Los conquistadores con el pretexto de pacificar, es decir, sofocar reales o supuestas rebeldías, erradicar la antropofagia, escarmentar el pecado nefando, suprimir los sacrificios humanos o extirpar idolatrías, en modo alguno desistieron de las “ilegales campañas bélicas contra los indios, en las cuales los prisioneros se convertían en esclavos, tal como había sido la norma en las guerras contra los moros”.[1]
Por los excesos cometidos, formalmente ordenaba Carlos V, en 1549, que ninguna persona, “de qualquier estado y condicion que sea, haga entradas, ni rancherias” en ninguna parte de las Indias sin expresa licencia real, “pena de muerte, y de perdimento de todos sus bienes” y “si algunos Indios anduvieren alçados, los procuren reducir, y atraer á nuestro Real servicio con suavidad y paz, sin guerra, robos ni muertes.”
Exponía Las Casas que hacer entradas “es ir a saltear indios a otras provincias”, es decir trasponer las fronteras comarcanas, más o menos conocidas, irrumpiendo tierra adentro en inexplorados dominios tribales de las islas del mar Caribe o territorios de la tierra firme, acciones que concluían con la acometida a los caseríos nativos, “comenzando los cristianos a tomar las mujeres e hijos a los indios para servirse y para usar mal de ellos, y comerles sus comidas que de sus sudores y trabajos salían...”[2], comportamiento perverso y asiduo «que llaman ellos "ranchear",
vocablo muy famoso y entre ellos muy usado» y que se convirtió en acostumbrada y vulgar usanza, de la cual resultó que los aborígenes rechazaran todo contacto con los españoles.
"Y porque no podían estar ociosos, y el exercicio suyo no suele ser en estas Indias sino ir a saltear y robar y captivar los que están quietos en sus casas -que ellos le pusieron por nombre "ranchear" - prendieron alguna gente que andaba por los montes huida." [3]
Ese término hispano-americano ranchear deriva de otro, rancho, originado desde muy antiguo, que para nada se refería a algún tipo de vivienda de construcción rústica, fue utilizado específicamente para designar toda reunión de personas, corro, tertulia o campamento, porque se refería a “la junta de varias personas que en forma de rueda comen juntos” y también se aplicaba “al lugar ó sitio desembarazado, para passar ó transitar la gente, ú hacer otra cosa: y assi se dice hagan rancho, por hacer lugar.”
"En el portal los Gallegos
Hicieron su rancho aparte,
Porque siempre son amigos
De dormir en los portales."
En cuanto al
empleo de la palabra rancho, para designar “la
union de algunas personas, separadas de otras, y que se juntan á hablar ó
tratar alguna materia ó negocio particular”, con el sentido latino de conventus, Tertuliano se ocupó de
aclarar que “cuando los piadosos y los
castos se congregan: esta junta no es rancho, sino escuela: no es facción sino
curia."
Es decir que el vocablo "rancho", en aquellos tiempos, aludía directamente a las personas que se agrupaban para conversar, intimar, concertar, debatir, entretener, etc., y tan sólo por extensión llegaría a decirse ranchería al “sitio, paráge, ó casa en el campo, donde se recoge la gente de un rancho, de cuya voz se forma” [4], por lo que "ranchería", no era un conjunto de precarias moradas, sino un paradero, el lugar físico de esas reuniones, fuese una casa, un prado o un portal.
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Ya con mucha anterioridad, en su obra Tesoro de la Lengua Castellana o Española de 1611, que vendría a ser el primer diccionario general monolingüe de nuestro idioma, fue declarada intención de su autor, Sebastián de Covarrubias Orozco, componer un repertorio de dichas voces explicando su morfología y significado en base al origen de las mismas para determinar su correcto sentido y así escribió:
"RANCHO, término militar, vale compañía, que entre sí hacen camarada en cierto sitio señalado en el real. Díjose así del verbo italiano raunare, que vale allegar, o juntar en uno."
No han aceptado los eruditos la ascendencia italiana del vocablo en cuestión, pero sí su origen en el ámbito castrense, procedente de alguna lengua indoeuropea no determinada.
Hacer camarada era vivir en compañía de otro, u otros, para andar juntos con mayor protección y, eventualmente, dormir en un mismo aposento (cámara) campamento o barraca militar.[5]
El término "camarada" es sinónimo de "rancho" - dice O'Donell, citando a distintos autores de fines del siglo XVI - porque compartían todo "y con la luz y la leña de uno, ó dos dellos, se calientan los otros"....."si la noche es fresca se juntan á conversación al rededor de la lumbre"; esta práctica, sostenida y alentada por los mandos de entonces, posibilitaban el mutuo sustento, dado el escaso e inseguro sueldo y generaba estrechas relaciones de amistad y seguridad dentro del grupo, porque "el uno trae de comer, y otro la paja en que se echar, y el otro corta la rama para hacer la barraca, y el otro la haze; y el otro haze fuego, y el otro de comer. En efecto, cada uno haze lo que puede de su parte, y una buena camarada se govierna de esta suerte, haziendo cada uno lo que le toca, y comiendo juntos conventualmente" [6]
"Rancho" era, pues, un sustantivo colectivo y "asentar el rancho" una frase familiar que significaba pararse o detenerse en
algún paraje para comer, dormir, descansar, o quedarse de asiento en alguna
parte.
"Hacer rancho aparte", frase que todavía tiene uso cotidiano, significa que varias personas se separan del grupo común para tratar algún asunto solo entre ellas, para compartir la ración o acompañarse en el descanso.
"Los clérigos hicieron rancho aparte, yéndose a casa de un su amigo y nosotros a nuestra posada." [7]
PREPARANDO EL RANCHO Conquista del desierto (1878-1885) Colecc. Witcomb – Archivo Gral. de la Nación http://www.educ.ar/ |
[2] - Fray Bartolomé de las Casas: Brevísima relación de la destrucción de las Indias (1552) – EUDEBA – Bs. As. - 1966
[3] - Fray Bartomé de las Casas: Historia de las indias (1527-1561)
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Banco de datos (CORDE) [en línea]. Corpus diacrónico del español. <http://www.rae.es>
[4] - Diccionario de Autoridades de la Real Academia Española - Tomo V (1737)
- http://web.frl.es/DA.html
[5] - Diccionario de Autoridades de la Real Academia Española - Tomo II (1729) -http://web.frl.es/DA.html
[6] - Hugo O'Donell: El reposo del ejército. Estudio del campamento temporal del tiempo de los Austrias. Texto incluido en Guerra y Sociedad en la Monarquía Hispánica - Vol. I - Editores Enrique García Hernán - Davide Maffi - Madrid - 2006
[7] - Mateo Alemán: Primera parte de Guzmán de Alfarache (1599)
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Banco de datos (CORDE) [en línea]. Corpus diacrónico del español. <http://www.rae.es>
Así fue que el término rancho se aplicaba tanto a la hueste que convivía al descampado, como a los navegantes de
ese entonces, quienes formando un círculo sobre el suelo o la cubierta de los barcos, consumían en
conjunto la ración ordenada, "Lo que
propiamente llamamos ahora los españoles, y lo llaman también así los mismos
soldados que hoy usan de este modo de vivir, el rancho." [2]
La cubierta fue
durante el curso de muchos años, no sólo el centro de toda la actividad
náutica, sino también el sitio donde los mareantes se reunían, descansaban o
comían, porque las comodidades siempre estuvieron limitadas
por las condiciones impuestas por el arte de navegar, la seguridad de los
bienes o efectos embarcados y por los aprestos de orden militar.
“...no hay escaño a do se echar, banco a do reposar, mesa a do comer ni silla a do se sentar, y se come en el suelo como moro ó en las rodillas como mujer y se duerme en una tabla tomando por almohada una rodela." [3]
Andando el tiempo, los viajes cada vez más prolongados
y el avance de la arquitectura naval permitieron que los capitanes u oficiales
principales llegaran a compartir estrechas carlingas en las que se adosaban
literas con bastidores de lona, mientras el resto de la marinería se amontonaba para descansar en pequeños cubiles llamados arcas.
Cervantes
también empleó el vocablo rancho como
de uso entre la gente de mar en el siglo XVII, con el mismo sentido de pitanza o sustento. Los marineros – dijo el egregio escritor – son gente pagana y grosera, “que
no sabe otro lenguaje que el que se usa en los navíos; en la bonanza son
diligentes y en la borrasca perezosos; en la tormenta mandan muchos y obedecen
pocos; su Dios es su arca y su rancho...” [4]
Cesáreo Fernández Duro reprodujo el siguiente párrafo de Eugenio de Salazar, deliciosamente satírico, en el cual se describe lo que parece ser el habitual cuadro de una comilona de los navegantes de aquellos tiempos.
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"En un santiamén se sienta la gente marina en el suelo á la mesa, dando la cabecera al Contramaestre. Uno echa las piernas atrás, otro los pies adelante; cuál se sienta en cuclillas y cuál recostado y de otras muchas maneras. Y sin esperar bendición, sacan caballeros de la tabla redonda sus cuchillas ó gañavetes de diversas hechuras, que algunos hicieron para matar puercos, otros para desollar borregos, otros para cortar bolsas; y cogen entre manos los pobres huesos y así los van desforneciendo de sus nervios y cuerdas, como si toda su vida hubiesen andado a la práctica de la anatomía en Guadalupe ó en Valencia, y en un credo los dejan más tersos y limpios que el marfil. Los viernes y vigilias comen sus habas guisadas con agua y sal. Las fiestas recias comen su abadejo. Anda un paje con la gaveta del brebaje en la mano, y con su taza, dándoles de beber harto menos y peor vino, y más baptizado que ellos querrían. Y así comiendo el ante por pos, y el pos por ante, y el medio por todo, concluyen su comida sin quedar conclusa su hambre... Pedid de beber en medio de la mar; moriréis de sed, que os darán el agua por onzas como en la botica, después de hartos de cecinas y cosas saladas; que la señora mar no sufre ni conserva carnes ni pescados que no vistan su sal... Y aun con el agua es menester perder los sentidos del gusto y olfato y vista para beberla y no sentirla. De esta manera se come y se bebe en esta agradable ciudad... Mozos y viejos, sucios y limpios, todos, van hechos una molola, pegados unos con otros; y así uno regüelda, otro suelta los vientos, otro descarga las tripas, vos almorzáis; y uno no puede decir á ninguno que usa de mala crianza, porque las ordenanzas de esta ciudad lo permiten todo." [5]
Refiriéndose a la expedición de Gonzalo Pizarro y
Francisco de Orellana que seguía el curso del río Napo, en relación con los
lugares donde hacían un alto para vivaquear, expresaba López de Gómara en 1552,
“... Orellana por agua y Pizarro por la
ribera, abriendo camino en muchas partes a fuerza de manos y fierro. Pasaba de
una ribera a otra por mejorar camino; mas siempre paraba el bergantín donde él
hacía su rancho." [6]
ÓLEO de FERRER DALMAU |
Relacionando
este vocablo con la generalizada imprevisión de los conquistadores, que
internaban a la famélica soldadesca durante largas y penosas jornadas, faltos
de bastimento o con tal escasez de vituallas que debían ajustarse casi siempre
a un severo racionamiento, se puso en boga el término ranchear para significar, desde principios de la conquista, saqueo
de los comestibles que los nativos tenían preparados en sus rústicos
cobertizos: cosechas de granos, pescados, piezas de caza, tubérculos, huevos,
pan de maíz o de yuca, frutas o verduras silvestres, brebajes de vegetales
fermentados, etc.
Pero como en
aquellas viviendas no quedaban más que ancianos, mancebos, niños y mujeres,
aquella gente “indómita, vaga y que, como
no era de valer, no quería más que libertad para sí de cualquier modo que
fuera, no podía abstenerse de atropellos, cometiendo rapto de mujeres insulares
a la vista de sus padres, hermanos y esposos; dados a estupros y rapiñas,
habían perturbado el ánimo de todos los indígenas.” [7]
Dice Barros
Arana con respecto a la entrada de Almagro a Chile, por el altiplano boliviano
y noroeste argentino, que su tropa iba cometiendo las mayores atrocidades en el
camino, habiendo sacado de los términos del Cuzco, en 1535, gran cantidad de
ovejas, ropas y otros bastimentos, que acarreaban los hambrientos indios, a
muchos de los cuales llevaban encadenados porque no era de su voluntad acompañarlos,
también se aprovechaban de los mantenimientos que abandonaban los naturales que
huían de los pueblos, siendo expresiva en este punto la crónica de Herrera:
"Si los indios no daban tanto como
se les pedía, los españoles hacían ranchear sus pueblos y le tomaban por la
fuerza todo lo que se les antojaba, las mujeres y los hijos, y deshacían las
casas para leña. De esta manera iban destruyendo toda la tierra, la cual se
alzaba; y al español desunido de los otros, los indios lo mataban. Asimismo
imponían a los indios de servicio que llevaban, y a los negros, que fuesen
grandes rancheadores y robadores, y el que no lo usaba era apaleado cada día.
Al español que era buen rancheador y cruel, y mataba muchos indios, teníanle
por buen hombre y en gran reputación. Almagro, dejaba y permitía destruir todo
porque los suyos le siguiesen alegres y contentos en su descubrimiento” [8],
comentario que concuerda con la relación de Pedro Pizarro en cuanto este
expresa: “Esta gente que llevaba
[Almagro] de Guatemala y de don Pedro de
Alvarado iban robando y destruyendo por donde pasaban, pues venían avezados de
aquellas partes según se entendió de ellos mismos, cuando conquistaban Guatemala.
Estos fueron los primeros inventores de ranchear, que en nuestro común hablar
es robar.” [9]
"Y llegué a esta grand çiudad del Cuzco cansado e fatigado del luengo y áspero camino e mal probeýdo, porque hera menester entrar a ranchear dos y tres leguas y, porque mejor lo entendáys, a hurtar a los yndios lo que avíamos de comer." [10]
Así se fue generalizando en América el término castrense "rancho" pero con la específica
acepción de morada campesina humilde, a
partir de las chozas aborígenes de palos, cañas o ramas, eventualmente con
argamasa de barro, techumbre de paja y piso natural, según las condiciones del
suelo, donde estos convivían y preparaban sus comidas y hacia donde dirigían
sus pasos las voraces mesnadas europeas para hacer rancho....... o ranchear.
"El Adelantado, marchando con su campo, llego a los llanos de
Bonda, que esta quatro leguas de Sancta Marta, donde los indios tenian muchas
labranzas y sementeras para su sustento, en donde hizo y situo su aloxamiento,
muy por su orden, y puso sus tiendas y pauellones y toldos.
Estos aloxamientos, se suelen
comunmente, a lo menos en el nuebo Reyno, llamar rancherias, y lo mismo llaman
a qualquier sitio o fortaleza donde los indios, dexada su antigua poblacion, se
recogen con el miedo de los españoles, y al saquear algun pueblo y tomar todo
lo que en el ay, llaman ranchear, y al oro que de esta sverte se ha auido, llaman
oro de rancheo, y de esta suerte van colorando los actos de la auariçia y
rapiña con vocablos esquisitos e inusitados." [11]
Colecc. Witcomb – Archivo Gral. de la Nación . http://www.educ.ar/ |
[1] - La Nao Santa María - Memoria de la Comisión Arqueológica Ejecutiva: Cesáreo Fernández Duro - Capitán de Navío y Miembro de la Real Academia de la Historia de España: 1892 – Bibl. Virtual Cervantes -
http://www.cervantesvirtual.com
[3] - Padre Guevara, transcrito en la obra citada de Cesáreo Fernández Duro
[4] - Miguel de Cervantes Saavedra : Novelas Ejemplares – El Licenciado Vidriera (1613) Biblioteca Virtual Cervantes –http://www.cervantesvirtual.com/index.shtml
[5] - Cesáreo Fernández Duro: obra citada
[6] - Francisco López de Gómara: Historia General de las Indias – Biblioteca Virtual Cervantes
[6] - Francisco López de Gómara: Historia General de las Indias – Biblioteca Virtual Cervantes
[7] - Pedro Mártir de Anglería: Décadas del Nuevo Mundo (1530) – Ed. Bajel – Bs. As. – 1944
[9] - Pedro Pizarro: Relación del descubrimiento y conquista del Perú – Citado por Diego Barros Arana : Historia General de Chile - Biblioteca Virtual Cervantes
[10] - Libro de la vida y costumbres de don Alonso Enríquez de Guzmán (1534) – Biblioteca Virtual Cervantes
[11] - Fray Pedro de Aguado: Historia de Santa Marta y Nuevo Reino de Granada (1573 - 1581)
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Banco de datos (CORDE) [en línea]. Corpus diacrónico del español. <http://www.rae.es>
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