LA DISPERSIÓN DEL GANADO
Después de la frustrada expedición de Pedro de Mendoza a las pampas del río de la Plata, se formaron yeguadas dispersas tierra adentro que Juan de Garay encontró cuarenta y cinco años después (1581) en su expedición al sur del Salado, “...avise á V.A. como avia sabido que avia cierta cantidad de ganado caballuno cerca del asiento de buenos ayres procedidos de unas yeguas que quedaron allí en el tiempo de don Pedro quando esto escrivi no las aviamos visto y en effecto hay un buen golpe de ellas.” [1]
Varios fueron los móviles que impulsaron a los repobladores de Buenos Aires, llegados con Garay en 1580, para efectuar las primeras incursiones “tierra adentro”, además de las malocas [2] “correrías” o “paci-ficaciones” a los nativos aledaños.
Además de los
beneficios derivados de la tenencia de los aborígenes repartidos y del dominio
de solares, cuadras, suertes de chacras y estancias, también les fue concedida
a esos primeros pobladores, europeos y mestizos pro- venientes de Asunción del Paraguay, el usufructo de los potros,
descendientes como la mayoría de ellos, de los que arribaran con Mendoza en
1536.
Lo importante aquí es destacar que Garay, para sustentar el poblamiento de Santa Fe (1573) y Buenos Aires (1580) introdujo, además, cientos de vacunos y yeguarizos extraídos del Paraguay, para formar los primeros rodeos desbravados de ambas ciudades, como así también que posteriores inserciones de ganado bovino desde Córdoba y Santiago del Estero, incrementarían dichas existencias.
Sin cercos que
las contuvieran, por carecer de los materiales necesarios, ante la falta de los
cuidados imprescindibles, por ausencia o indolencia de los nuevos hacendados y
la insuficiencia de gente de servicio, las yeguadas y vacadas invadieron campos
y sementeras.
Su alejamiento,
reiteradamente ordenado por el Cabildo para evitar esos continuos daños en los
cultivos, hizo posible que se fueran distanciando en busca de las mejores
pasturas y aguadas, especialmente en épocas de sequía, internándose hacía los
lugares más apartados, par- ticularmente hacia la depresión del Salado, donde procrearon,
sin limitaciones, un sinnúmero de generaciones cimarronas, es decir, animales ariscos,
nacidos y criados en bravía libertad, en tanto y en cuanto los terrenos
cir- cundantes resultasen aptos para su copiosa multiplicación.
El mismo impulso expansivo exteriorizarían los ganados introducidos en todas las ciudades recientemente fundadas, así, en 1616 - según dato aportado por Coni - Hernandarias dijo haber despachado desde Santa Fe “yndios y españoles a un paraje cuarenta leguas de allí donde descubrieron gran suma de ganados cimarrones...”[3] y en 1628 fray Vázquez de Espinosa, refiriéndose a los campos del sur y este de Córdoba, manifestaba que “por todas aquellas llanuras y pampas hay muchos caballos y yeguas cimarronas” [4], mientras que otro antiguo documento, también extractado por Coni, da cuenta de un gran alzamiento producido en las estancias de Buenos Aires en 1652, cuando “murió toda la gente de servicio esclavos y no había indios a no ser pampas incapaces de domesticar y se alzó toda la hacienda yendo a dar hasta el Carcarañá por el Norte y el Saladillo por el Sud" [5].
Como consecuencia de la dispersión de los ganados principiada a fines del siglo XVI, comienzan, desde los primeros años de la siguiente centuria, los conflictos por su posesión y usufructo.
Seguramente que esas “entradas” a tierra de indios, las exploraciones de los “rumbos y linderos” de las tierras que estaban “vacas, desiertas y despobladas”; las tropas aprestadas por los vecinos para las cacerías de los vacunos “cimarrones”, de igual manera que las caravanas de mercaderes, religiosos, funcionarios y/o viajeros; las expediciones para la extracción y acarreo del cloruro de sodio que afloraba en las lejanas salinas y salitrales de la llanura, cuyos bueyes carreteros dibujaban caminos en travesías casi nunca documentadas, fueron el comienzo de la historia del conocimiento geográfico de la planicie bonaerense, dando lugar a la formación de los primeros topónimos del territorio en proceso de ocupación, proceso del cual quedan solamente referencias muy generales, a veces confusas, en antiguos papeles, legajos o crónicas posteriores; porque en el inicio, las noticias relacionadas con la configuración topográfica, las condiciones am- bientales y costumbres de sus moradores naturales, sólo formaban parte del bagaje particular de destrezas y rutinas que sobre la marcha adquirían aquellos rudos individuos que, a fuerza de vivir y sufrir las peripecias propias de sus frecuentes o esporádicas incursiones, concluirían siendo avezados conocedores del medio que condicionaba su estilo de vida.
Por lo expresado, existen a lo largo y ancho del país innumerables nombres de lugares, aún de origen castellano, cuya origen se desconoce, como es el caso de la ciudad, el río, la “horqueta” y la antigua laguna de Rojas, entre otros muchos de esta zona y del resto de la provincia de Buenos Aires, como la laguna de Gómez, en el partido de Junín, el arroyo Piñeiro en General Arenales o la laguna de Rocha en Chacabuco.
En cuanto a los primeros pobladores españoles, es conocida la precaria condición económica en que se desenvolvían, circunstancia a la que debe sumarse la insuficiencia de madera, por la falta, poco menos que absoluta, de árboles y la total carencia de minerales; alejados durante algunas épocas, incluso, de la posibilidad de importarlos, en bruto o manufacturados, se llegó necesariamente al aprovechamiento de la ganadería, no sólo para consumo o como único bien de capital, sino como proveedor de un material substituto cuya utilización se generalizó de tal forma que Sarmiento acuñó la expresión “la civilización del cuero”, para referirse a este prolongado período que se extendió, desde el inicio de la penetración hispánica, hasta incluso la época de nuestra organización como país independiente, frase repetida hasta el can- sancio por célebres escritores en homenaje a la fuerza expresiva que encierra en relación con el contexto histórico al que se refiere.
“...qual es el
âseyte con que generalm.te
se guizan las Viandas o comidas en toda esta tierra presisam.te se a de responder que la grasa de Bacas es el Unico y comun ... qual la Unica garcia de que se hazen las Sogas ô
lazos q. llaman Guascas [6] tan nesesarias para Infinitos
ministerios? se a de desir presisamente que es la piel o cuero del genero
bacuno, los costales ô sacos para guardar y reparar el trigo de aguas humedades polvo y Sabandijas de que Jenero son no ay Otro ni puede âber
en toda esta Prov.a equibalente al cuero de nobillo ô Vaca porque si Se caresiera de este genero... Se perdiera el trigo en
que consiste la recojida de las cosechas... en la gran copia de cueros de toro y Baca de q. cada Uno se prebiene fuera de que es quasi Inesplicable lo yndispensable que Son estos Jeneros en esta tierra para muchos
menesteres Sin poderze allarse ôtros que con tanta comodidad y con
tan poco gasto Suplan su falta... Y no es de menor
Utilidad la abundancia de sevo de dho.
ganado pues es la Unica materia de que
Se sirbe el comun para alumbrarze de noche cuyo consumo es renglon
considerable.” [7]
|
Félix de Azara, el célebre ingeniero militar, aficionado a las ciencias humanas y naturales, diría muchos años después: “El ganado suple aquí casi todas las necesidades. La mayor parte de la gente no come pan ni otra cosa que su carne asada; de las astas hacen vasos, cucharas y peines; y poniendo un tapón en lo más grueso, abriendo un agujero en la punta, les sirven de jarros y cántaros, llamándolos “chifles”. Del cuero fabrican todas las cuerdas y sogas, la mayor parte de los utensilios, como arcas, llamándolas “petacas” [8]; y haciendo con un cuero una candileja de cuatro picos, a que llaman “pelota”, pasan en ella los ríos aunque sean de media milla o más de travesía. Sobre el cuero duermen, con él hacen puertas y ventanas, y muchas veces las casas. La grasa suple al aceyte, aun en Quaresma. Del sebo hacen velas y xabon, y los huesos sirven de leña para los hornos y aun en las casas, porque escasea mucho en los campos, principalmente de Buenos Aires. Las calaveras son sus sillas y bancos.[9]”
En este punto es
fundamental referirse también a la serie de piezas sueltas que, en conjunto, componen
el apero utilizado en las pampas para montar, donde se destaca suficientemente
la importancia del cuero en la confección de los distintos accesorios (cabezal,
cabestro, riendas, caronas, cinchas, lazo, boleadoras, tientos, etc.) como las
alforjas que a ambos lados llevaban las cabalgaduras o las fuertes lonjas de
cuero crudo que tanto se utilizaron para uncir los bueyes al yugo de las
carretas, las que se cubrían, en la parte superior, con cueros vacunos cosidos
para preservar de las inclemencias a los pasajeros y carga, como así cantidad
de usos domésticos, por ejemplo, para la preparación de la paja quinchada [10],
es decir manojos de paja colorada, cortadera, olivillo o chilca unidos con tientos
y recubiertos con barro por dentro y/o por fuera, era práctica casi
generalizada tanto para el techo como para los muros de los ranchos, que se
levantaban sobre un armazón de postes y travesaños que se ataban con fuertes
lonjas; hasta los corrales se hacían de duras estacas clavadas en el suelo y
amarradas con tiras de cuero.
Sobre estacas sujetas con tientos se tendía un cuero de buey para
hacer el catre, mientras las criaturas se columpiaban sobre hamacas colgadas
con guascas de la techumbre.
Jean Léon Palliere: La cuna |
Por las razones expuestas, a un efecto no querido, el alzamiento de los ganados y otro no pensado, su pródiga multiplicación, sucedió un aprovechamiento abusivo del recurso ganadero, circunstancia de la que se derivarían, a su vez, distintas consecuencias económicas, sociales y políticas que condicionaron el estilo de vida de las generaciones subsiguientes.
LAS VAQUERÍAS PORTEÑAS Y SANTAFESINAS
Los incipientes hacendados habían comenzado por efectuar sus primeras y esporádicas recorridas por los campos aledaños con el sólo objeto de reunir las reses que escapaban de sus respectivas heredades. Las “recogidas de ganado alzado”, como se llamaron a esas incursiones tierra adentro, se realizaban a pocas leguas de la ciudad, en los cercanos pagos del Luján, la Matanza o de la Magdalena, pero en 1673 se decía que para ello ya se alejaban a más de treinta leguas de la ciudad, desde donde sus propietarios arreaban los animales apartados del resto del tropel, procedimiento que da origen a inéditas disputas y entredichos por la posesión de la hacienda orejana. [11]
“Las vaquerías no eran otra cosa que incursiones por los campos para cazar el ganado cimarrón” [12], este procedimiento se diferenciaba de las incursiones efectuadas para reunir animales con la finalidad de formar rodeo, en que las primeras se asocian con grandes matanzas para la extracción del cuero, sebo y grasa, mientras que las segundas tenían por finalidad constituir o repoblar los rebaños con ganado bravío.
Si bien durante los primeros años las vaquerías son de corto alcance y modestas las exportaciones de cueros, a medida que transcurre el siglo XVII los embarques de cueros se van incrementando lenta e irregularmente, según la discontinuada frecuencia con que llegaban los navíos, pero también se lleva ganado en pie a las provincias del norte y territorio alto peruano, las reses comienzan a ser la única riqueza de las pampas.
Las entradas a los campos santafesinos de pobladores no autorizados provenientes de Santiago del Estero, Córdoba y ciudades de arriba, incorporaron al elemento nativo de habla quechua para el manejo de las tropas y/o cuereadas (difundiendo abundante cantidad de términos todavía utilizados en el habla campestre) siendo de señalar que por la carencia de mano de obra sometida, vecinos de Santa Fe in- cursionaban, a su vez, en aquellas jurisdicciones y con mano armada se apropiaban de “muchas piezas” o indios de servicio para las estancias y campos de labranza, originándose un singular entre-cruzamiento étnico con los componentes que bajaban de Corrientes, con los que ingresaban desde Buenos Aires o de las misiones jesuíticas para vaquear en los campos mesopotámicos y en la banda sur del Carcarañá, donde también pretendían ejercer sus derechos personajes principales de Santa Fe, como Hernando Arias Montiel, Andrés López Pintado, Antonio de Vera Mujica, Luis Romero de Pineda, Juan Gómez Recio, Francisco Giménez Naharro, etc.
(Inmovilización de vacunos con la desjarretadera) |
Para tener una idea
de las cuadrillas que se formaban para estas batidas, merece citarse la que
bajó de Santa Fe, aprestada por Antonio de Vera Mujica, hombre prominente de
aquella ciudad, compuesta de seis carretas y “tropa de ochosientos y ttreinta cavallos y setentta Personas los
sesenta y seis yndios y quatro españoles”, los que no pudieron pasar
adelante para “hazer semejantes baquerias
y recojidas de ganado”, porque los regidores mandaron que el encargado de
ella “se buelva con la dha. Gentte y
cavallada via recta a la ciud. de Santta fee.” [13]
A pesar de lo
dispuesto y mandado en repetidos acuerdos capitulares, autos o bandos del
gobernador, con el objeto de limitar las recogidas y matanzas del ganado vacuno
cimarrón, las actividades clandestinas se repetían año tras año, siendo común y
corriente "qe. muchas
personas vezinos y mosos sueltos que biven de granjerias [14] del canpo an salido de quatro meses a esta parte
a las campañas y tierras Realengas y autualmte
esta en ellas y otros para salir a haser y an hecho matansas y Recojidas de
ganados haciendo sevo y grasa sin haver tenido ni sacado lisencia de este
Cavildo para el efecto y fuera del tiempo asignado para dhas. matansas y
Recoxidas contrabiniendo á los autos y bandos del Govo. y de este
Cavildo no theniendo algunos de ellos accion ni derecho armando tropas de
proposito para ello causando notable daño á la Repuca y bien comun mayormente
en el tiempo presente de la parision del ganado..." [15]
Este es uno de los documentos
que permiten inferir como se fue formando la idiosincrasia de aquellos mozos
sueltos, nacidos en el suelo americano, desde los tiempos de la conquista y
colonización en esta parte del continente, donde el fecundo mestizaje fue una
de sus derivaciones fundamentales desde que los españoles irrumpieron en el
Perú y Paraguay.
Preparación para una carrera cuadrera Arch. Gral. de la Nac. - Colecc.Witcomb |
En el año 1677 se denuncia en la sala de
acuerdos del ayuntamiento porteño que los santafesinos “se estan poblando en el
paraje de los arroyos desta juridi.on y haçiendo Recojidas de
ganados sin tener titulo ni lisençia para ello”, razón por la que se despacha
una comisión que notifique y conmine a los nombrados para que “parescan” ante
la señoría del Cabildo “a dar Razon y estar a derecho”, bajo apercibimiento
que, de no hacerlo en término, se “demuela las poblaçiones que hubieran hecho”
y se confisque el ganado, caballada y aperos que se encontraren en el lugar. [16]
El Pago de los Arroyos comprendía el territorio
adyacente a la abarrancada orilla del río Paraná, prolongándose desde el
Carcarañá, en el norte, hasta el arroyo de las Hermanas (actual partido de
Ramallo) por el sur; controvertida zona sobre la que ambos cabildos se
atribuían jurisdicción para otorgar licencias de vaqueo a sus respectivos
vecinos. Su nombre, indudablemente se debe a los siete cursos de agua,
relativamente cortos, que atraviesan las suaves pendientes de esta subregión de
la pampa ondulada, cuya superficie en gran medida estaban ocupando o repoblando
los aludidos personajes.
Mientras tanto, la
proliferación de vacunos y yeguarizos en las distintas regiones del país, había
atraído la atención de los aborígenes del Chaco y de la Banda Oriental que
operaban en los campos de Santa Fe y Entre Ríos, mientras que en las pampas se
hizo notoria la presencia de indios de guerra trascordilleranos, aliados con
los de la Patagonia que desde tiempos inmemoriales merodeaban por los parajes
sureños.
Familia Mapuche hacia 1890 Autor: Valck Wiegand, Fernando Maximiliano Biblioteca Nacional de Chile http://www.memoriachilena.cl/ |
En marzo de 1688, el Procurador General de la ciudad de Buenos Aires, capitán Juan de San Martín (que nada tiene que ver con los antepasados de nuestro libertador) había peticionado ante las autoridades reunidas en la sala capitular del cabildo, que se impidiera la matanza y recogida del ganado vacuno cimarrón, pues parece que ya revelaba una notoria disminución, además de hallarse muy alejado y que en caso de concederse licencia a algún accionero, que dichas matanzas y recogidas se efectuaran “de la otra parte Y desta del Rio de los arrecifes adelante del Salto del dicho Rio q. llaman. Corriendo dho. ganado de halla Para aca.”, es decir que si se producía una estampida que fuera hacia adentro de los campos del Arrecifes, donde casualmente el capitán San Martín tenía cuatro estancias con buena cantidad de ganado bovino, yeguarizo y mular, así como casas, corrales y esclavos. [17]
Vemos pues que el ganado cimarrón se había propagado más allá de las estancias del Salto y el Arrecifes, pues es lógico que no existieran animales montaraces en los trillados
campos de los ríos Areco y Luján, donde desde la época de Garay se repartieron
mercedes de tierras.
Para confirmarlo, merece mencionarse el
escrito que presenta en la Sala Capitular del Cabildo, pocos años después, el
capitán Diego Rodríguez, por entonces Procurador General de la Ciudad, relacionado
con lo retirado que se hallaban los ganados “Bacunos Çimarrones que pastan en las Campañas Y tierras Realengas de
esta Jurisdiz.on, muy distantes
pues de esta Vanda del saladillo y otros parajes Y Rincones”, destruidos
y agotados por los tratantes y carreteros que vienen de Mendoza y de las
ciudades de Córdoba y Santa Fe, haciendo recogidas y tropas cuantiosas, así
como partidas considerables de sebo y grasa, a su libre albedrío, sin
autorización ni licencia, en grave perjuicio del “Vien Comun de esta Ciud. Y sus avitadores y Veçinos
acçioneros A los dichos ganados”, por lo que se dificultaba poder cumplir
con el abasto de carne y muchas veces las reses resultaban de mala calidad,
flacas y cansadas, por no tener rodeos los vecinos y ser recién vaqueadas, del
mismo modo, revela ese informe, en cuanto se estimaba “el fruto de la Corambre de Toro para Las Cargas de los navios de
permisso con Cuya Venta y benefiçio sin tener otro Los mas de los Veçinos se
Visten y abrigan sus familias ... Como Tambien El abasto de sebo y grasa q. son
Los prinçipales generos y frutos p. El cobtidiano sustento por
servir de Azeyte La grassa ... Y El sebo Para Alumbrase y Haçer Jabon ...
frutos Tan Pingues y neçessarios A la Vida Humana ...”
Pero una vez más,
contrariamente a los bandos publicados al son de cajas de guerra por las calles
acostumbradas de la ciudad, a pesar de la prometida “pena de perdimento” de los productos que se hubieren extraído, como
así de la caballada, carruajes y aperos utilizados, pese a la privación de la
calidad de accioneros a los españoles involucrados o los “dos meses de prizion en la torre del riachuelo” para los mestizos y
“ducientos asottes en El rollo publico q.
se executara Ynbiolablemente”, para los “Yndios, negros o mulatos libres”, el enraizado estilo de vida de
los vecinos de Buenos Aires y ciudades vecinas no se modificaría mayormente,
devastando los últimos restos de la cimarronada con “la continua fatiga de tanttas Y ttan repetidas Baquerias como se hazen
Por propios Y esttraños”. [19]
Como había criticado Azara en 1796, que aún la ciudad de Buenos Aires se encontrara reducida a los estrechos límites que ocuparon sus fundadores en 1580; a comienzos del siglo XIX, decía Pedro de Angelis, que la provincia, cuya capital era cabeza entonces de un vasto virreinato, yacía en un rincón de las pampas rodeada de unos pocos fuertes, que formaban como una línea de circunvalación a menos de treinta leguas de sus arrabales, donde Chascomus, Luján y Salto marcaban los límites territoriales de una jurisdicción que pretendía extenderse hasta el río Desaguadero de Mendoza, la austral Patagonia e islas del Atlántico Sur.
No faltaron proyectos para extender la frontera y asentar poblaciones arrimadas tímidamente al río Salado, habiéndose mencionado como puntos estratégicos en el rumbo noroeste las lagunas del Carpincho. del Bragado o de la Marchiquita del Norte, entre otros, pero por la inestabilidad de los gobiernos y la carencia de recursos se dejaban de lado, año tras año.
Finalmente se erige el Fuerte de la Federación el 27 de diciembre de 1827, asunto al que nos referiremos en otra entrada.
Entremos, ahora sí, al tema puntualmente propuesto, es decir, el origen del nombre de la laguna de Gómez, pintoresco embalse natural formado por una depresión del cauce por donde discurren las aguas del río.
No faltaron proyectos para extender la frontera y asentar poblaciones arrimadas tímidamente al río Salado, habiéndose mencionado como puntos estratégicos en el rumbo noroeste las lagunas del Carpincho. del Bragado o de la Marchiquita del Norte, entre otros, pero por la inestabilidad de los gobiernos y la carencia de recursos se dejaban de lado, año tras año.
Finalmente se erige el Fuerte de la Federación el 27 de diciembre de 1827, asunto al que nos referiremos en otra entrada.
LA LAGUNA DE GÓMEZ
Entremos, ahora sí, al tema puntualmente propuesto, es decir, el origen del nombre de la laguna de Gómez, pintoresco embalse natural formado por una depresión del cauce por donde discurren las aguas del río.
CISNE CUELLO NEGRO: Cygnus melancoryphus
Vedia (Bs.As.) - Junio 2010 - Copyright Avespampa
Por Jorge Martín Spinuzza
http://www.avespampa.com.ar/
Los suelos que bordean los planos lacustres de la Mar Chiquita, Gómez, Carpincho y Los Patos, siempre presentaron un relieve con escasa pendiente, por lo que su drenaje es imperfecto, dificultoso el escurrimiento y lenta la permeabilidad, originados a partir de sedimentos arenosos y/o limosos en sus capas superiores y arcillosos en las inferiores, depositados por los aluviones fluviales o lacustres, de carácter muy hidromórficos, salinos y alcalinos, dadas las condiciones de sobresaturación hídrica permanente en que se han desarrollado, por el anegamiento superficial durante períodos significativos, especialmente en épocas muy lluviosas, cuando aumenta el caudal de las lagunas o por la proximidad de la capa freática que sufre oscilaciones anuales y estacionales, pudiéndose observar en ciertas superficies, durante las épocas de sequía, blancas eflorescencias salinas.[20]
Parte de los terrenos siempre estuvieron desprovistos de vegetación, en otros predominaba la flora palustre de juncos, espadañas, totoras, senecios, los pastos duros del salitral y los matorrales de esparto y jume, entre otros, abundando alguna especie de junquillo, utilizado como forrajera cuando no crecían otras especies.
Si bien en algunas áreas la capa superficial es rica en materia orgánica, las graves limitaciones que plantearon los factores expuestos, sólo hicieron posible su utilización como campos de pastoreo natural o para refugio de la fauna silvestre, las tropillas de venados, las bandadas de aves de rapiña, las vizcachas, los carpinchos, coipos, garzas, cisnes o flamencos laguneros, entre otras especies. [21]
FLAMENCO AUSTRAL: Phoenicopterus chilensis
Lag. Mar Chiquita - Córdoba - Septiembre 2012
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Por Jorge Martín Spinuzza
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Se viene publicando desde tiempo atrás, que este cuerpo de agua tendría tal nombre porque uno de los primeros habitantes del lugar fue un tal Santos Gómez, con referencias no suficientemente probadas en cuanto a su ubicación y actividad desarrollada.
Santos Gómez usufructuaba, como enfiteuta o arrendatario, una considerable
extensión de tierras, cuyas dimensiones exactas se desconocen, téngase en cuenta
que una legua cuadrada equivale a unas 2.700 hectáreas y parece ser que tenía
varias leguas, situadas en los actuales Cuarteles XI (en inmediaciones de la ex
estación Las Parvas) y XIII (ex estación Blandengues) del partido de Junín, al
noroeste de la Laguna de Gómez, sobre la margen derecha del Río Salado y a orillas de las lagunas Marchiquita y Gómez, es decir del otro lado del
río con respecto al pueblo, vadeando ese curso de agua por el paso Morote. [22]
Confirma esos datos la información proporcionada por Howden, según la fuente que se cita:
"El 15 de junio de 1854, el comandante del Fuerte eleva una nota al Ministerio de Guerra, Coronel Manuel Escalada informando sobre la invasión que hicieron los indios en la estancia de don Santos Gómez. Detalló que a eso de las 7 de la noche se dio cuenta a la Guardia que habían invadido los indios la estancia de Gómez, cita a cuatro leguas de Junín y del otro lado del Morote; que al no saber la cantidad de invasores se mandó a hacer la señal del arma -un cañonazo- y salieron en persecución de los mismos unos cincuenta hombres armados para defender a las familias que viven en forma inmediata a la población". [23]
Tras el derrocamiento del gobierno de Rosas y la secesión porteña de la Confederación Argentina, el Estado de Buenos Aires sanciona su propia Constitución en 1854 e instituye el régimen orgánico municipal que, para las ciudades de la campaña, preveía un ejecutivo a cargo del Juez de Paz del lugar, cuatro vecinos propietarios como ediles y dos suplentes. [24]
En las elecciones de marzo de 1855, para integrar por primera vez la corporación municipal, este señor Santos Gómez es elegido miembro titular, pero la misma no pudo constituirse, parece ser que "a consecuencia de haberse internado a los demás pueblos del Estado la mayor parte de los vecinos más capaces de desempeñar dichos cargos, con motivo de las frecuentes invasiones de indios que ha sufrido este partido", según informe del mes de febrero de 1860, elevado por el Juez de Paz, Pedro J. Aparicio al Ministro de Gobierno del Estado de Buenos Aires.[25]
Pero la inestabilidad económica, las disensiones políticas, la guerra civil que de hecho sostenían el centralismo porteño y las demás provincias confederadas (incluso en el interior de la acotada provincia surgieron arduas disputas y levantamientos en favor de la causa federal) fueron las razones por las cuales se consumieron ingentes recursos humanos y materiales, que causaron la desprotección de distintos puntos fronterizos.
Si bien las incursiones indígenas frecuentaron el curso inferior del Salado, no quedó exenta la frontera noroeste de la secuela de muertes, cautiverio y arreos de ganados que esas invasiones provocaron, razón por la cual vastos sectores de la campaña optaron por el éxodo hacia los campos y pueblos interiores.
Por estos motivos no se constituyó el gobierno local de aquel tiempo, porque otros ediles, oportunamente electos, entre los cuales ya no está Santos Gómez, se reúnen formalmente recién en marzo de 1861, después de la reincorporación de Buenos Aires a la Confederación Argentina.
En las elecciones de marzo de 1855, para integrar por primera vez la corporación municipal, este señor Santos Gómez es elegido miembro titular, pero la misma no pudo constituirse, parece ser que "a consecuencia de haberse internado a los demás pueblos del Estado la mayor parte de los vecinos más capaces de desempeñar dichos cargos, con motivo de las frecuentes invasiones de indios que ha sufrido este partido", según informe del mes de febrero de 1860, elevado por el Juez de Paz, Pedro J. Aparicio al Ministro de Gobierno del Estado de Buenos Aires.[25]
Pero la inestabilidad económica, las disensiones políticas, la guerra civil que de hecho sostenían el centralismo porteño y las demás provincias confederadas (incluso en el interior de la acotada provincia surgieron arduas disputas y levantamientos en favor de la causa federal) fueron las razones por las cuales se consumieron ingentes recursos humanos y materiales, que causaron la desprotección de distintos puntos fronterizos.
Si bien las incursiones indígenas frecuentaron el curso inferior del Salado, no quedó exenta la frontera noroeste de la secuela de muertes, cautiverio y arreos de ganados que esas invasiones provocaron, razón por la cual vastos sectores de la campaña optaron por el éxodo hacia los campos y pueblos interiores.
Por estos motivos no se constituyó el gobierno local de aquel tiempo, porque otros ediles, oportunamente electos, entre los cuales ya no está Santos Gómez, se reúnen formalmente recién en marzo de 1861, después de la reincorporación de Buenos Aires a la Confederación Argentina.
BANCO Y CASA DE MONEDA BUENOS AYRES - 1860 Moneda de cobre de 2 Reales http://www.conuvi.com.ar |
CONFEDERACIÓN ARGENTINA 1854 Moneda de cobre de 1 centavo http://www.billetesargentinos.com.ar |
En cuanto a que el topónimo "Laguna de Gómez" se hubiese originado en razón de su vecindad con parte de las tierras del hacendado Santos Gómez, cabe señalar lo siguiente:
1º - Es inimaginable que un receptáculo fluvial que ocupa unas 2528 ha y una longitud aproximada de 7,5 km, haya permanecido innominado durante casi dos siglos y medio, cuando otros accidentes del terreno, menores en caudal, extensión o importancia relativa, hayan sido identificados debidamente por la toponimia oficial desde muchos años atrás.
También debe señalarse que si la aludida laguna no figura en la cartografía de la época es por la limitaciones con que se proyectaba la extensión de las líneas de la llamada frontera interior.
1º - Es inimaginable que un receptáculo fluvial que ocupa unas 2528 ha y una longitud aproximada de 7,5 km, haya permanecido innominado durante casi dos siglos y medio, cuando otros accidentes del terreno, menores en caudal, extensión o importancia relativa, hayan sido identificados debidamente por la toponimia oficial desde muchos años atrás.
También debe señalarse que si la aludida laguna no figura en la cartografía de la época es por la limitaciones con que se proyectaba la extensión de las líneas de la llamada frontera interior.
En el Plano de la frontera de Buenos Aires (1779) trazado con su orientación invertida, técnica común por aquellos años, en base al reconocimiento de las pampas ordenado por el virrey Juan José de Vértiz y Salcedo, operativo que ejecutara el Tte. Coronel Francisco de Betbezé y Ducós, con el objeto de analizar un posible adelantamiento de las líneas fortificadas, pueden observarse (en la parte inferior derecha del documento cartográfico) como últimas referencias demarcatorias, en el confín del rumbo noroeste, a la Guardia de Roxas, la lagunita homónima, la del Carpincho y, bordeando el Salado, la cadena de médanos o cerrillada, como también le llamaban.
En marzo de 1796 partió de Buenos Aires la expedición
dispuesta por el Virrey Pedro Melo de Portugal y de la Rocha Calderón,
comandada por el Capitán de Navío de la Real Armada Félix de Azara e integrada
por jefes militares prácticos de la frontera, soldados, milicianos, topógrafos,
baquiano, cura capellán, lenguaraz, peones; nutrida caba- llada, cientos de
vacunos y tropa de carretas con per- trechos y suministros.
Se internó tierra adentro,
en un principio con rumbo noroeste, para hacer un relevamiento topográfico de
los lugares más propicios, por sus buenas pasturas, aguadas, tierras aptas para
la labranza y bien posicionados para interceptar las irrupciones aborígenes, con
el objeto avanzar las líneas fronterizas y establecer nuevas po- blaciones sobre
las márgenes del río Salado.
El fragmento que se reproduce, es de la Carta Esférica de la Frontera de Buenos
Aires, delineada por el piloto de la Real Armada Juan Insiarte, en base a las
observaciones y mediciones astronómicas del ingeniero militar Pedro Cerviño, todo,
obviamente, bajo la supervisión de Azara.
La laguna de Gómez no figura porque, según consta en el diario de la expedición, la comitiva de Azara desde la Mar Chiquita pasó directamente al Cerrito Colorado, pero, obviamente, eso no quiere decir que la aludida laguna no existiera o que no tuviera un topónimo que la individualizara entre sus semejantes.
2º - Los acontecimientos
del año 1810, la inestabilidad política subsiguiente y la escasez de recursos
del erario público impidieron mejorar la situación que estrechaba a los ganaderos y labradores de los campos.
"Un movimiento natural era el que marcaba la necesidad de avanzar la línea, y frecuentemente sucedía que las pobla-ciones de los pastores se extendían más allá de la mal defendida frontera, sin tener en esa vida azarosa y expuesta a las invasiones del indio, ni el amor a la propiedad, pues solo eran meros ocupantes de aquellas soledades incultas y salvajes
....................
La autoridad no podía dejar indefensos estos establecimientos pastoriles, que iban a aumentar la riqueza pública y privada con los grandes criaderos de animales que emprendían en aquellos campos fértiles y pastosos.
....................
La inhabilidad sin embargo con que se había repartido la tierra había impedido recoger todos los frutos que la paz con los indios debía producir, pues las grandes áreas vendidas a vil precio o donadas graciosamente, reconcentraban la propiedad en manos de pocos y a los pobladores pobres faltábales el estímulo de la propiedad para conservar, cultivar y defender el lugar que habitaban, porque las poblaciones fuera de la frontera no les daba la propiedad del suelo". [26]
En noviembre de 1821 el Ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores, Bernardino Rivadavia requiere al coronel Pedro Andrés García un plan que fuese oportuno y conveniente para precaver las invasiones del enemigo infiel, como ya se lo habían solicitado en otras ocasiones (1811, 1814, 1815 y 1819) cumplimentando tal re- querimiento, el día 26 de ese mismo mes firma el Informe mediante el cual, entre otras disquisiciones sobre el desarrollo de la agricultura y de la ganadería, así como sobre la necesidad de lograr, de alguna manera, la paz con los aborígenes de las distintas etnias que se habían asentado en las pampas, la conveniencia de adelantar las líneas fortificadas, el otorgamiento de tierras a los pro- ductores desposeídos y el establecimiento de nuevas poblaciones, propone:
“El fortín de Navarro sale a la laguna del Trigo, o laguna de Gómez, distantes diez leguas de la Blanca y ocho de las Polvaredas.
La de Luján, a la cañada de las Saladas, doce leguas distante de las del Trigo y Gómez.”
Y a continuación, expresa que tanto Rojas, como Salto y Pergamino, “se encuentran hoy en frontera efectiva, por cuanto a su frente no hay hacienda alguna, por haber sido devastadas por los anarquistas [tránsfugas o renegados] y los indios, deben reponerse a su antigua fuerza en fuertes y guarniciones: así para que los vecinos que andan errantes vuelvan a sus hogares y puedan vivir seguros en sus personas y bienes, como para que los hacendados y pueblos interiores afiancen igualmente su propiedad, y se dediquen con tranquilidad a sus labranzas y talleres, libres de las zozobras que hasta aquí han experimentado”, reitera que con esa avanzada de las guardias quedarían a cubierto el Pergamino, Salto y Rojas, “por ahora término de nuestra frontera al norte”, hasta que una línea de demarcación que señale la división con Santa Fe permita, con su fortificación, asegurar la carrera del Perú y Chile.[27]
Esta es una mención escrita del topónimo Laguna de Gómez, anterior a la erección del Fuerte de la Fe- deración y a la adquisición de tierras circundantes.
No debe descartarse que, en alguno de los múltiples legajos existentes en los archivos históricos, exista un manuscrito anterior que, directa o incidentalmente, se refiera al mismo.
El Coronel Pedro Andrés García de
Sobrecasa, nació en el pueblo de Caranceja, en la histórica comarca de las
Asturias de Santillana (actual Comunidad Autónoma de Cantabria) llegó al país
en 1777 integrando, con el grado de Alférez, la expedición del Gral. Pedro
Antonio de Ce-vallos Cortés y Calderón, pri-mer Virrey del Río de la Plata.
Tuvo activa y destacada parti-cipación en el
regimiento de montañeses durante las invasiones inglesas y manifestó su apoyo a
los revolucionarios de mayo en 1810.
Expedicionario a los campos del sur de Buenos
Aires hasta la Sierra de la Ventana, así como a las Salinas Grandes (actual
provincia de La Pampa) a la Península de Valdés (actual provincia de Chubut) y
al río Tercero (actual provincia de Córdoba) entre sus actuaciones más conocidas; fue el primero en desarrollar estudios geo- gráficos, estadísticos o topográficos y entablar relaciones pacíficas con gran parte de los aborígenes
de las pampas, después de la Revolución de Mayo.
Desde cuando García tomó conocimiento del nombre de la laguna en cuestión debe ser muy difícil de averiguar, pero no hay duda que para elevar el informe aludido de 1821 con la solvencia y razonada fundamentación que expone, ese dato, adquirido por su propia experiencia de cuatro décadas en las pampas o por referencias de terceros prácticos en materia geográfica o cartográfica, es de suponer que se remontaría a algún tiempo atrás.
3º - La única posibilidad de que Santos Gómez hubiese aportado involuntariamente su apellido al nombre de la laguna, sería que hubiese ocupado "de hecho" esas tierras con antelación a la llegada, desde Salto, de los efectivos destacados del 5º Regimiento de Caballería de Línea, pero recuérdese que el Cnel. García, en su Informe del año 1821 decía que tanto Rojas, como Salto y Pergamino, “se encuentran hoy en frontera efectiva, por cuanto a su frente no hay hacienda alguna, por haber sido devastadas por los anarquistas y los indios".
En tanto se efectuaban sobre el terreno los trabajos que demandaba la erección de los nuevos fuertes y fortines que delinearían el avance de la frontera interior en las pampas rioplatenses, el gobierno provincial que encabezaba, desde agosto de 1827, el Cnel. Manuel Dorrego requirió al Departamento Topográfico la elaboración de un mapa demostrativo del territorio y las poblaciones comprendidas en la nueva demarcación.
El 8 de julio de 1828 dicho organismo eleva la “Carta Geográfica de la Provincia de Buenos Ayres”, trazada en base a los datos preexistentes en sus registros, entre los cuales, como puede apreciarse, consta el topónimo "Lagunas de Gómez" (nombre usado muchas veces en plural, porque en épocas de menor caudal sus aguas se retraen ocupando distintas cubetas temporales que, al colmatarse, formaban un solo cuerpo de agua) in- cluyendo los caminos, más bien las huellas, que vin- culaban los distintos poblados.
PREPARANDO EL RANCHO Conquista del desierto (1878-1885) Colecc. Witcomb – Archivo Gral. de la Nación http://www.educ.ar/ |
En tanto se efectuaban sobre el terreno los trabajos que demandaba la erección de los nuevos fuertes y fortines que delinearían el avance de la frontera interior en las pampas rioplatenses, el gobierno provincial que encabezaba, desde agosto de 1827, el Cnel. Manuel Dorrego requirió al Departamento Topográfico la elaboración de un mapa demostrativo del territorio y las poblaciones comprendidas en la nueva demarcación.
El 8 de julio de 1828 dicho organismo eleva la “Carta Geográfica de la Provincia de Buenos Ayres”, trazada en base a los datos preexistentes en sus registros, entre los cuales, como puede apreciarse, consta el topónimo "Lagunas de Gómez" (nombre usado muchas veces en plural, porque en épocas de menor caudal sus aguas se retraen ocupando distintas cubetas temporales que, al colmatarse, formaban un solo cuerpo de agua) in- cluyendo los caminos, más bien las huellas, que vin- culaban los distintos poblados.
Fragmento de la Carta de Julio de 1828 |
Esta primera carta geográfica provincial presenta, como otros planos de la época, la particularidad de haber sido proyectada con una orientación invertida, es decir que la región sur del territorio trazado se encuentra en la parte superior.
Otra novedad, es que aparece la denominación “Fuerte de Junín”, en lugar de “Fuerte de la Federación” como se llamaba desde su cons-trucción en diciembre de 1827.
Téngase en cuenta que el nombre de Junín recién le fue impuesto, por primera vez, mediante decreto del 13 de febrero de 1829, firmado por el reciente gobernador interino Guillermo Brown.
Téngase en cuenta que el nombre de Junín recién le fue impuesto, por primera vez, mediante decreto del 13 de febrero de 1829, firmado por el reciente gobernador interino Guillermo Brown.
Por lo tanto es verosímil suponer que en el Departamento Topográfico, presidido entonces por el topógrafo español Felipe Senillosa y cuyo jefe de dibujos topográficos era el francés nacionalizado Pedro Benoit, el plano original de 1828 se haya rectificado de urgencia para presentarlo a esas nuevas autoridades tras el derrocamiento de Dorrego, sin modificar la fecha de su primera versión.[28]
LOS PRIMEROS ADJUDICATARIOS
En esta parte del río Salado, geográficamente pótamo divagante desde antiguos tiempos geológicos e histó-ricamente frontera natural desde el inicio de los conflictos interétnicos, las primeras mensuras (requisito indispensable para lograr la adjudicación de tierras en enfiteusis) se realizaron una vez oficializado el plan de adelantamiento de las líneas demarcatorias, pero diez meses antes que se comenzara a levantar el Fuerte de la Federación.
Para ese trabajo técnico, el Departamento Topográfico había designado al agrimensor Guillermo Teodoro Schuster Gretes, ex integrante del cuerpo de ingenieros militares en su Alemania natal y arribado al país en la década del 1820.
«Por el cargo que me hizo de mensurar el arriba dicho terreno y después de haber pedido los antecedentes necesarios del Departamento Topográfico, no habiendo otro lindero ni Denunciante más antiguo que Rauch me puse el 25 de febrero del corriente año en la laguna llamada del Carpincho y hallándola seca, por ser ella solo un desplazado que forma el Río Salado, me puse en las Lagunas del Médano, la única aguada permanente que allá hay, y las cuales también fueron comprendidas en la denuncia de Rauch, para repartirlas entre los dos denunciantes en el Rincón del Carpincho, Don Federico Rauch y Don Manuel Dorrego...» al día siguiente, lunes 26 de febrero, Schuster expresa que después de plantar los mojones pertinentes «se concluyó la mensura de este terreno cuya área es de 10 leguas corr. y linda S.O. con el Río Salado al N.O. con denuncia de Don Manuel Dorrego y campos del Estado y por los otros costados con campos del Estado».
«En seguida pase a la mensura del terreno lindero concedido en Enfiteusis a Manuel Dorrego para la cual me puse el 27 de febrero en el mojón al S.O. del Costado N.O. del terreno de Don Federico Rauch..., tarea en la que concluyó el miércoles 28 de febrero, tirando el rumbo, hincando los mojones y lidiando con los altos y espesos pajonales de la costa del río: «La área de este terreno es de 9 ½ leguas y linda al S.O. con el Río Salado, al S.E. con terreno de Federico Rauch y por los dos otros costados con campos del Estado».
Guardia del Salto, Marzo 2/827 – Guillermo T. Schuster [29]
Es decir que entre el nativo del reino de Prusia, Friedrich Wilhelm Rauch, que con el grado de Coronel se de- sempeñaba como Jefe del 5° Regimiento de Caballería de Línea, con asiento en Salto (desde donde esa unidad partiría meses después para erigir el Fuerte Federación) y el Cnel. Manuel Críspulo Bernabé Dorrego que, aunque porteño, era entonces diputado en el Congreso General Constituyente representando a la provincia de Santiago del Estero (luego sería gobernador desde agosto de 1827) pre- tendían 19,5 leguas cuadradas, es decir 52.650 hectáreas de "campo flor y buena aguada", en el paraje que Schuster denominara "Rincón del Carpincho", ubicado en la inmensa soledad de las pampas, pero donde esta gente tenía la certeza que en muy poco tiempo sería poblado y guarnecido
Ninguno de ellos pudo beneficiarse con la explotación de esos predios o su considerable valorización. Dorrego murió fusilado en Navarro el 13 de diciembre de 1828 por orden del Gral. Juan Galo de Lavalle. Rauch, el 28 de marzo de 1829 en el paraje de Las Vizcacheras (actual partido de Rauch) ambos en el marco de las cruentas guerras civiles de entonces.
Paulatinamente, una pequeña parte de esos terrenos, se fue dividiendo en solares y parcelas que ocuparon nuevos, sufridos y escasos pobladores que contribuyeron a definir concretamente el ejido del futuro pueblo, hoy ciudad de Junín.
Paulatinamente, una pequeña parte de esos terrenos, se fue dividiendo en solares y parcelas que ocuparon nuevos, sufridos y escasos pobladores que contribuyeron a definir concretamente el ejido del futuro pueblo, hoy ciudad de Junín.
Este mapa, editado en Londres durante el año 1852, forma parte de una serie de publicaciones que se confeccionaron en base a las mensuras y documentación cartográfica recopilada por el Departamento Topográfico de Buenos Aires desde el año 1830, material que se actualizara para su impresión entre 1833 y 1836, porque el famoso cartógrafo londinense John Arrowsmith utilizó los mapas, datos e informaciones que le entregara Sir Woodbine Parish, primer cónsul británico en la Argentina y pro-porcionados por la citada dependencia para su impresión, según lo ordenara oportunamente, el Gobernador Juan Manuel de Rosas.
Como se podrá apreciar, el nombre de Santos Gómez no consta en ninguna de las posesiones medidas en esos años.
La mensura N° 288 correspondió al predio otorgado a Juan Jorge Vermoelen, nacido en Hermixen, Bélgica, casado y radicado en Buenos Aires, su esposa formaba parte del círculo de amistades de la familia de Juan Manuel de Rosas. Reconocido en 1825 como “Cónsul de S.M. el Rey de los Países Bajos en Buenos Aires”; en el año 1827 Schuster efectuó la medición de las tierras concedidas. [30]
Por la extensión de los campos comprendidos en el número de mensura 374 y otros similares en distintos parajes de la zona, así como en el resto de la provincia, es verosímil suponer que fueron inscriptos a nombre de Pedro Capdevila, uno de los pioneros en materia de solicitar tierras dentro y fuera de las líneas fronterizas. Comerciante, financista, hacendado, saladerista, hombre de negocios en pocas palabras, siempre estuvo en el grupo de gente influyente, desde el gobierno de Rivadavia hasta el de Rosas.
La mensura N° 369 se refiere al terreno concedido, en el año 1835, al Coronel Juan José Hernández, como re-conocimiento por los extraordinarios servicios prestados durante la expedición de Rosas de 1833. [31]
El Cnel. Hernández (tío del escritor José Hernández) murió en la batalla de Caseros en 1852.
Como se podrá apreciar, el nombre de Santos Gómez no consta en ninguna de las posesiones medidas en esos años.
La mensura N° 288 correspondió al predio otorgado a Juan Jorge Vermoelen, nacido en Hermixen, Bélgica, casado y radicado en Buenos Aires, su esposa formaba parte del círculo de amistades de la familia de Juan Manuel de Rosas. Reconocido en 1825 como “Cónsul de S.M. el Rey de los Países Bajos en Buenos Aires”; en el año 1827 Schuster efectuó la medición de las tierras concedidas. [30]
Por la extensión de los campos comprendidos en el número de mensura 374 y otros similares en distintos parajes de la zona, así como en el resto de la provincia, es verosímil suponer que fueron inscriptos a nombre de Pedro Capdevila, uno de los pioneros en materia de solicitar tierras dentro y fuera de las líneas fronterizas. Comerciante, financista, hacendado, saladerista, hombre de negocios en pocas palabras, siempre estuvo en el grupo de gente influyente, desde el gobierno de Rivadavia hasta el de Rosas.
La mensura N° 369 se refiere al terreno concedido, en el año 1835, al Coronel Juan José Hernández, como re-conocimiento por los extraordinarios servicios prestados durante la expedición de Rosas de 1833. [31]
El Cnel. Hernández (tío del escritor José Hernández) murió en la batalla de Caseros en 1852.
Esos campos, o parte de ellos, situados en la margen derecha de la Laguna de Gómez, fueron de Eulogio Payán a partir de 1847, agraciado por el gobierno de Rosas con una suerte de estancia, quedando obligado, como en todos los casos, a levantar vivienda, abrir un pozo de balde, poblar con su familia o peones, introducir cierta cantidad de cabezas de ganado y determinadas restricciones para enajenar el inmueble durante cierto lapso, entre otras condiciones.
El predio aludido figura en el mapa precedente con el número de mensura 370 a nombre de Inocencio González, quien, posiblemente, nunca pobló el lugar ni aportó las mejoras imprescindibles, abandonando o transfiriendo esa posición que posteriormente ocupó Santos Gómez, cuya adjudicación y posesión (como en el caso de Payán) sería posterior a la elaboración de ese registro cartográfico de los años 1830-1836, por esa razón no constan sus nombres en esa pieza cartográfica, pero sí el de Lagunas de Gómez.
No se sabe exactamente de donde vino, ni cuando llegó a estos pagos Santos Gómez, tampoco cuando ni adonde se fue sin dejar rastro alguno, menos aún en el agua de la laguna. Como se ha visto, este hombre habría dejado el lugar hacia 1855/6, porque en 1862, según Allende, solo encontraron una tapera en ruinas, abandonada más o menos desde esa data.
Por lo tanto, es fácil deducir que no comerció ganado, ni otorgó recibo alguno, a las autoridades del fuerte en 1827, por la venta de animales, como se ha leído por ahí.
Está documentado que en junio de 1860, Heraclio Fajardo solicitó al gobierno provincial, en arrendamiento, un terreno público de 6 leguas cuadradas de superficie, situado en el partido de Junín, en el exterior de la línea demarcatoria, en la rinconada que formaban las lagunas de Gómez y el costado sud-oeste del ejido del pueblo, precisándose, en otras actuaciones que estaba ubicado al norte de la Laguna de Gómez, lindando por el este con el paso del Morote y la laguna Marchiquita. [33]
Es indudable que esos datos se refieren, total o par-cialmente a los terrenos que ocupara con anterioridad Santos Gómez.
El derecho al uso y goce del predio aludido daría lugar a un pleito en el que intervinieron Heraclio Fajardo, el general Emilio Mitre, Roque Vázquez y Ramón Idoyaga, juicio que terminaría en diciembre de 1863 en base a las mensuras practicadas por Miguel Vaschetti y Teodoro Differt, figurando también, pocos años después, entre los nuevos arrendatarios o propietarios de aquellas épocas los terratenientes Roque Vázquez, Tomás Saavedra y Juan Estrugamou. [34]
"Es muy posible que con anterioridad a los días en que Eulogio Payán medía y poblaba su estancia al este de la laguna de Gómez, Santos Gómez levantara los ranchos de la suya en la ribera occidental de esa laguna. Su establecimiento ganadero, más modesto, sin duda, que el de Payán, no estaba llamado a perdurar, pero, en cambio, el nombre de su esforzado constructor, el primero que pobló esos campos, quedaría perpetuado en aquel hermoso espejo de agua.Un documento del año 1862, referente a los campos que fueron de Santos Gómez - campos que como los de Payán, en 1865 pasaron a integrar el partido de Lincoln [32] - revela que entonces sólo quedaba de la vieja estancia una tapera en ruinas, abandonada seis o siete años atrás".
(Andrés R. Allende: Historia del pueblo y del partido de Lincoln en el siglo XIX - Publicación del Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires - La Plata - 1969)Con respecto al párrafo transcripto, la conjetura del autor, referida al origen del nombre de la laguna en cuestión, no pasa de ser un chisme que ha sido repetido, sin mayor análisis, por una buena parte de los que escribieron sobre este tema.
El predio aludido figura en el mapa precedente con el número de mensura 370 a nombre de Inocencio González, quien, posiblemente, nunca pobló el lugar ni aportó las mejoras imprescindibles, abandonando o transfiriendo esa posición que posteriormente ocupó Santos Gómez, cuya adjudicación y posesión (como en el caso de Payán) sería posterior a la elaboración de ese registro cartográfico de los años 1830-1836, por esa razón no constan sus nombres en esa pieza cartográfica, pero sí el de Lagunas de Gómez.
El Agrimensor - León Palliere (1864) - Litografía Pelvilain |
No se sabe exactamente de donde vino, ni cuando llegó a estos pagos Santos Gómez, tampoco cuando ni adonde se fue sin dejar rastro alguno, menos aún en el agua de la laguna. Como se ha visto, este hombre habría dejado el lugar hacia 1855/6, porque en 1862, según Allende, solo encontraron una tapera en ruinas, abandonada más o menos desde esa data.
Por lo tanto, es fácil deducir que no comerció ganado, ni otorgó recibo alguno, a las autoridades del fuerte en 1827, por la venta de animales, como se ha leído por ahí.
Está documentado que en junio de 1860, Heraclio Fajardo solicitó al gobierno provincial, en arrendamiento, un terreno público de 6 leguas cuadradas de superficie, situado en el partido de Junín, en el exterior de la línea demarcatoria, en la rinconada que formaban las lagunas de Gómez y el costado sud-oeste del ejido del pueblo, precisándose, en otras actuaciones que estaba ubicado al norte de la Laguna de Gómez, lindando por el este con el paso del Morote y la laguna Marchiquita. [33]
Es indudable que esos datos se refieren, total o par-cialmente a los terrenos que ocupara con anterioridad Santos Gómez.
El derecho al uso y goce del predio aludido daría lugar a un pleito en el que intervinieron Heraclio Fajardo, el general Emilio Mitre, Roque Vázquez y Ramón Idoyaga, juicio que terminaría en diciembre de 1863 en base a las mensuras practicadas por Miguel Vaschetti y Teodoro Differt, figurando también, pocos años después, entre los nuevos arrendatarios o propietarios de aquellas épocas los terratenientes Roque Vázquez, Tomás Saavedra y Juan Estrugamou. [34]
COPIA DEL PLANO DE LAS PROPIEDADES ADYACENTES A LA LAGUNA DE GÓMEZ Mensura practicada por el agrimensor Teodoro Differt en el año 1863 http://juninhistoria.com/ |
Durante mucho tiempo reivindicar tierras baldías, incultas y despobladas, fue un deporte nacional practicado por personas que no tenían la intención, ni acaso los medios para poblarlas, sólo las pedían para beneficiarse con su transferencia a mayor valor poco después, entre tanto solicitaban prórrogas para poder cumplir con las mejoras pactadas, introducían ganados que después retiraban o suscitaban pleitos y cuestiones diversas, de todo lo cual resultó que las fronteras quedaran despobladas y las tierras improductivas.
Públicamente los mismos gobernantes reconocían que era una forma de especulación que perjudicaba a los verdaderos productores o pobladores, quienes no encontraban terrenos donde establecerse o estos tenían un precio tan elevado que les resulta imposible acceder a ellos.
Si bien normalmente se reglamentaron las dimensiones de cada una de las suertes de estancia a conceder, no había límites en la cantidad de predios que se podía solicitar y con un poco de dinero, algo de paciencia y muchas relaciones con personas influyentes de los respectivos gobiernos, siempre acosados por la insuficiencia del erario público, unos pocos se apropiaron de enormes latifundios, en detrimento del aprovechamiento generalizado de las tierras de la provincia.
Sí ese tal Gómez no fue el fulano de la laguna..... entonces quién?
OTRA HISTORIA VEROSÍMIL
En abril de 1699, un hijo de Juan de Peñalba, dijo haber salido a la campaña "para hacer un poco de grasa para el sustento de su casa" (seguramente un eufemismo empleado para disimular la intención de hacer, además, un buen acopio de cueros y sebo, sin tener licencia del cabildo para ello) según el acta respectiva, denuncia la incursión, en un paraje que no determina, de unos troperos
provenientes de la ciudad de Santa Fe que arreaban ganado recogido en las
inmediaciones.
Los Peñalba eran hacendados establecidos en el pago del Salto del Arrecife. La estancia de Bernardo Peñalba estuvo situada a orillas de este río, tierras frente a las cuales se erigiría años más tarde el precario fuerte destinado a la defensa de aquella frontera; tiempo después, el capitán de milicias Diego de Peñalba contribuiría con varios cientos de vacunos para la manutención de la tropa alistada con motivo de los ataques indígenas que se realizarían en el transcurso de los años 1737/38, circunstancias reveladoras del predicamento de esta gente en la zona.
Por esa razón, por la cantidad de vacunos involucrados y por la frecuente presencia de troperos, matarifes y cuereadores santafesinos, aquella denuncia tuvo una importante repercusión en la sala de acuerdos del ayuntamiento porteño.
Martín de Moussy - Description geographique et Statistique de la Confederation Argentine Atlas 1869 - Carte de la Province de Buenos Ayres et des régions voisines (fragmento) |
Es de suponer que el encuentro con dicha
tropa, que encabezaba el mayordomo de un tal Agustín Gómez, tuvo lugar algunas
leguas la “tierra adentro”, alejado de las estancias del sitio que llamaban
Salto de los Arrecifes, área desde la cual, como hemos visto, se recomendaba efectuar
las vaquerías, por existir allí, tropeles de bovinos cimarrones, posiblemente
explorando los “rincones” del Salado, terrenos de poca extensión comprendidos
entre los meandros y bifurcaciones del río o de las lagunas formadas en su
cauce, lugares apropiados para el apacentamiento del ganado a campo abierto, encerrado,
en cierta forma, entre los recodos de ese curso de agua y hacia donde
instintivamente se dirigían los animales alzados y cimarrones, porque como
dijera Falkner, "en años secos,
faltando la yerba en las orillas del río de la Plata, todo el ganado, perteneciente
a los españoles de Buenos Aires, pasa a las orillas del Saladillo, donde
encuentra alguna yerba, por razón de la humedad y profundidad de la tierra." [35]
También debe tenerse en cuenta que
remontando unas pocas leguas el río Rojas, tributario del río Salto y del Arrecifes, típicos ríos
de la región, en los que al aflorar el manto de tosca se originan saltos o
pequeñas cascadas antes de desaguar en el Paraná (de allí sus respectivos
nombres por los que son conocidos desde los primeros tiempos de la ocupación hispánica)
hacia el actual partido de Junín, se llega a los arroyos Saladillo de la Vuelta y Las Nutrias,
que siguen la pendiente general con rumbo NE, hacia el Paraná, estando sus
nacientes cercanas a la región lacustre aludida; en los relieves bajos de estos
cursos de aguas y cañadones vecinos también abundaban los pastizales en salobre
variedad, indispensables para la subsistencia del ganado.
Dada la importancia del asunto, en los días subsiguientes se procedió a citar a los nombrados, Rodríguez de la Torre y Peñalba, quienes, después de prestar juramento, ratificaron lo manifestado anteriormente por el
aludido Procurador General de la ciudad de Buenos Aires, dando a entender que
esa gente tenía todo el apresto necesario como para hacer importantes recogidas
de ganado. Por lo cual se resolvió elevar los autos obrados sobre el particular
al Gobernador y Capitán General de las Provincias del Río de la Plata, Agustín de Robles, para que proveyera lo que
estimase conveniente.
Si esta gente venía frecuentemente a
vaquear por estos lugares y tenía por costumbre acampar en sus orillas una
prolongada cantidad de tiempo, no sería raro que propios y extraños identificaran
el sitio como “lagunas de Gómez”.
Hay otros topónimos en la zona que
seguramente se deben a esas incursiones y que identificaron los lugares donde
tropas de personajes de cierta relevancia en esos tiempos, procedían a hacer
matanzas, recogidas de ganado alzado o cimarrón, hasta es posible que fueran
campos de cría y engorde, en sitios alejados de los recuentos y tributos de la
época.
Por ejemplo, consta que en 1767, dado que las
haciendas seguían, por su instinto expansivo, alejándose de los rodeos para buscar
las aguadas naturales, se cometían muchos excesos en la “saca de Bacas Agenas y algunas Orejanas con sus crias” que se hallaban dispersas en el “Rincon de Rocha [36], Cerritto Colorado, los medanos, Mananttiales de piñero [37], la mar chiquita, los chañares, melinque. [38] [39]
También se informa desde el Salto que “se arrebattaron los indios una mulas mansas
de unos boyeros en el aroyo de rojas” y en octubre de 1777 una invasión de
ranqueles se lleva un millar de cabezas, entre yeguarizos, vacunos, mulas y
algunos bueyes, tras matar a un boyero y hacer huir a los restantes que, por
cuenta de alguien, estaban al cuidado del ganado en “un Paraje llamado Roxas”, también conocido como la “orqueta de Rojas”, formada por la
confluencia del río Rojas y el arroyo Saladillo de la Vuelta. [40]
¿Es posible
conjeturar que ese tal Agustín Gómez fuese la persona que, sin proponérselo, dejara la impronta de su apellido en la conocida laguna del noroeste
bonaerense?
El capitán Francisco Giménez Naharro,
mencionado en las aludidas actuaciones, era un estanciero santafesino
ampliamente conocido en aquel medio por su actuación como regidor o alcalde y
también porque supo ser proveedor de carne, sebo y grasa para el abasto de
aquella ciudad.[41]
Agustín Gómez Recio de Villagrán, contrajo matrimonio el 5-XII-1683 con Luisa Giménez Naharro, hija del anterior y de Catalina Arias Montiel, su primera esposa, descendiente ésta de primeros pobladores (no fundadores) de Santa Fe la Vieja (Cayastá).
Todos eran hacendados que, además de intervenir en las refriegas con los aborígenes, hacían grandes vaquerías a distancia, criaban ganado vacuno, ovino, equino y mular en sus estancias y participaban en el gobierno lugareño, como alcaldes, regidores, etc., ocupaciones que originaban múltiples relaciones mercantiles y sociales que en muchos casos concluían en lazos de parentesco.
Juan Gómez Recio, el Viejo, fue el tronco de una numerosa descendencia que se extendió por todo el territorio del país. Natural de la Villa del Portillo, en Castilla la Vieja, obispado de Valladolid, se arraiga en Santa Fe desde 1624, por su educación e idoneidad llegaría a ocupar importantes cargos públicos, hizo las veces de abogado y de escribano, militar en las ocasiones que fue menester, alcalde en el cabildo lugareño, administrador de caudales públicos y ganadero siempre. En 1649, actuando como procurador de la ciudad, fue el vocero que expuso sobre la necesidad de trasladar aquella ciudad (1651-1660) al lugar donde está ac- tualmente establecida.
Fue accionero a los rebaños cimarrones en
la otra banda del Paraná (actual provincia de Entre Ríos) exportador de ganados
hacia Potosí y el Paraguay e importador de tabaco, yerba, azúcar y tejidos de
la tierra, dejando al morir, en 1682, importantes cantidades de animales,
estancias, chacras y solares urbanos.[42]
Uno de sus hijos, el citado Agustín Gómez
Recio de Villagrán, nacido en 1666, de un tercer matrimonio con Juana de
Villagrán y Aparicio, participaba del mismo tipo de actividades públicas y
privadas que su progenitor, contando con los recursos necesarios para aprestar
una importante cantidad de peones, carretas, bueyes, caballada, armas y
bastimentos necesarios para las vaquerías o apropiaciones de ganado, empresas
que se extendían sin limitaciones por las pampas, incluso traspasaban los grandes ríos Paraná y Uruguay, para vaquear en la Banda Oriental, em- prendimientos que en razón de las distancias y modalidades de faenamiento, tratamiento y acarreo de los cueros o para la formación y traslado de las tropas de animales bravíos, exigían la
permanencia en campo abierto durante una prolongada cantidad de días, semanas o meses.
Estaqueado de cueros vacunos http://mat.ing.blogspot.com.ar |
Agustín Gómez Recio de Villagrán fue,
además, regidor en el cabildo santafesino, alcalde de la Santa Hermandad, es
decir policía de la campaña, con facultades para intervenir en los delitos
cometidos por cuatreros, salteadores de caminos, criminales, etc., fuera de la
ciudad y en 1689, ejerciendo funciones
de juez en el Pago de los Arroyos, otorga la posesión y dominio a Luis Romero de
Pineda de la gran extensión de tierras aledañas al arroyo Saladillo donde paulatina y espontáneamente se formaría, muchos años después la ciudad de Rosario.
Parece ser que este asunto, no obstante el revuelo suscitado en las altas esferas de aquel Buenos Aires, no pasó a mayores.
El factor determinante, sin duda, habrá sido el hecho de no estar determinados los límites entre ambas provincias, Buenos Aires pretendía que su jurisdicción se extendiera hasta el río Carcarañá y Santa Fe la reivindicaba hasta el Arrecifes, de ahí la imposibilidad de tomar una justa resolución al respecto.
En cuanto a la cuestión de límites, después
de infinitas peticiones al Rey, envío de comisionados a Madrid, apertura de
expedientes promovidos para fijar la circunscripción territorial, pruebas
testimoniales en la Audiencia de Charcas, declaraciones jurisdiccionales de los
gobernadores de turno, etc., recién en 1721 los representantes de los Cabildos
de Buenos Aires y Santa Fe transigen en el pleito de delimitación entre ambos
territorios, conviniendo “que para el
deslinde de la jurisdicción se señaló por mojón y lindero el arroyo del medio
de los tres arroyos que llaman de Gayoso” [43].
Quedaba aún por deslindar el extenso
territorio situado al oeste de esa línea divisoria, más allá de las nacientes
de ese arroyo, cuestión que recién se solucionaría en el siglo XIX, mediante
laudo arbitral de la Corte Suprema de Justicia de la Nación del 18 de marzo de
1882.
Lo expuesto en este trabajo no es más que
una hipótesis, avalada por la verosimilitud que ofrece el contexto histórico y
el encuadre geográfico. Tal vez en los legajos del Archivo General de la Nación o del Archivo Histórico de la Provincia
de Santa Fe, acaso en los grandes repositorios documentales de la vieja España,
se encuentre algún manuscrito que la corrobore o rectifique.
[1] - Juan de Garay: Carta al Rey del 20/abril/1582 en Historia de Santa Fe - Manuel Cervera - Ed. La Unión - Sta. Fe - 1907
[2] - En América del Sur, irrupción inesperada de partidas conquistadoras a tierra de aborígenes con la finalidad de arrasar sus asentamientos y cautivar nativos para su servicio personal.
[3] - Emilio A. Coni: El Gaucho – Ed. Solar/Hachette – Buenos Aires – 1969
[4] - Vicente Sierra: Historia de la Argentina - Ed. Científica Argentina - Bs.As. - 1970
[5] - Nombre que también se daba por ese entonces al río Salado de Buenos Aires
[6] - Término castellanizado, común en el léxico campero (correa, tiento o látigo de cuero) deriva del quechua: waska, soga, cuerda: César Guardia Mayorga: Dicc. Kechwa-Castellano - Ed. Los Andes - Lima - Perú - 1971
[7] - Exposición del Procurador General Antonio Félix de Saravia: Acta del 7-11-
1742 - Acuerdos del Extinguido Cabildo de Bs. As. – Archivo Gral. de la Nación.
[8] - Del náhualt petlacalli, arca o baúl de madera, mimbres, cuero, etc.: Marcos A. Morínigo: Nuevo Dicc. de Americanismos e Indigenismos - Ed. Claridad - Bs. As. 1998
[9] - Félix de Azara : Apuntamientos para la historia natural de los cuadrúpedos del Paraguay y Río de la Plata - Imprenta de la Viuda de Ibarra - Madrid - 1802
[10] - Del quechua: kincha: pared, techo o cerco de juncos, totoras, cañas, etc.: Marcos A. Morínigo: Nuevo Dicc. de Amer. e Indigenismos – Ed. Claridad - Bs. As. - 1998
Jorge Fernández Chiti: Dicc. Indígena Argent. - Ed. Condorhuasi - Bs. As.- 1997
[11] - Orejano: Se aplica al animal sin dueño conocido, sin marca ni señal o corte en la oreja. Marcos A. Morínigo: Nuevo Diccionario de Americanismos e Indigenismos - Ed. Claridad - Bs. As. - 1998
[12] - Horacio C. E. Giberti: La Argentina - Suma de Geografía - Ed. Peuser - Bs. As. - 1959
[13] - Acta del 19-dic-1675: Acuerdos del Extinguido Cabildo de Bs. As. - Archivo Gral. de la Nación - Bs. As. - 1916
[14] - Granjería: beneficio, lucro o utilidad que se obtiene de las haciendas rurales.
[15] - Acta del 7-set-1676: Acuerdos del Extinguido Cabildo de Bs. As. - Arch. Gral. de la Nación - Bs. As. - 1916
[16] - Acta del 14-ene-1677: Acuerdos del Extinguido Cabildo de Bs. As. - Arch. Gral. de la Nación - Bs. As. - 1917
[17] - Acta del 4-mar-1688: Acuerdos del Extinguido Cabildo de Bs. As. - Archivo Gral. de la Nación - Bs.As. - 1918
[18] - Petición del Procurador General sobre el ganado vacuno: Acta del 22 de abril de 1694 – AGN – Bs.As.- 1925
[19] - Acta del 24-oct-1700: Acuerdos del Extinguido Cabildo de Bs. As. - Archivo Gral. de la Nación - Bs. As. - 1925
[20] - Pedro H. Etchevehere y Bohdan Jacyszyn : Carta de suelos - INTA - Bs. As. - 1980
[21] - Angel L. Cabrera - Flora de la Prov. de Bs.Aires - INTA - Bs. As. - 1967
[22] - Eduardo R. Saguier: Reconstrucción Catastral Rural de Buenos Aires (1600-1936)
http://www.er-saguier.org/
[23] - Artículo publicado por el diario LA VERDAD entre noviembre y diciembre de 1987, escrito por el historiador Jorge Guillermo Howden y obtenido en La Máquina del Tiempo: Junín, nuestra historia: http://juninhistoria.blogspot.com.ar/
[24] - Roberto Carlos Dimarco: Manual de Historia de Junín - Ediciones Salido - 1993
Pablo Petraglia: Artículo publicado por DIARIO DIGITAL el 22/10/2014
http://juninhistoria.com/imprime.php?id_nota=223
[25] - René Pérez: Apuntes para la historia de Junín - Arch. Hist. de la Prov. Bs. As. - La Plata - 1950
Roberto Carlos Dimarco: Obra citada
[26] - Vicente G. Quesada: Las fronteras y los indios - La Revista de Buenos Aires - Tomo V Imprenta de Mayo - Buenos Aires - 1864 - https://books.google.com.ar
[27] - Pedro A. García: Diario de la Expedición de 1822 a los campos del Sud de Buenos Aires - Colección de Documentos... de Pedro de Angelis - http://www.cervantesvirtual.com/
[28] - Ramiro Martínez Sierra: El mapa de las Pampas - Bs. As. - 1975
[29] - La Máquina del Tiempo - Junín, nuestra historia.
http://juninhistoria.blogspot.com.ar/2011/02/mensura-del-terreno-concedido-rauch.html
[30] - Registro Nacional – Prov. Unidas del Río de la Plata – Imprenta Mercurio – Ed. 1874
https://books.google.com.ar
Catálogo Gral. de Mensuras de la Provincia de Buenos Aires – Publicación de la Dirección de Geodesia, Catastro y Tierras - La Plata - 1945 - http://www.bibliotecacpa.org.ar/
[31] - Registro Oficial del Gobierno de Buenos Aires – Acuerdo del 30 de enero de 1835 – Imprenta del Estado - https://books.google.com.ar
[32] - Los terrenos situados al exterior del río Salado pasaron a integrar nuevamente el partido de Junín en agosto de 1877.
[33] - Andrés R. Alende: Historia del Pueblo y del Partido de Lincoln en el siglo XIX - Publicación del Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires - La Plata - 1969
[34] - Andrés R. Allende: Obra citada - Eduardo R. Saguier: Obra citada
[35] - Thomas Falkner : Descripción de Patagonia y de las partes adyacentes de la América meridional (1744) en Colecc. de Obras y Documentos…. de Pedro de Angelis – Bs As – Impr. del Estado – 1835 http://www.cervantesvirtual.com - Biblioteca Virtual Cervantes.
[36] - Laguna de Rocha, partido de Chacabuco
[37] - Manantiales y arroyo de Piñero o Piñeyro, partido de Gral. Arenales
[38] - Laguna de Melincué, provincia de Santa Fe
[39] - Juan J. Cabodi: Historia de la ciudad de Rojas – Arch. Histórico de la Prov. de Bs. Aires - 1950
[40] - Juan J. Cabodi: Obra citada
[41] - Manuel M. Cervera: Historia de la Ciudad y Provincia de Santa Fe – Ed. La Unión – Santa Fe - 1907
[42] - Augusto Fernández Díaz: Inst. Arg. de Ciencias Genealógicas – Revista Años 1946-1947 – Bs. As.- http://www.genealogia.org.ar
[43] - Actualmente arroyos Pavón, del Medio y Ramallo.