bovinos de los campos fronterizos, los provenientes de las tierras realengas o los que escapaban al dominio de los indios de las misiones jesuíticas, ocasiones en que por aviso de los puesteros avanzados, salían los capataces para apropiarse y matar los vacunos que hallaren en sus terrenos, aún cuando estuviesen marcados, con el auxilio de gauchos sin ningún salario, “porque en lugar de tener todos los peones que necesitan, los ricos sólo conservan capataces y esclavos: y esta gente gaucha está á la mira de las avenidas de los ganados de la Sierra, ó para las faenas clandestinas de cueros; en trato, son á tanto por cuero de cortar, desollar, estaquear y apilar; que todo el importe es de dos ó tres reales según el convenio de ejecutar las operaciones en caballos del que le manda ó propios suyos; conforme á la distancia, el riesgo, ó el pago en dinero, ropa, etc.
El mayor precio que se pagaba en el Brasil por los animales sin marca fue la razón por la que aquellos hacendados, “confundiendo los suyos con los que hay en la sierra, hacen sus matanzas y corambres en crecidos números con los intereses que tienen para no marcar el ganado, pues sin salir de sus estancias logran ambos beneficios, ya en las avenidas que le entran de animales de la sierra, ó ya de las ventas á los contrabandistas que los pasan á los portugueses.”
También se critica en el mismo escrito al comercio de Montevideo, porque “fomenta las faenas clandestinas, adelanta géneros á los que las hacen, introduce los cueros á nombre de hacendados. El de esta ciudad manda dependientes á la otra banda por Santo Domingo Soriano, Río Negro, Paysandú, Arroyo de la China, Queguay, Gualeguaychú, con géneros y dinero á acopiar cueros con que fomentar no sólo las faenas clandestinas, sino el robo de los cueros que faenan los indios ...


Corrales - Foto Benito Panunzi
Archivo Gral. de la Nación - Colección Witcomb





















Aquella apropiación de los vacunos cimarrones motivó a los pequeños propietarios de terrenos y ganados “a fomentar sus criaderos
, aunque también se valían de otro arbitrio: “encierran en corrales el ganado orejano que se entra de la Sierra, marcan y capan el que pueden para sus estancias, y el que no, le tienen días y días encerrado hasta que, oreada la marca, le matan para sacar el cuero y que pase por el su hacienda.
Con respecto al menor precio e igual calidad con que, en algún tiempo, se adquiría la corambre en Europa manifiesta: “Los campos que poseen los Portugueses en el Río Grande son mucho inferiores a los nuestros en terrenos y procreos, con que para acopiar en Lisboa tantas porciones de cueros que puedan alí espenderse, después de los crecidos derechos del quinto y costos, con más utilidad al comprador que los que van de esta provincia, es forzoso que aquellos sean en el mayor número de nuestros campos ... Los Portugueses han sacado y sacan de nuestra campaña millones de animales y cueros: sus entradas y salidas son con más frecuencia...
De todo lo espuesto se vé claramente que los excesos de los campos los causan los portugueses gauchos y fomentan los hacendados, cesarán enteramente colocadas las guardias según se deben poner”, advirtiendo además que, obligados los estancieros a marcar sus animales, se evitaría la confusión de los ganados, las faenas clandestinas, las ventas como bienes propios, por parte de los hacendados, de cueros comprados a los pulperos de la campaña y a los changadores, el tráfico de los contrabandistas, las desavenencias entre los vecinos y las discordias con los indios comarcanos.[5]
En términos similares ya se había expresado en 1784 el mismo Félix de Azara, testigo presencial y deponente autorizado, cuando observa que los comerciantes de Montevideo y Buenos Aires “son los que fomentan estas matanzas que el gobierno prohíbe a veces, y otras disimula a sus favoritos, y otras las reduce a matar sólo los machos. Pero rara vez se consigue que se haga lo que se manda, y si alguna vez sucede, como yo lo he visto, una sola en cuatro o cinco años hay un producto admirable. En fin, este es un asunto en que cabe y hay mucho monopolio difícil de cortar por la utilidad que tiene para los que andan en él y que se acabará antes de muchos años porque desaparecerán los ganados y quedarán los campos desiertos.” [6]

Foto: Francisco Ayerza (ca. 1890)
Colección Witcomb - Arch. Gral. de la Nación
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En las postrimerías de ese siglo XVIII aparecen en escena los primeros hombres de ciencia en sentido estricto a bordo de las corbetas Atrevida y Descubierta, integrando la expedición comandada por el ítalo-español Alessandro Malaspina, secundado por el Cap. de Navío José Bustamante y Guerra, la que fuera fletada por el rey de España Carlos IV para un viaje de circunnavegación con fines científicos.
Formaron parte de dicho periplo (1789 a 1794) los oficiales de la marina española Felipe Bauzá, José Espinosa y Tello, los botánicos Luis Née, francés y Thaddäus Peregrinus Xaverius Haenke, austro-húngaro, el zoólogo guatemalteco encargado del ramo de historia natural Teniente Cnel. Antonio de Pineda y Ramírez, cartógrafos, pintores, personal e instrumental necesario para el relevamiento hidrográfico, geográfico y biológico de las regiones recorridas, además de reunir información reservada de la situación política del continente americano.
En la más que interesante publicación que posteriormente se editara, compendio de los numerosos manuscritos que originaron dichas tareas, se destacan las páginas relacionadas con la descripción de los parajes y costumbres observadas en los distintos puertos donde hicieron escala y sus alrededores.
En los arrabales de Montevideo, dice dicha crónica, "no se ven sino mataderos y carnicerías; toros que huyen de los jinetes que los desjarretan, toros que mueren, y hombres ensangrentados que con la mayor agilidad los desuellan, y extienden y clavan las pieles con estaquillas en el suelo, preparándolas así para que las embarquen los catalanes, que hacen el principal comercio... se respira el desagradable olor alcalino de las carnes: la vista se ofende con osarios y despojos de animales, sobre los cuales caen espesas nubes de pájaros voraces, gaviotas, gallinazas, caranchos y otros, que oscurecen el aire".
En otro de sus párrafos dice que "los guazos o mestizos, o gente del campo del país, viven en ociosa libertad que suele parar en libertinaje, sustraídos de la vigilancia de la policía"; abundando después en la descripción de la vestimenta, aperos, vivienda, requiebros, galanteos y demás aspectos relacionados con el estilo de vida errante de estos personajes del pasado. [7]
En el manuscrito original de esa obra, de 1795, en sendas notas marginales, su autor creyó necesario explicar el sentido de los vocablos empleados: "Gauchos o Gauderios libertinos“, aclarando que: "Aunque el nombre de Guazo es el común con que son conocidos estos vagabundos libertinos también se les suele dar el de Gauchos o Gauderios”.[8]
“Las pasiones favoritas u ordinario ejercicio de estos Guazos son el juego de cualquiera especia, que son: las carreras de caballo, las corridas de Patos, los Juegos de Naypes y Bochas y Mugeres".
Sobre el Guaso o Huaso chileno  CLIQUEAR AQUÍ




[1] - Emilio A. Coni : El gaucho - Ed. Solar / Hachette - Bs.As. - 1969
[2] - Documento de 1673 transcripto por Coni en obra citada.
Origen de las malocas CLIQUEAR AQUÍ

[3] - Memoria geográfica de los viajes practicados desde Buenos Aires hasta el Salto Grande del Paraná por Andrés de Oyarvide, transcripto por Coni en su obra citada.
[4] - Memorial presentado al Ministro de la Real Hacienda, Diego de Gardoqui, durante el reinado de Carlos IV, por los hacendados de Buenos Aires y Montevideo en el año 1794: La Revista de Buenos Aires de Historia Americana, Literatura y Derecho – Direcc. Miguel Navarro Viola y Vicente G. Quesada – Imprenta de Mayo – Bs. As. – 1866
[5] - Informe hecho al Virey sobre el reparto de tierras y ganados en la Banda Oriental (documento no firmado ni fechado [~ 1800] –La Revista de Buenos Aires de Historia Americana, Literatura y Derecho – Direcc. Miguel Navarro Viola y Vicente G. Quesada – Imprenta de Mayo – Bs. As. – 1870
[6] - Juan María Gutiérrez: Memorial presentado por los hacendados de Bs. Aires y Montevideo en el año 1794 – La Revista de Buenos Aires – Imprenta de Mayo – Bs. As. – 1866 
[7] - Viaje político-científico alrededor del mundo por las corbetas Descubierta y Atrevida al mando de los capitanes de navío D. Alejandro Malaspina y Don José de Bustamante y Guerra desde 1789 a 1794 / publicado con una introducción por Pedro de Novo y Colson.
Digitalización Vitoria-Gasteiz Fundación Sancho el Sabio 2009  -
http://hdl.handle.net/10357/2089
[8] - Fernando O. Assunçao : Historia del gaucho – Ed. Claridad – Bs.As. – 1999




3. La cuestión semántica


Un antiguo documento de 1746 ya expresaba: “aqui llamamos Gauderios gente qe. vive como quiere sin saberse donde viven ó de qe. se alimentan pues no trabajan ...[1] y otro manuscrito del mismo funcionario, fechado en 1785 muestra en forma incontrovertible que “los vagamundos que entonces llamaban changadores de la Campaña aora los nombran Gauderios[2] fuente que confirma esa continuidad semántica que en principio queremos destacar, aunque este último vocablo ya se venía utilizando con anterioridad, como por ejemplo, un oficio del capitán José de Molina al gobernador Cevallos, fechado en aquella población de Río Grande de San Pedro a 24 de abril de 1763, que dice así : “... Tambien hize poner en libertad a los Presos que estaban en la Carcel y poner en ella un Gauderio llamado Pedro y al Dragon Blas Hurtado desertor de los nuestros que ya estaban embarcados con otros para pasar a la otra vanda ...” [3]
El mismo capitán de infantería, destacado en la frontera brasileña del río Grande, para referirse a la pacífica gente de campo, pastores y labriegos, emplea la frase “infelices paysanos”, por ser ellos los más perjudicados por los robos de ganados, cerdos, “mais, porotos y otras semillas... fructos que tenian guardados para su mantenimiento” [4]
Aquel término vuelve a encontrarse en forma fehaciente cinco años después para designar a un tipo social que, en aquella región hispano-lusitana, respondía étnicamente a una heterogénea mezcla de provincianos rioplatenses del este y del oeste, paulistas, mulatos, tapes, minuanes, españoles y portugueses que saquean las campañas fronterizas, acusándose al comandante del río Pardo de “sostener y abrigar mas de trecientos Desertores y Gauderios que se emplean no solo en robar las Familias establecidas en estas Campañas sino también los ganados que del mismo sacan y venden allí con su consentimiento y aun les permite su introducción en otros parajes de esos Dominios ...[5]

Dicha adjetivación, por más que responda a esa realidad circundante, de individuos disipados, perdularios o mal inclinados, su raíz etimológica se vincula con una reducida casta de anticuados vocablos castellanos, también derivados del latín, como gaudio (de gaudium, gozo, alegría) y gaudeamus (del verbo gaudere, alegrarse, regocijarse) utilizados sobre todo en el ámbito eclesiástico desde la antigüedad y que con no poca envidia y fastidiosas ansias alguien aplicaría a estos individuos de ufana y despreocupada existencia. [6]

Payador - Foto F. Ayerza
Archivo Gral. de la Nación - Colección Witcomb
























Esta palabra se utilizó familiarmente, en los círculos más cultos o letrados, como fiesta, regocijo, festín con comida y bebida abundante; así la emplea Cervantes en una de sus novelas y también Concolorcorvo para referirse a “muchos holgazanes criollos a quienes con grandísima propiedad llaman gauderios”, describiéndolos como mozos de “mala camisa y peor vestido” que procuran encubrir “con uno o dos ponchos, de que hacen cama con los sudaderos del caballo, sirviéndoles de almohada la silla” y que provistos “de una guitarrita, que aprenden a tocar muy mal y a cantar desentonadamente varias coplas que estropean, y muchas que sacan de su cabeza, que regularmente ruedan sobre amores. Se pasean a su albedrío por toda la campaña ... y pasan semanas enteras tendidos sobre un cuero, cantando y tocando ... Muchas veces se juntan de estos cuatro o cinco, y a veces mas, con pretexto de ir al campo a divertirse, no llevando mas prevención para su mantenimiento que el lazo, las boleadoras y un cuchillo. Se conviene un día para comer la picana de una vaca o novillo ... la asan mal, y medio cruda se la comen, sin mas aderezo que un poco de sal, si la llevan por contingencia. Otras veces matan solo una vaca o novillo por comer el matambre ... Otras veces matan solamente por comer una lengua, que asan en el rescoldo. Otras se les antojan caracuces, que son los huesos que tienen tuétano, que revuelven con un palito...”.[7]
Esa descripción, que Concolorcorvo circunscribe a los “mozos nacidos en Montevideo y en los vecinos pagos”, permite localizar el antecedente más cercano en tiempo y espacio otros bravíos personajes que, como veremos, se desenvolvían en aquella lejana e indefinida frontera, gente “sin justicia ni religión”.[8]



Joaquim Pedro Salgado e Gaspar Silveira Martins
foram políticos no Rio Grande do Sul.
http://www.churrasconocouro.com/

De las pacientes investigaciones efectuadas por Assunção durante más de cuarenta años, surge que la aplicación manuscrita más antigua de la expresión gaucho se registra en un parte del 23 de octubre de 1771 emitido por Pablo Carbonell, comandante de la guarnición oriental de Maldonado quien, “Haviendo tenido noticia que algunos gahuchos se havían dejado ver a la Sierra...”, despacha una partida para apresar a esos malechores y recuperar, en lo posible, algún ganado. [9]

El término gaucho desde entonces, aunque es lógico suponer un indeterminado manejo oral durante algún tiempo precedente, cargará con las connotaciones semánticas que se adjudicaron a los changadores, primero, y a los gauderios después, pero es evidente que por entonces aquel vocablo no se había afianzado en la documentación coetánea y tampoco en el habla cotidiana de la gente culta o medianamente ilustrada puesto que el segundo antecedente, hallado por Rodríguez Molas, es fechado recién en setiembre de 1774 por Ignacio Paredes, oficial superior del Real de San Carlos, en las cercanías de Colonia, con el cual da cuenta del procedimiento realizado contra un grupo de cuatreros que encuentra “mantando toros a jenos... yame habian avisado queuno delos Faeneros hera veloz y el que hacia mas daño en los Caballos de los vezinos... io porsalir tan pronto fui con mui poca Jente que casi los Gauchos me han hecho burla. Anoche se me escapo un preso por tener la jente rendida. Enel Campo Serreconoze que hai muchos Gauchos...”, el tercer documento en orden cronológico, ubicado también por Assunção, procede de Montevideo y es de agosto de 1780, refiriéndose, entre otras cuestiones, a los “contrabandistas bagamundos u ociosos que aqui se conocen pr.Gauchos.” [10]

Para resguardar los campos de las depredaciones “de portugueses contravandistas y foragidos a los cuales se agregan los nuestros de la misma especie que andan en cuadrillas respetables ... pues es savido haver havido juntos en la Sierra hasta mas de 300, armados viviendo en Tolderias, con mugeres robadas y todas las demas cosas que miran a una larga subsistencia[11] se propone la creación de guardias permanentes o volantes formadas por “hombres de a caballo, enlazadores, diestros en el manejo de las bolas y en los usos precisos para vivir y mantenerse siempre en aquellos parages”.
Pero de inmediato aparecen algunas pruebas de cierta tolerancia o connivencia de aquellos comandantes de campaña, como la que se deja entrever en el siguiente documento de diciembre de 1784, donde se dice que cierta persona “ha comprado partidas de cueros a unos hombres vagos que llaman Gauchos los que faenaban Cueros en los citados campos ... no atreviéndose la partida destinada pa. Celar aquellos campos a embargar los cueros, ni aprehender a los Gauchos[12], siendo que esos cuerpos se habían establecido para que persiguiesen y arrestasen “a los muchos malevolos, Ladrones, Desertores y Peones de todas castas que llaman Gauchos o Gauderios, los cuales sin ocupacion alguna, oficio ni veneficio solo andan bagueando y circulando por entre las Poblaciones y Partido de este Vecindario y sus inmediaciones, viviendo de lo que pillan, ya en Changadas de Cueros, ya en arreadas de Cavalladas robadas y otros insultos por el trafico clandestino, sin querer conchabarse en los trabajos diarios de las Estancias, Labranzas ni recogidas de Ganado ...[13]

Delimitação da Região do Pampa
http://blog3b2011.blogspot.com.ar/2011/08/biomas-cerrado-e-pampa.html

En la documentación portuguesa aparece tan sólo a partir de enero de 1787 en el Diario de José de Saldanha, que contiene los informes de la respectiva comisión demarcadora de límites entre las posesiones de España y Portugal, cuando al vadear el Passo do Arroyo de Caroya, expresó lo siguiente:

"De hum, e outro lado deste passo, assáz bom, e digno da passagem de carros, ou carretas, se as vezinhas Coxilhas o permittissem encontramos destroçados ranchinhos, e vestigios de Coureadores, e Gaúches do Campo....... palavra Hespanhola uzada neste Paiz para expressar aos Vagabundos, ou ladroens do Campo, quaes Vaqueiros, costumados a matar os Touros chimarroens, a sacar-lhes os couros, e a leva-los ocultamente as Povoaçôes para sua venda ou troca por outros gêneros"
A uno y otro lado de este paso, asaz bueno y digno del paso de carros o carretas, si las cuchillas vecinas se lo permitiesen, encontramos ranchitos destrozados, y vestigios de Cuereadores y Gaúches del Campo”, aclarando el autor en la nota respectiva, “palabra Española usada en este Pais para expresar a los Vagabundos o ladrones del Campo, cuales Vaqueros, acostumbrados a matar los Toros cimarrones, a sacarles los cueros, y llevarlos ocultamente a las Poblaciones; para su venta o trueque por otros géneros.[14]
Ese comentario revela manifiestamente que, aunque usado en aquel país, dicho vocablo no tiene su origen en el idioma portugués, por lo que su autor lo atribuye al habla castellana propia del territorio contiguo, separado por una inestable zona fronteriza de la que después sería conocida como “terra gaúcha”, estado de Río Grande do Sul, en la actual República Federativa do Brasil. 





[1] - Carta de Francisco Bruno de Zabala (1746) transcripta por Fernando O. Assunção: Historia del gaucho - Ed. Claridad - Bs.As. - 1999
[2] - Carta de Francisco Bruno de Zabala (1785) transcripta por Coni en obra citada.
[3] - Emilio A. Coni : obra citada y Campaña del Brasil : Archivo General de la Nación – Bs.As. – 1941
[4] - Carta del 27 de setiembre de 1763 al comandante portugués Manuel de Silva Paes : Campaña del Brasil – Archivo General de la Nación – Bs.As. - 1941
[5] - Carta del gobernador de Buenos Aires Francisco Bucareli y Ursúa al Virrey del Brasil (30 de enero de 1768): Campaña del Brasil – Archivo General de la Nación – Bs. As. - 1941
[6] - Evangelio de San Lucas : 24-53 : “et ipsi adorantes regressi sunt in Hierusalem cum gaudio magno” (Despues de haberle adorado, ellos regresaron a Jerusalen con gran gozo). También encontramos este término en las glosas o anotaciones escritas en la lengua romance hablada en el siglo XI: "...ke denante ela sua face gaudioso segamus. Amen”, frase que en castellano se interpretaría como "...que ante su rostro gozosos estemos. Amén." - Monasterio de Suso en S. Millán de la Cogolla - La Rioja (España) – http://www.larioja.com/cultura/lengua/1le.htm
[7] - Concolorcorvo: El lazarillo de ciegos caminantes (1773) – Ed. Espasa Calpe Argentina S.A. – Bs.As. - 1946
[8] - Diario de Oyarbide (1796) transcripto por Coni en obra citada
[9] - Fernando O. Assunção : Historia del gaucho - Ed. Claridad - Bs. As. - 1999
[10] - Fernando O. Assunção : obra citada. 
          Ricardo Rodríguez Molas: Centro Editor de América Latina - Bs. As.- 1982  
[11] - Oficio de Ortega y Monrroi (1784) transcripto por Coni en obra citada
[12] - Colección de documentos copiados en España por Mario Falcao Espalter, transcripto por Assunção en obra citada.
[13] - Informe de Lorenzo Figueredo a José Varela y Ulloa fechado en Montevideo el 30 de abril de 1790 transcripto por Coni en obra citada
[14] - Diario Rezumido e Histórico, ou Relação Geographica das Marchas o Observaões Astronomicas, com Algumas Notas sobre a História Natural, do Paiz, por José de Saldanha, traducido por Assunção en su obra citada - Diário resumido do Dr. José de Saldanha - Segunda-feira 1º de Janeiro de 1787 -
http://lhs.unb.br/atlas/Segunda-feira_1%C2%BA_de_Janeiro_de_1787


        Emperador Pedro II de Brasil        
(Vestido como gaúcho con fino poncho llamado de pala)
Uruguayana - Rio Grande do Sul (1865)
Autor: Luigi Terragno
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Ya se ha hecho referencia en páginas anteriores a las primeras manifestaciones de la interesada penetración de los vaqueadores hispano-criollos en los campos riograndenses. En 1738 “se sabe y es público que algunos o todos que llamamos changadores se han pasado a los portugueses y que estos han llevado sus caballadas para hacer corambre entre los portugueses y tambien correr bacas...”, según expresara un alcalde encargado de la seguridad interior en el Cabildo de Montevideo.[1]
Por su parte, escritores brasileños como Aurelio Porto, refiriéndose a las comunidades aborígenes de aquel territorio, dice que obedecían a un cacique superior, “ou rei, como se intitulava, chamado d. Miguel Caray, último rei dos minuanos, como primeiro gaúcho do campo” y que, según Diego de Alvear, sería hijo de un tal Zapata o Ayala, de origen español, natural de Santiago del Estero, establecido a principios de 1700 en un arroyo que desagua en Lagoa Mirim, conocido más tarde como “arroio do Zapata, ou do Ayala”. Descendiente de indígenas, por parte materna, tenía Caray cuatro mujeres y habiéndose desempeñado como peón del hacendado Francisco Pinto Bandeira, consideró ponderable que una de sus hijas conviviera con Rafael Pinto Bandeira, hijo del anterior [2] "a melhor espada brasileira do século XVIII" y "primeiro caudilho riograndense de os gaúchos do campo", que disfrutó toda una vida de “campereada, aventura, luta e romance”, correrías merced a las cuales adquirió “incomparável riqueza material, milhares de reses, muitas léguas de campo e uma residencia faustosa” (según Oyarvide, también caballada de la mejor la calidad con “la marca de los vecinos españoles de Corrientes, Santa Fe y Montevideo”) prendado en cierta ocasión de una prisionera "mandou retirá-la dentre a fila, e sem maior demora resolveu desposá-la em o leito nupcial formado pelos arreios da cavalgadura extendidos sôbre o solo, tendo por teto o firmamento estrelado", aunque para su formal desposorio prefiriera una "senhora de rara distinção e virtudes."[3]
El párrafo anterior ilustra sobre la confusión étnica dominante, pero siempre está presente el componente español o criollo de las provincias interiores, debiendo agregarse, a su vez, que “caray” es, en realidad, palabra guaraní que significa astuto, mañoso, sagaz, ladino. Vocablo con que honraron a sus hechiceros y así también lo aplicaron a los españoles.[4]

Bastarán, además, unas breves líneas, procedentes de distintas fuentes, para esbozar, en su idioma original, la pintura del paisaje sulino y aquellos matices que más nos interesan de la expresión humana.
“... os pastos são immensos e cobertos de grandes manadas de bois, cavallos, corças e veados ... os abestruzes percorrem estas campinas com a ligeireiza do raio ..... náquelle paiz ninguem sahe de casa a pé, e até os que conduzem gados, ovelhas, carneiros, etc. para pastarem pelas sus ilimitadas planicies, andam sempre a cavallo, e com uma destreza maravilhosa. Tudo n´este paiz é grande e maravilhoso, mas muito tem que desbravar a industria humana: os habitantes cultivam apenas uma parte de seus campos, e o resto fica para pastagens de gados. O seu principal negocio consiste nos couros dos bois, e carne sêcca ...” [5]

Pedregal - Santana do Livramento - Rio Grande do Sul - Brasil
Autor: Eduardo Amorim
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El esclarecido viajero tantas veces citado, Félix de Azara, dejó un fiel relato de la forma como se efectuaban las matanzas de ganado en cercanías de San Miguel, antiguo pueblo guaranítico que había estado en el área de las misiones jesuiticas y en cuyo territorio se encontraba este testigo ocular en 1784 con motivo u ocasión de uno de sus tantos viajes por el país, método similar al utilizado secularmente en las pampas del otro lado del Plata.

“Se junta una cuadrilla de gente, por lo común perdida, facinerosa, sin ley ni rey, y va donde hay ganados. Cuando hallan una tropa o punta de ellos se forma en semicírculo, los de los costados van uniendo el ganado y los que se van en el centro llevan un palo largo con una media luna bien afilada con que desgarretan todas las reses, sin detenerse hasta que acaban con la que hay o las que tienen por necesarias. Entonces vuelven por el mismo camino y el que desgarretó, armado de una chuza penetra con ella la entraña de cada res para matarla, y los demás le quitan el cuero que cargan consigo para estirarle en estacas.  Por lo común el que hizo el ajuste con dicha gente satisface un real por res al que desgarretó y chuceó, y a los demás un real por cuero. Toda la carne se pierde y cuando mucho se aprovecha algún sebo. Además se pierden las terneras jóvenes que quedan sin madres.[6]

Al mismo tiempo que los primeros vecinos agricultores se extendían por el litoral marítimo brasileño, otra población nacía y se formaba en las campañas del sur, teatro “das correrias dos aventureiros”, que abandonando la afanosa existencia “da labuta agrícola”, se entregaban al seductor nomadismo de la “caça dos numerosos rebanhos de gado bravio”. Si hacia 1800 “a população errante dos campos e charqueadas era calculada apenas em pouco mais de quatro mil homens. Pela mesma data contavamse tão sòmente quinhentos e tantos propietários de estáncias no interior, no resulta difícil imaginar la situación en décadas anteriores. ”Era o deserto.
Diseminados en pequeños grupos perdidos, “insulados na planura, fora do alcance da lei e da autoridade”, el medio les impone una especial forma de vida “em que os instrumentos são o cavalo, o laço e as boleadeiras” y para cuyas faenas se requiere “fôrza física e habilidade excepcionais ... agilidade, destemor e resisténcia”, debiendo además resignarse a morar precariamente en “algum rancho solitario ... cabanas toscas de barro com tôldo de palha, onde se deixam viver, abarregados com as chinas”.
Fuera de los momentos de intensa actividad en los “rodeios”, “a sua existéncia transcorre entre a ociosidade e a violéncia... ao pé do fogo, nos galpões o bolicho, lugar de jôgo e bebida em que se ajustam as carreiras, firmam-se as apostas, surgem os conflitos e travam-se as brigas”.[7]

Bagé - Rio Grande do Sul - Brasil
Autor: Eduardo Amorim
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En cuanto al estilo de vida en aquellos pagos, recogemos el traducido testimonio del natu-ralista francés Auguste de Saint-Hilaire, "Na Capitania do Rio Grande, quando se sabe domar um cavalo bravo, atirar o laço, lançar as bolas, castrar um touro, sangrar um boi, nada mais se quer saber", y los no menos reveladores párrafos de Lou- renço Mário Prunes referidos al régimen alimenticio de aquellas gentes: “Carne assada, carne cozida, carne picada ou cortada en pedaços, sempre carne, seja de boi ou de vitela, às vêzes de ovelha, carne pela madrugada, ao meio-dia, carne à tardinha. Carne bastante, mas sempre acompanhada do chimarrão quente ... No geral os nossos escritores, quer os do fim do século passado, quer os mais recentes, não concebem a figura do gaúcho sem o chiripá ...[8] 
Es en ese ámbito donde se incorporan los vocablos más frecuentes de las pampas rioplatenses, procedentes de distintos lenguajes indoame- ricanos, guaraní, quechua, aymara o del más puro castellano que se entremezclan con términos preexistentes del idioma portugués (recuérdese su común origen románico) pero que aquí adquieren nueva identidad en relación con las personas, cosas y actividades predadoras que se desarrollan en las llanuras y cuchillas de las pampas uruguaya y brasileña.[9]

-arreada, "apreensão de gado alçado ou de gado alheio; roubo de gado. (Variedad: arriada.)"                                                  
guacho, cavalo ou terneiro criado em casa; é quase o mesmo que enjeitado ou exposto, por não ser alimentado pele própria mãe”.
cancha, “um lugar no matadouro das charqueadas, onde o boi vai morrer; lugar onde um parelheiro está acostumado a correr”. (Del quechua kancha, recinto, patio, solar destinado para alguna actividad)
- charqueada, "grande estabelecimiento (estancia o fazenda) em que se carneia e se prepara o charque salgado".
- charqueãr, “preparar a carne da rês o dela fazer charque”. 
- charque salgado, “ou simplesmente charque é a carne sêca preparada em mantas com sal”. (Del quechua ch'arki)
- mate, "1 Árvore da família das aquifoliáceas, de cujas folhas se faz o chimarrão. (Ilex paraguaiensis.); erva-mate. 2 A bebida resultante da infusão de erva-mate, preparada em cuia de porongo e sorvida por meio da bomba. 3 A porção ou conteúdo de bebida que se ingere a cada vez, no grupo de mateada. 4 Mate-amargo: chimarrão, mate sem açúcar. Mate-doce: mate com açúcar ou com mel. 5 Em algumas regiões do Rio Grande ao mate-doce chama-se simplesmente mate. (Do quíchua, mati, cuia onde é tomada a bebida, pelo cast. plat. mate.)".
- porongo, (del quechua purunku) "1 Fruto do porongueiro, oco e de casca dura, utilizado na confecção de cuias para chimarrão, bóias para aprender a nadar, etc. 2 Mat. Cuia de chimarrão. (V. cabeça-de-porongo.) (Do quíchua, poronco, vaso de barro de boca estreita, pelo cast. plat. porongo.)
- chimarrão, (cimarrón) “o gado que vivendo no mato não obedece ao costeio nem rodeio. Também se chama chimarrão o mate feito sem açûcar”. 
- chiripá, “baeta encarnada que os peaes usam trazer ao redor da cintura”. 
- quincha, “coberta da casa ou carrêta, feita de palha”. (Del quechua kincha)
- querência, “lugar ou paragem onde o animal assiste de ordinario ao pasto, ou onde foi criado”. 
- egua madrinha, "é aquella junto a da qual se acostuma a pastar porção de cavallos: algumas vezes tem ao pescoço um Sincerro, especialmente en viagem, ao som do qual os cavallos e mesmo as bestas seguem reunidos". 
- pagos, "o mesmo que lares, na campanha se diz: vou para os meus pagos".
- guayáca, "cinta de couro lavrada com bolsa para guardar dinheiro e mais misteres". (wayaqa: en el mundo andino, talega o taleguilla, bolsa o bolso, tejido de lana de alpaca o llama).
- tapera, "casa ou sitio abandonado" (del guaraní o  avañe'ẽ: tába, pueblo y pûera, pretérito) con el significado de lugar que estuvo poblado (taperéra, pueblo que fue).
- caracú, "osso da perna do animal" (igual grafía que en guaraní; significa tuétano, médula de los huesos de un animal)
- poncho, (do castelhano poncho) vestidura de  la mãis ou menos quadrada con uma abertura no meio para enfier a cabeça. O poncho chamado de pala é de fazenda mais fina com as pontas arredondadas; é mais leve, mais curto, e na campanha é considerado como trajo mais decente. (En aymara y quechua phalata era fina lana de alpaca o llama) 

El sustantivo china, aplicado aquí a las mujeres indias o mestizas, en la lengua originada en el Perú se utiliza para designar al género femenino, pero de los animales, con el significado de hembra (“china llama” o llama hembra)
Si el hombre de las pampas o de las cuchillas era, en términos generales, manifiesta o disimuladamente discriminado por la sociedad urbana, que no debiera decirse de la mujer, aquella que moraba en los misérrimos ranchos plantados en las afueras de los poblados o en la soledad de los campos.
Tanto en el área del Río de la Plata como de Río Grande do Sul "la carga semántica del término china, desde su incorporación a la lengua castellana en la primera mitad del siglo XVI hasta la actualidad, tiene siempre una connotación negativa, peyorativa o subvalorativa, se ligaba una moral sexual dudosa a una diferencia racial o étnica.”
Ocurre que la vida afectiva de estas mujeres de la campaña, especialmente de las más pobres, cuando no estaba “signada por la ilegitimidad, las uniones informales y los amores pasajeros, desde el comercio sexual esporádico, sin cohabitación, hasta la vida en común y el rapto”, estaba sometida al “ejercicio de la violencia física masculina, diferentes formas de maltrato físico, abusos sexuales, muerte por cuchillo, rapto, secuestro y distintas formas de injuria.”[10]


No  rancho  -  Bagé - Rio Grande do Sul - Brasil
Autor: Eduardo Amorim
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Es en estos pagos donde al ganado alzado se lo conoce como “gado chimarråo” (cimarrón) o “gado chucro”, como escribe, entre otros Florencio de Abreu [11], “gadaria chucra” dice Lopes Neto [12], para referirse a la ganadería brava o arisca que vagaba por aquel territorio en tiempos pretéritos, vocablo derivado del queshua “chukru[13], duro, que con el sentido de recio y tenazmente montaraz e indócil se aplicó en ambos márgenes del Plata al ganado equino, vacuno o mular difícil de domesticar, término que en los campos riograndenses se conservó, de acuerdo a los antecedentes mencionados, aun con mayor pureza que en la jerga mestiza de las pampas, donde, por alguna razón fonológica pasó a ser “chúcaro”, así como recreando la fonación “chakra” los primeros españoles pronunciaron “chácara” para referirse a las tierras de labrantío.
Pero el punto que estimamos más importante para demostrar la vigencia del quechua en aquel país y su empleo como gentilicio, es el que se refiere a la locución “guasca”, que en los nuevos contornos a donde es llevada por el criollaje rioplatense que entra en contacto con el hombre de las cuchillas pasa a significar, no sólo “qualquer tira ou correia de couro cru”, sino fundamentalmente “homen rústico, forte, guapo, valente, mulherengo e indiferente à morte”.
Al respecto dice Romaguera Corrêa: "a acepção genuína é de tira ou corda de couro, mas também se aplica ao rio-grandense da campanha”, mote que – según este autor – les habrían aplicado los norteños habitantes de las ciudades y que ellos aceptaron y generalizaron. [14]
En ambas orillas del Plata se formaron estamentos transgresores que constituyeron una segregación de la considerada sociedad común, grupos que, asociados con arreglo a sus elementales tendencias, a sus típicas costumbres y primitivas normas, establecieron, de igual manera, una íntima relación entre las peculiaridades sociológicas y filológicas, siendo aquellas en parte diferentes de la sociedad común, se exteriorizan en un lenguaje en parte distinto que contiene un repertorio de voces y modismos populares, autóctonos y alóctonos, que expresan las particularidades de esa forma de vida, donde “guasca” conservaría, además, el oculto sentido y chusco alcance de símbolo fálico, con el que llegaría al lunfardo de Buenos Aires del siglo XIX.
Lo cierto es que así, “guascas”, se autodenominaban jactanciosamente los vaqueadores y cuereadores por aquellos lugares y en aquellos tiempos, circunstancias en que comienzan las primeras manifestaciones de una nueva cultura, cuya base y estilo son europeos, ya sea portugués o hispánico, pero que incorpora también elementos indígenas y de las pampas rioplatenses.

   Quem é gaúcho de lei                                             A maior das gauchadas
       E bom guasca de verdade,                                  que há na Sagrada Escritura,
   Ama, acima de tudo,                                               - Falo como criatura,
              O bom sol da liberdade.                                     mas penso que não me engano –
     Nos campos de minha terra,                                é aquela em que o Soberano,
   Sou gaúcho sem patrão;                                          na sua pressa divina,
   De a cavalo, bem armado,                                       resolveu fazer a china
   Minha lei é o coração.                                             da costela do paisano!
   ....................................... [15]                                   .......................................... [16]



Pátio interno da Charqueada São João  
Pelotas -  Rio Grande do Sul - Brasil
Imagem: Andrea Dallevo/UOL
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En la literatura regional riograndense mucho se utilizaron, y utilizan, vocablos originados en el quechua o runasimi para la reelaboración del material costumbrista diseminado en esa vasta y, en otros tiempos, alejada región, como en los “contos gauchescos” de João Simões Lopes Neto cuando expresa : " ... foi capitão duma maloca de contrabandistas que fez cancha nos banhados do Ibirocaí ... uma partida de guascas montava a cavalo, entrava na Banda Oriental e arrebanhava uma ponta grande de eguariços ...", como así también supo escribir, "... um dia, um gaúcho pobre, Blau de nome, guasca de bom porte ..." [17]

              Velha infusão gauchesca                    Mate do estrivo bendito,
              Amargo que a gente chupa                 De topete levantado
              Já de poncho na garupa                      O porongo requeimado                      
              Para a tropeada do mundo,                Que te serve de vazilha                      
              Algum mistério profundo                    Tem o feitio da coxilha   [19]        
              Te revirou do avesso,                         Por onde o guasca domina,               
              Porque és doce no começo                E esse gosto de resina                      
              E tão amargo no fundo!                     Que não é amargo nem doce           
         ............................................. [18]            É o beijo que desgarrou-se          
                                                                         Dos lábios de alguma china!
                                                                          ......................................... [20]


Por último, como un detalle marginal, cabe destacar otra expresión gaúcha "muito semelhante ao espanhol", debe entenderse al español de las pampas rioplatenses, “tchê”, utilizada para enfatizar la oración, sin un significado concreto, "interjeição que se encaixa em praticamente qualquer frase ou situação", fundamentalmente denota un trato amistoso o de familiaridad en la conversación informal.

“En guaraní che significa “yo” y “mi”. El habla del litoral con su mezcla de modismos y palabras guaraníes, dio origen al característico “checheo” argentino; en la zona se dice “che amigo”, “che patrón”, “che señor”, etc. (“mi amigo”, etc.) De allí quedó, como “muletilla”, el uso del che fuera de contexto para dirigirse a las personas.” [21]






[1] - Emilio A. Coni: El Gaucho – Ed. Solar / Hachette – Bs.As. – 1969
[2] - Revista Província de São Pedro - Ed. Livraria do Globo (1945-1957)
http://www.ipct.pucrs.br/letras/saopedro/INDEX.HTM
[3] - Carlos Reverbel : História popular de um fronteiro – Rev São Pedro: 
http://www.ipct.pucrs.br/letras/saopedro/HTM/04/141.HTM 
[4] - Tesoro de la Lengua Guaraní Compuesto por el Padre Antonio Ruíz de Montoya de la Compañía de Iesus - En Madrid por Iuan Sanchez - Año 1639 - Publicado nuevamente sin alteración alguna por Julio Platzmann - Leipzig - B.G.Teubner - 1876
[5] - Francisco de Paula d´Azeredo: Em tránsito pelo Rio Grande do Sul em 1816 --RevístaoProvínciaodeoSãooPedroo(1945-1957) - http://www.ipct.pucrs.br/letras/saopedro/htm/21/026.HTM
[6] - Juan María Gutiérrez : Memorial presentado por los hacendados de Bs. Aires y Montevideo en el año 1794 (Introducción) - La Revista de Buenos Aires – Bs. As. - 1866
[7] - Rubens de Barcelo: Esbôço da formação social do Rio Grande: 
http://www.ipct.pucrs.br/letras/saopedro/HTM/03/013.HTM
[8] - Lourenço Mário Prunes : O Rio Grande do sul em 1820 a traves de Saint-Hilair - Revísta Província de São Pedro (1945-1957):   
http://www.ipct.pucrs.br/letras/saopedro/htm/21/119.HTM 
[9] - Antonio Álvares Pereira Coruja: Coleção de vocábulos e frases usados na Província de São Pedro do Rio Grande do Sul (1851)  - http://www.ipct.pucrs.br/letras/saopedro/HTM/07/161.HTM
Batista Bossle: Dicionário Gaúcho Brasileiro - http://dicionariogaucho.com.br/index.php?l=A
[10] - Diana Marre : Identidades excluidas. Una propuesta para el rescate de las chinas de los márgenes de la Nación (Incluye citas de estudios efectuados por Susan Socolow y Carlos Mayo) – http://www.desafio.ufba.br/gt4-009.html#_ftnref1
[11] - Florencio de Abreu:O gado bovino e sua influencia na antropogeografia do Rio Grande do Sul: Revista Província de São Pedro - Ed. Livraria do Globo (1945-1957): 
http://www.ipct.pucrs.br/letras/saopedro/INDEX.HTM
[12] - João Simões Lopes Neto, uno de los creadores “do regionalismo gaúcho”. Frase transcripta de uno de sus “Contos Gauchescos” (1912) por Carlos Reverbel, en fuente precitada,
[13] - César A. Guardia Mayorga : Diccionario Kechwa – Castellano : Ed. Los Andes – Lima - 1971
[14] - Victor Russomano : Adagiário gaúcho – Rev. Prov. de São Pedro: 
http://www.ipct.pucrs.br/letras/saopedro/HTM/12/127.HTM
[15] -Versos anónimos recopilados por Augusto Meyer y transcriptos por Moacyr Flores (Doutor em história, professor e escritor) en Correio Riograndense  
http://www6.via-rs.com.br/esteditora/correio/4750.html
[16] - Jayme Caetano Braun: poeta contemporáneo - “China” (frag.) 
http://www.geocities.com/Athens/Acropolis/2776/china.html
[17] - João Simões Lopes Neto: Contos Gauchescos (1912)
http://www.paginadogaucho.com.br/bibli/contosg-16.htm
[18] - Jayme Caetano Braun:"Amargo"(frag.): http://www.paginadogaucho.com.br/poes/jcb-amar.htm
[19] - Coxilha : cuchilla, colina, lomada. A aquel bravo hombre de a caballo, guasca o gaúcho, también se lo llamaba presuntuosamente “o monarca das coxilhas”.
[20] - Jayme Caetano Braun : “Chimarrão do Estrivo” (frag.) : fuente citada
[21] - Lic. Miguel A. Palermo – Literatura y folklore – CEAL – Bs. As. - 1980


Gaúchos en una feria de ganado fuera de Alegrete, Río Grande do Sul, Brasil en 1969
Autor: Gauchoguy
https://commons.wikimedia.org



4. La cuestión etimológica

En cuanto al origen de la palabra gaucho, Assunção hace gala de un exhaustivo conocimiento y análisis de la profusión de hipótesis formuladas al respecto, tanto de las que se originan en las lenguas indoamericanas como en los más remotos idiomas europeos. [1]
No menos profundo es el estudio comparativo realizado por Morínigo quien parte de una aseveración precisa y válida hasta el día en que pueda comprobarse fehacientemente lo contrario: es una voz de etimología incierta.[2]
“Se alguém pudesse reunir os mais respeitados filologistas e historiadores que se dedicaram à questão em uma sala, chegaria a uma conclusão simples: ninguém sabe de onde a palavra veio.”[3]
Sabido es que durante el siglo XIX el término "gaucho" se difundió, tanto por el territorio sudamericano como así también por el viejo continente, propagado por la gente del común y por una larga lista de viajeros extranjeros, muchos de los cuales están citados en este trabajo, quienes lo aplicaron, indiscriminada e impropiamente, a todos los pobladores de las pampas, desde el patrón terrateniente al sufrido peón de estancia, desde el pacífico labrador al matrero errante, acaso fugitivo o desertor.
En primer término deberíamos dilucidar si debe considerarse como forma primera el término español "gaucho" y como forma derivada el portugués "gaúcho", o viceversa. Pero esto lleva a pensar otra vez en la locución o grafía que posiblemente haya dado origen a ambas.

Una interpretación castellana

Assunção conjetura que gaucho deriva de una palabra castellana, al menos usada en España y que en estas tierras se habría empleado, en sentido figurado, como desviado, mal inclinado, descarriado.
Debe tenerse en cuenta que, como señala este autor, la palabra en cuestión no aparece en las tres primeras ediciones del Diccionario de la Real Academia (1734 a 1791) registrándose su incorporación recién en la cuarta edición de 1803, pero relacionada exclusivamente con la arquitectura.

REAL ACADEMIA ESPAÑOLA
http://ntlle.rae.es/ntlle/SrvltGUILoginNtlle

Significado que sería el único por algún tiempo, hasta que aparece una segunda acepción, que hace referencia al “habitante medio salvaje de las rancherías que hay en las inmensas pampas o llanuras...", en la obra del valenciano Salvá, eminente lexicógrafo, afamado gramático y reconocido bibliógrafo, librero y editor español, que en su obra maestra se propuso, entre otros aspectos, corregir errores del diccionario académico, adicionar distintas acepciones e incorporar voces americanas de uso generalizado. 

"Nuevo diccionario de la lengua castellana que comprende la última edición íntegra, muy rectificada y mejorada del publicado por la Academia Española y unas veintiséis mil voces, acepciones, frases y locuciones, entre ellas muchas americanas, añadidas por don Vicente Salvá".
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA
http://ntlle.rae.es/ntlle/SrvltGUILoginNtlle


Oficialmente sólo muchos años después, en 1852, admite el DRAE el significado referido al habitante campestre de las llanuras. 



REAL ACADEMIA ESPAÑOLA
http://ntlle.rae.es/ntlle/SrvltGUILoginNtlle

Por ser gaucho/cha un galicismo técnico usado en arquitectura, así como en otras artes y oficios, originado en el término francés gauche: “Izquierdo, opuesto al lado derecho, perteneciente al lado siniestro // Torcido, no recto, no derecho; atravesado, mal colocado, mal dispuesto, etc."[4], desaparece del ilustre diccionario a partir de 1884, debiendo reemplazarse por “alabeado” o “alabeo”, con el sentido de vicio que toma una superficie al torcerse o combarse, quedando únicamente la primera entrada, que se aplicaría a nuestro tipo social de las llanuras rioplatenses, pero aquí en tiempo pretérito, como supuesto “hombre de color que llevaba vida errante y aventurera en las dilatadas campiñas ...”, agregándose como segunda acepción la que desde tiempo atrás era usual en estas tierras, aplicada a todo hombre que se desempeñara en tareas rurales, particularmente en las relacionadas con la ganadería. 


DRAE  1884   -   Internet Archive
https://archive.org/details/diccionariodel00acaduoft

¿Y porqué se supone que el vocablo gaucho, aplicado al hombre de las pampas bonaerenses y de las cuchillas uruguayas y riograndenses, derivaría de su homográfo gaucho/cha, utilizado en aquel tiempo en el área de la geometría, arquitectura, topografía, navegación, etc., originado a su vez en el término francés gauche? 
Debe considerarse que aquel vocablo fue el último en aparecer en esta aparente familia de palabras y, lógicamente, se buscó su antecesor entre el repertorio léxico de la lengua castellana, que por entonces había incorporado el galicismo aludido, proveniente de gauche y éste de gauchir, que además de "ladearse, torcerse, alejarse de la línea recta, etc.", daba entrada a una cuarta acepción: 

"Tener torcida intención, no proceder con rectitud" [5]

Supuestamente, por ese sentido se les habría endilgado el despectivo epíteto de gauchos a aquellos individuos mal inclinados, malintencionados, desviados, descarriados, vagabundos, cuatreros, dedicados a apropiarse de grandes cantidades de ganado para su venta clandestina o a efectuar matanzas para obtener y traficar su corambre.
Calificativo que también hubiesen merecido el fletador y la oficialidad de los buques mercantes franceses que se acercaban a las costas uruguayas de Maldonado para contrabanderar cueros por mercancías; los estancieros fronterizos, orientales y brasileños que compraban a aquellos el producto de sus andanzas, o los contrataban para vaquear ganado propio, ajeno o mostrenco y, porqué no, los pulperos, comerciantes y acopiadores que también lucraban con ese rubro.

Esta hipótesis puede objetarse diciendo que por tratarse de un rebuscado tecnicismo culterano, de uso muy limitado aún en España, no parece posible que, al mismo tiempo, su divulgación se haya extendido hasta las costas de Maldonado, Colonia y Montevideo en la segunda mitad del siglo XVIII; menos aún, que su empleo se hubiese vulgarizado de tal manera que es empleado en los partes de rústicos comandantes de las fronteras orientales de aquel entonces con el alcance de malhechor o forajido.

Al respecto, parecer oportuno intercalar el siguiente párrafo. Finalizaba el siglo XVIII y el Virrey Nicolás de Arredondo pretendía que el Cabildo le elevase una relación pormenorizada de los hacendados existentes en cada partido, sus nombres y parajes de residencia, calidad personal, es decir, españoles, indios, mulatos, etc., cantidad de tierras que individualmente poseían, número de cabezas de ganado vacuno, caballar o lanar que mantenían bajo rodeo, marca o señal que cada uno utilizaba, como así también de “los Sugetos que tengan ganados sin tierras”, todo ello con el objeto de conformar un padrón de los vecinos de la campaña para mejor proveer a la inspección, vigilancia y amparo de las campañas o, como dice el acta respectiva, “á fin de q.e se arregle la policia de los Campos, y se ebiten los desordenes, q.e S.E. como tan celoso desea remediar ...”; recién un año después el ayuntamiento responde, “pesaroso de no haber podido cumplir sus deseos, desempeñando las ordenes de V.E. como correspondía á ellos, y a la gravedad del asunto; Por que no pudiendo dar la comision á otros sugetos que a los Alcaldes de la Santa Hermandad se hallaba con la moral imposivilidad, y con el Tropieso, de que careciendo de la instrucción necesaria, pues apenas los mas Savian leer, y malamente escribir, por no haber otros en la campaña de que hechar mano, no podia conseguir de ellos el desempeño de la comision ...[6]
Si la cuestión fuese tan simple, los señores regidores, casi todos estancieros, seguramente evasores y traficantes de ganado, corambre y granos con las llamadas provincias de arriba y con los mercados ultramarinos, no se hubiesen demorado en elevar dicha contestación, aparentemente no estaban dispuestos a ser estrictamente controlados en sus menesteres, por lo que escogieron un argumento verosímil y convincente para eludir esa tarea, razonamiento que sirve, eso sí, para poner de manifiesto el grado de conocimientos adquirido por la mayor parte de la población de entonces.


                                  https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Reducciones.PNG

Es más razonable otra suposición de Assunção relacionada con los tratados de límites entre España y Portugal de 1750 y 1777, por los cuales cada corona designó decenas de geógrafos y topógrafos, o expertos en mediciones del terreno, de origen español, portugués, alemán, italiano, suizo, etc., para proceder a la demarcación de ambos dominios, los que estaban en condiciones de manejar esa terminología. A pesar de haberse estipulado en 1761 la nulidad de todo lo actuado con respecto al primero y el incumplimiento del segundo por parte del gobierno portugués, muchos de esos peritos, como Félix de Azara, Diego de Alvear, Juan Francisco Aguirre o Andrés de Oyarvide, realizaron numerosos viajes de investigación dejando textos trascendentales para el conocimiento geográfico e histórico del país, sin que se haya encontrado, hasta ahora, escrito alguno que pruebe la utilización del vocablo castellano en cuestión.

Al respecto deben tenerse muy en cuenta las siguientes apreciaciones de Coni referidas a uno de ellos, Andrés de Oyarvide, a propósito de su extensa Memoria, importante trabajo de geografía matemática y relevamiento cartográfico: 
“Ningún autor como Oyarvide ha dado mayores detalles sobre la vida gauchesca, y sin embargo es el menos citado y consultado, por cuanto sus referencias al tema se encuentran dispersas en su extensa obra y semiperdidas entre tediosas observaciones astronómicas. Es de observar que Oyarvide siempre llama changadores a nuestros personajes, lo que permite suponer que el calificativo gaucho no debía estar todavía muy difundido.” [7]
No obstante, es posible que aquellos comandantes orientales hayan recogido el término gaucho cuando paulatinamente se dispersaba por los campos a partir de su relativa cercanía, en tiempo y espacio, con los misioneros, que no sólo asentaron, durante casi dos siglos, los treinta pueblos y estancias jesuíticas, sino que también estuvieron en la convulsionada Colonia do Sacramento y en la aldeana Montevideo hasta su expulsión y confiscación de bienes, muebles, papeles y efectos, dispuesta por reales decretos entre 1759 y 1769, poco tiempo antes de la primera utilización documentada de aquel vocablo, los que, siendo "auténticas personalidades en el campo de la más alta cultura del siglo”, al decir de Vicente Sierra, que tanto se destacaron en el ámbito de la arquitectura como en las ciencias matemáticas y la astronomía, precursores del estudio etnográfico de las comunidades aborígenes y en la descripción cartográfica de la geografía física y humana de territorios prácticamente desconocidos, ellos estaban estaban en condiciones de conocer la etimología de aquel tecnicismo y dotarlo de un nuevo contenido semántico que respondiera a la realidad circundante, aunque tampoco se ha encontrado evidencia alguna al respecto.

Por más que la marinería francesa frecuentase aquellas costas, no parece posible que alguien haya adquirido estos vocablos directamente del lenguaje oral, fonéticamente "gauche" suena aproximadamente como /gosh/ y su palabra generadora "gauchir" se pronunciaría /goshier/, habría que suponer la improbable lectura, en aquel tiempo y en aquellos lugares, de algún manuscrito o impreso con dichas grafías y sus significados, a menos que se tratara de alguno de los versados funcionarios o misioneros referidos en los párrafos anteriores.




[1] - Fernando O. Assunção : Historia del gaucho - Ed. Claridad - Bs. As. - 1999
[2] - Marcos A. Morínigo : Nuevo Diccionario de Americanismos e Indigenismos - Ed. Claridad - Bs. As. - 1998
[3]-Lígia Gomes Carneiro
http://www.riogrande.com.br/historia/temas_origemgaucho.htm
[4] - Vicente Salvá: Nuevo Diccionario Francés-Español y Español-Francés - Ed. Garnier Hnos. - París - 1862
[5] - Vicente Salvá: Nuevo Diccionario Francés-Español y Español-Francés - Ed. Garnier Hnos. - París - 1862
[6] - Oficio del Cabildo al Virrey de marzo de 1791 : Acuerd. Exting. Cabildo de Bs.As. – Arch. Gral. de la Nac. – 1931
[7] - Emilio A. Coni : El Gaucho – Ed. Solar / Hachette – Bs. As. – 1969



Jean Léon Pallière
El agrimensor

Litografía, en negro fondo sepia (1864)
http://talleravb.blogspot.com.ar/


Otra interpretación castellana


El lingüista eslovaco-uruguayo José Pedro Rona se adhiere a la propuesta de otro autor oriental, Buenaventura Caviglia (hijo) sólo en cuanto a que la procedencia del vocablo "gaucho" se remonta a la expresión "garrucho", utilizada peyorativamente por los portugueses en aquella zona fronteriza de las misiones jesuíticas y en cuyo dialecto lugareño - dice Rona - "la /rr/ vibrante velar múltiple del portugués brasileño... en esta zona se transforma en fricativa uvular y aun laringal no diferente virtualmente de la /h/ inglesa" (cuyo sonido parece que es una espiración sutil, casi imperceptible) "por lo tanto este sonido portugués dialectal no puede ser reconocido por el hispano-hablante ni identificado con ningún fonema propio, sino que debe de sentirse como una mera aspiración que el hispano-hablante no puede reproducir. Para él, es más cercano a un cero fonético que a cualquiera de los fonemas de su sistema... Mientras gaúcho ha ganado continuamente terreno en el sur del Brasil hasta convertirse en sinónimo de «riograndense», garrucho se ha ido eclipsando...[1]

Suponiendo que esta sea la secuencia correcta: garrucho > gaúcho > gahucho > gaucho, queda por resolver, admite Rona, el origen y significado de garrucho.

Las palabras garrucho-garrucha tuvieron y en parte aún conservan, amplia difusión en la península ibérica, en el primer caso para denominar ciertos aparejos marítimos; en el segundo, como una simple o acaso pesada polea, mecanismo vital en las construcciones de la época para levantar o mover cuerpos pesados o voluminosos (incluso como elemento de tortura que producía el descoyuntamiento del reo, tormento también conocido como garrucha) así mismo, con esta denominación se conocen distintas danzas, pasos o mudanzas castellanas y leonesas; también se encuentran estos vocablos como antropónimos y topónimos en distintos lugares de España; algunos ejemplares de la flora y de la fauna son, o eran, vulgarmente reconocidos por estos nombres y también un tipo de pistola antigua muy usada en Brasil hasta el siglo pasado. 
Pareciera ser que por su eufonía estas voces fueron adoptadas, en diferentes tiempos y lugares, para distintos tipos de objetos y situaciones, que nada tienen que ver con el asunto que nos ocupa.

Para explicar dicha locución es preciso hacer un breve comentario de historia lugareña. La ciudad de Apóstoles está ubicada en el sur de la provincia de Misiones, a orillas del Chimiray, asentada en la que antes fuera antigua reducción jesuítica de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo (1638) 16 km al sur de otra reducción de la misma época (San José) y a 27 km de  San Carlos de Guabirupá, ésta en la actual provincia de Corrientes, todas en una vasta región que concentró una nutrida población de origen guaraní.
En el casco urbano de la reducción de Apóstoles, lógicamente, se encontraba el templo, muy bien provisto de tallas, esculturas, campanario y lujosos elementos propios del culto, también la residencia de los jesuitas, una gran cantidad de casas, como para albergar a los seis mil nativos que supo tener en su mejor época, talleres, percheles para depósito común de las cosechas, galpones y hornos para hacer tejas, etc.
Fuera de ese trazado, las chacras particulares de los aborígenes, así como extensos yerbatales, algodonales, montes frutales, canteras y fábrica de cerámicas, estancias comunitarias de ganado, etc., de manera que la influencia de la reducción se extendía hasta más allá del río Uruguay a través de una red caminera que la comunicaba con los otros poblados jesuíticos y a 30 km del vado por el cual se cruzaba el río, que con el tiempo sería conocido como el Paso de los Garruchos. (Actualmente se formaron, frente a frente, dos pueblos con el mismo nombre: Garruchos, uno sobre la margen derecha del río Uruguay, en la actual provincia argentina de Corrientes, en el límite con la de Misiones y el otro en el estado brasileño de Rio Grande do Sul.) 

Tras la expulsión de los misioneros en 1667, aquellos antiguos pueblos, como todos los fundados por esta orden, cayeron en total decadencia, además fueron el objetivo de los ataques de mamelucos y bandeirantes luso-brasileños aunque estas poblaciones se encontrasen ubicadas en la margen derecha del río Uruguay. 
  
Faena campera - Garrochistas en la finca Vuelta de la Arena - Andalucía
(Baldomero Martínez 2009)
https://www.flickr.com/photos/baldomartinez

A fines de 1818 la Gaceta de Río de Janeiro, en el marco del reiterado avance portugués sobre el territorio castellano, da cuenta que en el mes de octubre de ese año, en el pueblo de Apóstoles "se acharem 500 garruchos, pouco mais ou menos" y en el pueblo de San José otros 200 con Andrés Artigas.

Con respecto a ese enfrentamiento, se explicaba en esa crónica que "carregando sobre os garruchos, fugiram estes para a Praça", destacando además esa noticia que "A 3 horas da tarde appareceu um corpo de cavallaria, de mais de 200 homens á galope, commandado por André Artigas, en socorro do povo..." y según dice el parte que se transcribe, "matando-lhe 3 garruchos... e no dia 18 foraõ remetidos para o Rio Pardo 38 garruchos inimigos." [2]

Lo cierto es que los portugueses fueron rechazados de Apóstoles por la resistencia de sus pobladores y la oportuna intervención del Comandante General de Misiones Andrés Guaçurarí y Artigas (1778-1821) de típico linaje guaraní y antepasado español, nacido en tierras de la antigua misión jesuítica de San Francisco de Borja, sobre la orilla izquierda del Río Uruguay (en tierras que eran de la corona de Castilla pero que fueron después usurpadas por los portugueses) desde su infancia vivió en Santo Tomé, otro poblado jesuita situado en la actual provincia de Corrientes 60 km al sur del Paso de los Garruchos.
Iniciado durante la Guerra de la Independencia, en la frustrada expedición del Gral. Manuel Belgrano al Paraguay realista, integró después las formaciones orientales organizadas por José Gervasio Artigas, quien lo adoptó y autorizó a usar su apellido, logrando desalojar a los paraguayos reaccionarios que habían traspasado el Paraná y resistir a los brasileños que incursionaban en las márgenes del Uruguay, siendo conocido y exaltado en toda la mesopotamia argentina, pero particularmente en la provincia de Misiones, como el Comandante Andresito.

Monumento a Andrés Guaçurarí
Escultor Luis Rodolfo Ocampo (2001)
Santo Tomé (Prov. Corrientes)

Su tropa estaba formada principalmente por nativos guaraníes y mestizos, es decir civiles, nacidos, criados y avecindados en los pueblos y estancias de las misiones, donde además de su formación en las tareas rurales y en la doctrina religiosa, cultivaron un ancestral odio hacia los portugueses que en repetidas malocas habían asolado históricamente sus rebaños y caseríos; si bien en su armamento había armas de fuego y sables, el elemento ofensivo más usado era una especie de lanza, más bien chuza rudimentaria y tosca de la resistente caña guaraní conocida como tacuara, llamadas taquâ (huecas) taquâ ratí (macizas) taquâ ruçú (grandes) por Ruíz de Montoya, en cuya extremidad se fijaba un metal puntiagudo y cortante, arma que estos milicianos blandían con desparpajo en los escarceos y con temible destreza en sus luchas y entreveros, razón por la cual, cuando se organizaron en formaciones de combate, más o menos regulares, se los denominó como "blandengues".

El despectivo nombre de "garruchos" que les asignaron, en este caso los portugueses, es probable que hiciera referencia a la precariedad de su armamento e, indirectamente a su indiano origen étnico, a la desastrada pobreza de sus vestimentas o a su inestable forma de vida, derivando esa palabra no del portugués, sino del castellano "garrocha", vara de unos tres metros y medio de largo y cinco centímetros de grosor, con una punta de acero (puya) de tres filos, que en la tauromaquia ibérica se empleaba para lidiar en el coso con toros bravíos, pero que también se usaba en las las tareas campestres, como aguijada o picana, para el apartado y arreo del ganado vacuno, aunque era función del boyero estimular, pero no causar heridas profundas.
También es probable que los portugueses se refirieran al ya aludido "Desjarreteador: Instrumento (lança de trabalho) composto de uma afiada meia-lua de metal atada numa taquara comprida. Servia para ferir no garrão e imobilizar o gado alçado, que se reproduzia naturalmente no Pampa, no tempo das vacarias, por volta do século 18. Desjarretador (Do castelhano garrocha)" [3]


Auguste de Saint-Hilaire    (1779-1853)
Poco después, el botánico francés Saint Hilaire, miembro de la Academia de Ciencias de París partió desde Río Grande (Brasil) y pasó a recorrer el territorio uruguayo, que por ese entonces  estaba en gran parte bajo dominio portugués, con el objeto de observar, describir, clasificar y recolectar especímenes propios de la flora indiana, pero sus escritos trascienden dicho asunto, ocupándose también de la crónica histórica y de la descripción costumbrista de los lugares visitados; en su obra Voyage au Rio Grande do sul (1820/21) establece la relación entre ambos vocablos, al escribir:




"Estos hombres sin religión ni moral, en su mayoría indios o mestizos, que los portugueses llamaban Garruchos o Gahuchos y de quienes ya he descrito las costumbres, no tardaron en unirse a Artigas y sus capitanes cuando éstos levantaron la bandera de la rebelión." [4]

Obviamente, es durante estas primeras dos décadas del siglo XIX que tal palabreja aparece escrita y por tanto documentada, pero se ignora desde cuando se vendría usando en el habla coloquial fronteriza, uruguaya o riograndense, pero sí consta que ya había aparecido hacia 1813, en el sur del territorio oriental, durante el sitio de Montevideo por tropas de las Provincias Unidas del Río de la Plata, soldados de línea comandados por el coronel José Rondeau y los blandegues milicianos de José Gervasio Artigas, en una copla atribuida a un centinela andaluz:


Montevideo Antiguo - Tradiciones y Recuerdos
Isidoro De María (Public. 1887-1895)
Montevideo - 1957

Es indudable que ese epíteto desdeñoso hacía referencia a las irregulares agrupaciones artiguistas, integradas fundamentalmente por nativos guaraníes y mestizos de toda laya, continuidad semántica que se infiere al revisar la literatura histórica contemporánea, proveniente principalmente de autores de Buenos Aires o extranjeros, contrarios a la propuesta federalista y de redistribución de las tierras de los enormes latifundios, proclamada por el caudillo uruguayo que, dicho sea de paso, era descendiente de primeros pobladores de Montevideo y de familia de cierto caudal que le había permitido completar estudios primarios con los curas franciscanos, formación considerable dada la época y los medios disponibles, pero que desde su juventud se había destacado en aquel ámbito fronterizo hispano-portugués, donde los paisanos tenían como único medio de subsistencia, las faenas clandestinas y el contrabando de ganado bovino o su corambre, razón por la cual llegó a contar con su incondicional apoyo. 
"No se consideraría seguro ir más allá para no topar con los gauchos, nombre con que se distingue la gente de Artigas." 
"Vive con la misma comida, y de la misma manera con los gauchos que lo rodean, no siendo él mismo en verdad nada más que un gaucho." [5]

El Grito de Ascencio
Óleo de Juan Bautista Diógenes Hequet
Uruguay (1895/96)
 

Podría objetarse a esta propuesta, aparentemente lógica y coherente, la tardía aparición en forma escrita del término garrucho (por su parte, gahucho ya se había graficado cuarenta años antes y también le anteceden el uso de gaúcho y gaucho, a un lado y otro de esa triple región fronteriza) pero esto en modo alguno es determinante porque todos estos vocablos, en principio, se propagaban oralmente entre gente comúnmente iletrada y los pocos que frecuentaban la escritura se cuidaban de emplear expresiones consideradas vulgares o malsonantes, es decir, impropios de personas instruidas, por lo que sólo se tiene una idea aproximada del lugar y tiempo en que comenzaron a utilizarse.

Sí podría ponerse en duda lo dicho en el primer párrafo de este punto sobre el registro fonológico del dialecto lugareño, del cual derivarían los vocablos aludidos, en primer lugar ha de tenerse en cuenta que el término garrucho no es portugués sino castellano, idioma que influyó fuertemente en el habla de los luso-brasileños en esa región de intensos contactos, pacíficos o bélicos y, en segundo lugar, la transformación fonológica del dígrafo /rr/ en una mera /h/ aspirada es válida para otras regiones, incluso actualmente se da el caso que esta variante es usada en el habla coloquial de gran parte del país, pero parece no haber sido así en aquellos tiempos.  

Ninguna letra es pronunciada de tantas formas en portugués como la letra /r/, asegurándose que se expresa en más de una decena de fonemas distintos.
En el dialecto gaúcho ese fonema "é mais forte, tendo o som de RRRRRRR, parecendo com o R espanhol". Otras fuentes afirman que es común escuchar el dígrafo /rr/ igual que en castellano, fuerte y con vibración de lengua, a diferencia del portugués brasileño en general, en el cual es suave y gutural. 

La expansión del portugués en Brasil, su evolución histórica y variaciones regionales, fueron objeto de recientes estudios de la Universidad de São Paulo (USP), resaltando una innovación del portugués brasileño, por ahora sin equivalente en Portugal, es la letra “ere” propia del interior de San Pablo, llamada “pajuerana” o caipira (rústica) en ocasiones tan intensa que parece valer por dos o tres, como en porrrta [puerrrta] o carrrne, esa “ere” exagerada era la lengua de los bandeirantes paulistas. Siguiendo las rutas de sus malocas en busca esclavos indianos o de oro, los lingüistas encontraron esa “ere” supuestamente típica de San Pablo en distintas ciudades de la región y también en el oeste de Santa Catarina y de Rio Grande do Sul, conformando un modo de hablar similar al portugués del siglo XVIII. [6]

Podría decirse también que el calificativo de garrucho se aplicó en principio al aborigen guaraní, charrúa o sus congéneres, en tal sentido el ya mencionado Rona cita al cura párroco de São Borja, el francés nacionalizado brasileño Jean Pierre Gay [7], intelectual, lingüista e historiador que escribió: "Por aquellas paragens dava-se o nome de garrucha ás indias velhas", es decir, indias viejas, aunque en realidad no es ese su significado literal, como se ha visto, es sólo un epíteto discriminatorio por razones étnicas y sociales.
   

¿Se aplicó también la expresión garrucho para caracterizar a los gauderios o changadores trashumantes, españoles, portugueses, criollos o mestizos que arreaban, faenaban o cuereaban ganado cimarrón o doméstico alzado, por su propia cuenta y riesgo, para después transar con los estancieros, exportadores o acopiadores fronterizos.?
¿Acaso este nuevo tipo social, en formación desde un siglo atrás en estos parajes, fue denominado gaúcho o gaucho por otras razones y su etimología se remonta a otras fuentes? 

Después de recorrer este largo camino volvemos al comienzo (ninguém sabe de onde a palavra veio) nadie sabe de donde vino la palabra.





[1JoséP.Rona:GauchoRevistaUSPwww.revistas.usp.br/ra/article/download/110738/109164 
[2] - O Investigador Portuguez em Inglaterra ou Jornal Literario, Político & - Vol. XXI - Londres - Março 1818 - https://books.google.com.ar
[3] - Batista Bossle: Dicionário Gaúcho Brasileiro - http://dicionariogaucho.com.br/index.php?l=A
[4] - Auguste de Saint-Hilaire: Al Sur del Brasil, al Norte del Río de la Plata (Traducc. de Mariana Vlahussich) - Universidad de la República - Montevideo - Uruguay - 2005
[5] - Henry Marie Brackenridge: Viaje a América del Sur hecho por orden del gobierno americano en los años 1817 y 1818 en la fragata Congress - Londres - 1820 - Reimpreso por la Universidad de Buenos Aires en 1924 con el título "Artigas y Carrera", traducción de Carlos A. Aldao.
https://books.google.com.ar/
[6] - Manoel Mourivaldo Santiago Almeida (USP): Un idioma bien brasileño - Matéria publicada na Revista Pesquisa FAPESP - Projeto de História do Português Paulista  (PHPP - Projeto Caipira)
http://revistapesquisa.fapesp.br/es/2015/04/10/un-idioma-bien-brasileno/
[7] - João Pedro Gay: História da República Jesuítica do Paraguay - Rio de Janeiro - 1863



"Oscar"
José Ferraz de Almeida Júnior (1850-1899)
http://deniseludwig.blogspot.com.ar


Las interpretaciones quechua o aymara
           
Por mi parte me interesa volver a destacar la particular influencia del quechua y el aymara en lo que se refiere a las actividades campestres, como he analizado en las páginas precedentes, expresiones trasladadas a estas regiones por mestizos provincianos y aun españoles, que las adulteraron por desconocimiento de su correcta dicción, o, principalmente, por ignorar la forma de representar esas voces mediante el lenguaje escrito y que con el tiempo se castellanizaron en virtud de su uso generalizado, razón por la que no me ocuparé de otras opciones que pueden consultarse en las fuentes citadas.

Si bien la región rioplatense está geográficamente alejada de las áreas quichua parlantes del antiguo Perú, nunca estuvo distante de su enclave lingüístico en la provincia de Santiago del Estero, donde antiguamente supo ser hablado poco menos que por la totalidad de sus habitantes, además debe tenerse en cuenta que la migración es una característica estructural de esa provincia a lo largo de toda su historia, siendo su destino preferente los campos de Buenos Aires y Santa Fe.  


Los primeros cronistas hacían mención de la “lengua general del Cusco o del Perú”, pero no de "la quichua", término y vocabulario que recién serían empleados y traducidos en caracteres impresos en 1560 y cuya aplicación como idioma evangélico fue sancionada en los tres Concilios realizados en Lima en 1562, 1567 y 1583, una de cuyas disposiciones obligaba “a todos los curas bajo pena de excomunión y de santa obediencia que a los indios no se les enseñara la Doctrina y el Catecismo sino en la lengua quichua, sin que sea lícito a nadie variar el rezo o Catecismo quichua aprobado por el mismo S.Concilio”, denominación que comenzó a dársele por ese entonces, pero difícilmente, como observa Alderetes, se hubiese podido forzar su extensión extraterritorial si no hubiese habido fuertes núcleos “quichuizados” desde muy larga data.  [1]

Consta que en los comienzos del proceso de colonización, la actividad apostólica realizada por un puñado de religiosos se desarrolló con muchas dificultades, tales circunstancias no parecen muy propicias para supuestamente introducir un nuevo lenguaje, simultáneamente iniciar a los nativos en los misterios de la desconocida religión e inculcarles la extraña y novedosa forma de vida del cristianismo.

Pedro Sotelo de Narváez, en su Relación de las provincias de Tucumán, concluída en 1582 casi treinta años después de establecida la ciudad de Santiago del Estero, señala que sus cuarenta y ocho vecinos encomenderos se servían de aproximadamente doce mil aborígenes para las tareas propias de la agrícultura, la ganadería, el hilado, el tejido, el arreo de ganado, el acarreo de productos y otros servicios, la mayoría de esas heredades se encontraban muy distantes del pueblo, por lo que los doctrineros salían en misión, en forma anual o bienal, a las regiones de la sierra o de los ríos, así “el año siguiente de cuarenta y dos salieron otros dos Padres a misión al río Salado y Dulce por no haber podido correr todo su distrito el año antes porque fuera de muchas estanzuelas hay entrambos ríos 40 pueblos de indios y arriba de seis mil almas... [2]

Por lo general la lengua castellana, arrolladora lengua de la conquista, se extendió en todo el territorio nacional sembrando de nombres españoles, fundamentalmente reverenciales o con intención religiosa, también evocativos de los lejanos lugares de procedencia o de carácter honorífico con la finalidad de perpetuar la memoria de determinados personajes, incluso abundaron denominaciones descriptivas o anecdóticas, pero el interés de los conquistadores y colonizadores por los asuntos autóctonos fue ordinariamente muy exiguo y si bien fueron los misioneros quienes observaron sus costumbres, aprendieron sus lenguas principales y hasta algunos de sus dialectos, nos parece que se exagera en cuanto a la importancia de los sacerdotes en la expansión de la llamada lengua general del Cusco, también deben tenerse en cuenta otros factores como la activa movilidad de las comunidades aborígenes desde tiempos prehispánicos, sus pacíficos contactos de intercambio, el mestizaje exogámico, etc. y, después de la conquista, con la inserción de sirvientes y mestizos, ladinos en ambas lenguas, los traslados forzados de grupos encomendados, las relaciones del trabajo y la producción entre los pobladores españoles y criollos con los autóctonos o los introducidos, preferentemente en las labores rurales, donde el quechua fue un “instrumento de comunicación eficaz para todos los sectores sociales... adoptado como lengua vehicular y de uso cotidiano por la población española, criolla y mestiza.” [3]
Igualmente, el suroeste santiagueño y el noroeste cordobés fueron zonas de penetración de parcialidades catamarqueñas y riojanas, manifiestamente influenciados por culturas preincaicas e incaicas, al punto que, aunque actualmente el quechua es lengua muerta en esas provincias, en su tiempo originó uno de los dialectos más importantes en la historia de la cultura sudamericana, cuya difusión está vinculada con la expansión del imperio incaico y la extracción de oro y plata.[4]


Si la atención espiritual de aquellos españoles, indios, mestizos y gente de color, que aislados vivían en la inmensidad de los campos, en medio de la pobreza y la ignorancia se desarrollaba con muchas dificultades, por la falta de recurso humanos para sustentarla, cómo puede ser entonces que ya en 1635 el obispo de Santiago, Fray Melchor de Maldonado y Saavedra, se quejara porque “en esta tierra poco hablan los indios y españoles en castellano porque está más connaturalizada la lengua general de los  indios”, lengua que sería proscripta casi un siglo después, en 1770, durante el reinado de Carlos III, aunque esta interdicción no llegó a tener efectos prácticos. 
 “...que en cada parroquia se ponga una escuela pública donde los niños aprendan a leer castellano y que en el último idioma sean instruidos en la doctrina sin permitir que el maestro les hable en otro ni que los niños se traten entre sí usando el nativo... Que los caciques, alcaldes, fiscales y demás mandones de las parroquias... que bajo de alguna pena se mande en la ciudad que los padres de familia y madres, así de los verdaderos españoles y de distinción como los plebeyos y mestizos... no les permitan responder en ningún caso en quichua ni que ellos entre sí se traten en él.” [5]

El influjo de este elemento humano en el área de la banda oriental del río Uruguay, donde consta la primera exteriorización en forma escrita del vocablo, se manifiesta en la supervivencia de las mismas voces, inclusive, en algunos topónimos que corroboran su procedencia, tales como el Estero del Santiagueño, el Paso del Cordobés, el Arroyo Cochengo, la Estancia del Colla, las lagunas, cerro y arroyo del Potrero de Caroya o el arroyo Lechiguana.

En un principio se buscó su raíz partiendo del término guacho, que tiene con gaucho - como dicen distintos autores - “una atractiva semejanza fonética”, derivado del quechua wakcha, que significa huérfano y por extensión, pobre, desgraciado. [6]
En estas lenguas no hay terminaciones, pronombres o artículos masculinos y femeninos, las mismas palabras se usan para ambos géneros, en otros casos se usan términos diferentes que se anteponen al sustantivo para indicar cada supuesto, la concordancia de género se logra, pues, mediante la utilización de distintos vocablos para los seres humanos y otros para los demás reinos de la naturaleza:
                          seres humanos                                            animales

          wayna : muchacho         qhari : hombre                     orqo : macho
          sipas   : muchacha         warmi: mujer                       china: hembra [7]

Al respecto, se ha dicho que como categoría gramatical, el género no existe en quechua, “hay palabras que por su propia naturaleza o per se determinan a varones, mujeres o cosas.”[8]

Las expresiones castellanizadas guacho/cha serían un ejemplo de la influencia hispánica en cuanto a este punto se refiere, como así también de la reiterada utilización del fonema velar sonoro “g” para cifrar las voces del runasimi que actualmente se escriben con la semiconsonante bilabial sonora “w”, que es la grafía adoptada para una amplia gama de vocablos de la familia quechumara, por apreciársela como más precisa para representar la fonética original. Así es común encontrar en la literatura hispano-criolla: guano (por wanu) guasca (por waska) guayaca (por wayaqa) guanaco (por wanaku) guaman (por waman: halcón) etc.  
Debe tenerse en cuenta que el personaje tiene con este vocablo una relación conceptual, generalmente se trató de un individuo desarraigado del ámbito familiar, mestizo de primera o sucesiva generación, tal vez hijo de padre desconocido; iletrado e indigente, en tanto que poseía escasos recursos materiales; cortés y pudiente, en cuanto que casi nada necesitaba para satisfacer sus sobrias costumbres.
La crítica lingüística se centra, según apunta Morínigo, en la metátesis vocálica (gau- por gua-) rareza que no se verifica en ninguno de los cientos de términos de diversas leguas aborígenes incorporados al idioma castellano, razón por la cual, no pudiendo explicarse la causa eficiente que produjo este único caso de alteración en el orden de las letras, se llega a negar la probabilidad de su origen amerindio, agregándose por parte de Assunção, que en tal caso es completamente infrecuente la permanencia simultánea de ambas expresiones en el lenguaje popular, una - la supuesta palabra generadora - para designar al individuo huérfano o ilegítimo y la otra para señalar al morador de las llanuras.


Pero no termina aquí la cuestión, precisamente para intentar una interpretación que explique esa incompatibilidad, del mismo modo debe considerarse el probable influjo del vocablo “wachuq” (el cronista indio Guaman Poma de Ayala escribió “uachoc” y los académicos del Cusco "wachoq") adjetivo que traducen como fornicador, lujurioso, adúltero, por lo tanto, aplicable a aquellos que convivían con mujeres robadas o seducidas en las incursiones por ranchos y tolderías rioplatenses, voz originada en las tierras montuosas del Perú para tipificar ciertas conductas humanas contrarias a las disposiciones del incanato. 
Es de considerar que también en este caso podrá cuestionarse la metátesis vocálica aludida y el consecuente préstamo consonántico que convertirían a la palabra aludida en un hipotético /gawchuq/, que en virtud del alfabeto castellano pentavocálico incorporaría el carácter “o en la última sílaba, perdiendo, a su vez, el sufijo agentivo -q”, signo del runasimi indicador del agente que realiza la acción. (Por ejemplo, Awaq, el o la que teje: tejedor/a ; Llamkaq, el o la que trabaja: trabajador/a).
En este orden de ideas debe considerarse la posibilidad que este sea el término progenitor, en sentido biológico y semántico (“wachay” significa parir, fructificar) razón por la cual guacho y gaucho, perduraron con distinto significado a través del tiempo y en distintos ámbitos, porque los respectivos vocablos generadores (wakcha y wachuq) siempre coexistieron en las comarcas andinas.



Vocabulario de la Lengua Aymara
Ludovico Bertonio IHS
Juli - Depto. Puno - Perú (1612)



Por otra parte, tampoco resulta disparatado suponer que la palabra gaúcho, originada en un medio, donde el paisanaje marginado había adquirido comportamientos que llegaron a caracterizarse por su inusitada violencia, derive de un vocablo común a ambas lenguas, aymara y queshua, “haucha” o “jaucha”, adjetivo que significa cruel, furioso, inhumano. [9]

Actualmente los académicos del Cusco, y otros, basándose en el alfabeto fonético internacional, escriben "hawcha", con el alcance de cruel, despiadado, desalmado, feroz, inhumano, donde el grafema "w" (que se pronuncia como la castiza vocal "u") tiene el carácter de semivocal que impide el diptongo, aunque sólo en su grafía, por lo que la intensidad de la voz recae en la penúltima vocal, como ocurre en la amplia mayoría de las palabras en aymara o en quechua y se asemeja a la voz "gaucho" del castellano rioplatense.

La más adecuada grafía que debe utilizarse para representar las voces quechumaras es una cuestión todavía inconclusa, aunque versados lingüistas y asociaciones académicas de eruditos tratan de imponer sus argumentos, en general se advierten notorias discrepancias y encendidos debates que, inclusive, se remontan al respectivo origen de las distintas lenguas oriundas, sus históricas expansiones, pre y poshispánicas, áreas de influencia y variedades locales.
En este caso, los primeros estudiosos de esos idiomas, jesuitas por lo general, utilizaron, lógicamente, el alfabeto castellano de ese entonces para graficar el sonido inicialmente aspirado de dicha palabra nativa, así emplearon el grafema "h", que todavía portaba una cierta tradición, desde el sistema consonántico medieval, con ese valor fonológico y que en este caso es un signo de aspiración que se pronuncia con un soplo de aire sobre las cuerdas vocales, como actualmente la "j" castellana, pero más suavemente, razón por la cual esta última es empleada por autores contemporáneos, por considerarla más representativa y, así mismo, evitar la confusión con aquel grafema, que actualmente no se pronuncia.
Ante la falta de un fonema aspirado en el decir colonial, tanto español como portugués y una pronunciación totalmente diferente de la letra "j", es probable que esa primera sílaba aspirada, en forma moderada, que obviamente no tenía el mismo registro en las distintas zonas geográficas, ni en las formas coloquiales de los diferentes grupos sociales, haya sido interpretada como "g", por la persona, o las ocasionales personas que luego divulgaron el término en forma oral, pues ya se ha dicho que no hay un antecedente escrito de su origen.      
Como el quechua no tiene desinencias de género y la intención era referirse a ese tipo de hombres y su peculiar estilo de vida, se masculinizó el término con la desinencia "o".
Por alguna razón fonológica, en lengua portuguesa la palabra "gaúcho", grave, llana o paroxítona se pronuncia con énfasis sobre la penúltima vocal produciendo un hiato que opera sobre la división silábica e interrumpe el diptongo.







[1] - Jorge R. Alderetes: El Quichua de Santiago del Estero - Comentarios de Eduardo Rosenzvaig
http://webs.satlink.com/usuarios/r/rory/main.htm
[2]  P. Francisco Lupercio de Zurbano: Cartas Anuas de la Provincia Jesuítica del Paraguay (1644) – Instit. Investig. Geohistóricas - CONICET - Introd. Ernesto J. A. Maeder - Resistencia - Chaco - 2000
[3] - Berta Elena Vidal de Battini: La Argentina. Suma de Geografía - Ed. Peuser - Bs. As. – 1960
[4] - Ricardo L. J. Nardi: El quichua de Catamarca y La Rioja - Centro de Investig. Lingüísticas C.I.L.Nardi - http://www.cilnardi.com.ar/ling/ling.php?pr=lnardi.htm[5] - Marisa Censabella: Las lenguas indígenas de la Argentina - Edit. Univ. Bs.As. (EUDEBA) – 1999
[6] - César A. Guardia Mayorga : Diccionario Kechwa-Castellano - Ed. Los Andes - Lima - 1971
[7] - Academia Mayor de la Lengua Quechua: Diccionario Quechua-Español - Gobierno Regional Cusco (Perú) - 2005
[8] - http://www.rcp.net.pe/QUECHUA/CAPITULO3/1.htm: Curso de Quechua: Academia Quechua YACHAY WASI – Director : Demetrio Tupac Yupanqui – Lima - Perú.
[9] - César A. Guardia Mayorga : Diccionario Kechwa-Castellano - Ed. Los Andes - Lima – 1971.
     - Jorge Fernández Chiti: Diccionario Indígena Argentino - Ed. Condorhuasi - Bs. As. - 1997. Este último autor, al contenido semántico del término agrega, sin más análisis: "posible origen de la palabra "gaucho". 


Índios charruas civilizados (peões de estância)
Aquarela de Jean-Batiste Debret
Viagem pitoresca e histórica ao Brasil (1836)
http://observatorioborussia.org.br/

Este sería el motivo por el cual en 1771, el ya citado comandante de la guarnición uruguaya de Maldonado, escribió "gahuchos" como una forma de discontinuar la secuencia vocálica e insinuar un hiato en esa palabra extraña, cuya etimología es muy posible que ignorara, pero que sería usual desde algún tiempo atrás en ambos lados de aquel inestable territorio fronterizo disputado por españoles y portugueses, donde se pergeñó esa irregular transliteración de la voz indiana, todavía vigente en un vasto repertorio de voces quechumaras referidas a elementos realmente significativos, por que no habría de recurrir alguien a la misma fuente, tal vez venero de sus ancestros para exhumar un vocablo intencionadamente explícito con una finalidad de carácter ético o preceptivo.
En cuanto se refiere a las mutaciones vocálicas o consonánticas, no parece que este sea un argumento definitivo para objetar el origen de una palabra, al fin de cuentas debemos recordar que, en tiempos medievales, los pobladores ibéricos avecindados en la tierra de los castillos se expresaban en una forma peculiar de las llamadas lenguas romances o románicas por derivar del latín vulgar, “que no es otra cosa la lengua castellana sino latín corrompido”, escribió Nebrija [1] recibiendo en distintas etapas de su evolución el aporte de otras voces provenientes de dialectos regionales o de origen griego, germánico, vascuense, árabe, etc.; y es así como los copistas anónimos de los siglos X y XI, que comentaban o glosaban las partes más difíciles de los textos latinos, se daban a entender en el habla común del pueblo llano, de los aldeanos, labriegos, milicianos o gente de mar, utilizando innumerables metaplasmos (metátesis, epéntesis, aféresis, apócopes, etc.) figuras de dicción con las que, “añadiendo o quitando o mudando o transportando alguna letra o sílaba o acento” crearon los más antiguos códices o manuscritos que se han encontrado de nuestro protolenguaje, consolidado y enriquecido en su constante transformación con la incorporación de otras terminologías indoamericanas, a partir de la expansión de Castilla en el siglo XVI, en cuya pronunciación o traslación al lenguaje escrito se incurriera en similares alteraciones, sobre todo en el caso de las palabras provenientes de lenguajes que no poseyeron un sistema gráfico propio o de expresiones consideradas vulgares o indecentes.

En este sentido debe mencionarse un opúsculo editado en París, en el año 1833, curioso y patético folleto de unas pocas páginas, cuyo título, traducido, decía así: "Arribo a Francia de cuatro salvajes charrúas en el bergantín francés Phaéton de Saint Malo", escrito y publicado por François de Curel, ciudadano francés que, como oficial superior, se desempeñó con distintos rangos en el ejército napoleónico y, una vez cesado en la carrera militar, emigró a Buenos Aires en 1827, aparentemente para dedicarse a la enseñanza, tareas por las cuales fue duramente criticado, tanto en Buenos Aires como en Montevideo, ciudad a la que pasó en 1830, sospechándose que, en realidad, se trataba de un agente encubierto del organismo encargado de las relaciones exteriores de su país natal. [2]
En 1833 François de Curel regresa a Francia llevando cuatro aborígenes que supuestamente pertenecían comunidad charrúa (entre ellos una joven mujer) previa autorización del gobierno de la república oriental, con el objeto de "ofrecerlos a la curiosidad pública", razón por la cual escribe y publica el mencionado folleto para interesar a los potenciales espectadores; la "exhibición" se realizaba en un callejón del barrio de los Campos Elíseos y el precio de la entrada era de 5 francos, de aquella época, por persona. [3] [4]
Con respecto a uno de los nativos, en ese impreso se dijo lo siguiente:
"Le troisiéme s'appelle Tacuabé; il est né d'un Charrua qui s'était fixé dans la petite ville de Paysandu, sur les bords de l'Uruguay. Élevé parmi les Gauchos (1), il est devenu, quoiqu très jenne, bon dompteur de chevaux , et il a acquis une connaissance pratique des localités, tellement extraordinaire, qu'on serait plus certain de ne point s'égarer, conduit par luí au milieu de la nuit, que par quelque autre guide que ce fut en plein jour". 
“El tercero se llama Tacuabé, nació de un Charrúa que se había establecido en la pequeña villa de Paysandú, sobre las riberas del Uruguay. Criado entre los Gauchos (1), se ha vuelto, aunque muy joven, un buen domador de caballos, y adquirió un conocimiento práctico de las localidades, tan extraordinario, que estaríamos más seguros de no perdernos, conducidos por él en plena noche que por cualquier otro guía en pleno día". 
A pie de página, el citado de Curel explica a sus compatriotas la forma de articular esa exótica palabra: 
(1) Cette épithète de Gaucho (prononcez Ga-ou-cho) était appliquée autrefois à des vagabons qui vivaient dans la campagne, aux dépens des habitants industrieux: aujourd'hui elle se donné indistinctement à tous ce qui habite au-dehors des villes.
(1) Este epíteto de Gaucho (pronúnciese Ga-u-cho) se aplicaba anteriormente a los vagabundos que habitaban la Campaña, a expensas de los habitantes trabajadores: hoy se da indistintamente a todo el que vive fuera de las ciudades.
Tengamos en cuenta que en francés, la vocal “ou”, se pronuncia como la "u" castellana y la locución transmitida parece que se corresponde con el término gaúcho, propio de Rio Grande do Sul.

Tratándose esta dicción de una adjetivación fuertemente despectiva, es evidente que no fue utilizada por aquellos campeadores para autodenominarse genéricamente, sino una calificación rebuscada, un mote echado a rodar desde algún despacho gubernamental o, más probablemente, desde algún claustro curialesco; los jesuitas, que competían activamente con hispanos y lusitanos por la posesión del ganado alzado o cimarrón, por lo general, tenían amplios conocimientos de las principales lenguas aborígenes sudamericanas y, tanto unos como otros, fueron incisivos censores de esos personajes de los campos de aquel entonces.

Lo cierto es que este término se integró al abundante repertorio de vocablos indianos que se difundieron por las pampas, algunos de los cuales todavía se usan, en las actuales repúblicas de Argentina y Uruguay, así como también en el estado de Río Grande do Sul, la "terra gaúcha" y el espacio geográfico colindante. 

Rio Grande do Sul tiene una historia de colonización tardía, si se lo compara con otros estados brasileños, además, sobre esa región se verificó una secular alternancia de dominio entre los imperios español y portugués.
Los esclavos africanos recién llegarían a fines del siglo XVIII y a partir del siglo siguiente se registró una importante inmigración europea (italianos, alemanes y otros) que se asentaron principalmente en las tierras del litoral marítimo.
Si bien la población del estado brasileño de Rio Grande do Sul siempre se consideró esencialmente europea, recientes estudios de ADN mitocondrial muestran que existen perfiles genéticos diferentes en las distintas regiones que lo componen, resultando que es en el oeste de ese territorio donde se encuentra los mayores índices de ancestralidad amerindia por parte materna, precisamente donde se localiza "o pampa riograndense", mientras que el linaje paterno (cromosoma Y) presenta una mayor identidad con antepasados ibéricos, particularmente con españoles más que con portugueses, carácter que lo distingue de otros estados brasileños.
(Debe entenderse descendientes de españoles procedentes de las provincias situadas del otro lado de la cuenca del Río de la Plata, que a su vez portarían sangre y cultura de variados ancestros indianos maternos, fundamentalmente del noroeste andino, quechuas, aymaras y calchaquíes, como así también guaraníticos de la mesopotamia argentina o de las sabanas y bosques paraguayos.
Por aquellos tiempos los naturales de las regiones chaqueña y patagónica no habían sido colonizados, mientras que, incluso durante el siglo XVIII, no existieron asentamientos europeos en las pampas que se extendían más allá del Río Salado de Buenos Aires y al sur del Río Quinto de Córdoba, por lo que los contactos inter-étnicos no serían muy frecuentes con los mapuches que bajaban de Chile.
Hacia el 1800 la población del territorio que actualmente ocupa la República Argentina estaba integrada mayoritariamente por aborígenes, mestizos y afroamericanos, los españoles peninsulares redondeaban el 1% de la población, por esa razón un estudio genético realizado en 2010 por el Servicio de Huellas Digitales Genéticas de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires, bajo la dirección del genetista Daniel Corach, estableció que actualmente, no obstante las nutridas oleadas inmigratorias registradas entre 1880 y 1950, el aporte genético vía materna proveniente de etnias indígenas es del 53,7%, siendo un 44,3% para las europeas y el 2,0% africanas.-          Corach, Daniel y Lao, Oscar (2010): Inferring continental ancestry of argentineans from autosomal, Y-chromosomal and mitochondrial DNA artículo en la revista Annals of Human Genetics, Vol. 78 págs. 65-76)
Los resultados de la investigación no identificaron los linajes amerindios encontrados en las muestras de los gaúchos como directamente charrúa, que por otra parte es una etiqueta genérica que comprende otros grupos étnicos que viven en esa región pampeana en los tiempos precoloniales, como Minuano, Guenoa y Yaro, todos los cuales están asociados etnográficamente con los pobladores precolombinos de la Patagonia. Pero también otros grupos nativos, como el guaraní, contribuyeron a través de sus mujeres para la formación de las poblaciones gaúchas contemporáneas, mientras que la descendencia africana en estas regiones es minoritaria. Por su posición fronteriza, Rio Grande do Sul, es hoy parte de Brasil, pero tanto pudo serlo de Argentina o de Uruguay, según las fuerzas históricas en juego en aquellos tiempos, por lo tanto, en el lenguaje gaúcho abundan vocablos y frases en español propias del gaucho rioplatense y ambos incorporaron, a los arcaísmos de cada uno de sus idiomas de origen, voces indígenas vigentes en sus respectivas geografías y en menor escala elementos africanos, creando en esa región bilíngüe, hispano-portuguesa, un vocabulario peculiar, una literatura propiamente gauchesca y un amplio repertorio de danzas tradicionales, entre las cuales se destaca la "Chula". [5]

Por eso, tal vez para provocar alguna reacción, alguien ha echado a correr la siguiente frase: "Essa diferença percebesse na aparência, cultura e idioma, na verdade o Gaúcho é uma etnia dentro do Brasil", no faltando quien llamara a esa región, "a Pátria de três bandeiras". 



ENART - Final da Chula 2013
Publicado por Teo Pless Krever - 
https://www.youtube.com/watch?v=kHC4ERDMkK8

Se dice que esa expresión corporal posiblemente sea originaria de Portugal, pero existe mucha incertidumbre al respecto, también se ha escrito que esas danzas populares "tiveram origem na Espanha em meados dos séculos XVII e XVIII", pero la mayoría considera que es una manifestación típica de los tropeiros sulinos, desplegada en los campamentos, alrededor de los fogones, donde se reunía el peonaje después de largas jornadas de marcha.
«La "Chula" canción - que fue popular en Brasil a mediados del siglo pasado - se enreda en un verdadero pandemonio, dentro de la bibliografía folclórica brasileña. Algunos estudiosos dan a esa cancioneta como originaria del Miño o del Duero (Portugal) donde fue "elevada como himno nacional". Otros, por el contrario, la confunden con el lundú o la aproximan al baiano o baião, dándole procedencia genuinamente brasileña. En cuanto a la "chula" danza, las informaciones son tan imprecisas que el pandemonio no llega a formarse. De cualquier modo, sin embargo, jamás encontramos una descripción coreográfica que nos presente la "Chula" tal como ella fue popular en Rio Grande do Sul: danza de desafío, ejecutada solamente por hombres.»
Así expresaban su incertidumbre los autores abajo citados, hasta que encuentran la primera referencia escrita de esta danza en el libro "Notícia Descritiva da Provincia do Rio Grande de São Pedro do Sul", escrito por Nicolau Dreys en 1817 y publicado en 1839, donde el autor manifiesta haber visto danzar a algunos gaúchos "una especie de chula grave".
"Era verdade, então, que vira, em 1817, alguns gaúchos dançando a chula, sem participação de mulheres![6]


 El desafío consiste en zapatear cadenciosamente sobre una lanza o vara de madera, de unos cuatro metros de longitud tendida sobre el suelo, ejecutando complicados pasos a un lado y otro del madero, el segundo participante debe repetir y aún mejorar las figuras o mudanzas del anterior; resultando desclasificado quien moviese el obstáculo, perdiese el ritmo, errase el paso o no pudiese repetir las evoluciones del anterior.   

No obstante lo dicho y aún aceptando que esta expresión corporal, exclusivamente viril, derive de una remota danza de pareja mixta, no deja de ser una llamativa "coincidencia" que en lengua runa simi o quechua, el vocablo ch'ulla, signifique impar, es decir, que se emplea para designar una persona, animal u objeto que normalmente se usa en número par pero está incompleto; es decir sin pareja, sin compañía, sin semejante, desigual, solo, soltero.
«A Chula, por seu caráter de desafio, aproxima-se do Malambo dos platinos.»

MALAMBO
EMANUEL HERNÁNDEZ de PLAZA HUINCUL (NEUQUÉN) en estilo sureño 
PABLO MONTALBAN de VALLE VIEJO (CATAMARCA) en estilo norteño
Publicado por: Leosumampa
https://www.youtube.com/watch?v=KuLhHq6OX4s


En cuanto al degradante contenido semántico de la palabra gaucho en aquel tiempo y en esos lugares, téngase en cuenta que no se aplicaba a toda la gente de campo, sino únicamente a los que “teniendo por suyo solamente Cavallo, Cuchillo y Lazo, viviendo sin temor de Dios, ni Justicia de manera que como el Campo les cria el comestible, se mantienen en el años y años”; a los que mataban amigos o hermanos “por tan solo quatro chinas que suelen robar, quatro Cavallos y quatro frioleras, que no merece todo ello interes de un polvo de Tabaco”, como informa un cronista anónimo de la última década del siglo XVIII, citado por Coni.

Félix Francisco José Pedro de Azara y Perera
(Barbuñales, Huesca - Aragón - 1742-1821)
Autor: Francisco de Goya y Lucientes
Óleo sobre lienzo (1805)
Museo Goya - Zaragoza (Aragón)
Al respecto, profundiza esas críticas el tantas veces citado Capitán de Fragata Félix de Azara, ingeniero militar, naturalista y escritor, quien hablando de la gente de campo, que tanto llama “pastores o ganaderos” como “peones, ginetes, gauchos, camiluchos y gauderios”, destacando que los de estas regiones “son los menos civilizados de todos los habitantes, y que este género de vida casi ha reducido al estado de indios bravos a los españoles que lo han adoptado...”, siendo verosímil “que la vida pastoril no sea compatible con la civilización ..."
"Además de los dichos hay por aquellos campos, principalmente por los de Montevideo y Maldonado, otra casta de gente, llamados más propiamente gauchos o gauderios. Todos son por lo común escapados de las cárceles de España[7] y del Brasil, o de los que por sus atrocidades huyen a los desiertos. Su desnudez, su barba larga, su cabello nunca peinado, y la obscuridad y porquería de semblante, les hacen espantosos a la vista. Por ningún motivo ni interés quieren servir a nadie y sobre ser ladrones, roban también mujeres. Las llevan a los bosques, y viven con ellas en una choza, alimentándose con vacas silvestres. Cuando tiene alguna necesidad o capricho el gaucho, roba algunos caballos o vacas, las lleva y vende en el Brasil, de donde trae lo que le hace falta..."[8]
“Una de estas mujeres, española, joven y linda, que hacía diez años que vivía con esta clase de gentes, no quería reunirse con su familia y veía con sentimiento que yo la hiciera volver a casa de sus padres. Me contó que había sido robada por uno llamado Cuenca, a quien mató otro, que fue muerto por un tercero, éste por un cuarto, al que su último marido había hecho correr la misma suerte. Nunca pronunciaba el nombre de Cuenca sin llorar y sin decirme que éste era el primer hombre del mundo y que su nacimiento había costado la vida a su madre para que fuese único.” [9]
Andrés de Oyarvide
(Guipúzcoa 1750 - En el mar 1806)
http://ancienhistories.blogspot.com.ar

Aún con mayor crudeza se expresó en 1796 el marino vascongado Andrés de Oyarvide, Primer Piloto de la Real Armada, graduado posteriormente como Teniente de Fragata, integrante de la segunda partida demarcadora de límites entre las posesiones españolas y portuguesas, refiriéndose al territorio situado al este del río Uruguay:


Truco - Foto F. Ayerza ca.1891
Archivo Gral. de la Nación - Colección Witcomb


“Magníficos campos regados por infinidad de arroyos, hermosísimos, que antes estaban poblados de ganado vacuno, pero en el día se hallan muy pocos por las continuas correrías y matanzas que los changadores han hecho y en particular la última del año pasado, en que llegó a tanto el desorden que es muy válida la opinión de que aquí habían mas de 800 a 1.000 hombres con este designio, y así llegaron a exterminar casi totalmente las grandes vacadas que aquí procreaban, siendo necesario a la presente para atravesar estos campos, llevar a prevención carnes y tasajo, por las grandes distancias en que no encuentra una res, y fueron tantos los excesos de esa época, que duró como un año en su vigor, que horrorizan las muertes, violencias, robos y a atrocidades, con que se trataban aquellas pandillas de forajidos y desalmados entre sí, pues en el celo de la ganancia que ofrecía el destino en que abundaban los efectos de ropas, comestibles, bebidas y plata en monedas que varios de Buenos Aires transportaban a estos parajes para pagar las corambres, se juntó a la brevedad aquel número considerable de hombres de las provincias, todos sin justicia ni religión, y así el capricho del mas valiente daba ley a los otros, ínterin no era asesinado con toda su parcialidad, que era la decisión de menor disputa, así los juegos a los que se entregaban al rato que dejaban la faena, como para apropiarse de las mujeres “chinas”, que entre ellos vivían voluntarias y algunas adquiridas por violencia de las estancias de las Misiones, Santo Domingo y etcéteras, de manera que hasta que hubo toradas en el campo, hallo la codicia árbitros para surtir tan perniciosa raza de gentes, recibiendo en cambio los cueros por el importe de 4 o 6 reales cada uno, pagadas en plata o efectos, y luego que exterminaron los ganados de la campaña que media desde el río Negro hasta las estancias del Yapeyú al N. del río Daymán, se fue disipando la tropa de malhechores, aunque en el presente bien subsisten algunos, en rincones mas excusados, como el Arerunguá y el Guaviyú, aprovechando alguna res perdida; pero en todas partes se ven perennes señales de sus inhumanidades, pues como crueles en la vida no lo están menos con los difuntos, después que ellos mismos le dan muerte, y así a ninguno se le daba sepultura quedando pasto de aves y perros cimarrones, y se ve abundancia de osamentas de cadáveres que recuerdan la fiereza de aquella gente que impunemente habitó algún tiempo este desgraciado país, y que fue teatro de las mayores atrocidades jamás vistas en el territorio mas incivil y bárbaro que pudiera existir” [10]

Pero he aquí que, contrariando ese sentido y sin solución de continuidad, se aplicó a todos los habitantes de los campos, a los paisanos que eran peones o capataces de estancia, a los domadores, troperos o carreteros, a los pequeños propietarios de tropillas y rebaños, aun a los pacíficos labradores, porque su medio ambiente, vivienda, vestimenta, aperos y costumbres eran aparentemente similares.


Foto: Francisco M. Ferrando (1904) - Revista Viva (Clarín) 03/12/17

Además, la participación de este elemento humano, alistado voluntariamente o reclutado por la fuerza, en las batallas por la independencia o en la cruenta guerra civil posterior, no sólo cambió el contenido conceptual del término referido, sino que hasta fue enaltecido exa-geradamente como paradigma de todas las virtudes.






[1] - Antonio de Nebrija: Gramática de la lengua castellana (1492)
http://www.galeon.com/nebrija/index.html
[2] - José Joaquín Figueira: François de Curel, notas biográficas y bibliográficas - Boletín Histórico Nos. 80-83 - Estado Mayor General del Ejército - Rep. Oriental del Uruguay - Montevideo - 1959
http://www.artigas.org.uy/bibliotecas/he/068.%20Boletin%20Historico.%20Nos.%2080%20-%2083/Publicacion.pdf
[3] - François de Curel: Arrivée en France de quatre sauvages Charruas par le brick français Phaéton de Saint Malo.” Imprimerie d’Hyppolite Tilliard. Rue de la Harpe n° 88 - París - 1833
http://www.artigas.org.uy/bibliotecas/he/068.%20Boletin%20Historico.%20Nos.%2080%20-%2083/Publicacion.pdf
[4] - Darío Arce Asenjo: Nuevos datos sobre el destino de Tacuavé y la hija de Guyunusa -
http://www.unesco.org.uy/shs/fileadmin/templates/shs/archivos/anuario2007/articulo_04.pdf
[5] - Michael Kent; Ricardo Ventura Santos: Horizontes antropológicos vol.18 no.37 - Porto Alegre ene./jun 2012 - http://www.scielo.br/
 - Andrea Rita Marrero: História Genética dos Gaúchos - Dinâmica Populacional do Sul do Brasil
Universidade Federal do Rio Grande do Sul - Porto Alegre - 2006
www.dominiopublico.gov.br/download/cp030204.pdf
[6] - J. C. Paixão Côrtes y L. C, Barbosa Lessa: Manual de Danças Gaúchas - Ed. Irmãos Vitale - São Paulo - Rio de Janeiro - Brasil - 1955
[7] - Se refiere a las prisiones del país durante la época del dominio español.
[8] - Félix de Azara: Descripción e historia del Paraguay y del Río de la Plata (Escrita originalmente en 1793 para el Cabildo de la Asunción, reelaborada posteriormente por Azara tras su regreso a España, fue publicada por primera vez en Madrid en 1847) - Biblioteca Virtual Cervantes –
http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/
[9] - Félix de Azara: Viajes por la América Meridional – Ed. El elefante blanco – Bs. As. – 1998 y Apuntamientos para la Historia Natural de los Cuadrúpedos del Paraguay y Río de la Plata – Impr. Viuda de Ibarra – Madrid – 1802
[10] - Memoria Geográfica de los viajes practicados desde Buenos Aires hasta el Salto Grande del Paraná por las primeras y segundas partidas de la Demarcación de Límites de la América Meridional por Don Andrés de Oyarvide. Piloto de la Real Armada (Segunda parte) transcrito de Alejandro N. Bertocchi Moran: El piloto Andrés de Oyarvide y su labor en el Río de la Plata - Itsas Memoria. Revista de Estudios Marítimos del País Vasco - Museo Naval - Donostia-San Sebastián, 2009.
http://um.gipuzkoakultura.net/itsasmemoria6/747-762_bertocchimoran.pdf