El
providencial suceso del río Luján
El día 21
de marzo de 1630, llegaban al puerto de Buenos Aires, a bordo del patache “San Andrés”,
navío a cargo del maestre portugués
Andrea Juan, dos pequeñas representaciones escultóricas de carácter religioso,
modeladas en terracota, procedentes del Brasil (de Pernambuco, según algunos, o del Vale do Paraíba, según otros) destinadas al estanciero
portugués Antonio Farías de Sáa, establecido en Sumampa,
Santiago del Estero, quien había encargado el envío de una imagen de la Pura y
Limpia Concepción.
Ese cargamento es demorado en la aduana porteña
porque incluía buena cantidad de otras “mercaderías de comiso”, no declaradas
debidamente y expuestas a requisa y remate.
Por razones de amistad, o
negocios compartidos, interviene para afrontar los trámites y gastos
pertinentes un conocido personaje que, desde su llegada a estas tierras,
procedente de las Islas Canarias, se había dedicado a los negocios relacionados
con la exportación de productos nativos e importación de artículos de ultramar,
incluido el tráfico negrero, de acuerdo a bando o contra bando.
Bernabé González Filiano Oramas (n.1585 – f.1645) aunque “pesquizado” y preso en la cárcel pública
del Cabildo por alguno de esos hechos, supo
mantener fluidos contactos y relaciones con importantes funcionarios
reales, logrando, al cabo de un tiempo amasar una sólida fortuna y poseer
solares urbanos, chacras, estancias y esclavos aptos para todo servicio.[1]
Allanadas
las trabas legales impuestas por los oficiales de la Real Hacienda y
alistadas las carretas necesarias para encaminar el cargamento hacia la provincia
de Santiago del Estero, la caravana se puso en marcha siguiendo la traza
de los carromatos, de las tropillas, de las arrias de mulas, rebaños o
cabalgaduras que se dirigían a Córdoba y Cuyo, serpenteando entre pozos,
pantanos y médanos, vadeando ríos, atravesando arroyos o bordeando rudos
pajonales.
Francisco Ayerza - Asado y mate - Ca.1890 - Colección César Gottahttps://cienciahoy.org.ar/el-gaucho-en-la-fotografia-decimononica-argentina/
Al segundo día de marcha, en inmediaciones de
un paso que cruzaba el río Luján [2] (al noroeste de la actual ciudad de
Pilar, en la localidad de Villa Rosa) hicieron noche las carretas
que, a la mañana siguiente, según cuenta la tradición, una vez
uncidas las yuntas de bueyes, éstos no pudieron mover uno de aquellos
carromatos para continuar viaje, hasta que se dejó en tierra el cajón que
contenía la imagen de la Pura y Limpia Concepción, por lo que a Sumampa llegó, eso sí, la otra imagen (denominada Madre de
Dios) obra más pequeña (20 cm) que fue entronizada en el oratorio del aludido
hacendado portugués bajo la advocación de Ntra. Señora de la Consolación.
Se ha determinado que el citado suceso ocurrió en la
estancia que había sido propiedad de don Tomás Rosendo (fallecido en 1621) natural de Valladolid, casado con doña Francisca
de Trigueros Enciso, nieta del capitán Juan Fernández Enciso, uno de los
primeros pobladores de Buenos Aires, ya que participó de la fundación de Garay
en 1580 y bisnieta del Gobernador del Paraguay, Domingo Martínez de Irala.
Tuvieron un solo hijo: Diego Rosendo
y Trigueros. [3]
Pero he aquí que, en ese tiempo, la estancia en
cuestión estaba gestionada por el segundo esposo de la viuda de Rosendo, que no
era otro que el aludido contrabandista y terrateniente canario Bernabé González
Filiano Oramas, el mismo que con su intermediación había logrado la restitución
de los bienes decomisados y que habiéndose casado el 15-I-1622 con la mencionada
viuda, también quedó a cargo de numerosos bienes heredados de los padres de
ésta, Diego de Trigueros Caro (1559-1623) andaluz de Carmona (Sevilla) y Felipa
Fernández de Enciso Irala (¿?–1630) nativa de Asunción del Paraguay, los
cuales habían llegado a Buenos Aires en la última década del siglo XVI.
La cuestión es que la
referida y pequeña imagen de 38 cm, modelada en arcilla cocida (terracota) y de
ovalado rostro moreno, quedó al borde del camino, en la ranchería de la actual
familia Oramas, ya sea como consecuencia del providencial “empacamiento
boyuno”, como dice Ibarguren, ya con motivo o en ocasión de un transacción mercantil,
de un ajuste de cuentas o de un trato amistoso, pero esto último nunca pudo
saberse; hasta Sumampa llegó la versión del milagroso suceso que explicaba el
motivo de la sustitución.
¿Podría suponerse que esa familia observara una
ferviente devoción por la referida ad-vocación mariana y afincada en la soledad
pampeana, a unas quince leguas de Buenos Aires, haya decidido retener la imagen
para satisfacer sus inquietudes religiosas?
El fundador de la familia en estas tierras, Diego de Trigueros
Caro, desempeñó diversos cargos pú- blicos; Procurador General del Cabildo (en
1608, 1613, 1618 y 1619), Regidor ordinario (1615), Alcalde de la Hermandad
(1614 y 1619), Mayordomo del Hospital (1617) y Alcalde perpetuo de 2º
voto – equivalente a juez ordinario de primera instancia – desde 1619 hasta
1623, en que el cabildante dejó de existir, habiéndose contradicho, en su
momento, este nombramiento por una cuestión de
detalle: "no sabía leer y escribir (firmaba
no obstante) y no era benemérito para
dicho oficio", al mismo tiempo, se
ocupaba de las negociaciones propias de la actividad mercantil clandestina, esclavos
y mercaderías de ultramar cons-tituyeron la base de su fortuna. No obstante
haber sido procesado y encarcelado tres años, durante el gobierno de
Hernandarias, recuperó su libertad no bien éste fue substituido por Góngora, continuando en
el ejercicio de sus funciones en el honorable ayuntamiento local hasta su
muerte. [4]
Hombre
de su tiempo, dice Ibarguren, supo conciliar los negocios de la tierra con los
del cielo; por eso, el 1-XI-1602, junto con el Teniente de Gobernador Francisco
de Salas, con el Capitán y futuro cronista Ruy Díaz de Guzmán y con Antonio
Bermúdez, aportaron los fondos pecuniarios y fundaron la Cofradía y Hermandad
de Nuestra Señora de la Limpia Concepción, para beneficio y sufragio de las
almas de los instituyentes cuando ellas fueran a expiar sus pecados al
purgatorio, para lo cual rezaríanse misas y responsos cantados, año tras año,
por las ánimas pecadoras de los cofrades y de su parentela difunta, dejándose
expresa constancia que las cuatro sepulturas donde irían a desintegrarse "ellos y sus mujeres e hijos y legítimos
ascendientes y descendientes ….. han de correr como corre la Iglesia, pegados a
la propia peana del altar de Nuestra Señora de la Limpia Concepción",
y allí, desde octubre de 1623, han de haber quedado sus cenizas desparramadas
bajo las losas del piso de la Iglesia de San Francisco, donde, como sabemos,
fundó aquella cape- llanía. [5]
Consta que cuando
murieron Felipa Fernández de Enciso, viuda de Trigueros (1630) y su hija Francisca de Trigueros
Enciso (1649) también sepultaron sus cadáveres en la iglesia del Convento de
San Francisco en el enterratorio familiar, excavado al pie del altar de la
Virgen de la Limpia Concepción.
Filiano
Oramas murió en 1645 y bajo disposición testamentaría del 18-1-1645 el causante
ordenaba que se enterrara su cadáver amortajado con el hábito seráfico, en la
iglesia de San Francisco, en el nicho de su familia, bajo la peana del altar de
Nuestra Señora de la Limpia Concepción lo cual revela, como bien apunta
Ibarguren, que en aquel tiempo también se podían cometer delitos fiscales reiterados,
sin mengua de una sincera devoción religiosa, sistemáticamente practicada y
públicamente conocida. [6]
En ese campo del obstinamiento boyuno, que corresponde a la suerte de estancia con la
que Garay hizo merced, el 24 de octubre de 1580, al poblador Alonso Parejo [7] también
quedó un joven esclavo, adoctrinado y bautizado como Manuel, originario, tal
vez, de la antigua y extensa región de Guinea, territorio costero del Atlántico
situado al sur del gran desierto, o según otros, del archipiélago de Cabo
Verde, que era en realidad un centro portugués dedicado a la trata de esclavos,
desde donde habría sido llevado a Brasil y de allí transportado al país en el
mismo viaje del patache mencionado, al servicio del maestre Andrea Juan y como
en este caso se descarta la intermediación de un hecho prodigioso, es de
suponer, más bien, un acuerdo de partes por el cual pasó a integrar la
servidumbre doméstica de la familia Filiano Oramas.
De este segundo matrimonio vinieron al mundo cuatro hijos: tres mujeres y un varón: Juan,
Isabel, Basilia y Magdalena.
Diego Rosendo y Trigueros, hijo del primer matrimonio, una vez licenciado
en cánones y teología, fue ordenado sacerdote por el obispo Cristóbal de la
Mancha y Velazco en 1648, ejerciendo durante varios años en la pequeña, endeble
y desvencijada primera Iglesia Mayor o Catedral de Buenos Aires, pasando luego
a Corrientes y Santa Fe, donde murió en 1680, dejando como herederos de la estancia
aludida a sus hermanos los Oramas, aunque desde muchos años antes de su muerte,
Juan de Oramas y Trigueros ya administraba los bienes como apoderado de aquel.
El “maestro Juan de Oramas” también se desempeñó, al igual que su medio hermano, como eclesiástico de la Catedral de Buenos Aires por espacio de
muchísimos años, hasta su defunción en 1706.
Como consecuencia de la
paulatina difusión de ese hecho providencial, la contada gente del lugar,
incrementada menguadamente con la de los aledaños comenzaron a frecuentar la
ranchería de la hacienda mencionada para rezar y suplicar los favores divinos
ante la venerada imagen, que iba adquiriendo fama de milagrosa, por lo cual se
consideró conveniente levantar un rústico oratorio de adobe y paja, que fue
atendido durante el transcurso de unos cuarenta años por el piadoso negro
Manuel quien, además, recaudaba y atesoraba las modestas limosnas de aquellos
primeros devotos peregrinos.
La profesión eclesiástica
de los hermanos Rosendo Trigueros y Oramas Trigueros se tradujo, con el correr
de los años, en un notorio desinterés por las cuestiones del campo, de sus
precarias instalaciones y, conse-cuentemente, del oratorio y de la actitud
religiosa que se exteriorizaba en ese entorno de pampa agreste y desolada, sin
que exista constancia que evidencie la intención de alguno de ellos de
formalizar oficialmente dicho culto.
Es entonces, durante el año
1671, cuando la señora Ana de Matos y Encinas, viuda de Sequeira, con la
intención de glorificar la reverenciada imagen,
enaltecer las prácticas de los promesantes y facilitar alguna comodidad a los
piadosos visitantes, adquiere la propiedad de la misma en no menos de
doscientos pesos a Juan Oramas, Cura Rector de la Catedral de Buenos Aires, para emplazarla en su estancia, situada
5 leguas río arriba (unos 30 km) del campo donde tuvo lugar el aludido empecinamiento
bovino.
Según una antigua tradición, en la primera noche posterior al traslado, la
reverenciada imagen volvió por sus propios medios (traslocación) al oratorio de los Oramas, por lo que su propietaria
dispuso un nuevo acarreo hacia su estancia. Sin embargo, otra vez, la escultura
volvió a su anterior residencia, junto a su incondicional esclavo africano.
Preocupada por la reiterada fuga, doña
Ana de Matos, intuyendo algo sobrenatural, recurre al Obispo Fray Cristóbal de
la Mancha y Velazco y también al Gobernador don José Martínez de Salazar (el
Virreinato del Río de la Plata, recién sería creado en 1776) quienes sin poner
en duda la intervención divina en esos episodios e interpretando que no debían
separar la reverenciada imagen de su único y exclusivo esclavo, deciden
ocuparse del tercer traslado organizando, hacia fines de aquel año de 1671, una
comitiva integrada por gente principal y representativa de Buenos Aires, como
así también hombres y mujeres del común, entre ellos estaba, esta vez, el negro
Manuel, todos los cuales, en procesión, llevando en andas la aludida imagen,
cubrieron el trayecto en dos jornadas de peregrinación y oraciones a campo
traviesa, marcha que culminó solemnemente con la celebración de misas y otras
ceremonias, quedando oficialmente reconocido dicho culto poco más de cuarenta
años después de su inicio.[8]
Pero el traspaso de Manuel tuvo complicadas derivaciones, los Oramas
desconocieron su autoproclamada condición de esclavo único y exclusivo de la glorificada
estatuaria y no habiendo realizado la señora Ana Matos propuesta alguna para
su adquisición, exigieron que se presentara a prestar servicios en las
propiedades de la familia, promoviendo las actuaciones judiciales pertinentes,
hasta que en 1674 dicha estanciera se avino a pagar cien pesos por los gastos
del litigio y se compró al esclavo Manuel en doscientos cincuenta pesos, recaudados
mediante colecta pública [9], viviendo en esa estancia hasta su muerte en el año 1686, a los
ochenta años de edad aproximadamente.
En octubre de 1682 la
acaudalada estanciera otorga “todo el sitio que necesitare para la fábrica de su Capilla, con más una cuadra
sitio en contorno de ella; y asimismo le hago donación de un cuarto de legua de
tierras de mi estancia de frente sobre el río Lujan de la otra banda y ha de
comenzar Río abajo, cinco cuadras distante del monte de árboles frutales que
tengo en dicha estancia, y este cuarto de legua de frente ha de tener todo el
fondeo que tienen las demás tierras de mi estancia, para hacer las sementeras
y lo demás que fuere útil para la conservación y aumento de este Santuario”.
[10]
Es decir que, en terrenos donados por la devota mujer se
construyó la capilla y muchos años después la actual Basílica, pero
a cinco leguas del lugar donde, según la creencia, aquellas
carretas no pudieron vadear el men-cionado río.
Doña Ana de Matos dejó de existir en el mes de enero
de 1698, habiendo superado los ochenta años de edad y por su expresa voluntad, sus
restos fueron enterrados junto a los de Sequeira (fallecido en 1643) en la Iglesia del Seráfico
Patriarca San Francisco. [11]
En el testamento consta que poseía una
chacra en Monte Grande, dos estancias sobre ambas márgenes del río Luján y otras
dos en el Salto del río de los Arrecifes heredadas de su esposo, declarando además varios esclavos y la
casa de sus padres en la ciudad.
En 1712 Agustín Díaz Altamirano compra a Gregorio de Matos el
resto de las tierras de Luján heredadas de su madre y en 1742 Magdalena Gómez
viuda de Díaz Altamirano dispone testamentariamente que su herederos procedan
a la subdivisión de los solares necesarios para la formación de un pueblo
aledaño a la capilla, iniciándose así el
proceso de fraccionamiento de las tierras y paulatinamente su crecimiento
poblacional, que se consolidaría con el reconocimiento como Villa de Luján en
1755 y con la instalación y funcionamiento de su propio cabildo de justicia y
regimiento desde 1756. [12]
https://www.facebook.com/ArchivoGeneraldelaNacionArgentina/posts/3393394727352386
Pareciera que los bóvidos tienen una especial percepción para estos asuntos. A continuación una brevísima síntesis de varios casos tomados al azar.
Sea como fuere (apariciones a pastorcillos, campesinos o toros) lo cierto es que se calcula que actualmente sólo en España hay alrededor de veintidós mil advocaciones marianas distintas con sus correspondientes santuarios, capillas, ermitas, basílicas, catedrales… y más de cincuenta mil imágenes. (José Luis Rodríguez Plasencia)
Casatejada, municipio de la Provincia de Cáceres Comunidad Autónoma de Extremadura http://www.palimpalem.com/5/Casatejada/ |
"Ocurrió que portando
una imagen de la Virgen, una carreta de bueyes que se dirigía a Toledo
procedente de Valencia, paró a descansar en su largo camino, pernoctando sus
conductores a la orilla de la laguna de Manjavacas. A la mañana siguiente, ya
repuestas las fuerzas que roba el camino y estando todo dispuesto para cubrir
una nueva etapa, la carreta no podía moverse de su sitio. Los carreteros
apaleaban, sin piedad a los animales en un intento fallido de hacerles dar un
paso. Todo inútil, porque ni estos ni otros bueyes que uncieron, por considerar
que estarían cansados los primeros, pudieron mover ni un palmo al carruaje:
sólo les fue posible, cuando hubieron bajado la imagen.”
http://roble.pntic.mec.es/amarti12/manjavac.htm#Origen
En Iglesuela del Cid, localidad de la provincia de Teruel, en la comunidad de Aragón (460
habitantes) se guarda en la parroquia una imagen románica de la Virgen
del siglo XIII, que
antaño se guardaba en la ermita. La leyenda dice que en el lugar llamado
“Castillo del Cid”, unos toros que estaban arando
se detuvieron y se arrodillaron: bajo el arado encontraron la imagen de
la Virgen con el Niño, y la marca del arado haciendo una muesca en la cara del
Niño Jesús. El primer fin de semana de septiembre, los vecinos de La Iglesuela suben
en romería acompañando a la Virgen sobre una carreta tirada por dos bueyes y en el santuario dedican a María una
danza que llaman “de gitanas y pastoras”.
http://www.carifilii.es/articulo.asp?idarticulo=310
En los albores del siglo XV, un cazador de Villamanrique, que se encontraba
en La Rocina en su jornada de caza, se sorprendió por la insistencia de los
perros, que arañaban sin cesar con sus patas el tronco de un árbol centenario y
en un hueco vio, atemorizado, una pequeña escultura, una imagen que al dorso
tenía escrito “María de los Remedios me llamo” y poniéndose en camino, fue a
dar cuenta del suceso al pueblo de Almonte, que estaba más cerca y al que,
según el uso y el aprovechamiento, pertenecía aquel sitio.
Como ambos pueblos se atribuían el derecho a poseerla, la cuestión se
resolvió, según la costumbre, unciendo en unas carretas dos yuntas de bueyes,
para que, por su fuerza, decidieran dónde habría de permanecer la imagen.
Los bueyes, medidas como estaban sus fuerzas, no lograron avanzar en
ninguna dirección, siendo incapaces de mover las carretas. Este hecho se interpretó como sentencia y así continuó, en una pequeña
ermita, en el sitio donde fue hallada.
http://www.barnabitas.org/NTRA%20SRA%20DEL%20ROCIO.html
Valle de San Millán. Monasterios de Suso (arriba) y Yuso (abajo) Autor: Rafael Nieto - https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Sanmillan.012.jpg |
En
la Comunidad autónoma de La Rioja (España) en el valle del río Cárdenas, se
encuentra la pequeña población de San Millán de la Cogolla y un conjunto
monumental de dos monasterios dedicados a Aemilianus,
Emiliano o Millán, ubicados en un relieve montañoso de exuberante vegetación,
entre la cual se destaca un cerro cuyo perfil se asemeja a un monje vestido con
cuculla, capa
que cubría el cuerpo y la cabeza.
Emiliano
llevó durante muchos años una vida ascética en las cuevas de esa serranía y
cobró fama de santidad, murió en el año 574, con
101 años de edad y fue enterrado en el suelo del oratorio excavado en
una de ellas, lugar donde se erigiría el Monasterio de Suso (del latín sursum: arriba).
A mediados del S XI el rey de Navarra, García Sánchez III mandó
construir en Nájera el Monasterio de Santa María la Real y le pareció
conveniente transportar las reliquias del santo a dicha iglesia.
“La Crónica Najerense cuenta que, una vez cargados los restos de
San Millán en un carruaje tirado por bueyes. Cuando la comitiva había bajado al
valle, los animales se pararon y no hubo fuerza humana que los hiciera avanzar
ni retroceder. El rey entendió que era un aviso del cielo y decidió construir
un monasterio en el lugar en el que se habían detenido los bueyes: El
Monasterio de San Millán de Yuso (del latín dearsum:
abajo)."
Consagrado el convento en 1067, los restos de San Millán fueron
trasladados a su emplazamiento definitivo.
Carmen Baena
Yerón: San
Millán de la Cogolla - Monasterios de Suso y Yuso
http://www.arquivoltas.com/17-La%20Rioja/01-SanMillan.htm
http://www.romanicoaragones.com/
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[1] - Los Antepasados: A lo largo y más allá de la Historia Argentina, Ibarguren Aguirre, Carlos Federico (Trabajo inédito) Tomo XI - Los Trigueros
[2] - Actual Ruta Nacional Nº 8.
[3] - Raúl A. Molina: Miembro de Número de la Academia Nacional de Historia – Conferencia del 31/10/1967
http://platdig.unlu.edu.ar/1/archivos/_183/CONFERENCIA%20DEL%20ACADEMICO%20DE%20NUMERO_1.doc
[4] - Carlos Federico Ibarguren Aguirre: Los Antepasados (Trabajo inédito) Tomo XI: Los Trigueros
http://genealogiafamiliar.com/getperson.php?personID=I46212&tree=BVCZ
[5] - Carlos Federico Ibarguren Aguirre: Los Antepasados (Trabajo inédito) Tomo XI Los Trigueros – http://www.genealogiafamiliar.net/getperson.php?personID=I46212&tree=BVCZ#sthash.V6KsWUNX.dpuf
[6] - Carlos Ibarguren (h): González Filiano - Revista del Inst. Arg. de Ciencias Genealógicas Nº 17 – Bs. Aires – 1977
[7] - Raúl A. Molina: Miembro de Número de la Academia Nacional de Historia – Conferencia del 31/10/1967
http://platdig.unlu.edu.ar/1/archivos/_183/CONFERENCIA%20DEL%20ACADEMICO%20DE%20NUMERO_1.doc
[8] - Fabián C. Flores: Investigador Adjunto de Carrera de CONICET - Investigador y docente de la Universidad Nacional de Luján, Argentina: Luján como hierópolis: del relato espacial al lugar religioso - Revista Universitaria de Geografía vol.21 no.1 Bahía Blanca – 2012 –
http://www.scielo.org.ar/scielo.php?pid=S1852-42652012000100007&script=sci_arttext
[9] - Caiella Jorge Antonio: Monografía - http://www.monografias.com/trabajos61/lujan-argentina/lujan- argentina.shtml
[10] - Carlos Miguel Buela: María de Luján – El misterio de la mujer que espera – Institute of the Incarnate Word Inc. – New York – USA - http://books.google.com.ar/
[11] - Obviamente no era la actual Basílica ubicada en el ahora casco histórico de la ciudad de Buenos Aires, en el tradicional barrio de Monserrat, aquella fue erigida con materiales poco consistentes, paredes con ladrillos de adobe y techos de palmas y tejas. La obra definitiva comenzó en 1731, soportando varias remodelaciones y reconstrucciones.
[12] - Fabián C. Flores: Obra citada
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