Estas páginas no están dirigidas a quienes
cultivan la ciencia y el arte de la numismática,
sólo es un somero aporte para los curiosos
del idioma y de la historia.
Pese a su proyección en la literatura costumbrista y gauchesca del Río de la Plata o en ciertas tiras de historieta, jamás existió en nuestro país un billete o moneda que oficialmente se denominara patacón.
La última aproximación a este tema data de los críticos años 2001/02, cuando los llamados patacones no eran más que una Letra de Tesorería para Cancelación de Obligaciones, emitidas por la provincia de Buenos Aires, una "cuasi-moneda", "mone- da paralela" o "tercera moneda", con fecha de vencimiento y tasa de interés, como algún otro título provincial de deuda pública de esa época, útiles para pagar sueldos, jubilaciones, proveedores e impuestos, en la medida que el acreedor los aceptara, pero no eran convertibles en pesos, dólares u otra divisa, en forma inmediata y a la vista, como así tampoco, en la mayoría de los casos, abrir cuentas y efectuar operaciones bancarias.
Claro que alguna que otra "casa de cambio" facilitaba esas opera-ciones con un desa- gio o depreciación más que considera- ble sobre su valor nominal.
Dado que la ley de convertibilidad, vigente por entonces, establecía la paridad peso-dólar, resultaba que el gobierno no podía emitir pesos sin el equivalente respaldo en dólares y ante la imperiosa necesidad de reactivar, o al menos mantener los niveles de producción y consumo, afectados por la política monetaria y apertura a las importaciones del gobierno menemista, se optó por la emisión de las cuasimonedas como única y urgente medida para revertir la creciente recesión de la actividad económica.
Pero los argentinos no fuimos los primeros, tampoco seremos los últimos, en los países del primer mundo se viven situaciones parecidas y circulan papeles pintados en muchas comunidades.
Billetes Ithaca Hours Ithaca - Estado de Nueva York |
Las monedas españolas, es decir los reales, circularon en las Provincias del Río de la Plata, durante muchos años aún durante el período independiente, no obstante las que la Asamblea General Constituyente de 1813 hiciera imprimir con nuevos cuños, en la ceca altoperuana de Potosí, ciudad ocupada, después de la batalla de Salta, por el Ejército del Norte al mando del Gral. Manuel Belgrano. Las primeras monedas patrias fueron de oro (escudos) y plata (reales) con distintos valores, aunque en este trabajo sólo se tratará de aquellas monedas de plata que, por el valor intrínseco del metal, peso y diámetro, fueron popularmente conocidas como "pa- tacones".
En el año 1815 se acuñaron solamente monedas de plata, las primeras todavía se denominaron "reales", según la costumbre española, cambiándose posteriormente este nombre por el de soles, dado que el icónico sol incaico, símbolizaba la naciente independencia indoamericana.
Perdido el territorio de la actual Bolivia, en la batalla de Sipe-Sipe y, por ende, el taller de acuñación aludido, recobran importancia como medio de pago las antiguas monedas llamada macuquinas, fabricadas a martillo y cortadas con cizalla, de formas irregulares y peso variable, comúnmente cercenadas y falsificadas, junto con otras monedas provinciales suficientemente adulteradas como para entorpecer las relaciones de intercambio.
Varias provincias emitieron billetes fiduciarios, los cuales aparentaban más valor que el poco respaldo y la escasa confianza que merecían.
Distintos proyectos intentaron una reforma monetaria que estimulara la afluencia de inversiones extranjeras y terminara con la anarquía dineraria existente en el país, donde circulaban billetes de bancos provinciales, monedas de plata boliviana o chilena, billetes del Banco Nacional y diversas monedas europeas declaradas de curso legal.
La otra aproximación al patacón en la historia argentina ocurrió en los años 1878/9 durante la presidencia de Nicolás Avellaneda, de esta época data una serie de muestras y ensayos acuñados en Bruselas, entre las que se destaca, por su calidad intrínseca, la pieza de mayor valor que se denominaría "Un Patacón", pero que nunca se emitió.
Recién en el año 1881, durante la presidencia de Julio Argentino Roca, la Casa de la Moneda procede a emitir los signos monetarios de carácter nacional creados por la Ley Nº 1.130, que se denominaron oficialmente "peso de oro" o "Argentino" (ver artículos 1º y 3º de la citada norma) y "peso de plata", este último sería conocido con los apodos populares de peso fuerte o patacón, diseñados por el famoso grabador francés Eugene Oudine.
República Argentina - 1 Peso de Plata - “Patacón” - 1882 - 25 gramos - 35 mm - Lic. Federico de Ansó - Centro Numismático Buenos Aires http://www.cnba.org.ar/el_patacon.html |
LEY 1.130 (Fragmento) - http://www.saij.gob.ar/ |
Como se dijera más arriba, en nuestro país, el nombre patacón jamás se aplicó oficialmente a billete o moneda alguna y la citada ley sólo se refirió al "peso plata", sin otro aditamento, moneda que el común de la gente denominó patacón por su similitud con las antiguas piezas españolas o americanas de ocho reales, conocidas por ese apelativo.
El llamado patacón nunca fue de papel, excepto en los dibujos y guiones de Dante Quinterno para su clásico personaje, el multi-millonario cacique Patoruzú.
Pero sí hay un ejemplar al que llaman patacón de oro, uno solo, efectivamente áureo, aunque de ninguna manera "patacón".
Como dato de interés, acota el Lic. de Ansó en su trabajo del año 2001, que en el Catálogo Janson se le adjudicaba entonces un valor de u$s 50.000.
Como dato de interés, acota el Lic. de Ansó en su trabajo del año 2001, que en el Catálogo Janson se le adjudicaba entonces un valor de u$s 50.000.
Unos versos de Ascasubi, de fines del
siglo XIX, hacen referencia a las piezas de plata amonedada, de ocho reales, con icónicas cruces y
columnas, que circularan hasta poco tiempo antes como resultado de los
fondos asignados (que se denominaban “situados”) y que se enviaban desde Potosí para pagar a las tropas reales y
funcionarios del gobierno español.
Paulatinamente, después de ocupadas las dos terceras partes del territorio ibérico por el elemento islámico, la resistencia, refugiada entre los rudos montañeses asturianos comenzó a brotar como de la tierra misma a lo largo del mar Cantábrico, en forma espontánea, popular y fraccionada, bajó por los Pirineos hasta llegar a las orillas del Mediterráneo; la patria vertiginosamente fragmentada por la ocupación árabe desde el año 711 sólo habría de reconquistarse, palmo a palmo, tras ocho siglos de avances, repliegues o prolongadas treguas, período durante el cual, en vez de promoverse un gobierno centralizador, se formaron distintos núcleos autónomos, los reinos de Asturias, León, Navarra, Aragón, los condados de Castilla y de Barcelona, territorios que, en ocasiones, imprudentemente se subdividían entre herederos que por años rivalizarían entre sí con la pretensión de restaurar los límites de sus antepasados.
Los pequeños núcleos de resistencia, nacidos en las montañas del Norte tras la invasión musulmana, poseían una economía casi a nivel de subsistencia, el comercio se limitaba a los respectivos ámbitos locales y sus vecindades más cercanas, en todas predominaban la ganadería, la agricultura, el trueque y las monedas musulmanas, las carolingias o los restos de moneda visigoda aún circulante, hasta que se dispuso de numerario de propia emisión.
Fundamentalmente existieron dos tipos de monedas: las de metales preciosos (oro y plata) y las de vellón (aleación de plata y cobre) cuyo valor estaba dado por la proporción de metal precioso que contenía en relación con su peso total.
A manera del denario romano, se acuñó el denominado dinero en Castilla, Aragón, Cataluña, Navarra y otros reinos, al principio de elevado contenido de plata, aunque después su ley fue decayendo pasando a ser de vellón y aún de cobre, con distinta denominación según sus lugares de origen.
Como moneda fraccionaria se acuñaba el óbolo, que valía medio dinero. No faltando en su momento el monetario inspirado en el sistema musulmán, como el maravedí, el dinar o la dobla, en los reinos pirenaicos corrieron el croat, de Aragón o el mancús barcelonés, junto a una infinita cantidad de monedas en confusa variedad de denominaciones, pesos y medidas, que circulaban cotidianamente en lugar de los esquivos doblones, ducados y escudos de oro.
Fue Pedro I, "el Cruel", Rey de Castilla y León (1350-1369) quien hizo acuñar una nueva moneda, el real de plata (931 milésimas) de 3,43 gramos y 27 mm de de diámetro, pieza en la que se destacan la letra "P" coronada, en su anverso y el reverso cuartelado de castillos y leones rampantes.
Ese dinero estaba destinado a ser el medio de pago de las transacciones de cierta importancia, reservándose las de oro para el atesoramiento o para las grandes operaciones y las de vellón, mezcla de cobre y plata, para el menudeo diario de la gente del pueblo.
Los reyes subsiguientes continuaron emitiendo reales con variantes en el valor de los submúltiplos, en la efigie o iniciales del rey y lógicamente en las respectivas leyendas, pero manteniendo en el reverso el característico diseño de castillos y leones, emblema de esa monarquía.
Carlos I de España (Karl V del Sacro Imperio Romano Germánico) hijo de Juana I de Castilla (llamada "la Loca") y Philipp de Habsburg (Felipe I, llamado "el Hermoso") nieto por vía paterna de Maximilian I, de quien heredó el trono imperial de los territorios alemanes, austríacos, belgas, diversos feudos en los países bajos y otros condados y ducados, así como también sucedería, por vía materna, a los Reyes Católicos, en los reinos de Castilla, Aragón, Navarra, Nápoles, Sicilia, Cerdeña y las Indias americanas; resultando ser, por lo tanto, uno de los monarcas más poderosos de la historia mundial, fundamentalmente por haber recibido tanto espacio terrestre de sus cuatro abuelos.
La revelación de
los yacimientos de Potosí en 1545, además de constituir un hecho venturoso para
España, que le permitió decuplicar la producción de plata en cinco años, fue
uno más de la larga serie de sucesos propicios que se extendería durante los
sesenta años siguientes, desde su inicio en 1540, cuando se publicó en Venecia
un tratado sobre el nuevo método para extraer el precioso metal al compuesto
pétreo de las montañas mediante el uso del azogue y la sal; en 1546 una partida
de hispanos y amerindios encontraban las minas de plata de Zacatecas en el
Virreinato de la Nueva España (México) en 1563, otro nativo, guía a un
encomendero peninsular hasta los 4.000 metros de altura para marcarle las vetas
de mercurio de Huancavelica,
en el Perú, imprescindible para com- plementar, con aquel fin, la producción de
azogue que se transportaba desde Almadén (España) sin las cuales no se
alcanzaba a satisfacer las imperiosas demandas de este elemento, formuladas
desde Potosí y Zacatecas, a efectos de reducir costos y hacer económicamente
explotables muchas vetas demasiado pobres para su tratamiento tradicional. [1]
En 1580 se habla
de la riqueza de las minas de plata descubiertas en los cerros peruanos de Vilcabamba lugar en el que - circunstancia excepcional en aquellas regiones - antes de
comenzar la explotación minera se había fundado la ciudad de San Francisco de
la Victoria de Vilcabamba (1572) a veinticinco leguas del Cuzco; pocos años
después (1584) se forma una asiento minero junto a los argentados filones de la
salobre región del Aullagas, en el sudoeste boliviano, donde se asienta y después se instaura la Villa de
Garcimendoça; en 1590 se encontraron las codiciadas vetas en Urcococha sitio en el que se establece la Villa de Castrovirreyna (Perú) en 1591 y en 1595
comienza a formarse una población de mineros en Oruro, actual Bolivia, que
pasará a ser la segunda productora de plata en América del sur. [2]
Esta exitosa
serie de descubrimientos y el novedoso proceso de amalgama posibilitarían que
se elevara la extracción de plata a su mayor escala a partir de 1573, superando
el millar de toneladas por decenio. [3]
De los 149 kg transportados de las Indias a España hacia 1530, se llegó
- según la serie de Earl Hamilton, reproducida por Cipolla - a un total de
16.887 toneladas de plata, para el período que aquel computara, en base a los
registros oficiales, hasta el año 1660, calculándose en 26.000 las toneladas
enviadas durante el siglo XVII y otras 39.000 en el siglo XVIII.
SUMAQ URQU (Hermoso cerro) - Potosí (Bolivia) https://www.flickr.com - Autor: Danielle Pereira |
Dichos valores deben apreciarse y ajustarse cuan
titativamente a partir de las siguientes consideraciones:
a) es incalculable la cantidad
de plata traficada ilegalmente en aquellos tiempos, es decir, no registrada
oficialmente y, obviamente, no incluida en las cifras antedichas, pero no
sería disparatado estimarla de una cuantía similar a la importada legalmente.
"A inicios del siglo XVII el contrabando de plata había llegado a ser el
deporte nacional. Lo practicaban los extranjeros y los españoles, lo
practicaban los mercaderes, los comandantes de las flotas y los almirantes, lo
practicaban los marineros y los pasajeros. Los eclesiásticos no constituían una
excepción." [4]
b)
poco menos que la totalidad
del metálico extraído en América era despachado para la península ibérica, a fines
del siglo XVI una cierta cantidad de plata que-daba en las colonias, ya sea en
lingotes o amonedada en México y Potosí, pero su volumen fue siempre reducido,
la circulación de mercaderías y tesoros entre los dominios americanos y España
estaba, en alguna medida, condicionada por las impetuosas tempestades; las
furiosas ráfagas de los vendavales y tormentas propias del Caribe determinaron que perdurara la voz "huracán",
originada en alguna de las lenguas
aborígenes de la zona (arawac, taíno o maya) con el significado de tifón o
ciclón de gran violencia. [5]
En realidad, la eficiencia de los armadores y marinería española está
demostrada por los 402 naufragios, que si bien es una cifra
importante, en proporción, sobre un total de 14.456 travesías, entre 1546 y
1650, sólo representa el 2,78 % de probabilidades de riesgo y de bodegas
repletas de metales preciosos que se depositaron en el fondo de los mares por
tal causa.[6]
c) parte del metálico que
quedaba en América se utilizaba en la trata de esclavos, comercio que comenzaba
en los principales puertos del Mediterráneo o en Lisboa, en Amberes o Ámsterdam, en Plymouth o Liverpool, llevando provisiones, armas, ron,
aguardiente o baratijas para cambiarlos en las costas de Cabo Verde, Guinea o
Angola por negros que eran vendidos, como una mercancía más, en los
fondeaderos americanos, cargando de retorno para los de ultramar (portugueses,
holandeses, franceses o ingleses) metales preciosos y otros productos
regionales de las colonias (cacao, cueros, azúcar, melaza, etc) con cuyos
beneficios comenzaba de nuevo esta inhumana triangulación, contribuyendo a
generar el desarrollo comercial y financiero de los principales países
europeos.
"Los mismos descubrimientos geográficos que iban a abrir la
tierra de América a la colonización habían abierto una fuente de esclavos en
África. No había demanda de esclavos en Europa, pero la había en América. Así
sucedió que, en una etapa tan tardía en la evolución de la economía mercantil, se
recayó en la esclavitud." [7]
d) además de sortear los embates
de las gigantescas olas producidas por las turbonadas antillanas, fue preciso
evitar las acometidas de piratas, filibusteros, corsarios o bucaneros y,
aunque las flotas y galeones españoles pudieron, en general, neutralizar la
piratería franco-anglo-holandesa, no por ello dejaron de sufrir ingentes
pérdidas tanto por el abordaje de sus naves como por los ataques a puertos y
ciudades de la costa.
A efectos de
referirnos sólo a los que circunvalaron nuestras playas, islas y acantilados
australes, en las travesías que realizaron por ambos mares durante el siglo
XVI, debe mencionarse a Francis y John Drake, Thomas Cavendish, Edward Fenton,
John Chidley, Andrew Merrik, Jacobo Manhú, Samuel Cordes, Sebald de Weert,
Oliver van Noorth, Dirick Gherriz, John Davies, Richard y William Hawkins;
durante el siglo XVII a Joris Van Spilbergen, Jacobo Le Maire, William Shouten,
Enrique Browner, John Narborougth, Natiel Pecket, Bartolomé Sharp, John Cooke,
John Eaton y John Strong. [8]
En el mar Caribe,
además, se sufrían, entre muchos otros, conocidos o no, los asaltos, despojos y
depredaciones de William Parker y del célebre filibustero galés Henry Morgan,
destructor de la primitiva y antigua ciudad de Panamá.
Según Cipolla,
durante el quinquenio 1587-1592 los ingleses capturaron más del 15% de la plata destinada a Sevilla, pero ya
desde 1573 Francis Drake venía distribuyendo beneficios a la corona británica
y a los mercaderes de Londres que financiaban sus crímenes y saqueos,
dividendos que al regresar de su campaña de 1580, representaron el 4.700 % del
capital invertido, razón más que suficiente para armarlo caballero (Sir
Francis) asignarle una banca en el parlamento inglés y aportar fondos para las
incursiones de pillaje llevadas a cabo entre los años 1585 y 1594 - entre otras
- en las que se le confiaron más de una veintena de barcos y unos 2.500 hombres
para cada una de ellas, siendo este recurso otro de los medios por los cuales
el oro y la plata de Indias lubricaron los mecanismos del incipiente
capitalismo europeo. [9]
"En total los galeones españoles trajeron de América cantidades que hoy no nos parecen tan grandes, porque vivimos en una civilización de magnitudes materiales muy superiores a las de aquellos siglos. La producción actual de plata en el mundo es tan grande que su valor se ha depreciado en el mercado. Plata (argent) hoy sólo de modo metafórico significa dinero; los hombres previsores atesoran oro, no plata."[10]
La escasez de numerario había provocado el uso de los metales nobles tasados según su peso, quintados o sin quintar ("Derecho que se pagaba al rey por las presas, tesoros y otras cosas semejantes, que siempre era la quinta parte de lo hallado, descubierto o aprehendido" - DRAE 2014) ensayados o sin ensayar (análisis para determinar su pureza) aquilatados por ensaye o a ojo de orfebre, de hecho los metales en curso se dividían entre moneda “corriente”, que circulaba sin haber sido ensayada, estimándose su precio al peso y su fino por alguna ligera comprobación y la moneda “fuerte”, sometida a ensayo previo para establecer su ley o quilates y, por ende, de valor determinado. Como durante mucho tiempo las cantidades labradas no alcanzaron a satisfacer las necesidades crecientes de la circulación, se prolongó el uso del metálico en todas sus formas, con los consiguientes engaños entre particulares y defraudaciones a la hacienda por evasión en el pago del quinto real.[11]
En
los dominios del emperador de Carlos V se habían encontrado importantes yacimientos de plata, más precisamente en la región histórica de Bohemia (actual República Checa) acuñando grandes monedas de valor equivalente a las piezas de oro que por allí
circulaban; una de ellas, de aproximadamente 27 gramos de peso, provenía de
las minas de Sankt Joachimsthal (Valle de San Joaquín) por lo cual tomó el nombre de
"joachimsthaler", siendo después mundialmente conocidas simplemente
como thaler (es decir persona o cosa del valle) "táleros" o "taleros" en
el reino de España.
Fue precisamente Carlos I quien, ponderando aquel numerario, ordenó la acuñación del Real de a Ocho (llamado así porque su valor era el resultado de la suma de ocho reales de plata) con un peso de 27,468 gramos y una pureza de 930 milésimas, la divisa más representativa en la historia monetaria de España y sus posesiones ame- ricanas, emitiéndose durante más de tres siglos y medio, hasta la reforma de 1864; aunque se discute cual fue el lugar y la fecha de su primera acuñación, pues no se imprimía esta data en aquellos primeros labrados, supuestamente ocurridos entre los años 1543 y 1566, con la técnica de martillo, en las cecas de Burgos, Granada, Segovia, Sevilla y Toledo, "piezas que responde en su aspecto técnico a una gran tosquedad y llevan marcas de ensayadores que suelen coincidir con las que aparecen en las emisiones de Carlos I".[12]
Esta moneda se emite en fecha incierta durante el reinado de Felipe II, quien ordena acuñar en el anverso el escudo coronado de los Reyes Católicos (sus abuelos) con los blasones de Castilla, León, Aragón, Sicilia y Granada. En el reverso los símbolos heráldicos de aquellos monarcas: el yugo y el haz de flechas.
El yugo y las ataduras que formaban el nudo gordiano, imposible de desatar, pero que Alejandro Magno, según la leyenda, habría cortado de un tajo con su espada. Esa fue la figura adoptada por Fernando de Aragón, junto con el lema "Tanto monta, cortar como desatar", algo así como "por las buenas o por las malas".
El haz de flechas, preferido de Isabel de Castilla, sig-nificaría que la unión hace la fuerza.
En cuanto a la mayor o menor tosquedad de las monedas, también se ha dicho que la razón por la que una serie de monedas saliese de fábrica con cantos irregulares, no es porque fuese acuñada a martillo, sino por el descuido y las prisas en la preparación previa del cospel, ya que ante la urgencia con que las autoridades reales o los mercaderes exigían monedas acuñadas y la gran cantidad de metal a procesar, los operarios de las cecas hacían atajos en el laborioso proceso de fabricación de los pequeños discos, los que no se redondeaban con la prolijidad que era de esperar, bastaba con que la fineza y cantidad de metal fuesen las correctas, como así también que la pieza irregular llevara la estampa del troquel, diferencia que se aprecia en las piezas siguientes, modeladas a martillo en las mismas instalaciones, siendo las de emisión posterior las que presentan notorias deficiencias. [13]
Real de a Ocho Casa Vieja de Segovia ca. 1556 http://segoviamint.org |
Real de a Ocho
Casa Vieja de Segovia
ca. 1590
http://segoviamint.org |
Desde el reinado de Felipe II, a partir de 1556, hasta su muerte en 1598 y aún durante mucho tiempo después, la monarquía hispánica alcanzó el punto culminante de su proceso de expansión territorial, ejerciendo el dominio de posesiones situadas en los cinco continentes habitados del planeta, razón por la cual se habla del Imperio Español, donde nunca se ponía el sol, que comenzó con la llegada de Colón a América en 1492 y terminó en 1898 con la llamada comúnmente Guerra de Cuba, que contó con la intromisión fraudulenta de Estados Unidos para incorporar, terminado el conflicto bélico, a Puerto Rico, las Filipinas y la isla de Guam, en el océano Pacífico, como factorías coloniales.
Como consecuencia de la muerte sin descendencia del rey Sebastián I de Portugal y de su sucesor el cardenal Enrique I, Felipe II, nieto del primero y sobrino nieto del segundo, es proclamado rey de Portugal en 1580, concretándose la unión dinástica de ambas coronas en una sola persona durante sesenta años, es decir hasta la restauración portuguesa de 1640, durante el reinado de Felipe IV.
Por lo tanto, a sus anteriores posesiones en el norte de África, agregó las importantes colonias portuguesas de Angola, Cabo Verde, Casa Blanca, Guinea, Madeira, Mozambique, Somalía, Tánger, entre otras.
Por la misma razón, deben mencionarse los enclaves lusitanos en distintos puertos asiáticos como Macao en China, Malaca en Malasia o Goa en India, por ejemplo.
REY FELIPE II por: Anthonis Mor van Dashorst (1560) |
Este territorio imperial se extendía desde la costa oeste de América del Norte hasta las Indias Orientales que incluían los archipiélagos de las Marianas, las Carolinas y las Filipinas, desde cuya capital, Manila, zarpaban los galeones españoles, una o dos veces al año, con mercancías de oriente (especias varias, finas telas de China, artículos de porcelana o marfil, perlas y corales, artesanías chinas, japonesas, persas, etc.) hacia el puerto de Acapulco, desde donde los cargamentos eran transportados a través del territorio mexicano hasta Veracruz, puerto en el que serían reembarcados en las llamadas flotas de la carrera de Indias con destino a los muelles de Sevilla o Cádiz.
Autor: Mark Richard Myers Alférez de Fragata Juan José Pérez Hernández en Haida Gwaii (1774) en el Océano Pacífico, costa occidental de Canadá. http://foro.elgrancapitan.org |
Cabe mencionar también que el territorio mexicano aludido, por entonces Virreinato de Nueva España, comprendía además las denominadas Provincias Internas, división política que incluía los actuales estados norteamericanos de California, Nevada, Colorado, Utah, Nuevo México, Arizona, Texas, Oregón, Washington, Florida y partes de Idaho, Montana, Wyoming, Kansas y Oklahoma, así como la parte suroeste de la Columbia Británica, la provincia más occidental de Canadá.
A mediados del siglo XVIII, España ejercerá un cierto dominio, durante cuarenta años, sobre el territorio de Luisiana, al oeste del río Mississippi y también reivindicaba, incluso desde Alaska, pretendidos derechos sobre toda la costa oeste norteamericana, aunque es de señalar también que en algunos espacios geográficos, como las regiones chaqueña, patagónica y parte de las pampas argentinas, su preeminencia fue puramente nominal durante varios siglos.
Si en las conquistas terrestres, los tercios de la infantería ganaban palmo a palmo las plazas asediadas de los más importantes feudos europeos, blandiendo las picas, tensando las ballestas, encen- diendo las mechas de arcabuces y mosquetes, por el mar, naos y galeones dotados de los últimos adelantos de la arquitectura naval del momento, pertrechados con varias decenas de cañones, permitían al Imperio Español seguir el rumbo de las vetas auríferas, de las minas argentíferas, de las tierras de la especiería, de los exóticos mercados de oriente.
LOS TERCIOS EN ALBUCH - (Detalle) 1634 - Batalla de Nördlingen (Baviera - Alemania) Óleo sobre lienzo de José Ferre Clauzel |
EL CAMBISTA Y SU MUJER Autor: Quentin Massys - Flandes (Bélgica) (1514) Óleo sobre tabla Museo del Louvre - París (Francia) http://trianarts.com |
En realidad, la precisión en cuanto al peso y medida no siempre se lograba dados los condicionamientos técnicos de la época, por eso había un margen de tolerancia, raramente eran iguales dos piezas de un mismo valor.
"En 1582, al tiempo que seguía funcionando la llamada “Casa Vieja”, se establece en la ciudad de Segovia la llamada Casa del Ingenio de la Moneda o “de molino”, según modelo alemán.
La fundación en España de esta nueva Casa de Moneda es significativa, pues supuso la introducción en Castilla de nuevas técnicas que se aplicaban ya en la fabricación de moneda de otros países europeos y en especial en Alemania y Francia. La invención del molino, máquina movida por rueda hidráulica, que a base de rodillo multiplicaba y hacía más perfecta la acuñación, cambió por completo el proceso de fabricación a mediados del siglo XVI.
En Alemania se había alcanzado un gran adelanto técnico con la aplicación de este sistema. Sistema que se instaló en Segovia y desde el principio puso la fecha en las monedas, según costumbre germánica, costumbre que en 1589 copia la ceca de Sevilla, y en 1590 las cecas de Granada y Valladolid, a las que se unió en 1591 Madrid y posteriormente Toledo en 1597". [14]
Los dos rodillos, montados en paralelo, debían girar sincronizados, pues uno tenía grabado el anverso y el otro el reverso, por lo que simultáneamente debían imprimir la tira de metal que pasaba entre ellos, para proceder después al recorte de la pieza.
ASOCIACIÓN AMIGOS DE LA CASA DE LA MONEDA DE SEGOVIA http://www.segoviamint.org/espanol/technologia.htm |
Con el transcurso del tiempo, nuevos adelantos técnicos posibilitaron aumentar la producción, perfeccionar la nitidez de las improntas sobre el metal, labrar la grafila u orla circular de puntos, rayas u otros signos, que rodea la superficie de la pieza en el perímetro inmediato al borde, como así también estampar en el canto dibujos, estrías o leyendas, es decir, el cordoncillo, cuya finalidad es la de dificultar o evidenciar la adulteración, limadura o cercenamiento del metal.
Dijo Vilaplana Persiva, con respecto a los reales de a ocho, que "una nebulosa de misterio envuelve su aparición, ya que, con ser moneda tan importante, no se han encontrado documentos que testifiquen su nacimiento..." [15], lo mismo podría decirse de los nombres con que popularmente fueron reconocidos: peso, porque desde la antigüedad las piezas metálicas se ponderaban en la balanza según las medidas usuales para todas las mercaderías (por esa misma razón en otros países se usa la expresión libra) peso fuerte, porque tenía la cantidad y peso del metal fino correspondiente; duro, porque por su grosor y consistencia no podía doblarse entre los dedos como otras monedas medievales o de menor denominación y, por supuesto, patacón, sin que pueda precisar su etimología o fecha de aparición de este apodo, que como dice en Licenciado Ansó, es una voz que "reconoce antecedentes numismáticos de muy antigua raigambre en diversas, alejadas y exóticas regiones del planeta", agregando, en otro párrafo que, no obstante haber realizado una investigación retrospectiva de la amonedación en los antiguos reinos de España, no se encontrado ningún ejemplar que oficialmente llevara este nombre [16], que sí tuvo entrada en la literatura española del Siglo de Oro, como muestran los siguientes ejemplos.
Mateo Alemán termina la primera parte de su obra maestra, la novela picaresca Guzmán de Alfarache, a fines de 1597, siendo editada por primera vez en 1599; el relato autobiográfico de su azarosa vida logró asombrosa aceptación en España y toda Europa, ya que fue traducida numerosas veces a distintos idiomas.
En uno de sus párrafos expresa:
“…aquella hermoſura de patacones, realeza de Caſtilla, q´ ocultamente teníamos, y con ſegreto gozauamos en abundancia, que tenerlos para
pagarlos, o emplearlos, no es gozarlos; gozarlos es tenerlos de ſobra ſin
auerlos meneſter, mas de para confortación de los ſentidos, aunque otros dizen,
que el dinero nunca ſe goza, haſta que ſe gaſta.”
La primera edición de El Diablo Cojuelo es del año 1641, escrita por Luis Vélez de Guevara, sin embargo, parece estar fuera de duda el hecho de que ese manuscrito estuviera redactado bastante antes de la publicación de la obra, caracterizada como una descripción crítica, satírica y costumbrista de la sociedad de su tiempo, con un trasfondo pedagógico y moralizador:
“…..dos ladrones que han entrado por un balcón en casa de aquel estrangero rico, con una llaue maestra, porque las gançúas son a lo antiguo, y han llegado donde está aquel talego de vara y media estofado de patacones de a ocho, a la luz de una linterna que lleuan, que, por ser tan grande y no poder arrancalle de una vez, por el riesgo del ruido, determinan abrille y enchir las faltriqueras y los calçones, y boluer otra noche por lo demás…..”
Título: El Diablo Cojuelo de L. Vélez de Guevara : glosario / Dolores Azorín FernándezBiblioteca Virtual Miguel de Cervanteshttp://www.cervantesvirtual.com/obra/el-diablo-cojuelo-de-l-velez-de-guevara-glosario--0/
El jesuita Baltasar Gracián, en su obra El Criticón (1653) novela alegórica de la vida humana, al referirse a la ubicación geográfica de España, "aislada entre ambos mares", hipotéticamente apartada del comercio y situada "al cabo del mundo", manifiesta:
Con el transcurso de los años, las cecas hispanas dieron forma al real de a ocho (patacón) con variantes en su calidad o diseño, alteraciones rigurosamente estudiadas por los numismáticos, pero que escapan a la naturaleza de este trabajo, esa tipología se iba adecuando a las circunstancias económicas, políticas y/o militares, a la conquista o pérdidas de territorios, a las alianzas o las ceseciones.
En el año 1762 comienza a circular por última vez el módulo que ostenta el estilizado escudo de armas en el anverso, en cuanto al resto es de admirar la fina calidad del grabado.
Canto: Diseño de hojas de laurel8R 1762, Colección Lanzarotehttp://siemprenosquedaralan.wixsite.com/home/moderna-carlos-iii-8r-1762 |
LAS ARMAS DEL ÚLTIMO ESCUDO DE ANVERSO Dibujos de Lanzarote - http://siemprenosquedaralan.wixsite.com/home/moderna-carlos-iii-8r-1762 |
Sin embargo, ha llamado la atención que entre la representación simbólica de los territorios vinculados a la monarquía hispánica, no se encuentren los emblemas de los reinos de Navarra y Nápoles, por ejemplo.
En 1772 comienzan a batirse las monedas del real de a ocho que presentarán cambios radicales en su conformación, en el anverso se grabará el busto del monarca, razón por la cual se los conocerán como "reales de busto" y en el reverso hay un escudo simplificado de los dominios reales, pero lo que fundamentalmente importa es que también varía el contenido de plata fina, pues el rey Carlos III, acosado por el déficit de las arcas públicas, secretamente procede a devaluar el contenido intrínseco de la misma a 902,777 milésimas, situación que se repite en 1788 cuando subrepticiamente se baja su ley a 895,833 milésimas.
Textos, fotos y dibujos tomados de:
Adolfo Ruiz Calleja - http://blognumismatico.com
Lanzarote (Seudónimo de un numismático anónimo)
http://siemprenosquedarae.wixsite.com/durosevilla
El real de a ocho se dejó de acuñar cuando se promulgó la fugaz reforma monetaria de 1864 durante el reinado de Isabel II, pero su circulación continuó hasta 1869, cuando se instaura la peseta como base del sistema monetario español, utilizada hasta el 28 de febrero del 2002, conviviendo con el euro que había entrado en el traspaso cotidiano el día 1º de enero de ese año.
"En el inicio de la conquista americana - dice Vilaplana Persiva - el sistema de compra era el normal de todas las sociedades primitivas que todavía carecen de moneda: el canje de unas mercancías (moneda de la tierra) por otras según el valor comparativo que se les atribuía. De ahí viene el vocablo comprar, de comparare, de comparar buscando una equivalencia entre las cosas que se truecan". [17]
Esa moneda de la tierra, lógicamente, variaba según las diferentes producciones de las distintas comarcas, ciudades, pueblos o caseríos asentados en la geográfica diversidad del nuevo mundo. Ante la carencia de moneda sellada se utilizaban el oro, la plata o el cobre, en forma de pepitas, tejos o en polvo, que se intercambiaban según su gravitación en la balanza, donde cierta cantidad, a semejanza de los usos y costumbres españolas, era un peso, aunque lo normal era el pago en especie, granos de cacao, hojas de coca, pieles o cueros, utensilios, maíz, trigo, algodón, hilados, yerba mate, aves, ganado, miel, cera y un sinfín de productos naturales o manufacturados artesanalmente.
Los envíos de numerario desde la península ibérica siempre resultaron notoriamente insuficientes, por lo que ya el primer virrey de Nueva España, Antonio de Mendoza, impulsó la imprescindible instalación de talleres para fundir la gran cantidad de metales preciosos existentes, batir y acuñar moneda.
Las primeras cecas fueron las de México (1535) Santo Domingo (1542) Lima (1565) y Potosí (1574) pero, en realidad, por la incesante exportación del metal amonedado, esta demanda nunca se satisfizo totalmente en tan vastos territorios, por lo que el trueque también se siguió usando durante muchísimo tiempo, situación que siempre perjudicó a los nativos y europeos menos informados, víctimas propicias del trapicheo o cambalacheo ingenioso de los más hábiles o pícaros.
El tianguis o mercado de Tlatelolco
Mural de Diego Rivera en el Palacio Nacional de México (1942)
Si bien en la Real Casa de la Moneda de México se acuñaron monedas de cuatro reales, de dos, uno y medio real y pese a la autorización del rey Carlos I de 1537, porque "la gente dessea mucho que se labren reales de a ocho, por ser quenta justa de un peso", no fue técnicamente posible hasta muchos años después, no obstante que la abundante cantidad de plata aconsejaba moldear e imprimir piezas gruesas, de mayor valor, para ahorrar tiempo y dinero, dada la lentitud del proceso para hacer tomar al metal la calidad y forma deseada a fuerza de hornaza, mazo y yunque.
La moneda se batía sobre un cospel, frecuentemente irregular aunque su ley y peso fueran correctos, que se colocaba entre dos cuños grabados con los motivos establecidos según el tipo de pieza a labrar, normalmente el cuño de abajo, asegurado sobre el yunque, correspondía al anverso y sobre el de arriba, el reverso, se aplicaban fuertes y sucesivos golpes, resultando un módulo de grosor y cantos variables, porque si la balanza mostraba que estaba excedido se recortaba con la cizalla hasta dar con el peso más o menos exacto, formato agravado con las limaduras o aún cercenamientos que hacían los usuarios en sus bordes, por lo que las monedas circulantes generalmente presentaban extrañas formas poligonales que recibieron, en América, el apelativo de macuquinas, palabra híbrida derivada del quechua maqayku- na: golpeadas (del infinitivo maqay, golpear y el sufijo pluralizante kuna) expresión deformada que remata con el diminutivo hispano -inas, empleado en forma despectiva.
La circulación de estas monedas sólo estaba asegurada por la buena fe de las personas intervinientes en el trato o por el uso de la balanza para determinar su peso exacto y el valor respectivo.
En agosto de 1565 se crea la Real Casa de Moneda de la Ciudad de los Reyes (actual Lima, Perú) y en ella se modelan los primeros reales de a ocho americanos (también llamados popularmente patacones, como en España y otras partes del viejo mundo, o pesos co-lumnarios) estimándose que su puesta en circulación se verificó entre setiembre de 1568, data en la que comienzan los trabajos en esta ceca y octubre de 1569 en que cesó temporalmente en sus funciones.
El apelativo columnario, obviamente, deriva de las mitológicas columnas de Hércules, levantadas entre Calpe (actualmente Gibraltar) y Abyla (en nuestros días Ceuta) que marcaban - según la leyenda - uno de los confines del mundo conocido entonces, el Nec plus ultra (No más allá) de la antigüedad; columnas que el rey Carlos I de España adoptó como divisa imperial, junto con el lema Plus Ultra (Más allá) con la clara finalidad de encumbrar el descubrimiento, conquista y colonización de nuevos territorios que, para ellos y el resto del mundo, eran desconocidos.
Los ejemplos siguientes nos darán una idea del generalizado empleo del sobrenombre patacón aplicado a la moneda de ocho reales, ya fuere de las acuñadas en España, como las batidas en las cecas americanas.
Lima, capital del Virreinato del Perú, fue fundada como Ciudad de los Reyes por Fracisco Pizarro en el año 1535, evolucionando rápidamente hasta convertirse en la ciudad más importante de sudamérica durante el régimen español. Su Catedral, además de los cantores del coro polifónico, contrataba ministriles aborígenes que tañían instrumentos de cuerda o de viento, observándose en estos recibos de 1615 el empleo indiscriminado de los términos patacones y pesos con el mismo valor nominal.
"Digo yo, Xristóval, yndio músico de chirimías, que es verdad que reciví del señor don Juan de Robles, Mayordomo de la Catredal de Los Reyes, sesenta y siete patacones de a ocho reales y quatro reales por las chirimías y trompetas que se an tocado en las Vísperas de las fiestas deste año de seyscientos y quinze; los veynte y siete patacones de la fiesta del señor San Pedro de dos ternos de chirimías y trompetas y treze patacones y medio por un terno de chirimías y tronpetas para la víspera, noche y día del señor San Bartolomé y los veynte y siete pesos restante por la víspera, noche y día de la fiesta del Santisimo San Juan Ebangelista, de dos ternos de chirimías y tronpetas, y por ser verdad lo firmé de mi [¿mano?] en Los Reyes, a veynte y siete de diziembre de mill y seiscientos y quinze años, siendo testigos Gabriel de la Pena y Melchor [Rodríguez] y Pedro de Leyba". [18]
Se cree, con bastante fundamento, que Acarete du Biscay sea el nombre supuesto de un comerciante aventurero, contrabandista ambicioso y espía novato, de origen vasco francés, que en sociedad y bajo protección del capitán de un buque español, se embarcó clandestinamente, a fines del año 1657, en un viaje con destino al Río de la Plata y Perú, dejando una interesante relación de sus observaciones; los párrafos siguientes dan una idea de como circulaba la plata entre estas tierras y la metrópolis.
"Recibí la mayor parte de los pagos en plata, prin-cipalmente en patacones, plata labrada, barras y piñas, esto es plata virgen, y el resto en lana de vicuña. Cuando hube concluido por completo el negocio para el cual fui enviado a Potosí, abandoné el lugar para volver a Buenos Aires por el mismo camino por donde viniera.......
Cargué mis fardos a lomo de mula, que es el modo ordinario de transporte, para pasar las montañas que dividen el Perú de Tucumán. Pero cuando llegué a Jujuy juzgué conveniente hacer uso de carretas, las cuales son mucho más cómodas, y de este modo continué mi viaje: y después de una travesía de cuatro meses, felizmente llegué al río de Luján, que está a cinco leguas de Buenos Aires, donde me encontré con Ignacio Maleo, que había llegado allí antes que yo. Llegó por el río, en un botecito del cual resolvimos hacer uso para transportar secretamente hasta nuestro buque, la mayor parte de la plata que llevaba conmigo. Pensamos que era mejor adoptar este sistema, para evitar el riesgo que podíamos correr de ser confiscados si hubiéramos llevado nuestro buque cerca de Buenos Aires, a causa de la prohibición de exportar oro y plata, aunque esta orden no se observa siempre con regularidad, pues el Gobernador tolera que algunas veces sea llevada privadamente, consintiendo en ello por algún obsequio, o también no siendo muy estricto en la vigilancia de ello.......
Una vez que aseguramos nuestra plata con la precaución que tuvimos, fui a Buenos Aires con el resto de nuestras mercaderías; apenas había llegado cuando fue resuelto nuestro regreso a España. Pero para que no fuera hallado a bordo nada que pudiera dar ocasión a un secuestro, cuando los oficiales del Rey hicieran su visita acostumbrada a nuestro barco, antes de salir del puerto, pensamos que era conveniente embarcar primero sólo aquellas mercaderías que ocupaban más lugar, como la lana de vicuña, cuero de varias clases, entre otros, 16.000 cueros de toros, con muchos otros bultos y cofres pertenecientes a los pasajeros que volvían con nosotros, y alrededor de treinta mil coronas en plata, que es la suma más grande que se permite llevar, para pagar todos los gastos necesarios que pueden ocurrir durante el viaje y abonar el barco. Pero después de hecha la visita, acabamos con el embarque de la plata que teníamos escondida, la cual, con el resto del cargamento, podría alcanzar alrededor de tres millones de libras.......
SIGLO XVI - PUERTO SANTANDER (Cantabria - España)
En lugar de ir hacia Cádiz, porque temí-amos encon-trarnos con los ingleses que estaban todavía en guerra con España, cre- ímos conve- niente hacer rumbo hacia Santander, a- donde llegamos felizmente a mediados de agosto. In- mediatamente nos informamos de que la flota española venía a amarrar al mismo puerto a su regreso de México, por la misma razón que nos trajo a nosotros allí, y que habían izado velas sólo dos días antes de nuestro arribo. Y como los oficiales del Rey de España que habían sido enviados, allí estaban todavía, pensamos que lo mejor era tratar con ellos, lo mismo para salvar la multa en que habíamos incurrido por no volver al mismo punto desde donde habíamos partido que para no ser molestados con su visita: y por cuatro mil patacones que les obsequiamos, fuimos excusados y declarados exentos de la revisación. Por lo tanto desembarcamos nuestra plata y otras mercaderías, parte de las cuales fueron enviadas después a Bilbao y parte a San Sebastián, donde en poco tiempo fueron vendidas y distribuidas entre varios comerciantes, quienes las transportaron a diversos puntos para venderlas".[19]
En la crónica de Núñez de Pineda, referida a los distintos episodios vividos durante su cautiverio en los caseríos mapuches, también abunda en críticas a los funcionarios y mercaderes chilenos de aquella época, empleando el término patacón, como de uso normal y corriente, una buena cantidad de veces.
Portada del manuscrito original de "Cautiverio Feliz"
de Francisco Núñez de Pineda y Bascuñán - 1673
Colección Biblioteca Nacional de Chile
http://www.memoriachilena.cl
"...vendiéndonos los bastimentos de pan, carne y vino a mas que a excesivos pre- cios. Que si los diesen y gana- sen solamente la mitad mas de lo que valer solian, parece que se pudiera tolerar el logro; pero el vi- no, que valia cuanto mas a dos patacones y a doce reales alguno, vender- los a ocho pata- cones, ¿no es inhumanidad? el trigo y harina, que se vendia a veces a diez y doce reales, y a dos pesos lo corriente, vendérnoslo a ocho y a diez patacones, y a los principios del alzamiento haber habido ocasión en que se vendió el trigo hecho mote cocido en platillos, a mas de veinte y cuatro patacones la fanega, como en otra ocasion lo tengo significado..." [20]
Otro ejemplo extraído de fuentes trasandinas es aportado por el Cabildo de La Serena (Chile).
"Al día siguiente se acordó mandar reparar el edificio que ocupaban el Cabildo y la Cárcel; para lo cual contaba la corporación con la suma
de ciento diez patacones. Como esta cantidad fuera insuficiente,
el Cabildo resolvió vender la mitad de un solar que le pertenecía, al alférez Pedro Pizarro, en cien patacones de a ocho reales. Determinó,
por último, contratar esta obra con el regidor Roque González, en la
suma de doscientos noventa patacones, a condición de que la terminara
en el plazo de tres meses.
El arreglo proyectado era de la calidad más modesta posible, y
daba una idea exacta de la pobreza de los vecinos". (Según acta del 21 de febrero de 1679). [21]
El apodo columnario se hizo extensivo a los que se acuñaron en Potosí desde 1652 en la Casa de Moneda fundada en 1572 por el virrey Francisco de Toledo, pero, a las que propiamente, en sentido estricto, más les conviene ese apelativo por sus caracteríscas y difusión, es a la moneda de cordoncillo labrada en México a partir de 1732, en cuyo reverso aparecen ambos hemisferios adosados, oriental y occidental, coronados con el símbolo real de la casa de Borbón y sobre "la mar océana", como decían antiguamente, flanqueados por las mencionadas columnas y circunvalados por la leyenda UTRAQUE UNUM (ambos son uno) significando la unión del nuevo y el viejo mundo, detalles a los que se agregan la fecha de emisión y la marca de la ceca responsable de su acuñación.
En el anverso, el clásico escudo coronado, cuartelado con castillos y leones, la leyenda concerniente al reinado de Felipe V, las iniciales de los ensayadores y el valor de la moneda.
El canto se labraba con un diseño de hojas de laurel.
Teóricamente estos duros debían pesar 27,059 g y su ley en plata debía ser de 916,667 milésimas y su módulo de 39,20 mm
Real de a Ocho - POTOSÍ - 1767
http://siemprenosquedarae.wixsite.com/columnario/potosi
"En el inicio de la conquista americana - dice Vilaplana Persiva - el sistema de compra era el normal de todas las sociedades primitivas que todavía carecen de moneda: el canje de unas mercancías (moneda de la tierra) por otras según el valor comparativo que se les atribuía. De ahí viene el vocablo comprar, de comparare, de comparar buscando una equivalencia entre las cosas que se truecan". [17]
Esa moneda de la tierra, lógicamente, variaba según las diferentes producciones de las distintas comarcas, ciudades, pueblos o caseríos asentados en la geográfica diversidad del nuevo mundo. Ante la carencia de moneda sellada se utilizaban el oro, la plata o el cobre, en forma de pepitas, tejos o en polvo, que se intercambiaban según su gravitación en la balanza, donde cierta cantidad, a semejanza de los usos y costumbres españolas, era un peso, aunque lo normal era el pago en especie, granos de cacao, hojas de coca, pieles o cueros, utensilios, maíz, trigo, algodón, hilados, yerba mate, aves, ganado, miel, cera y un sinfín de productos naturales o manufacturados artesanalmente.
Los envíos de numerario desde la península ibérica siempre resultaron notoriamente insuficientes, por lo que ya el primer virrey de Nueva España, Antonio de Mendoza, impulsó la imprescindible instalación de talleres para fundir la gran cantidad de metales preciosos existentes, batir y acuñar moneda.
Las primeras cecas fueron las de México (1535) Santo Domingo (1542) Lima (1565) y Potosí (1574) pero, en realidad, por la incesante exportación del metal amonedado, esta demanda nunca se satisfizo totalmente en tan vastos territorios, por lo que el trueque también se siguió usando durante muchísimo tiempo, situación que siempre perjudicó a los nativos y europeos menos informados, víctimas propicias del trapicheo o cambalacheo ingenioso de los más hábiles o pícaros.
El tianguis o mercado de Tlatelolco Mural de Diego Rivera en el Palacio Nacional de México (1942) |
Si bien en la Real Casa de la Moneda de México se acuñaron monedas de cuatro reales, de dos, uno y medio real y pese a la autorización del rey Carlos I de 1537, porque "la gente dessea mucho que se labren reales de a ocho, por ser quenta justa de un peso", no fue técnicamente posible hasta muchos años después, no obstante que la abundante cantidad de plata aconsejaba moldear e imprimir piezas gruesas, de mayor valor, para ahorrar tiempo y dinero, dada la lentitud del proceso para hacer tomar al metal la calidad y forma deseada a fuerza de hornaza, mazo y yunque.
La moneda se batía sobre un cospel, frecuentemente irregular aunque su ley y peso fueran correctos, que se colocaba entre dos cuños grabados con los motivos establecidos según el tipo de pieza a labrar, normalmente el cuño de abajo, asegurado sobre el yunque, correspondía al anverso y sobre el de arriba, el reverso, se aplicaban fuertes y sucesivos golpes, resultando un módulo de grosor y cantos variables, porque si la balanza mostraba que estaba excedido se recortaba con la cizalla hasta dar con el peso más o menos exacto, formato agravado con las limaduras o aún cercenamientos que hacían los usuarios en sus bordes, por lo que las monedas circulantes generalmente presentaban extrañas formas poligonales que recibieron, en América, el apelativo de macuquinas, palabra híbrida derivada del quechua maqayku- na: golpeadas (del infinitivo maqay, golpear y el sufijo pluralizante kuna) expresión deformada que remata con el diminutivo hispano -inas, empleado en forma despectiva.
La circulación de estas monedas sólo estaba asegurada por la buena fe de las personas intervinientes en el trato o por el uso de la balanza para determinar su peso exacto y el valor respectivo.
El apelativo columnario, obviamente, deriva de las mitológicas columnas de Hércules, levantadas entre Calpe (actualmente Gibraltar) y Abyla (en nuestros días Ceuta) que marcaban - según la leyenda - uno de los confines del mundo conocido entonces, el Nec plus ultra (No más allá) de la antigüedad; columnas que el rey Carlos I de España adoptó como divisa imperial, junto con el lema Plus Ultra (Más allá) con la clara finalidad de encumbrar el descubrimiento, conquista y colonización de nuevos territorios que, para ellos y el resto del mundo, eran desconocidos.
Los ejemplos siguientes nos darán una idea del generalizado empleo del sobrenombre patacón aplicado a la moneda de ocho reales, ya fuere de las acuñadas en España, como las batidas en las cecas americanas.
Lima, capital del Virreinato del Perú, fue fundada como Ciudad de los Reyes por Fracisco Pizarro en el año 1535, evolucionando rápidamente hasta convertirse en la ciudad más importante de sudamérica durante el régimen español. Su Catedral, además de los cantores del coro polifónico, contrataba ministriles aborígenes que tañían instrumentos de cuerda o de viento, observándose en estos recibos de 1615 el empleo indiscriminado de los términos patacones y pesos con el mismo valor nominal.
"Digo yo, Xristóval, yndio músico de chirimías, que es verdad que reciví del señor don Juan de Robles, Mayordomo de la Catredal de Los Reyes, sesenta y siete patacones de a ocho reales y quatro reales por las chirimías y trompetas que se an tocado en las Vísperas de las fiestas deste año de seyscientos y quinze; los veynte y siete patacones de la fiesta del señor San Pedro de dos ternos de chirimías y trompetas y treze patacones y medio por un terno de chirimías y tronpetas para la víspera, noche y día del señor San Bartolomé y los veynte y siete pesos restante por la víspera, noche y día de la fiesta del Santisimo San Juan Ebangelista, de dos ternos de chirimías y tronpetas, y por ser verdad lo firmé de mi [¿mano?] en Los Reyes, a veynte y siete de diziembre de mill y seiscientos y quinze años, siendo testigos Gabriel de la Pena y Melchor [Rodríguez] y Pedro de Leyba". [18]
Se cree, con bastante fundamento, que Acarete du Biscay sea el nombre supuesto de un comerciante aventurero, contrabandista ambicioso y espía novato, de origen vasco francés, que en sociedad y bajo protección del capitán de un buque español, se embarcó clandestinamente, a fines del año 1657, en un viaje con destino al Río de la Plata y Perú, dejando una interesante relación de sus observaciones; los párrafos siguientes dan una idea de como circulaba la plata entre estas tierras y la metrópolis.
"Recibí la mayor parte de los pagos en plata, prin-cipalmente en patacones, plata labrada, barras y piñas, esto es plata virgen, y el resto en lana de vicuña. Cuando hube concluido por completo el negocio para el cual fui enviado a Potosí, abandoné el lugar para volver a Buenos Aires por el mismo camino por donde viniera.......
Cargué mis fardos a lomo de mula, que es el modo ordinario de transporte, para pasar las montañas que dividen el Perú de Tucumán. Pero cuando llegué a Jujuy juzgué conveniente hacer uso de carretas, las cuales son mucho más cómodas, y de este modo continué mi viaje: y después de una travesía de cuatro meses, felizmente llegué al río de Luján, que está a cinco leguas de Buenos Aires, donde me encontré con Ignacio Maleo, que había llegado allí antes que yo. Llegó por el río, en un botecito del cual resolvimos hacer uso para transportar secretamente hasta nuestro buque, la mayor parte de la plata que llevaba conmigo. Pensamos que era mejor adoptar este sistema, para evitar el riesgo que podíamos correr de ser confiscados si hubiéramos llevado nuestro buque cerca de Buenos Aires, a causa de la prohibición de exportar oro y plata, aunque esta orden no se observa siempre con regularidad, pues el Gobernador tolera que algunas veces sea llevada privadamente, consintiendo en ello por algún obsequio, o también no siendo muy estricto en la vigilancia de ello.......
Una vez que aseguramos nuestra plata con la precaución que tuvimos, fui a Buenos Aires con el resto de nuestras mercaderías; apenas había llegado cuando fue resuelto nuestro regreso a España. Pero para que no fuera hallado a bordo nada que pudiera dar ocasión a un secuestro, cuando los oficiales del Rey hicieran su visita acostumbrada a nuestro barco, antes de salir del puerto, pensamos que era conveniente embarcar primero sólo aquellas mercaderías que ocupaban más lugar, como la lana de vicuña, cuero de varias clases, entre otros, 16.000 cueros de toros, con muchos otros bultos y cofres pertenecientes a los pasajeros que volvían con nosotros, y alrededor de treinta mil coronas en plata, que es la suma más grande que se permite llevar, para pagar todos los gastos necesarios que pueden ocurrir durante el viaje y abonar el barco. Pero después de hecha la visita, acabamos con el embarque de la plata que teníamos escondida, la cual, con el resto del cargamento, podría alcanzar alrededor de tres millones de libras.......
SIGLO XVI - PUERTO SANTANDER (Cantabria - España) |
En lugar de ir hacia Cádiz, porque temí-amos encon-trarnos con los ingleses que estaban todavía en guerra con España, cre- ímos conve- niente hacer rumbo hacia Santander, a- donde llegamos felizmente a mediados de agosto. In- mediatamente nos informamos de que la flota española venía a amarrar al mismo puerto a su regreso de México, por la misma razón que nos trajo a nosotros allí, y que habían izado velas sólo dos días antes de nuestro arribo. Y como los oficiales del Rey de España que habían sido enviados, allí estaban todavía, pensamos que lo mejor era tratar con ellos, lo mismo para salvar la multa en que habíamos incurrido por no volver al mismo punto desde donde habíamos partido que para no ser molestados con su visita: y por cuatro mil patacones que les obsequiamos, fuimos excusados y declarados exentos de la revisación. Por lo tanto desembarcamos nuestra plata y otras mercaderías, parte de las cuales fueron enviadas después a Bilbao y parte a San Sebastián, donde en poco tiempo fueron vendidas y distribuidas entre varios comerciantes, quienes las transportaron a diversos puntos para venderlas".[19]
En la crónica de Núñez de Pineda, referida a los distintos episodios vividos durante su cautiverio en los caseríos mapuches, también abunda en críticas a los funcionarios y mercaderes chilenos de aquella época, empleando el término patacón, como de uso normal y corriente, una buena cantidad de veces.
Portada del manuscrito original de "Cautiverio Feliz" de Francisco Núñez de Pineda y Bascuñán - 1673 Colección Biblioteca Nacional de Chile http://www.memoriachilena.cl |
"...vendiéndonos los bastimentos de pan, carne y vino a mas que a excesivos pre- cios. Que si los diesen y gana- sen solamente la mitad mas de lo que valer solian, parece que se pudiera tolerar el logro; pero el vi- no, que valia cuanto mas a dos patacones y a doce reales alguno, vender- los a ocho pata- cones, ¿no es inhumanidad? el trigo y harina, que se vendia a veces a diez y doce reales, y a dos pesos lo corriente, vendérnoslo a ocho y a diez patacones, y a los principios del alzamiento haber habido ocasión en que se vendió el trigo hecho mote cocido en platillos, a mas de veinte y cuatro patacones la fanega, como en otra ocasion lo tengo significado..." [20]
Otro ejemplo extraído de fuentes trasandinas es aportado por el Cabildo de La Serena (Chile).
"Al día siguiente se acordó mandar reparar el edificio que ocupaban el Cabildo y la Cárcel; para lo cual contaba la corporación con la suma
de ciento diez patacones. Como esta cantidad fuera insuficiente,
el Cabildo resolvió vender la mitad de un solar que le pertenecía, al alférez Pedro Pizarro, en cien patacones de a ocho reales. Determinó,
por último, contratar esta obra con el regidor Roque González, en la
suma de doscientos noventa patacones, a condición de que la terminara
en el plazo de tres meses.
El arreglo proyectado era de la calidad más modesta posible, y
daba una idea exacta de la pobreza de los vecinos". (Según acta del 21 de febrero de 1679). [21]
El apodo columnario se hizo extensivo a los que se acuñaron en Potosí desde 1652 en la Casa de Moneda fundada en 1572 por el virrey Francisco de Toledo, pero, a las que propiamente, en sentido estricto, más les conviene ese apelativo por sus caracteríscas y difusión, es a la moneda de cordoncillo labrada en México a partir de 1732, en cuyo reverso aparecen ambos hemisferios adosados, oriental y occidental, coronados con el símbolo real de la casa de Borbón y sobre "la mar océana", como decían antiguamente, flanqueados por las mencionadas columnas y circunvalados por la leyenda UTRAQUE UNUM (ambos son uno) significando la unión del nuevo y el viejo mundo, detalles a los que se agregan la fecha de emisión y la marca de la ceca responsable de su acuñación.
En el anverso, el clásico escudo coronado, cuartelado con castillos y leones, la leyenda concerniente al reinado de Felipe V, las iniciales de los ensayadores y el valor de la moneda.
El canto se labraba con un diseño de hojas de laurel.
Teóricamente estos duros debían pesar 27,059 g y su ley en plata debía ser de 916,667 milésimas y su módulo de 39,20 mm
El canto se labraba con un diseño de hojas de laurel.
Teóricamente estos duros debían pesar 27,059 g y su ley en plata debía ser de 916,667 milésimas y su módulo de 39,20 mm
Real de a Ocho - POTOSÍ - 1767 http://siemprenosquedarae.wixsite.com/columnario/potosi |
Dijo Galbraith, "... había mucha gente en
Europa que estaba poco enterada del descubrimiento y la conquista de tierras
en ultramar, o que incluso los desconocía en absoluto. Pero puede afirmarse que
eran muy pocos los que no experimentaban una de sus principales
consecuencias." [22]
La enorme
afluencia de metales preciosos de América a Europa durante los siglos XVI y
XVII provocó un singular aumento de precios que, según diferencias de tiempo y
lugar, llegó a elevar de tres a cinco veces los valores precolombinos del resto
de las artículos tanto en España como en Francia, Inglaterra, los Países
Bajos, etc., "fueron estos precios -señala dicho autor- y no las crónicas
de los conquistadores, los que revelaron a la mayoría de los europeos que
América había sido descubierta", de una manera intuitiva los más
advertidos comprendieron que, "en igual de todo lo demás, los precios
varían en relación directa con la cantidad de dinero en circulación."
El desequilibrio resultante entre los que percibían bajos salarios y los
que se beneficiaban con valores con-tínuamente en alza, demostró, no por última
vez, que la inflación tiene un profundo efecto sobre la distribución de la
renta, "con una particular tendencia a castigar más a los que tenían
menos". [23]
Es opinión de Galbraith que la diferencia que hacían los que, pagando
salarios deprimidos, tenían la astucia de vender la misma cosa por más dinero,
les permitió acumular ganancias que actuaban como incentivo para nuevas
inversiones. "Así fue como el dinero americano y la inflación resultante,
ayudaron al nacimiento del capitalismo europeo.
Indudablemente, éste habría nacido de todos modos. Pero no puede negarse que su influencia fue real".
Indudablemente, éste habría nacido de todos modos. Pero no puede negarse que su influencia fue real".
El aumento de circulación monetaria, en volumen y
rapidez sin precedentes, encareció cada vez más los productos castellanos,
hasta el punto de que resultaba más barato importarlos del extranjero. Llegó
así el momento en que España se mostró incapaz de seguir aumentando su producto
interior bruto por encima de la inflación, resultando inevitable que los metales
preciosos pasaran hacia los demás países europeos y éstos incrementaran
corre- lativamente sus exportaciones a España y las Indias.
EL TALLER DE CERÁMICA (Tánger) Óleo de Jean Discart https://commons.wikimedia.org |
Con respecto a la sangría de plata que sufrió
España, una de las causas de la decadencia del país, Cipolla transcribe un
pronunciamiento de las Cortes de 1588-1593, donde se dice que "mientras
nuestros reinos podrían ser los más ricos del mundo por la abundancia del oro y
la plata que han entrado y continúan entrando desde las Indias, terminan siendo
más pobres porque sirven de puente para hacer pasar oro y plata a otros reinos
enemigos nuestros." [24]
En tanto que un embajador veneciano escribía en 1595 :
"No sin razón los españoles dicen a propósito de este tesoro que desde las
Indias llega a España que tiene sobre ellos el mismo efecto que la lluvia sobre
los techos de las casas, que si bien cae sobre ellos, desciende al suelo sin
que los que la reciben primero obtengan beneficio alguno."
Debe tenerse en cuenta que el cargamento de metales preciosos superaba, de cuatro a diez veces, el embarque de otros productos americanos (cacao, algodón, azúcar, tabaco, cueros, maderas tintóreas como el palo brasil o el campeche, plantas medicinales, especias como el ají y el jengibre, etc.) y de aquel despacho, el 75 u 80 % obedecía a transferencias particulares o estaba destinado al pago de los proveedores del mercurio de Almadén, por ejemplo, como así también armas, textiles, comestibles como harina, aceites, vinos; artículos de ferretería, quincallería y abalorios, porque en las colonias se carecía de todo y en ellas los precios promedio se triplicaban sólo en el primer puerto de desembarque, pero como los artesanales talleres de manufacturación españoles no estaban en condiciones de ofrecer en tiempo, cantidad, calidad y precio los bienes requeridos, los mercaderes-exportadores recurrieron a los mercados foráneos o al contrabando, invadiendo a Europa con un verdadero torrente de plata en pasta o amonedada.
EL MERCADER DE ALFOMBRAS Jean-Léon Gérôme (1887) http://araceliregolodos.blogspot.com.ar |
Del 20 al 25 % restante, representaba los derechos de la corona por las licencias mineras e impuestos varios sobre las importaciones y exportaciones en general, pero ese caudal se desvanecía en la satisfacción de las permanentes deudas originadas, fundamentalmente, en el mantenimiento de sus ejércitos en varios frentes europeos, donde reaparecía, para no volver, la plata de las Indias. [25]
Muchos miles de hombres y cientos de naves se emplearían para invadir Flandes, reconquistar Cerdeña, tomar Nápoles y Sicilia, sostener los ducados de Parma, Placencia o Toscana y toneladas de plata se acuñaron, con ese fin, en cecas extranjeras como las de Milan o Amberes.
Dijo Céspedes del Castillo que «Poner una pica en Flandes» quedó en el español,
durante siglos, como frase ponderativa aplicada a cualquier gasto desmesurado y
a la larga estéril.
ROCROI, el último tercio Autor: Augusto Ferrer-Dalmau (2011) Óleo sobre lienzo https://es.wikipedia.org/wiki |
Si bien los thalers alemanes eran ampliamente aceptados en el comercio internacional, se preferían las monedas españolas, sevillanas, segovianas, mexicanas o potosinas, "quien tenía reales de a ocho poseía un poder adquisitivo que le servía en todo el mundo", a fines del siglo XVI ya se las encuentra en Inglaterra, Portugal, Francia o Austria, tanto como en Flandes, Milán, Florencia o Argel.
El real de a ocho circuló por toda Italia, hasta el
punto de que en Génova existió un banco que operaba ex-clusivamente con el peso
castellano y a través de Venecia, pasó a los dominios del Imperio Otomano.
BUQUES MERCANTES DE LOS PAÍSES BAJOS EN UN PUERTO DEL MAR BÁLTICO |
Tras la paz de
Westfalia en 1648, se alzará Amsterdam como centro financiero y comercial de Europa, receptor
y distribuidor de reales de a ocho que en parte destina a financiar su comercio
en el mar Báltico, por donde la moneda castellana llegaría a los países escandinavos, apareciendo también en Varsovia (Polonia) Riga (Letonia) Narva (Estonia) o Moscú (Rusia).
Como ya se ha dicho, la moneda española llegó a las Filipinas, China e India, mediante los galeones que partían de Acapulco (México) o las caravanas que atravesaban los caminos del oriente medio desde Constantinopla y otros centros comerciales de Turquía, Persia y Sumatra.
Además, la incorporación
de Portugal a la monarquía castellana, aunque solo durante seis décadas, fue suficiente
para que los mercaderes lusitanos se anticiparan en extender sus negocios por los territorios españoles, tanto peninsulares como indianos, se infiltraran en todos
los mercados ribereños del océano Indico,
siguiendo por los mares del sureste asiático hasta alcanzar las islas de las
especias, el Japón y China por la estrecha puerta de Macao. [26].
Con la Pragmática de mayo de 1772, será sustituido el escudo cuartelado de castillos y leones por el busto real en el anverso, manteniendo, en el reverso, las columnas de Hércules, característica de las monedas labradas en América.
Pero también se disminuyó su contenido en plata fina, que pasó a ser de 902,7 milésimas.
No obstante, dado que dichas piezas eran troqueladas con una estampa de artístico relieve, con cordoncillo, con una ley y peso más constante que otras y producidas en tal cantidad que facilitaba su difusión e intercambio, las mismas fueron aceptadas mundialmente.
|
Señaló Burzio que como las piezas americanas eran de mejor fino que las españolas, se originó, a comienzos del siglo XVIII, una curiosa denominación en la terminología monetaria, al numerario acuñado en las cecas de Madrid, Segovia, Sevilla y otras, se lo comenzó a designar como “moneda provincial” y al metálico amonedado emitido en el nuevo mundo, desde México al Alto Perú y Chile, “moneda nacional”, la que tuvo por base el “peso fuerte”, de cordoncillo, en sus dos tipos, columnario y de busto, de mejor ley y peso que la europea, por lo que en la metrópoli se llegó a usar aquella en el mercado interior y estas últimas para el comercio exterior. [27]
El transporte de monedas a granel y su difusión hasta las antípodas, incluía la circulación de piezas falsas o fuera de ley, por lo que en muchos lugares se resellaban, con- tramarcaban o perforaban las legítimas para revalidarlas y facilitar los tratos comerciales dentro de un territorio determinado.
http://www.nma.gov.au/collections |
Nueva Gales del Sur (New South Wales) es el estado más antiguo y poblado de la Mancomunidad de Australia, ubicado al sureste del país. Ante la escasez de metá- lico amonedado, desde 1814 circuló la "primera moneda acuñada en Aus- tralia", el dólar agujereado y resellado sobre piezas mexicanas de ocho reales, arandela a la que adju- dicaron un valor de cinco chelines y quince peniques al bocado resultante.
Moneda de 8 reales resellada en el Reino de Arabia Saudita, con el diseño de la emblemá- tica palmera y la leyenda al-Arabiya (El árabe) |
Piezas de a ocho mexicanas fueron contramarcadas en Castlecomer, Irlanda, antiguo centro carbonífero, por la familia de Christopher Wandesforde, propietaria feudal de los yacimientos y de la comarca toda, con un valor de 5 chelines y 5 peniques.
Los ingleses no sólo pirateaban,
también resellaban y falsificaban la moneda americana.
Los ingleses no sólo pirateaban,
también resellaban y falsificaban la moneda americana.
Los patacones españoles, acuñados en América, también fueron resellados, parcial o totalmente, en las islas bri- tánicas durante el siglo XVIII.
Desde mucho tiempo atrás, la palabra patacón, su sentido y alcance, eran conocidos por los británicos. En su trabajo sobre la aportación de elementos españoles al vocabulario inglés, Montague, incluso, ofrece una fecha sobre la incorporación de este término a dicha lengua.
.......................
Un diccionario de palabras arcaicas, provinciales, frases obsoletas,
proverbios y costumbres antiguas del siglo XIV
por: James Orchard Halliwell
LONDON - 1855
Universidad de California - Berkeley
https://archive.org/stream/dictonaryofarcha02hallrich#page/606/mode/2up
https://archive.org/stream/dictonaryofarcha02hallrich#page/606/mode/2up
Las reservas del Banco de Inglaterra se habían reducido notoriamente por la guerra suscitada con motivo de la Independencia de los Estados Unidos (1775-1783) los preparativos bélicos para invadir Francia en apoyo de la monarquía destronada por la Revolución de 1789 y las coaliciones transitorias formadas durante las guerras napoleónicas, a partir de 1803, circunstancias agravadas por la inquietud colectiva y contagiosa de quienes retiraban sus ahorros en metálico previendo una posible invasión francesa.
Moneda de 8 reales acuñada en Santiago de Chile CARLOS IV (con el busto de Carlos III) y resellada en Inglaterra http://laorejadejenkins.es |
Por tal causa el gobierno puso en circulación un par de millones de estas monedas (acuñadas por su secular enemigo) y que formaban parte de sus re-servas por la es- tabilidad y aceptación generalizada de las mismas.
En el año 1797 la Royal Mint (Real Casa de la Moneda) procedió a resellar la moneda española con un busto pequeño del rey George III, colocado en la mejilla del monarca hispano, numerario que llegó a circular con un valor de 4 chelines y 9 peniques.
Resello inglés de 1804 numismaticodigital.com |
Moneda resellada en la ciudad escocesa de Greenock numismaticodigital.com |
Poco tiempo después comenzaron a aparecer numerosas falsificaciones, tanto de la moneda como de su resello, por lo que en 1804 se adoptaron las medidas para cambiar el cuño por una estampa octogonal.
Pero, casi simultáneamente, volvieron a surgir troqueles fraudulentos, razón por la cual se decidió el resellado completo de una suma millonaria de reales de a ocho en la ceca de Soho Mint en Birmingham, con la intención de neutralizar el accionar de los falsificadores.
Las monedas hispanoamericanas fueron reacuñadas entre 1804 y 1815, aunque todas llevan impreso el año de su primera reemisión y pudieron canjearse hasta mediados de 1817.
Con una pureza aproximada de 0,900 milésimas, un peso 26,76 gramos y 40,5 mm de diámetro, tenían un valor de 5 chelines y 6 peniques.
Con una pureza aproximada de 0,900 milésimas, un peso 26,76 gramos y 40,5 mm de diámetro, tenían un valor de 5 chelines y 6 peniques.
Eventualmente, personas entendidas y con buen lente de aumento, pueden descubrir, en algunas piezas, rastros de su anterior leyenda o fecha de acuñación original.
Anverso: GEORGIUS III DEI GRATIA REX
Reverso: BANK OF ENGLAND
FIVE SHILLING DOLLAR
1804
http://www.numismaticodigital.com
En el anverso se destaca el busto laureado del rey Jorge III y en el anverso una representación alegórica, personificada como si fuese una deidad, de Britania (nombre latino de origen griego con el que designaba a ese islario).
Una antigua pieza acuñada en los Países Bajos,
cuando se levantaron contra el prestigio
y las armas de la monarquía española.......
pero contra la moneda era otra cosa:
De todo lo cual se desprende que la plata indoamericana, eficaz para financiar cuanta aventura dinástica o religiosa hubo en el mundo a partir del siglo XVI, como fomentar las cacerías de esclavos en la fronda africana o para costear la construcción y ornamentación de los más fastuosos palacios y catedrales, coleccionar obras de arte y abalorios suntuosos, así como favorecer el tráfico inglés del opio de la India en los mares de la China, no lo fue para modelar el desarrollo económico, tecnológico y social de los pueblos de España y sus colonias.
cuando se levantaron contra el prestigio
y las armas de la monarquía española.......
pero contra la moneda era otra cosa:
Arendschelling de la ciudad de Zwolle (1601) Plata 500 milésimas - 5 gr - 29 mm de diámetro http://the-ans.com/library/Conf2012MT1.html |
La ciudad de Zwolle, es la capital de Overijssel, una de las siete provincias del norte de los Países Bajos que se rebelaron por razones políticas y religiosas contra la monarquía española, dando lugar a la llamada Guerra de Flandes, conflicto armado que se prolongó durante ochenta años, desde 1568 hasta la Paz de Westfalia en 1648.
Cuéntase que el maestro de la ceca de Zwolle, Balthasar Wijntgens, logró convencer a los regidores de la ciudad sobre la necesidad de estampar, en el reverso de esta moneda, el emblema utilizado en anteriores acuñaciones del ahora enemigo Felipe II, rey de España, en lugar del escudo de armas de la ciudad, argumentando que un estado nuevo y republicano, sin casa real ni organización eclesiástica que lo afianzase, corría el riesgo de ser poco creíble y rechazado su numerario, dificultándose así las transacciones imprescindibles para su gestión industrial y comercial; aunque también habrán influido otros factores, como la inestabilidad de las fronteras, treguas y escaramuzas, avances y retrocesos de una y otra parte, asedios, sitios, bloqueos, tomas de pueblos y ciudades, circunstancias por las cuales los señores consejeros podrían haber decidido obrar con cierta cautela para evitar o prevenir una mayor incertidumbre en su economía.
De todo lo cual se desprende que la plata indoamericana, eficaz para financiar cuanta aventura dinástica o religiosa hubo en el mundo a partir del siglo XVI, como fomentar las cacerías de esclavos en la fronda africana o para costear la construcción y ornamentación de los más fastuosos palacios y catedrales, coleccionar obras de arte y abalorios suntuosos, así como favorecer el tráfico inglés del opio de la India en los mares de la China, no lo fue para modelar el desarrollo económico, tecnológico y social de los pueblos de España y sus colonias.
La Galería de Arte de Jan Snellinck en Amberes por: Hieronymus Francken II (1621) https://es.wikipedia.org |
El desarrollo de este punto podría ser muy breve: se desconoce puntualmente el origen del término patacón, es decir, las causas de su aparición, forma y significado primitivo.
A juzgar por lo que parece evidente, se trataría de un aumentativo del vocablo pataca, voz que sería de muy antigua data y también de origen incierto.
Como "cierta moneda" la definió el Licenciado Sebastián de Covarruvias Orozco en su Tesoro de la Lengua Castellana de 1611, sin embargo, para la Real Academia Española, pataca era "lo mismo que patacón, o real a ocho" (Dicc. Autoridades - 1737) claro que, como se puede apreciar, esto se escribió muchos años después y, en este caso, tanto desde el punto de vista de la lingüística, como principalmente de la numismática, debe tenerse en cuenta la sucesión cronológica o evolución diacrónica en las múltiples denominaciones de las monedas antiguas.
Por ejemplo, en la región norte de la Cataluña histórica, suroeste de Francia, circularon monedas acuñadas en Perpiñán, durante la ocupación francesa, de 1462 a 1483.
Aprovechándose de las conflictivas circunstancias que afrontaba el rey Juan II de Aragón, tanto en Navarra como en Cataluña, Luis XI de Francia dispuso la ocupación armada de Perpiñán, capital del condado del Rosellón, así como del resto de su territorio y el del condado de la Cerdaña, existentes desde las primeras épocas medievales, en el espacio geográfico denominado Marca Hispánica.
En la ceca de esa ciudad hizo batir varias clases de monedas de oro, plata y cobre. Entre estas últimas, una pequeña pieza de aproximadamente 0,60 gr, 17 mm y escaso valor, conocida en la antigua región de Occitania, aquella de la lengua de oc, co-mo patac. En francés antiguo patard.
Patac - Luis XI (Francia) - Perpinán
Anverso: LVDOVICUS REX (Una P entre dos flores de lis)
Reverso: SIT NOMEN DEI (Cruz lobulada)
Incluso antes, encontra-mos una moneda acu- ñada a mediados del siglo XV en los Países Bajos borgoñones (ac- tual Bélgica, Luxembur-go, Holanda y norte de Francia) el patard.
Labrado en Flandes, Brabante, Henao y Ho-landa, circuló como mo-neda común en los ex- tensos e importantes te- rritorios dominados por Felipe III, el Bueno (1396-1467).
Y aún más, a prin-cipios del siglo XIV, al sudeste de Francia, en la Pro venza, pintoresca región que fue la primera conquista (o provincia) de los romanos fuera de la península.itálica (de ahí su nombre) a orillas del río Ródano, está Avig- non, la única ciudad que supo ser sede papal, además de Roma, entre 1309 y 1377, período durante el cual siete papas (y dos antipapas) todos fueron de origen francés. El "Palais des Papes" es el palacio-fortaleza gótico más grande del mundo y frente a su entrada principal se encontraba la antigua Casa de la Moneda o ceca papal, donde se acuñaban monedas como la del ejemplo.
Durante
el reinado de João III de Avis, “el Piadoso”, se expandieron las posesiones portuguesas en las
islas del Atlántico y del Pacífico, costas occidentales y orientales de África,
India, Malasia y en los dominios americanos del Brasil, siendo el primer país
europeo en establecer vínculos comerciales en China y Japón, en pocas palabras,
un imperio vastísimo pero demasiado disperso, que, como en el caso español,
resultaba muy difícil de administrar y muy costoso para mantener, gastando
ingentes recursos en flotas y fortificaciones, en el sostenimiento del clero y
la propagación de la religión católica, en la construcción de suntuosos
edificios palaciegos o religiosos y en los aportes al papado romano, cayendo en
una paulatina decadencia durante los reinados de sus sucesores.
Por
Ley Nº 25 de noviembre de 1538, se dispuso la acuñación, entre otras, de una
moneda de plata que debería llamarse Real
Portugués, con el valor de cuarenta reais,
pieza que sería la que Ansó menciona como vulgarmente conocida con el apelativo
de “pataco”, labrado con muy variados
tipos y leyendas.
Durante
el año 1555, en la colonia portuguesa de Goa (India) se labró una moneda de
plata llamada patacão.
La denominación pata- co se repite en distintas emisiones monetarias a lo largo del tiempo, refiriéndose,
casi siem-pre, a la pieza de cua- renta réis
(forma apo- copada que impuso la costumbre) incluso a principios del siglo XIX llegó
a ser una moneda de bronce acuñada durante el gobierno de João VI como
Príncipe Regente y también por sus sucesores hasta mediados de esa cen- turia.
En
Portugal se referían a las monedas de plata de ocho reales como patacas columniarias hespanholas, mexicanas,
peruvianas, chilensis o sevilhanas, etc., también llamadas pezo duro español, e incluso, de la
misma forma aludieron, en su momento, a las patacas
dos Estados Unidos da America do Norte.[28]
Todas las fuentes consultadas señalan que, según reputados filólogos y lexicógrafos, la voz pataca proviene del árabe, argumentando que ellos se imaginaron como si fueran una ventana las columnas de Hércules de las monedas españolas y las denominaron abū taqā, (padre o señor de la ventana) expresión que a través del dialecto árabe-andalusí, en el espacio de la Península Ibérica bajo dominio islámico, tanto de España como de Portugal, se habría transformado en pataca.
Reverso: 4 reales de plata
México s/fecha
Entre 1536 y 1555
http://monedasde mexico.blogspot.com.ar
Como apuntó el numismático Ansó, ya aludido, resulta difícil imaginar ese tipo de aberturas en la improntas de las primeras monedas columnarias, como se observa en las representaciones precedentes, pero es posible que en su momento se hayan asociado con imágenes tradicionales, propias de la arquitectura de aquellos tiempos, como por ejemplo las siguientes, pequeñas ventanas de enrejadas celosías, con columnas laterales, sobre las que solían apoyarse los arcos lobulados que las coronaban.
MEZQUITA-CATEDRAL de CÓRDOBA
(Andalucía - España)
Portal de Jerusalén (Fachada Este)
Autor: Américo Toledano
https://commons.wikimedia.org
MEZQUITA-CATEDRAL
Ventana del Portal del Sagrario
(Fachada Este)
Pero debe tenerse en cuenta, como se ha visto, que las voces patac, patard, así como sus similares patacca (en italiano) y pataca (en castellano y portugués) todas de un incierto origen común, se han utilizado desde mucho antes de la aparición de las primeras monedas columnarias en México durante el año 1536 y subsiguientes.
Según dijo el prestigioso investigador barcelonés Enrique Rubio Santos, la voz pataca proviene del árabe batakká, «ya que muchas monedas acuñadas en el Medioevo por los árabes poseían en su “cara” la representación de un mihrab que parecía una ventana».
El
mihrāb es el nicho u hornacina,
ubicado en un pequeño espacio interior de las mezquitas, finamente adornado y
orientado hacia la ciudad de La Meca (Makkah)
en el actual reino de Arabia Saudita, en ese lugar, precedido de una puerta con arco de
herradura, se coloca el imán para dirigir la oración comunitaria de los
fieles islámicos y punto hacia el cual estos deben orientar sus rezos. [29]
Lamentablemente el autor citado no agregó una imagen de la moneda en cuestión, por lo que debe suponerse que se refería a ejemplares similares al que se inserta a continuación:
Moneda acuñada en la ceca de Damasco (Si- ria) entre los años 695 y 698 de nuestra era (años 75 y 78 de la Hégira, según el ca- lendario musulmán) con un peso de 3,365 gr y 29 mm de diá- metro.
Los eruditos debaten si el motivo iconográfico empleado en el re- verso de estas monedas, por el naciente estado islámico, en proceso de expansión, es un mihrāb, o solamente un arco sostenido por dos columnas, aunque no tienen dudas con respecto a la lanza o anzah, símbolo del poder del califa, labrada entre esas columnas, acompañadas por las inscripciones de carácter religioso en alabanza de Allāh y su profeta Muhammad. [30]
Pocos años después (en el 711 de la era común) el califato omeya, con sede en Damasco, extiende sus dominios en Asia, norte de África y la Península Ibérica y aunque es probable que algunas de estas monedas circularan en esos territorios, no se han encontrado otras fuentes que las mencionen como origen del término pataca o relacionen aquel ícono con una abertura en un muro, razones por las cuales volvemos al principio de este punto.
Cabe aclarar que la voz pataca aparece escrita en estas
partes de América, aparentemente por primera vez, en la conocida carta que el
tripulante Luis Ramírez, de la expedición de Sebastián Caboto, dirigiera a su padre en
julio de 1528, varios años antes de la ocupación del territorio peruano y, por ende, de la
acuñación de moneda americana, cuando al describir los mantenimientos que
les suministraron los nativos de Pernambuco, en la costa brasileña, apuntó, “...ay otras Rayzes que se dizen patacas
comence coçidas y asadas son muy buenas...”, más adelante, a orillas del
Paraná, en el paraje que llamaron Santa Ana (actual Itatí) donde estaba el
caserío “de un yndio prençipal que se
decia yaguaron” expresó, “nos truxeron
mucho bastimento, ansí de abatí, calabazas, como Rayzes de mandioca, e
patacas...”[31]
Según Henríquez Ureña, este modesto marinero, pero leído y puntual observador, se refería, en realidad, a la Ipomoea batatas, uno de los principales sustentos aborígenes de gran parte de las poblaciones americanas y que los primeros navegantes llevaron prestamente a España desde las islas antillanas, siendo ya mencionadas, en primer lugar, por Pedro Mártir de Anglería en 1516 y otros cronistas del siglo XVI.
El término pataca utilizado por Ramirez es muy probable que se fuera suministrado por el mismo Caboto o algún tripulante que participara en las exploraciones por las costas norte americanas de donde es originaria una planta (Helianthus tuberosus) de cinco a ocho pies de altura, de tallos velludos, rectos, ramosos, huecos, hojas oblongas y puntiagudas, con flores amarillas tornasoladas y productora también de tubérculos comestibles, principalmente para alimento del ganado porque eran despreciados para el consumo humano, cuya pulpa es de sabor anuezado y que en España, además de recibir aquel nombre, también se la conocería, según las distintas regiones, como aguaturma, cotufa, bataca o batata de caña, castaña de tierra, macuca, patata de caña, tupinambo, pataquera, etc.; en Portugal como batata tupinamba, girassol batateiro, peras da terra y otros, en tanto que, desde fines del siglo XVI o principios del siguiente, con la expresión “pataca de Galicia” se identificó a la mismísima y quechuística “papa” (Solanum tuberosum) “nosa galeguísima pataca de toda a vida”, que en otros lugares del viejo mundo llaman incorrectamente "patata", vocablo tomado del inglés "potato".
Pero como señala Henríquez Ureña, hubo gran confusión durante mucho tiempo con respecto al nombre de estas plantas indígenas de raíces y tubérculos comestibles, como la yuca, la papa, la batata, el ñame, los ajes, etc.
De cualquier manera, nada tienen que ver con las antiguas piezas monetarias que se han mencionado.
Tampoco es vinculante que en aymara, una de las lenguas madres en la
argentífera cordillera, el adjetivo pataka
signifique “ciento”, incluyendo su forma apocopada “cien”, pues esto en nada se relaciona con el sistema monetario español, que
precisamente no era decimal, como se ha visto.
En quechua existe bajo la forma pachak y junto con el idioma aymara, influyeron en todos los pueblos del noroeste argentino y aún más allá. Pataka tiene el mismo significado en mapuche y en las lenguas warpe de Cuyo, también incorporaron esta voz los puelches o guénaken norpatagónicos. [32]
El desarrollo de este punto podría ser muy breve: se desconoce puntualmente el origen del término patacón, es decir, las causas de su aparición, forma y significado primitivo.
A juzgar por lo que parece evidente, se trataría de un aumentativo del vocablo pataca, voz que sería de muy antigua data y también de origen incierto.
Como "cierta moneda" la definió el Licenciado Sebastián de Covarruvias Orozco en su Tesoro de la Lengua Castellana de 1611, sin embargo, para la Real Academia Española, pataca era "lo mismo que patacón, o real a ocho" (Dicc. Autoridades - 1737) claro que, como se puede apreciar, esto se escribió muchos años después y, en este caso, tanto desde el punto de vista de la lingüística, como principalmente de la numismática, debe tenerse en cuenta la sucesión cronológica o evolución diacrónica en las múltiples denominaciones de las monedas antiguas.
Por ejemplo, en la región norte de la Cataluña histórica, suroeste de Francia, circularon monedas acuñadas en Perpiñán, durante la ocupación francesa, de 1462 a 1483.
Aprovechándose de las conflictivas circunstancias que afrontaba el rey Juan II de Aragón, tanto en Navarra como en Cataluña, Luis XI de Francia dispuso la ocupación armada de Perpiñán, capital del condado del Rosellón, así como del resto de su territorio y el del condado de la Cerdaña, existentes desde las primeras épocas medievales, en el espacio geográfico denominado Marca Hispánica.
En la ceca de esa ciudad hizo batir varias clases de monedas de oro, plata y cobre. Entre estas últimas, una pequeña pieza de aproximadamente 0,60 gr, 17 mm y escaso valor, conocida en la antigua región de Occitania, aquella de la lengua de oc, co-mo patac. En francés antiguo patard.
Patac - Luis XI (Francia) - Perpinán Anverso: LVDOVICUS REX (Una P entre dos flores de lis) Reverso: SIT NOMEN DEI (Cruz lobulada) |
Incluso antes, encontra-mos una moneda acu- ñada a mediados del siglo XV en los Países Bajos borgoñones (ac- tual Bélgica, Luxembur-go, Holanda y norte de Francia) el patard.
Labrado en Flandes, Brabante, Henao y Ho-landa, circuló como mo-neda común en los ex- tensos e importantes te- rritorios dominados por Felipe III, el Bueno (1396-
1467).
Durante
el reinado de João III de Avis, “el Piadoso”, se expandieron las posesiones portuguesas en las
islas del Atlántico y del Pacífico, costas occidentales y orientales de África,
India, Malasia y en los dominios americanos del Brasil, siendo el primer país
europeo en establecer vínculos comerciales en China y Japón, en pocas palabras,
un imperio vastísimo pero demasiado disperso, que, como en el caso español,
resultaba muy difícil de administrar y muy costoso para mantener, gastando
ingentes recursos en flotas y fortificaciones, en el sostenimiento del clero y
la propagación de la religión católica, en la construcción de suntuosos
edificios palaciegos o religiosos y en los aportes al papado romano, cayendo en
una paulatina decadencia durante los reinados de sus sucesores.
Por
Ley Nº 25 de noviembre de 1538, se dispuso la acuñación, entre otras, de una
moneda de plata que debería llamarse Real
Portugués, con el valor de cuarenta reais,
pieza que sería la que Ansó menciona como vulgarmente conocida con el apelativo
de “pataco”, labrado con muy variados
tipos y leyendas.
La denominación pata- co se repite en distintas emisiones monetarias a lo largo del tiempo, refiriéndose, casi siem-pre, a la pieza de cua- renta réis (forma apo- copada que impuso la costumbre) incluso a principios del siglo XIX llegó a ser una moneda de bronce acuñada durante el gobierno de João VI como Príncipe Regente y también por sus sucesores hasta mediados de esa cen- turia.
En Portugal se referían a las monedas de plata de ocho reales como patacas columniarias hespanholas, mexicanas, peruvianas, chilensis o sevilhanas, etc., también llamadas pezo duro español, e incluso, de la misma forma aludieron, en su momento, a las patacas dos Estados Unidos da America do Norte.[28]
Todas las fuentes consultadas señalan que, según reputados filólogos y lexicógrafos, la voz pataca proviene del árabe, argumentando que ellos se imaginaron como si fueran una ventana las columnas de Hércules de las monedas españolas y las denominaron abū taqā, (padre o señor de la ventana) expresión que a través del dialecto árabe-andalusí, en el espacio de la Península Ibérica bajo dominio islámico, tanto de España como de Portugal, se habría transformado en pataca.
Reverso: 4 reales de plata México s/fecha Entre 1536 y 1555 http://monedasde mexico.blogspot.com.ar |
Como apuntó el numismático Ansó, ya aludido, resulta difícil imaginar ese tipo de aberturas en la improntas de las primeras monedas columnarias, como se observa en las representaciones precedentes, pero es posible que en su momento se hayan asociado con imágenes tradicionales, propias de la arquitectura de aquellos tiempos, como por ejemplo las siguientes, pequeñas ventanas de enrejadas celosías, con columnas laterales, sobre las que solían apoyarse los arcos lobulados que las coronaban.
MEZQUITA-CATEDRAL de CÓRDOBA
(Andalucía - España)
Portal de Jerusalén (Fachada Este)
Autor: Américo Toledano
https://commons.wikimedia.org
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MEZQUITA-CATEDRAL
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(Fachada Este)
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Pero debe tenerse en cuenta, como se ha visto, que las voces patac, patard, así como sus similares patacca (en italiano) y pataca (en castellano y portugués) todas de un incierto origen común, se han utilizado desde mucho antes de la aparición de las primeras monedas columnarias en México durante el año 1536 y subsiguientes.
Según dijo el prestigioso investigador barcelonés Enrique Rubio Santos, la voz pataca proviene del árabe batakká, «ya que muchas monedas acuñadas en el Medioevo por los árabes poseían en su “cara” la representación de un mihrab que parecía una ventana».
El
mihrāb es el nicho u hornacina,
ubicado en un pequeño espacio interior de las mezquitas, finamente adornado y
orientado hacia la ciudad de La Meca (Makkah)
en el actual reino de Arabia Saudita, en ese lugar, precedido de una puerta con arco de
herradura, se coloca el imán para dirigir la oración comunitaria de los
fieles islámicos y punto hacia el cual estos deben orientar sus rezos. [29]
Lamentablemente el autor citado no agregó una imagen de la moneda en cuestión, por lo que debe suponerse que se refería a ejemplares similares al que se inserta a continuación:
Moneda acuñada en la ceca de Damasco (Si- ria) entre los años 695 y 698 de nuestra era (años 75 y 78 de la Hégira, según el ca- lendario musulmán) con un peso de 3,365 gr y 29 mm de diá- metro.
Los eruditos debaten si el motivo iconográfico empleado en el re- verso de estas monedas, por el naciente estado islámico, en proceso de expansión, es un mihrāb, o solamente un arco sostenido por dos columnas, aunque no tienen dudas con respecto a la lanza o anzah, símbolo del poder del califa, labrada entre esas columnas, acompañadas por las inscripciones de carácter religioso en alabanza de Allāh y su profeta Muhammad. [30]
Pocos años después (en el 711 de la era común) el califato omeya, con sede en Damasco, extiende sus dominios en Asia, norte de África y la Península Ibérica y aunque es probable que algunas de estas monedas circularan en esos territorios, no se han encontrado otras fuentes que las mencionen como origen del término pataca o relacionen aquel ícono con una abertura en un muro, razones por las cuales volvemos al principio de este punto.
Cabe aclarar que la voz pataca aparece escrita en estas
partes de América, aparentemente por primera vez, en la conocida carta que el
tripulante Luis Ramírez, de la expedición de Sebastián Caboto, dirigiera a su padre en
julio de 1528, varios años antes de la ocupación del territorio peruano y, por ende, de la
acuñación de moneda americana, cuando al describir los mantenimientos que
les suministraron los nativos de Pernambuco, en la costa brasileña, apuntó, “...ay otras Rayzes que se dizen patacas
comence coçidas y asadas son muy buenas...”, más adelante, a orillas del
Paraná, en el paraje que llamaron Santa Ana (actual Itatí) donde estaba el
caserío “de un yndio prençipal que se
decia yaguaron” expresó, “nos truxeron
mucho bastimento, ansí de abatí, calabazas, como Rayzes de mandioca, e
patacas...”[31]
Según Henríquez Ureña, este modesto marinero, pero leído y puntual observador, se refería, en realidad, a la Ipomoea batatas, uno de los principales sustentos aborígenes de gran parte de las poblaciones americanas y que los primeros navegantes llevaron prestamente a España desde las islas antillanas, siendo ya mencionadas, en primer lugar, por Pedro Mártir de Anglería en 1516 y otros cronistas del siglo XVI.
El término pataca utilizado por Ramirez es muy probable que se fuera suministrado por el mismo Caboto o algún tripulante que participara en las exploraciones por las costas norte americanas de donde es originaria una planta (Helianthus tuberosus) de cinco a ocho pies de altura, de tallos velludos, rectos, ramosos, huecos, hojas oblongas y puntiagudas, con flores amarillas tornasoladas y productora también de tubérculos comestibles, principalmente para alimento del ganado porque eran despreciados para el consumo humano, cuya pulpa es de sabor anuezado y que en España, además de recibir aquel nombre, también se la conocería, según las distintas regiones, como aguaturma, cotufa, bataca o batata de caña, castaña de tierra, macuca, patata de caña, tupinambo, pataquera, etc.; en Portugal como batata tupinamba, girassol batateiro, peras da terra y otros, en tanto que, desde fines del siglo XVI o principios del siguiente, con la expresión “pataca de Galicia” se identificó a la mismísima y quechuística “papa” (Solanum tuberosum) “nosa galeguísima pataca de toda a vida”, que en otros lugares del viejo mundo llaman incorrectamente "patata", vocablo tomado del inglés "potato".
Pero como señala Henríquez Ureña, hubo gran confusión durante mucho tiempo con respecto al nombre de estas plantas indígenas de raíces y tubérculos comestibles, como la yuca, la papa, la batata, el ñame, los ajes, etc.
El término pataca utilizado por Ramirez es muy probable que se fuera suministrado por el mismo Caboto o algún tripulante que participara en las exploraciones por las costas norte americanas de donde es originaria una planta (Helianthus tuberosus) de cinco a ocho pies de altura, de tallos velludos, rectos, ramosos, huecos, hojas oblongas y puntiagudas, con flores amarillas tornasoladas y productora también de tubérculos comestibles, principalmente para alimento del ganado porque eran despreciados para el consumo humano, cuya pulpa es de sabor anuezado y que en España, además de recibir aquel nombre, también se la conocería, según las distintas regiones, como aguaturma, cotufa, bataca o batata de caña, castaña de tierra, macuca, patata de caña, tupinambo, pataquera, etc.; en Portugal como batata tupinamba, girassol batateiro, peras da terra y otros, en tanto que, desde fines del siglo XVI o principios del siguiente, con la expresión “pataca de Galicia” se identificó a la mismísima y quechuística “papa” (Solanum tuberosum) “nosa galeguísima pataca de toda a vida”, que en otros lugares del viejo mundo llaman incorrectamente "patata", vocablo tomado del inglés "potato".
Pero como señala Henríquez Ureña, hubo gran confusión durante mucho tiempo con respecto al nombre de estas plantas indígenas de raíces y tubérculos comestibles, como la yuca, la papa, la batata, el ñame, los ajes, etc.
De cualquier manera, nada tienen que ver con las antiguas piezas monetarias que se han mencionado.
Tampoco es vinculante que en aymara, una de las lenguas madres en la
argentífera cordillera, el adjetivo pataka
signifique “ciento”, incluyendo su forma apocopada “cien”, pues esto en nada se relaciona con el sistema monetario español, que
precisamente no era decimal, como se ha visto.
En quechua existe bajo la forma pachak y junto con el idioma aymara, influyeron en todos los pueblos del noroeste argentino y aún más allá. Pataka tiene el mismo significado en mapuche y en las lenguas warpe de Cuyo, también incorporaron esta voz los puelches o guénaken norpatagónicos. [32]
Desde comienzos del siglo XVII Portugal permitió la circulación de las monedas españolas, mexicanas o potosinas en Brasil, como venía ocurriendo desde tiempo atrás, pero resellándolas con su valor en réis; no obstante las depreciaciones producidas en ambos lados de la frontera hispano-lusitana, las denominaciones más clásicas fueron las duas patacas o patacão de 640 réis, acuñado sobre la moneda de ocho reales, la pataca de 320 réis (cuatro reales españoles) y la meia pataca de 160 réis (equivalente a dos reales) fuentes portuguesas afirman que esos nombres "derivam da moeda de prata de oito reais", pero referentes españoles sostienen que son nombres propios de un conjunto de monedas portuguesas, aquí y allá se mencionan antecedentes italianos, que a su vez citan al antiguo numerario español o portugués y todos mencionan un supuesto origen árabe, pero en ningún caso se determinan concretamente las circunstancias de lugar y tiempo en que se usaron.
Desde comienzos del siglo XVII Portugal permitió la circulación de las monedas españolas, mexicanas o potosinas en Brasil, como venía ocurriendo desde tiempo atrás, pero resellándolas con su valor en réis; no obstante las depreciaciones producidas en ambos lados de la frontera hispano-lusitana, las denominaciones más clásicas fueron las duas patacas o patacão de 640 réis, acuñado sobre la moneda de ocho reales, la pataca de 320 réis (cuatro reales españoles) y la meia pataca de 160 réis (equivalente a dos reales) fuentes portuguesas afirman que esos nombres "derivam da moeda de prata de oito reais", pero referentes españoles sostienen que son nombres propios de un conjunto de monedas portuguesas, aquí y allá se mencionan antecedentes italianos, que a su vez citan al antiguo numerario español o portugués y todos mencionan un supuesto origen árabe, pero en ningún caso se determinan concretamente las circunstancias de lugar y tiempo en que se usaron.
1643 - D. João IV - Carimbo 640 réis (Brasil)
(Moneda de ocho reales resellada)
http://philangra.blogspot.com.ar/p/d-joao-iv.html
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Para incrementar la confusión generalizada, en lo que respecta a este punto, debe decirse que a fines del siglo XVI, el archiduque Albrecht VII von Österreich, más conocido como Alberto de Austria, sexto hijo del emperador Maximiliano II de Habsburgo y de María de Austria, la hija mayor de Carlos I de España (V de Alemania) criado y educado en Madrid, en la corte de su tío el rey Felipe II de España, además de ocupar un cargo cardenalicio, también se desempeñó como virrey de Portugal entre 1583-1593 y como arzobispo de Toledo y primado de España desde 1593 hasta 1595; al año siguiente es nombrado Gobernador de los Países Bajos y Conde de Borgoña (territorios aquellos que, en teoría, comprendían diecisiete provincias, con posesiones tan importantes como los ducados de Brabante y Luxemburgo, los condados de Holanda, Flandes, Artois y Amberes, por ejemplo) con el objetivo de combatir tanto a los franceses como a los rebeldes calvinistas holandeses, empresa en la que se perdieron ingentes recursos humanos y materiales.
En 1598, Alberto de Austria recibe una doble dispensa papal, una para renunciar al estado eclesiástico y otra para contraer matrimonio con su prima, la infanta Isabel Clara Eugenia, la hija mayor del tercer matrimonio de Felipe II, cuya dote eran, precisamente, los dominios hispano-católicos en el país de las tierras bajas y el condado de Borgoña, en la región centro-noreste de Francia.
A fines de 1599 la pareja archiducal hizo su entrada en Bruselas con todos los atributos y preeminencias de nuevos soberanos, pero bélicamente enfrentados con la unión de las provincias protestantes del norte.
Alberto de Austria murió en 1621, sin descendencia, por lo que estos territorios volvieron a la corona española, quedando Isabel Clara Eugenia como gobernadora, hasta su muerte en el año de 1633, en representación de Felipe IV, entonces rey de España.
Durante su corta monarquía Isabel y Alberto, hicieron acuñar una más que importante cantidad de monedas de oro, plata y cobre de diferentes denominaciones en las cecas de Amberes, Maestrich, Bois-le-duc, Bruselas y otras de menor actividad.
Estas monedas de 28 g de plata, con una pureza de 875 milésimas y módulo de 42 mm, acuñadas en Bruselas entre 1612 y 1613, forman parte del tipo de piezas argentíferas de gran tamaño denominadas thaler, en este caso, en particular, "Albertusthaler" en alemán, "Albertusdaalder" en holandés, "écu à la croix de Bourgogne ou patagon" en francés y aunque su nombre oficial en los Países Bajos era Silberdukat, ducado de plata, comúnmente se le llamaba patagon (en plural patagons) expresión que nada tendría que ver con los habitantes originarios del cono sur de la América meridional y sería una derivación alterada e inexplicable del patacón hispano, término que se venía utilizando con anterioridad.
En los reinados subsiguientes de Felipe IV, Carlos II y Felipe V, se siguieron acuñando patagones, principalmente en las cecas de Amberes, Bruselas, Brujas y Tournai, notándose, a simple vista, la evolución tecnológica operada en el proceso de amonedación.
Patagón - Felipe IV - 1623 - Brujas
Plata: 875 ‰ - Peso: 27,91 g - Ø 43,70 mm
http://siemprenosquedaralan.wixsite.com
Patagón - Carlos II - 1695 - Amberes
Plata: 875 ‰ - Peso: 28,12 g - Ø 40 mm
http://corveracolecciones.com
En todoslos casos se destaca en el anverso la cruz de Borgoña o de San Andrés, su santo patrono, em- blema de guerra de la dinastía de la casa de Austria y después
también en las fuerzas his pánicas de mar y tierra.
En el reverso el clásico escudo de armas de cada reinado, representación he ráldica de sus dominios en el viejo continente, rodea-do por el collar de la orden de caballería del Toisón de Oro, institución creada a principios del siglo XV por la casa de los Habsburgo.
Para incrementar la confusión generalizada, en lo que respecta a este punto, debe decirse que a fines del siglo XVI, el archiduque Albrecht VII von Österreich, más conocido como Alberto de Austria, sexto hijo del emperador Maximiliano II de Habsburgo y de María de Austria, la hija mayor de Carlos I de España (V de Alemania) criado y educado en Madrid, en la corte de su tío el rey Felipe II de España, además de ocupar un cargo cardenalicio, también se desempeñó como virrey de Portugal entre 1583-1593 y como arzobispo de Toledo y primado de España desde 1593 hasta 1595; al año siguiente es nombrado Gobernador de los Países Bajos y Conde de Borgoña (territorios aquellos que, en teoría, comprendían diecisiete provincias, con posesiones tan importantes como los ducados de Brabante y Luxemburgo, los condados de Holanda, Flandes, Artois y Amberes, por ejemplo) con el objetivo de combatir tanto a los franceses como a los rebeldes calvinistas holandeses, empresa en la que se perdieron ingentes recursos humanos y materiales.
En 1598, Alberto de Austria recibe una doble dispensa papal, una para renunciar al estado eclesiástico y otra para contraer matrimonio con su prima, la infanta Isabel Clara Eugenia, la hija mayor del tercer matrimonio de Felipe II, cuya dote eran, precisamente, los dominios hispano-católicos en el país de las tierras bajas y el condado de Borgoña, en la región centro-noreste de Francia.
A fines de 1599 la pareja archiducal hizo su entrada en Bruselas con todos los atributos y preeminencias de nuevos soberanos, pero bélicamente enfrentados con la unión de las provincias protestantes del norte.
Alberto de Austria murió en 1621, sin descendencia, por lo que estos territorios volvieron a la corona española, quedando Isabel Clara Eugenia como gobernadora, hasta su muerte en el año de 1633, en representación de Felipe IV, entonces rey de España.
Durante su corta monarquía Isabel y Alberto, hicieron acuñar una más que importante cantidad de monedas de oro, plata y cobre de diferentes denominaciones en las cecas de Amberes, Maestrich, Bois-le-duc, Bruselas y otras de menor actividad.
Estas monedas de 28 g de plata, con una pureza de 875 milésimas y módulo de 42 mm, acuñadas en Bruselas entre 1612 y 1613, forman parte del tipo de piezas argentíferas de gran tamaño denominadas thaler, en este caso, en particular, "Albertusthaler" en alemán, "Albertusdaalder" en holandés, "écu à la croix de Bourgogne ou patagon" en francés y aunque su nombre oficial en los Países Bajos era Silberdukat, ducado de plata, comúnmente se le llamaba patagon (en plural patagons) expresión que nada tendría que ver con los habitantes originarios del cono sur de la América meridional y sería una derivación alterada e inexplicable del patacón hispano, término que se venía utilizando con anterioridad.
En los reinados subsiguientes de Felipe IV, Carlos II y Felipe V, se siguieron acuñando patagones, principalmente en las cecas de Amberes, Bruselas, Brujas y Tournai, notándose, a simple vista, la evolución tecnológica operada en el proceso de amonedación.
Patagón - Felipe IV - 1623 - Brujas Plata: 875 ‰ - Peso: 27,91 g - Ø 43,70 mm http://siemprenosquedaralan.wixsite.com |
Patagón - Carlos II - 1695 - Amberes
Plata: 875 ‰ - Peso: 28,12 g - Ø 40 mm
http://corveracolecciones.com
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En todoslos casos se destaca en el anverso la cruz de Borgoña o de San Andrés, su santo patrono, em- blema de guerra de la dinastía de la casa de Austria y después
también en las fuerzas his
pánicas de mar y tierra.
En el reverso el clásico escudo de armas de cada reinado, representación he ráldica de sus dominios en el viejo continente, rodea-do por el collar de la orden de caballería del Toisón de Oro, institución creada a principios del siglo XV por la casa de los Habsburgo.
Patagón - Felipe V - 1705 - Amberes
Plata: 875 ‰ - Peso: 27,82 g - Ø 40 mm
http://corveracolecciones.com
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En ambos lados, las leyendas laudatorias del respectivo monarca, monogramas con sus iniciales, marcas de la ceca y año de acuñación, entre otros detalles.
Por último, en razón
de su historial como antigua colonia portuguesa (desde mediados del siglo XVI
hasta fines del año 1999) la pataca
macaense es moneda de curso legal, desde 1906 hasta la actualidad, en la región administrativa especial de Macao,
en la costa sur de la República Popular China, los billetes se imprimen tanto
en chino como en portugués por el Banco de China y el Banco Nacional
Ultramarino.
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[1] - Carlo M. Cipolla : Conquistadores, piratas, mercaderes : La saga de la plata española - Ed. Fondo de Cultura Económica de Argentina S.A. - Bs.Aires - 1998
[2] - Adám Szászdi : La fundación de Villas en asientos mineros del Virreinato de Lima (Siglo XVI) : Academia Nac. de la Historia : VI Congreso Internacional de Historia de América - Bs. As. - 1982
[3] - Carlo M. Cipolla : Obra citada
[4] - Carlo M. Cipolla : Obra citada
[5] - Marcos A. Morínigo: Nuevo Diccionario de Americanismos e indigenismos - Ed.Claridad - Bs.As. - 1998
[6] - Carlo M. Cipolla : obra citada
[7] - John Hicks : Una teoría de la historia económica - Ed. Orbis - Hyspamérica - Madrid -1985
[8] - Juan Esteban Belza : Intentos fundacionales fueguinos / José Gella Iturriaga : El corso y la piratería rumbo a las Indias en la ruta del Plata : VI Congreso Internac. de Historia de América - Acad. Nac.de la Historia - Bs.As. - 1982
[9] - Enrique Silberstein : Piratas, filibusteros, corsarios y bucaneros - Carlos Pérez Editor - Bs.As. - 1969
[10] - Antonio Domínguez Ortíz: Prólogo a la Historia del Real de a Ocho de Manuel Vilaplana Persiva - Universidad de Murcia - 1997
[11] - Humberto F. Burzio: Régimen monetario en el Período Colonial – Historia Argentina – Dirigida por Roberto Levillier –Ed. Plaza & Janés – Bs. As. - 1968
[12] - Dra. María Ruíz Trapero: El Real de a Ocho: Su importancia y trascendencia - Universidad Complutense de Madrid -
https://www.ucm.es/data/cont/docs/446-2013-08-22-14%20real.pdf
[13] - Glenn Murray: Agravios contra la historia del Real Ingenio de la Moneda - Segovia 2009 - http://www.segoviamint.org/PRENSA
[14] - Dra. María Ruíz Trapero: Obra citada
[15] - Manuel Vilaplana Persiva: Historia del Real de a Ocho - Universidad de Murcia - 1997
[16] - Federico de Ansó: El Patacón - Centro Numismático de Buenos Aires - 2001 -
http://www.cnba.org.ar/el_patacon.html
[17] - Manuel Vilaplana Persiva: Obra citada.
[18] - María Gembero-Ustárroz: Música en la Catedral de Lima (1581-1606) - http://resonancias.uc.cl/es/Nº-39
[19] - Acarete du Biscay: Relación de un viaje al Río de la Plata (1658-1659) - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes - http://www.cervantesvirtual.com
[20] - Francisco Núñez de Pineda y Bascuñán: Cautiverio felis del M.o de campo general D.n Franco Nuñes de Pineda, y rason individual de las guerras dilatadas del Reyno de Chille (1673) - http://www.memoriachilena.cl
[21] - José Amunategui Solar: El Cabildo de La Serena (1678-1800) - Santiago de Chile - 1928 - http://www.memoriachilena.cl
[22] - John Kenneth Galbraith: El dinero: Orbis-Hyspamérica - Fuenlabrada (Madrid) - 1983
[23] - John Kenneth Galbraith: obra citada
[24] - Carlo M. Cipolla: Conquistadores, piratas, mercaderes: La saga de la plata española - Ed. Fondo de Cultura Económica de Argentina S. A. - Bs. Aires - 1998
[25] - Carlo M. Cipolla: obra citada
[26] - Guillermo Céspedes del Castillo: El real de a ocho, primera moneda universal -
http://nuestrapasionporeloro.blogspot.com.ar
[27] - Humberto F. Burzio: Régimen monetario en el Período Colonial – Historia Argentina – Dirigida por Roberto Levillier – Ed. Plaza & Janés – Bs. As. - 1968
[28] - Manuel Bernardo Lopes Fernandes: Memoria das moedas correntes em Portugal – Academia Real das Sciencias de Lisboa – 1856 - https://books.google.com.ar
[29] - Enrique Rubio Santos: Glosario Numismático NUMISMA – Impresión del autor – Barcelona (España) 2011
[30] - Almudena Ariza Armada: Aniconisno e iconografía monetal en al-Andalus
https://www.academia.edu/1587159/Aniconismo_e_iconograf%C3%ADa_monetal_en_al-Andalus
[31] - Pedro Henríquez Ureña: Para la Historia de los Indigenismos - Fac. de Filosofía y Letras - Univ. de Bs. Aires - Instituto de Filología - Bs. As. - 1938
Eduardo Madero: Historia del Puerto de Bs. Aires - La Nación - Bs. As. - 1902
[32] - Martha J. Hardman, Juana Vásquez, Juan de Dios Yapita y otros: Aymara: Compendio de Estructura Fonológica y Gramatical - ILCA Instituto de Lengua y Cultura Aymara - La Paz (Bolivia) - 2001
Dicc. Quechua-Español: Academia Mayor de la Lengua Quechua - Cusco (Perú) 2005